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Radio Ambulante - Caperucita y el lobo

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30

Un libro escandaliza Chile.

La autora colombiana Pilar Quintana nunca imaginó que su libro de relatos con contenido sexual explícito "Caperucita se come al lobo" sería leído por niños. Pero casi 300 ejemplares del libro terminaron en bibliotecas de escuelas y liceos públicos de todo Chile, causando revuelo nacional. ¿Cómo llegaron ahí? ¿Y cuáles fueron las consecuencias?

*

Camila Segura, directora editorial de Radio Ambulante y productora de este episodio, responderá sus preguntas y comentarios en un Facebook Live el 21 de enero.

Seguramente
te
ha
pasado
esto:
escuchas
un
episodio
de
este
maravilloso
podcast
y
piensas,
“Oh
my
god,
Randy
would
love
this”.
O
Joane
o
Connie
o
Matthew.
Y
luego:
“¡Ay,
caramba!
Pero
con
sus
dos
semestres
de
español
mi
gringuito
no
va
a
entender”.
Bueno,
lindos,
les
tengo
una
noticia
bárbara:
Radio
Ambulante
ya
tiene
su
propia
app
para
todos
los
Matthews
de
tu
vida.
Pueden
usar
estas
historias
tan
divinas
para
mejorar
su
español.
El
app
se
llama
Lupa.
Hay
más
información
en
la
página
web.
Estén
pendientes.
¡Chao,
bellos!
Antes
de
comenzar
el
episodio
de
hoy,
una
advertencia:
en
este
episodio
se
menciona
sexo.
Se
recomienda
discreción.
Bienvenidos
a
Radio
Ambulante,
desde
NPR.
Soy
Daniel
Alarcón.
Hay
varias
versiones
de
lo
que
vamos
a
contar
hoy.
Variaciones.
Pero
en
el
centro
de
la
historia
está
un
niño
de
unos
12
años.
Vive
en
Río
Bueno,
una
pequeña
ciudad
en
el
sur
de
Chile.
Un
día
va
a
la
biblioteca
de
su
colegio,
una
escuela
pública,
no
tan
grande,
y
ahí
encuentra
un
librito.
La
carátula
le
llama
la
atención.
Tiene
un
fondo
rosado
y
blanco
y
hay
una
chica
acostada
en
el
suelo
que
parece
muy
inocente.
Evoca
como
a
los
años
50
o
60.
Tiene
una
mano
en
la
mejilla
y
está
mirando,
pensativa,
al
horizonte.
De
ella
sale
una
burbuja
y
ahí
está
el
título:
Caperucita
se
come
al
lobo.
Son
cuentos.
El
niño
lo
abre.
No
sabemos
cuál
de
los
cuentos
leyó,
pero
este,
por
ejemplo,
es
un
fragmento
del
que
se
llama
“La
nueva
aventura
de
Caperucita
Roja,
donde
ella
se
come
al
lobo”:
“Me
estiré
como
un
gato
y
le
ofrecí
el
cuello.
Abuelita,
qué
nariz
tan
grande
tienes.
Se
metió
en
él
y
aspiró:
es
para
olerte
mejor.
Y
fui
cerrando
la
distancia
entre
mis
labios
y
sus
labios,
pero
no
le
dije
abuelita,
qué
boca
tan
grande
tienes,
porque
la
que
se
lo
iba
a
comer
era
yo.
Lo
besé.
Le
metí
la
lengua
como
una
serpiente.
La
saqué.
Le
desaté
la
levantadora
y
le
bajé
la
cremallera
de
los
jeans.
Le
cogí
la…”
Ok,
ok,
ok,
ya
más
o
menos
se
imaginan
lo
que
viene.
Entonces,
bueno,
el
niño,
después
de
leer
esto,
quedó
aterrado
y
le
llevó
el
libro
a
un
administrador
del
colegio.
Y
ahí
empezó
una
bola
de
nieve.
El
administrador
lo
leyó
y
también
se
escandalizó.
Decidió
llevárselo
al
director
de
la
escuela
y
este
señor
quedó
tan
espantado
que
se
lo
llevó
al
alcalde
de
Río
Bueno.
El
alcalde
quedó
en
shock
y
decidió
denunciarlo
en
los
medios.
Quedamos,
eh,
bastante
atónitos,
preocupados
de
la
situación.
¿Qué
es
eso?
Es
un
libro
que
está
siendo
repartido
para
niños
en
la
localidad
de
Río
Bueno
y
dentro
describe
particularmente
una
situación
donde
la
caperucita
conoce
al
lobo,
empieza
a
desnudar
al
lobo
y
vaya
a
saber
cómo
termina
eso…
Y
podría
ser,
oye,
podría
ser
una
versión
de
Las
50
sombras
de
Grey,
pero
en
versión
rasca
y
bien
degenerada.
Y
polémica
en
Chile
por
la
distribución
de
un
libro
con
contenido
erótico
a
estudiantes
de
enseñanza
básica.
El
gobierno
de
Chile
distribuyó
el
libro
erótico
Caperucita
se
come
al
lobo
en
las
bibliotecas
de
283,
escuche
usted,
escuelas
de
nivel
primario
de
ese
país…
283
escuelas.
Pilar
Quintana,
autora
colombiana
del
libro,
recibió
poco
después
un
mensaje
de
su
editor
en
Chile.
Tenía
un
link
a
una
noticia
de
la
página
web
de
Radio
Bío
Bío.
El
titular
decía:
“Niños
de
escuela
básica
recibieron
libro
con
contenido
pornográfico
de
parte
del
Mineduc”.
Mineduc,
por
si
acaso,
es
el
Ministerio
de
Educación.
Pilar,
casi
en
tiempo
real,
vio
cómo
la
noticia
se
volvió
viral.
Miles
y
miles
de
visitas.
Y
la
noticia
también
empezó
a
darle
la
vuelta
al
mundo,
entonces
empezó
a
aparecer
en
inglés,
en
francés,
en
holandés,
luego
en
idiomas
que
no
tenían
nuestro
mismo
alfabeto,
y
yo
decía:
“¡Dios
mío!
¿Qué
es
esto?”.
¿Qué
es
esto?
Es
una
muy
buena
pregunta,
la
que
tenían
todos
—desde
el
niño
de
12
años,
pasando
por
el
alcalde
y
hasta
la
misma
Pilar—.
¿Cómo
llegó
este
libro
colombiano
a
las
bibliotecas
de
casi
300
escuelas
públicas
en
Chile?
¿Fue
realmente
un
error?
Nuestra
directora
editorial,
Camila
Segura,
nos
cuenta.
Pilar
ha
publicado
cinco
libros.
Caperucita
se
come
al
lobo,
salió
en
el
2012
con
Cuneta,
una
editorial
pequeña
de
Chile.
Son
seis
cuentos
atravesados
por
un
mismo
tema…
Que
era
la
seducción
no
normada
y
tenían
algunos
ingredientes
también
de
violencia.
Este
es
Galo
Ghigliotto,
el
editor.
Y
que
también
son
bastante
crudos
como
relatos.
Bastante
oscuros.
Que
dejan
sensaciones
de
mucho
desasosiego.
Con
historias
que
Galo
define…
Más
que
como
eróticas,
como
pornográficas.
En
la
contracarátula
del
libro
queda
claro
que
el
contenido
es
sexual.
Dice,
por
ejemplo,
que
los
personajes…
“Gozan
y
desean,
que
sacian
sus
apetitos
sexuales
mucho
más
temprano
que
tarde”.
Cuando
se
publicó
en
el
2012
con
un
tiraje
de
unas
400
copias,
le
hicieron
una
reseña
elogiosa.
Los
ejemplares
no
se
acabaron
rápido,
pero
casi
dos
años
después,
la
editorial
cerró
un
acuerdo
con
una
distribuidora.
Ellos
se
iban
a
encargar
de
que
los
libros
de
Cuneta
llegaran
a
librerías,
pero
también
los
iban
a
ofrecer
al
Ministerio
de
Educación.
De
pronto
alguno
sería
escogido
para
llegar
a
bibliotecas
de
escuelas
y
liceos
públicos
tanto
a
nivel
básico
como
medio,
que
es
como
se
separa
la
primaria
de
la
secundaria
en
Chile.
La
distribuidora
fue
la
que
envió
muestras
de
Caperucita
se
come
al
lobo
al
Centro
de
Recursos
del
Aprendizaje.
Un
programa
del
Ministerio
de
Educación
que
también
se
conoce
como
Bibliotecas
Escolares
CRA.
Galo
se
enteró
que
la
distribuidora
había
postulado
este
libro
solo
cuando
le
llegó
el
pedido
del
Ministerio:
283
libros.
Un
pedido
enorme
para
una
editorial
pequeña
como
Cuneta.
Inmediatamente
le
escribió
a
Pilar
por
WhatsApp
para
darle
la
noticia…
Y
yo:
“Ah”.
Y
me
dijo:
“Raro,
sí.
Yo
también
hice
como
la
misma
cara
que
habrás
hecho
tú,
pero
ellos
sabrán,
¿no?”.
Y
yo:
“Pues
sí,
ellos
sabrán”.
Y,
pues,
ninguno
de
los
dos
iban
a
decir…
“¡Oye
no
compren
ese
libro!,
¡no!”,
¿no?
(Risas)
Porque…
porque,
bueno,
queremos
que
lo
compren.
Y
en
realidad,
sí,
el
Ministerio,
pues,
si
lo
estaba
comprando
era
porque
debía
haber
evaluado
el
libro
y
le
debió
haber
parecido
que
estaba
bien
comprarlo.
Pero
era
un
poco
sorprendente
porque
pues
que
qué
raro
que
al
Ministerio
le
interese
este
libro
que…
que
tiene
muchísimos
polvos.
Pensé
que
los
niveles
de
educación
media…
O
sea,
adolescentes
de
14
años
en
adelante.
Estaban
tratando
de
tomar
temas
más
amplios.
En
Chile,
en
ese
momento,
se
estaba
discutiendo
mucho
el
tema
del
acoso,
el
tema
de
los
abusos
por
parte
de…
tanto
de
la
Iglesia
como
de
otras
instituciones
contra
los
menores
—estamos
hablando
de
abuso
sexual,
por
supuesto—.
Entonces
el
tema
de
la
educación
sexual
estaba
muy
instalado.
Aunque
Galo
también
quedó
un
poco
preocupado.
Por
el
hecho
de
que…
no
sé,
me
parecía
que
era
un
libro
que
había
que
tomarlo
con
cuidado,
¿no?
Y
creo
que
es…
un
libro
como
ese
requiere
atención
de
los
profesores
y
requiere
una
conversación
guiada.
Y
sí.
Es
un
libro
fuerte.
Además
de
un
par
de
cuentos
sobre
sexo
consensual
bastante
explícitos,
tiene
otros
de
una
violencia
física
muy
fuerte:
en
uno
a
una
mujer
el
marido
la
golpea
y
en
otro
a
alguien
le
sacan
los
ojos
y
a
otro
lo
castran.
Tal
vez
uno
de
los
más
perturbadores
es
uno
que
se
llama
“Violación”
y
que
describe
cómo
un
padrastro
viola
a
su
hijastra
de
13
años.
Está
contado
desde
del
punto
de
vista
del
violador
y,
para
él,
a
la
niña
pareciera
que
no
le
molesta
la
violación.
Pilar
tiene
muy
claro
que
este
no
es
un
libro
para
niños,
pero
en
talleres
con
estudiantes
de
16
o
17
años
ha
discutido
cuentos
como
“Violación”.
La
idea
que
tiene
es
ampliar
los
imaginarios
de
cómo
pasan
las
violaciones:
menos
veces
en
parques
oscuros
y
de
manera
violenta
y
muchas
más
veces
a
niñas,
en
sus
casas,
por
personas
muy
cercanas:
su
padrastro,
un
tío,
un
abuelo,
un
papá.
Pero
volviendo
al
escándalo,
el
jueves
29
de
octubre
del
2015
estalló
la
noticia.
Salió
en
varios
medios
del
país
y
para
el
día
siguiente,
viernes,
la
cadena
de
televisión
Chilevisión
sacó
un
reportaje
de
16
minutos
sobre
el
tema.
Era
uno
de
esos
programas
mañaneros
con
varios
comentaristas.
Pero,
¿sabe
qué
es
lo
curioso?
Fíjese
que
son
libros
recomendados
por
el
Mineduc.
Y
que
ya,
efectivamente,
se
están
repartiendo
entre
octavo
y
primero
medio.
Y
son
pequeños
cuentos
ero…
muy
erotizados,
y
que
incluso,
bueno,
la
verdad
es
que
tienen
alguna
que
otra
cosita
sorpresa,
viene
con…
con
bonus
track.
Estuvimos
arriba
de
la
denuncia,
los
detalles
de
todo
esto,
usted
se
va
a
sorprender
sobre
todo
si
tiene
hijos
en
edad
escolar…
Al
comienzo
de
la
nota
un
periodista
va
a
las
puertas
de
un
colegio
donde
los
padres
están
dejando
a
sus
hijos.
Les
muestra
el
libro,
les
pide
que
miren
bien
la
carátula,
que
lean
el
título
y
que
traten
de
adivinar
de
qué
se
trata.
Hay
de
todo.
Caperucita
se
come
al
lobo:
lo
relaciono
obviamente
con
el
cuento
infantil.
Se
me
imagina
que
puede
ser
por
algunas
palabras,
por
algunos
dichos,
porque
a
lo
mejor
tiene
mucha
personalidad
también
la
caperucita,
entonces
por
eso
se
lo
come.
Igual
es
como…
como
que
deja
entrever
un
doble
sentido
cuando
uno
es
más
adulto.
A
lo
mejor
los
niños
lo
ven
desde
otro
punto
de
vista.
Si
es
un
cuento
infantil,
eh,
la
cosa
es
al
revés,
pues
la
caperu…
el
lobo
se
come
a
Caperucita.
Aquí
sería,
no
sé,
como
un
título
como
pa’
adultos.
Después
el
periodista
abre
una
página
con
párrafos
eróticos
resaltados
en
amarillo
y
le
pide
a
la
gente
que
lea
y
opine
sobre
el
hecho
de
que
este
libro
esté
siendo
entregado
a
niños
menores
de
12
años.
La
expresión
de
estos
padres
habla
por
sola.
¡Qué
horror!
Aparte
lo
encuentro
tremendamente
vulgar.
La
expresión
está
demasiado
vulgar.
O
sea,
yo
creo
que
hay
formas
de…
de
hablar
de
ciertos
tipos
de…
de
temas
que
todos
sabemos
que
en
algún
minuto
hay
que
enfrentarlo
con
los
niños,
pero
no
es
la
manera.
Eso
es
muy
vulgar.
Igual
es
fuerte,
o
sea,
porque
te
abre
inmediatamente
temas
de
sexualidad.
La
noticia
siguió
volando.
Salió
en
decenas
de
periódicos,
blogs
y
sitios
webs
en
el
mundo.
Investigando
esta
historia
me
encontré
con
más
de
50
links
de
la
noticia
en
más
de
seis
idiomas.
El
titular
obviamente
iba
a
enganchar:
pornografía,
escuelas
y
niños
en
el
mismo
título.
Los
medios
empezaron
a
bombardear
a
Pilar.
Cada
diez
minutos
sonaba
mi
celular
y
era
de
Miami,
de
Chile,
de
Perú,
de
Colombia,
de
todos
los
lugares
a
hacerme
entrevistas.
Entonces
mi
teléfono…
hubo
un
momento
en
que
se
murió
y
yo
en
ese
momento
estaba
con
mi
hijo,
estaba
muy
chiquito,
y
le
estaba
dando
teta
y
yo
era
con
el
celular
respondiendo
entrevistas
sobre
mi
libro
supuestamente
pornográfico.
Fueron
una
semana
o
diez
días
donde
se
habló
todos
los
días
del
tema.
Apareció
en
todas
las
radios.
Apareció
en
la
prensa
escrita.
Apareció
en
todos
los
noticiarios
de
televisión.
Y
por
supuesto,
a
la
gente
le
impacta
mucho,
mucho,
mucho
lo
que
aparece
en
televisión.
Galo
lo
sufrió
de
una
manera
muy
concreta.
Al
fin
y
al
cabo
era
el
que
había
publicado
el
libro.
Porque
también
ocurrió
algo
y
es
que
el
libro
se
convirtió
en
una
especie
de
libro
maldito.
Nosotros
también
quedamos
un
poco
demonizados
por
el
tema
porque
se
nos
dijo
que
éramos
como…
como
esos
dealers
que
llegan
a
las
escuelas
vendiendo
dulces,
pero
que
en
realidad
están
vendiendo
ácido
lisérgico.
Y
que
prácticamente
nuestro
libro
era
una
especie
de
paquetito
envenenado,
que
lo
que
queríamos
era
envenenar
la
mente
de
los
niños
con
nuestros
contenidos
pornográficos.
La
editorial
recibió
varios
correos.
Se
acuerda
bien
de
uno
que
mandó
un
señor.
Que,
bueno,
hablaba
de
Pilar
como
si
fuera
Babilonia.
Y
de
nosotros
como
si
fuésemos
los
esbirros
de
Satanás.
Uno
de
esos
días
fue
a
llevar
a
su
hijo
al
colegio
y
una
profesora
le
dijo:
“¿Viste
lo
que
pasó
con
este
libro?
No
qué…”.
Galo
le
dijo
que
y
le
contó
que
él
lo
había
publicado.
Y
me
miró
con
la
cara
así
de
horror
y
me
dijo:
“¡No!”.
Le
dije:
“Sí”.
Le
explicó
que
obviamente
no
lo
había
publicado
pensando
en
que
lo
fuera
a
leer
un
niño
de
12
años.
Pero
ella
tenía
esa
idea.
En
el
fondo,
ella
lo
que
le
había
llegado
era
que
un
grupo
casi
terrorista
había
creado
un
libro
—un
dispositivo
con
forma
de
libro—
a
ensuciar
las
mentes
de
la
juventud
chilena.
Todo
el
escándalo
además
coincidió
con
la
Feria
Internacional
del
Libro
de
Santiago
donde
Galo
tenía
un
stand
de
su
editorial
y
donde
vendían
el
libro
de
Pilar.
Me
contó
que
un
día
que
estaba
atendiendo
el
stand
se
acercó
un
grupo
de
colegialas.
Quinceañeras.
Y
de
repente
una
le
decía
otra:
“Miren,
ahí
está
el
libro
que
salió
en
la
tele”.
Y
a
a
coro
las
chicas
respondían:
“Guácala”.
Y
se
iban
corriendo
del
lugar.
O
la
vez
que
fue
una
pareja…
De
la
clase
alta
chilena
y
entonces
la
mujer
le
dice
al
esposo:
“Gordo,
mira,
ahí
está
el
libro
que
apareció
en
la
tele”.
Y
entonces
el
gordo
—que
no
era
gordo,
pero
que
es
la
forma
como
se
tratan
cariñosamente—
mira
y
dice:
“Ah,
qué
achó”.
O
sea,
qué
atroz.
Y
se
va.
Pero
la
mujer
se
queda
atrás
y…
Una
vez
que
su
esposo
se
ha
alejado
me
pregunta
el
precio
del
libro
y
lo
compra.
Y
lo
esconde
del
gordo.
Exacto.
Lo
lee
a
escondidas
(risas).
En
el
baño.
En
el
baño.
Tampoco
fue
que
vendieran
demasiado,
solo
como
150
ejemplares
más.
A
diferencia
de
Galo,
Pilar
no
terminó
tan
mal
librada…
Generalmente
las
noticias
no
me
criticaban
a
mí.
Como
que
la
crítica
más
fuerte
era
contra
el
Ministerio,
que
¿cómo
era
posible
que
esto
hubiera
ocurrido?
Porque,
claro,
además
de
ser
una
anécdota
insólita,
la
cosa
se
volvió
un
tema
político.
Al
tener
el
sello
del
Ministerio
de
Educación,
involucraba
directamente
al
gobierno
socialista
de
Michelle
Bachelet.
Bachelet,
que
se
había
posesionado
por
segunda
vez
en
el
2014,
había
llegado
con
ganas
de
hacer
muchos
cambios
en
el
país.
Este
es
Galo
otra
vez.
Entre
esos
cambios
se
estaba
demandando
hacer
acciones
que
tienen
que
ver
con
los
niños,
con
las
mujeres,
con
los
derechos
reproductivos
de
las
mujeres.
Pero
hay
una
oposición
en
Chile
que
está
muy
ligada
al
conservadurismo
profundo.
Hay
una
derecha
extrema
que
se
opone
a
todo
tipo
de
modificación
y
avance
en
lo
que
respecta
a
ciertas
cosas
que
pudieran
ofender
a
la
moral
y
las
buenas
costumbres.
Por
eso
es
significativo
que
el
alcalde
de
Río
Bueno,
Luis
Reyes
—la
comuna
donde
se
encontró
el
libro
y
el
que
denunció
a
los
medios—,
perteneciera
en
ese
momento
al
partido
de
la
Unión
Demócrata
Independiente,
la
UDI.
Según
Galo:
Es
decir,
la
extrema
derecha
chilena.
Fuerte
opositor
del
gobierno
de
Bachelet.
El
alcalde
habló
varias
veces
en
distintos
medios
criticando
la
situación
y
dijo
que
un
libro
como
este
es
muy
peligroso
para
una
comunidad
rural
donde
existen
niños
vulnerables.
Hizo
un
llamado
al
gobierno
para
que
explicara
lo
que
había
pasado.
Y
yo
como
alcalde,
como
sostenedor
y
como
profesor,
indudablemente
yo
debo
sacar
a
la
luz
pública
y
exponer
y
cuestionar
y
emplazar
a
las
autoridades
del
Ministerio
Educación,
por
el
hecho
de
lo
que
significa
colocar
a
disposición…
También
se
pronunciaron
políticos
de
otros
partidos,
como
este,
Iván
Flores,
un
diputado
del
Partido
Demócrata
Cristiano.
Yo
creo
que
este
es
un
pasquín
desviado
de
la
moral
y
las
buenas
costumbres.
Este
es
un
libro
desviado,
definitivamente.
Yo
no
soy
un
pacato
moralista.
Yo
creo
que
aquí
no
hay
solamente
un
error,
aquí
hay
una
negligencia.
Error
y
negligencia:
esa
era
la
idea
que
la
gente
tenía
en
la
cabeza.
Como
la
de
este
señor
al
que
entrevistan
en
la
nota
de
Chilevisión,
que
se
imagina
una
escena
muy
clara
de
qué
fue
lo
que
pasó.
Hay
alguien
se
equivocó.
Llegan
los
libros
a
la
biblioteca,
alguien
los
regala
o
los
dona,
y
lee:
“Caperucita
se
come
al
lobo”.
Y
creyó
que
era
lo
más…
lo
más
tiernucho
posible.
O
sea,
no
conocía
la
trayectoria
de
Pilar
Quintana,
ni
sabía
de
esta
niña
que
es
de…
de…
de
Cali,
una
morena
bien…
bien
simpática,
pero
todos
sus
libros
son
de
una
sensualidad
muy
exacerbada.
No
cómo
se
miden
esas
cosas,
la
verdad.
Pero
bueno…
este
señor
remata
con
algo
en
lo
que
todos
coinciden.
Que
Caperucita
se
come
al
lobo
no
es
un
libro
para
niños.
No
es
para
niños.
No
corresponde
una
literatura
como
esta,
que
es
una
literatura
para…
para
adultos
pícaros.
Después
de
la
pausa:
¿qué
pasó?
¿Fue
un
error?
¿O
sabían
lo
que
estaban
mandando?
Ya
volvemos.
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conversación
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los
mejores
reporteros
políticos
de
NPR,
mientras
hablan
de
las
noticias
más
importantes
que
salen
de
Washington
y
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la
campaña
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En
Fresh
Air,
de
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Terry
Gross
realiza
entrevistas
largas
con
los
periodistas
que
cuentan
las
grandes
historias
del
momento,
y
con
los
autores,
músicos
y
cineastas
detrás
de
lo
mejor
de
la
cultura
pop.
Así
que
escucha
y
suscríbete.
Antes
de
la
pausa
nos
quedamos
con
un
escándalo
mediático
en
Chile.
A
raíz
de
la
distribución
de
casi
300
ejemplares
del
libro
Caperucita
se
come
al
lobo
a
escuelas
públicas,
le
llovieron
críticas
al
Mineduc.
La
editorial
y
la
autora,
Pilar
Quintana,
tampoco
se
salvaron
del
todo.
En
todo
caso,
el
Ministerio
se
movió
rápido
y
el
mismo
día
que
estalló
la
noticia
sacó
un
comunicado.
Alejandra
Arratia,
la
coordinadora
de
la
Unidad
de
Currículum
y
Evaluación
del
Mineduc,
dio
declaraciones
anunciando
que
el
Ministerio
había
decidido
retirar
el
libro
inmediatamente…
Dado
que
no
cuenta
con
una
evaluación
pedagógica
adecuada
para
los
estudiantes.
Y
por
otro
lado
revisar
todos
los
textos
que
están
como
parte
del
catálogo
de
las
Bibliotecas
CRA
de
modo
identificar
si
existiera
algún
libro
similar
que
necesitará
ser
re…
retirado.
En
el
comunicado
de
prensa,
además,
dijeron
que
iban
a
investigar
cómo
llegó
a
ser
incluido
en
el
catálogo.
Camila
nos
sigue
contando…
Para
descifrar
qué
fue
lo
que
pasó
traté
de
hablar
con
alguien
que
trabaje
hoy
en
día
en
el
Ministerio
o
que
hubiera
trabajado
ahí
en
el
2015,
cuando
pasó
todo.
Contacté
a
varias
personas,
pero
me
sorprendió
mucho
que
la
mayoría
o
no
contestaba
mis
mensajes,
o
apenas
les
mencionaba
el
tema
del
libro,
dejaban
de
responder.
Varios
se
negaron
e
incluso
hubo
alguien
que
me
contestó
que
tenía
miedo
de
represalias
si
hablaba
conmigo
abiertamente
del
tema.
Para
era
un
misterio
que
esto,
una
anécdota
que
había
pasado
hace
casi
cinco
años,
fuera
un
tema
tan
tabú.
Pero
finalmente
logré
hablar
con
él:
Mi
nombre
es
Carlos
Alcalde.
Yo
trabajé
en
Bibliotecas
Escolares
CRA
el
año
2015.
Carlos
era
el
encargado
de
la
relación
de
las
Bibliotecas
CRA
con
instituciones
externas.
O
sea,
formaba
parte
del
equipo
de
12
personas
que
vivió
directamente
el
escándalo.
Se
acuerda
bien
de
ese
día.
Y
llegué
un
día,
en
octubre.
Era
un
día
lindo
de
primavera
con
sol
radiante
y
qué
yo.
Y
alguien
comentó
eso,
en
buen
chileno
comentaron:
“Está
la
cagada”.
Y
ahí
empecé
a…
a
averiguar
qué
era
lo
que
había
pasado.
Le
contaron
todo
el
rollo
y
se
acuerda
de
que
una
de
sus
compañeras,
Gabriela
Jara,
la
encargada
de
evaluaciones,
estuvo
todo
el
día…
Trabajando
en
tratar
de…
de
contener,
¿no
es
cierto?,
las
presiones
de
este
alcalde
y
atendiendo
su
llamada
y
responderle
sus
dudas.
Tratando
de
apagar
el
incendio.
Y
ahí
fue
cuando
Carlos
se
enteró
de
que…
Bueno,
el
libro
fue
aprobado.
El
criterio
está
claro.
Hay
una
persona
que
lo
leyó
y
le
dio
un
buen
puntaje,
con
una
clara
recomendación
para
mayores
de
16
años.
Y
sí.
A
raíz
del
escándalo,
un
ciudadano
hizo
una
solicitud
de
transparencia
y
el
documento
fue
publicado
como
un
mes
después.
Él
pedía
copia
de
la
orden
de
compra.
Quería
que
le
dijeran
quién
lo
solicitó
y
cuáles
fueron
los
fundamentos
para
hacerlo.
La
respuesta
es
detallada
en
la
cronología
de
evaluación
y
compra.
Pero
lo
más
relevante
es
que
aclaran
que
se
contrataron
a
13
evaluadores
externos
y
que
una
persona
llamada
María
Lyon
fue
la
que
evaluó
el
libro
y
le
dio
un
puntaje
de
3,3
sobre
4.
Es
decir,
un
puntaje
que
recomienda
la
compra.
Aclara,
además,
que
este
libro
pertenece
al
ámbito
de
cuentos
latinoamericanos
para
enseñanza
media
y
fue
clasificado
específicamente
para
estudiantes
mayores
de
16
años,
de
tercero
a
cuarto
medio.
Busqué
a
María
Lyon
por
todas
partes.
Quería
que
me
contara
cuáles
fueron
sus
criterios
de
evaluación,
por
qué
le
pareció
valioso
que
estos
estudiantes
leyeran
el
libro,
pero
nunca
contestó
mis
mensajes.
El
caso
es
que,
según
Carlos,
la
aprobación
del
libro
causó
muchos
problemas,
porque
a
raíz
de
esto,
empezó…
Un
juego
un
poco…
un
poco
asqueroso,
yo
diría.
Como
que
nos
sentimos
traicionados,
¿no
es
cierto?,
porque
el
mismo
Ministerio
de
Educación
nos…
nos…
nos
quitó
el
piso.
Carlos
se
refiere
a
esa
declaración
que
hizo
la
coordinadora
de
la
Unidad
de
Currículum
y
Evaluación
del
Ministerio,
Alejandra
Arratia,
cuando
salió
en
los
medios
diciendo
que
el
libro…
No
cuenta
con
la
evaluación
pedagógica
adecuada
para
los
estudiantes.
Para
Carlos,
uno
de
los
problemas
fue
que
la
coordinadora
salió
a
dar
declaraciones
de
manera
muy
prematura.
No
se
reunió
primero
con
ellos
para
ver
exactamente
qué
había
pasado.
Ni
tampoco
hizo…
Un
plan
de
contingencia
para…
para
enfrentar
a…
a
todos
estos
alcaldes
conservadores
que
querían…
que
querían
salir
a
quemar
libros.
Carlos
piensa
que
la
respuesta
del
Ministerio
tendría
que
haber
sido
algo
como…
“Bueno,
aquí
hay
un
tema
de
censura.
Nosotros
no
podemos
censurar”.
Este
libro
va
con
una
recomendación
clara
de
lectura,
pero…
pero
por
alguna
extraña
razón
el…
el
Ministerio
de
Educación
—que
era
un
gobierno
socialista,
que
uno
espera
que
fuera
un
poco
más
abierto—
nos
tiró
debajo
del
bus.
Que
era
la
salida
más
fácil,
pero
también
la
salida
más
dañina.
Bueno,
acá
un
paréntesis
para
aclarar
que
traté
de
hablar
con
Alejandra
Arratia
por
varios
medios
y
en
diferentes
ocasiones
pero
nunca
respondió
mis
mensajes.
Pero,
bueno,
con
lo
de
“la
salida
más
dañina”
Carlos
se
refiere
a
que,
después
del
escándalo,
muchas
cosas
cambiaron
en
el
Ministerio.
Él
lo
describe
de
una
manera
radical…
Había
una
unidad
de
bibliotecas
escolares
que
funcionaba
muy
bien,
que
tenía
una
trayectoria
de
20
años
o
más,
y
a
partir
de
esto
fue
desmantelada.
No
hay
proporción
entre
las
consecuencias
y
el
hecho.
Ninguna
proporción.
Mi
nombre
es
María
José
González.
Nací
en
Chile,
pero
pasé
los
primeros
20
años
de
mi
vida
en
Colombia.
María
José
es
periodista,
literata
y
especialista
en
libros
para
niños
y
jóvenes.
Desde
hace
más
de
diez
años
está
muy
familiarizada
con
la
forma
en
que
funcionan
las
Bibliotecas
CRA.
Ha
formado
parte
de
los
comités
de
evaluación
de
libros
como
el
que
se
hizo
para
Pilar
y
ha
colaborado
con
ellos
como
asesora
interna
y
externa,
sobre
todo
evaluando
recursos
bibliográficos.
Hablé
con
ella
por
esto
y
porque…
Como
yo
colaboraba,
tuve
acceso
como
a
los
pormenores
de
todo
el
escándalo
posterior.
Que
a
me
sorprendió
mucho,
porque
me
parecía
que
no
era
para
tanto.
Cuando
estalló
la
noticia,
su
esposo
estaba
muy
enfermo
y
no
se
enteró
por
los
medios.
Pero
en
esa
época
estaba
a
cargo
del
programa
de
Bibliotecas
Escolares
de
una
fundación
y
trabajaba
muy
de
cerca
con
las
Bibliotecas
CRA.
Y
fue
estando
ahí
que
se
empezó
a
dar
cuenta,
en
parte,
de
las
consecuencias.
Como…
acusé
recibo
de
todo
este
escándalo,
porque
empezó
a
funcionar
mal
el
programa
de
bibliotecas
escolares.
Empezaron
a
perder
recursos
y
a
llegar
menos
libros
a
las
escuelas.
Antes
se
hacían…
se
hacían
encuentros
nacionales
y
regionales
de
encargados
de
bibliotecas
escolares,
y
ya
no
se
están
haciendo.
Se
le
entregaba
a
las
escuelas
suscripciones
a
publicaciones
periódicas,
a
revistas,
diarios,
y
eso
se…
se
cortó.
Y
al
poco
tiempo
renunció
Constanza
Mekis.
Constanza
Mekis
fue
la
que
fundó
en
1994
el
Centro
de
Recursos
para
el
Aprendizaje
y
llevaba
22
años
como
Coordinadora
Nacional
de
Bibliotecas
Escolares
CRA.
Terminó
renunciado
en
febrero
del
2016
después
de
todo
esto.
Un
mes
antes
de
su
renuncia
también
habían
despedido
a
la
que
ya
mencioné,
a
Gabriela
Jara,
la
segunda
al
mando
y
encargada
de
evaluaciones.
Y
aquí
lo
mismo:
traté
de
hablar
con
ambas
pero
tampoco
me
respondieron
mis
mensajes.
Pero
María
José,
que
fue
la
asistente
personal
de
Mekis
en
el
2007,
me
dijo…
Yo
creo
que…
o
sea,
ella
renunció
porque…
porque
les
recortaron
el
presupuesto.
Les
quitaron
toda
autonomía
de
funcionamiento.
Y
sí,
según
Carlos,
cambiaron
los
procesos
y
pusieron
muchos
límites.
Limitaron,
por
ejemplo,
el
contacto
directo
y
fluido
que
tenían
con
los
bibliotecarios
de
todo
Chile.
Toda
la
comunicación
ahora
tenía
que
ser
filtrada
por
la
coordinadora…
Una
cosa
muy…
muy
burocrática,
muy…
muy
tipo,
no
sé,
de
Felipe
Segundo,
¿no
es
cierto?
La
colonia
española.
A
María
José
le
parece
todo
muy
desproporcionado
sobre
todo
porque,
según
ella,
es
uno
de
los
programas
más
exitosos
que
ha
tenido
el
Ministerio:
lograron
dotar
10
mil
bibliotecas
de
escuelas
públicas,
solo
faltaron
mil…
Y
esto
lo…
lo
hizo
Constanza
Mekis,
que
fue
finalmente
la
persona
a
quien
responsabilizaron
de
este…
de
este
tema.
Entonces,
reconociendo
esa
labor
extraordinaria
que
se
hizo
en
bibliotecas
escolares
es
muy
raro
que
se
condene
a
un
programa
por
una
falla
tan
menor,
como
es
que
se
filtró
un
libro
que
no
era
adecuado
para
un
rango
de
edad.
Pero,
además,
toda
esta
historia
del
libro
le
parece
un
poco
sospechosa.
Mira,
lo
que
pasa
es
que
si
uno…
si
uno
mira
pasaron
cosas
muy
raras.
Por
ejemplo,
el
hecho
de
que
el
libro
de
Pilar
haya
podido
pasar
desapercibido
por
tantos
filtros.
Por
un
lado
porque,
aunque
María
Lyon
es
la
única
evaluadora
que
se
menciona
en
el
documento
este
de
solicitud
de
transparencia,
María
José
me
aclaró
que…
Son
por
lo
menos
dos
personas
que
lo
leen
y
después
uno
se
reúne
en
unos
comités
y
lo
discute.
Luego
esas
evaluaciones
pasan
por
la
Unidad
de
Currículum
y
Evaluación
y
son
ellos
los
que
toman
la
decisión
final.
O
sea
hubo
muchas
personas
involucradas.
Pero
también
por
lo
cuidadosos
que
eran
los
del
CRA
en
la
selección.
No
solo
con
criterios
rigurosos
de
calidad
de
la
edición,
el
contenido
y
el
valor
literario,
pero
sobre
todo…
Cuando
había
temas
que
eran
como
más
conflictivos,
en
el
CRA
se
evitaba
un
poco…
meterse
en
la
pata
de
los
caballos,
¿sabes?
Ellos
tenían
muy
claro
cuáles
eran
los
libros
que
podían
generar
algún
rechazo
y
se
consignaba
en
la
evaluación.
A
ella,
por
ejemplo,
una
vez
le
tocó
revisar
una
novela
gráfica
sobre
la
eutanasia.
Que
a
pesar
de
que
lo
evaluamos
muy
bien
como
calidad
literaria
y
calidad
editorial,
nos
dijeron
que
lo
más
probable
es
que
ese
libro
no
quedara
porque
abordaba
un
tema
que
era
conflictivo.
Y
sí,
no
quedó.
Tampoco
quedó
una
novela
gráfica
sobre
los
años
de
Allende,
por
ser
un
tema
político,
ni
un
libro
que
se
llama
La
composición,
de
Antonio
Skármeta.
Con
este
último,
a
pesar
de
que
hubo
un
consenso
entre
los
evaluadores
de
que
era
muy
bueno
y
de
que
tuvo
una
nota
alta,
nunca
lo
compraron.
¿Por
qué?
Porque
La
composición
aborda
el
tema
de
la
dictadura
y
aborda
el
tema
de
la
intervención
que
hicieron
los
militares
en
las
escuelas
promoviendo
la
delación
entre
los
niños.
Es
la
historia
de
un
niño
que
se
ve
obligado
a
contarle
a
los
militares
lo
que
hacen
sus
padres
en
la
casa.
La
editora
del
libro
le
contó
a
María
José
que
cuando
se
enteró
de
que
no
lo
iban
a
comprar
les
preguntó
a
los
del
CRA
por
qué.
Y
le
dijeron
que
por
razones
obvias.
Esa
fue
la
respuesta.
Razones
obvias.
Y
la
razón
obvia
era
que
abordaba
el
tema
de
la
dictadura.
Era
una
censura
directa.
Este
es
un
tema
sobre
el
cual
María
José
ha
reflexionado
bastante,
porque
trabajando
en
el
campo
cultural
y
de
educación…
Me
encuentro
casi
diariamente
con
problemas
relacionados
con
la
censura,
y
la…
pero
sobre
todo
con
la
autocensura.
Y
el
tema
de
la
censura
y
de
la
autocensura
es
un
tema
súper
poco
abordado
desde
el
regreso
a
la
democracia
y
que
sigue
estando
muy
presente
en
los
medios
de
comunicación,
en
las
universidades,
en
las
editoriales.
Según
ella,
los
temas
más
censurados
son…
La
dictadura
de
todas
maneras,
la
homosexualidad
—o
sea,
todos
los
temas
relacionados
con
lo
LGTB—,
el
aborto,
la
eutanasia.
Y,
claro,
el
sexo.
Hay
mucha
censura.
Sobre
todo
los
temas
valóricos
que
aborda
la
iglesia.
Para
María
José,
para
Carlos
y
para
Galo,
todo
este
lío
tiene
un
componente
político…
Todo
lo
que
le
sirviera
a
la
oposición
para
desprestigiar
al
gobierno
podía
servir.
Por
supuesto
si…
si
eres
un
político
conservador
en
Chile
y
quieres
hacerle
daño
al…
al
Gobierno
socialista,
eso
es
lo
mejor
que
te
puede
pasar.
Se
dio
la
oportunidad
de
denostar
a
una
gestión
y
la
verdad
que
funcionó.
Lo
único
que
parece
claro
es
que
lo
que
pudo
haber
sido
una
anécdota
terminó
debilitando
un
programa
educativo
que
funcionaba
muy
bien.
Hacer
esta
historia
me
ha
tomado
más
tiempo
de
lo
normal.
Sobre
todo
por
lo
que
ya
he
mencionado
varias
veces:
la
dificultad
de
encontrar
voces
y
fuentes,
eso
de
toparme
con
tantas
personas
que
no
quisieron
hablar,
con
gente
que
ni
siquiera
respondía
diciendo
que
no,
con
el
silencio
que
se
hacía
después
de
que
mencionaba
el
libro
maldito.
Parecía
casi
un
chiste.
Por
eso
le
pregunté
a
María
José
qué
pensaba
de
esto.
¿Cómo
explicas
como
todo
el
silencio
y
el
misterio
alrededor
de
este
fenómeno?
¿Cuál
es
tu
interpretación?
Mire,
yo…
yo
creo
que…
A
ver,
en
Chile
sigue…
sigue
habiendo
mucho
miedo
a
la
censura,
a
las
autoridades
y
en
particular
en
el
Estado
es
donde
menos
garantías
de
seguridad
laboral
tienes.
Las
personas
que
trabajan
actualmente
en
el
Ministerio
ni
siquiera
tienen
contratos.
Entonces,
claro,
no
me
sorprende
que
las
personas
que
están
ahí
no
quieran
hablar,
porque
las
pueden
despedir
por
nada.
Y,
pues
sí,
entiendo
entonces
el
miedo
de
algunos
funcionarios.
La
posibilidad
de
quedarse
sin
trabajo
es
asustadora.
Era
lo
que
me
había
insinuado
alguien.
Y
a
los
que
estaban
en
cargos
altos
y
siguen
vinculados
al
medio,
en
general
no
les
conviene
volver
a
visibilizarse
de
manera
negativa.
Y,
como
me
dijo
María
José,
este
gremio
en
Chile
es
pequeño:
las
posibilidades
de
encontrarse
de
nuevo
en
diferentes
proyectos
es
alta.
Incómodo,
entonces,
tener
que
trabajar
con
alguien
del
que
se
habló
mal.
Pero
todo
esto
apunta
a
esa
censura
y
autocensura
de
la
que
habla
María
José.
Una
censura,
además,
más
amplia,
que
toca
no
solo
a
Chile
sino
a
muchos
otros
países
y
sociedades.
Sociedades
que
todavía
no
se
animan
a
hablar
de
ciertos
temas,
pero
que
con
otros,
pues,
no
tienen
tanto
problema.
Porque
hay
que
mencionar
que
lo
que
escandalizó
del
libro
de
Pilar
fue
el
contenido
sexual,
no
la
violencia.
Esta
es
Pilar,
de
nuevo.
Me
sorprendió
que
nadie
nunca
en
ningún
medio
dijeron:
“Es
que
no
es
solo
el
sexo,
también
tiene
una
violencia
terrible”.
Eso
me…
me
llama
la
atención
y
surge
la
pregunta
de
¿por
qué
el
sexo
es
censurable
y
la
violencia
no?
¿Porque
encontramos
más
normal
que
nuestros
hijos
consuman
videojuegos
donde
se
están
disparando
y
las
cabezas
de
los
muñequitos
estallan,
pero
nos
parece
que
está
mal
que
lean
un
libro
donde
hay…
hay
polvos?
Pilar
tiene
una
explicación.
La
violencia
parece
que
está
más
naturalizada
que
el
sexo.
Más
normalizada
porque
parece
que
no
hay
nada
más
inquietante
que
el
deseo,
en
parte
porque…
Nos
muestra
que
no
somos
gente
tan
decente
y
bien
puestecita
si
no
que
a
veces
actuamos
por
instinto,
como
animales.
Y
creo
que
por
eso
también
puede
resultar
tan
chocante.
El
libro
incomoda
porque
nos…
nos
muestra
nuestro
propio
deseo
y
a
veces
puede
ser
un
espejo
en
el
que
no…
no
nos
gusta
vernos
reflejados.
Un
libro
incómodo,
que
estorbó
mucho.
Un
libro
que
tal
vez
representó,
en
un
país
conservador,
una
apuesta
demasiado
progresista
para
la
educación.
Una
apuesta
que
salió
mal.
Le
pregunté
a
Galo
dónde
se
imaginaba
que
podían
estar
las
copias
retiradas
por
el
Ministerio.
Quizás,
eh,
los
picaron.
O
quizás
están
guardados
en
una
bodega,
junto
a
algún
meteorito
y
algún
cadáver
de
alienígena
en
alguna
oficina
secreta
del
gobierno.
Creo
que
nunca
lo
sabré.
Camila
Segura
es
la
directora
editorial
de
Radio
Ambulante.
Vive
en
Bogotá.
Esta
historia
fue
hecha
con
la
ayuda
de
Victoria
Estrada
y
editada
por
Luis
Fernando
Vargas
y
por
mí.
La
música
y
el
diseño
de
sonido
son
de
Andrés
Azpiri.
Andrea
López
Cruzado
hizo
el
fact-checking.
En
la
página
web
de
esta
historia
pueden
encontrar
el
audio
de
un
ensayo
que
escribió
Pilar
Quintana
a
propósito
de
todo
esto
y
de
una
experiencia
que
tuvo
cuando
la
invitaron
a
una
residencia
de
escritores
en
Hong
Kong.
El
resto
del
equipo
de
Radio
Ambulante
incluye
a
Lisette
Arévalo,
Gabriela
Brenes,
Jorge
Caraballo,
Rémy
Lozano,
Miranda
Mazariegos,
Patrick
Moseley,
Laura
Rojas
Aponte,
Barbara
Sawhill,
Luis
Trelles,
David
Trujillo
y
Elsa
Liliana
Ulloa.
Carolina
Guerrero
es
la
CEO.
Radio
Ambulante
es
un
podcast
de
Radio
Ambulante
Estudios,
y
se
produce
y
se
mezcla
en
el
programa
Hindenburg
PRO.
Antes
de
terminar,
queremos
pedirles
un
favor.
Hemos
encontrado
que
la
mayoría
de
oyentes
nuevos
de
Radio
Ambulante
han
llegado
al
podcast
gracias
a
las
recomendaciones
de
amigos
y
personas
de
confianza.
Es
decir,
gracias
a
ustedes.
Entonces,
por
favor,
sigan
escuchando
y
recomendando
Radio
Ambulante
a
quienes
tienen
cerca.
Parece
simple,
pero
ese
voz
a
voz
es
lo
que
más
nos
ayuda
a
crecer.
Se
los
agradecemos
mucho.
Radio
Ambulante
cuenta
las
historias
de
América
Latina.
Soy
Daniel
Alarcón.
Gracias
por
escuchar.
En
el
siguiente
episodio
de
Radio
Ambulante:
un
retén
en
una
carretera
guatemalteca…
Entonces
bajé
y
nos
pusieron
en
fila.
Y
como
cosa
muy
extraña,
porque
nunca
lo
hacían,
revisaron
la
ropa
también
de
las
mujeres.
Y
cuando
yo
veo
eso
mal
me
alarmé,
porque
yo
dije:
“Me
van
a
encontrar
esto”.
Sería
el
inicio
de
una
pesadilla
de
cuatro
décadas
para
la
familia
Molina
Theissen.
Su
historia,
la
próxima
semana.
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Seguramente te ha pasado esto: escuchas un episodio de este maravilloso podcast y piensas, “Oh my god, Randy would love this”. O Joane o Connie o Matthew. Y luego: “¡Ay, caramba! Pero con sus dos semestres de español mi gringuito no va a entender”. Bueno, lindos, les tengo una noticia bárbara: Radio Ambulante ya tiene su propia app para todos los Matthews de tu vida. Pueden usar estas historias tan divinas para mejorar su español. El app se llama Lupa. Hay más información en la página web. Estén pendientes. ¡Chao, bellos! Antes de comenzar el episodio de hoy, una advertencia: en este episodio se menciona sexo. Se recomienda discreción. Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Hay varias versiones de lo que vamos a contar hoy. Variaciones. Pero en el centro de la historia está un niño de unos 12 años. Vive en Río Bueno, una pequeña ciudad en el sur de Chile. Un día va a la biblioteca de su colegio, una escuela pública, no tan grande, y ahí encuentra un librito. La carátula le llama la atención. Tiene un fondo rosado y blanco y hay una chica acostada en el suelo que parece muy inocente. Evoca como a los años 50 o 60. Tiene una mano en la mejilla y está mirando, pensativa, al horizonte. De ella sale una burbuja y ahí está el título: Caperucita se come al lobo. Son cuentos. El niño lo abre. No sabemos cuál de los cuentos leyó, pero este, por ejemplo, es un fragmento del que se llama “La nueva aventura de Caperucita Roja, donde ella se come al lobo”: “Me estiré como un gato y le ofrecí el cuello. Abuelita, qué nariz tan grande tienes. Se metió en él y aspiró: es para olerte mejor. Y fui cerrando la distancia entre mis labios y sus labios, pero no le dije abuelita, qué boca tan grande tienes, porque la que se lo iba a comer era yo. Lo besé. Le metí la lengua como una serpiente. La saqué. Le desaté la levantadora y le bajé la cremallera de los jeans. Le cogí la…” Ok, ok, ok, ya más o menos se imaginan lo que viene. Entonces, bueno, el niño, después de leer esto, quedó aterrado y le llevó el libro a un administrador del colegio. Y ahí empezó una bola de nieve. El administrador lo leyó y también se escandalizó. Decidió llevárselo al director de la escuela y este señor quedó tan espantado que se lo llevó al alcalde de Río Bueno. El alcalde quedó en shock y decidió denunciarlo en los medios. Quedamos, eh, bastante atónitos, preocupados de la situación. ¿Qué es eso? Es un libro que está siendo repartido para niños en la localidad de Río Bueno y dentro describe particularmente una situación donde la caperucita conoce al lobo, empieza a desnudar al lobo y vaya a saber cómo termina eso… Y podría ser, oye, podría ser una versión de Las 50 sombras de Grey, pero en versión rasca y bien degenerada. Y polémica en Chile por la distribución de un libro con contenido erótico a estudiantes de enseñanza básica. El gobierno de Chile distribuyó el libro erótico Caperucita se come al lobo en las bibliotecas de 283, escuche usted, escuelas de nivel primario de ese país… 283 escuelas. Pilar Quintana, autora colombiana del libro, recibió poco después un mensaje de su editor en Chile. Tenía un link a una noticia de la página web de Radio Bío Bío. El titular decía: “Niños de escuela básica recibieron libro con contenido pornográfico de parte del Mineduc”. Mineduc, por si acaso, es el Ministerio de Educación. Pilar, casi en tiempo real, vio cómo la noticia se volvió viral. Miles y miles de visitas. Y la noticia también empezó a darle la vuelta al mundo, entonces empezó a aparecer en inglés, en francés, en holandés, luego en idiomas que no tenían nuestro mismo alfabeto, y yo decía: “¡Dios mío! ¿Qué es esto?”. ¿Qué es esto? Es una muy buena pregunta, la que tenían todos —desde el niño de 12 años, pasando por el alcalde y hasta la misma Pilar—. ¿Cómo llegó este libro colombiano a las bibliotecas de casi 300 escuelas públicas en Chile? ¿Fue realmente un error? Nuestra directora editorial, Camila Segura, nos cuenta. Pilar ha publicado cinco libros. Caperucita se come al lobo, salió en el 2012 con Cuneta, una editorial pequeña de Chile. Son seis cuentos atravesados por un mismo tema… Que era la seducción no normada y tenían algunos ingredientes también de violencia. Este es Galo Ghigliotto, el editor. Y que también son bastante crudos como relatos. Bastante oscuros. Que dejan sensaciones de mucho desasosiego. Con historias que Galo define… Más que como eróticas, como pornográficas. En la contracarátula del libro queda claro que el contenido es sexual. Dice, por ejemplo, que los personajes… “Gozan y desean, que sacian sus apetitos sexuales mucho más temprano que tarde”. Cuando se publicó en el 2012 con un tiraje de unas 400 copias, le hicieron una reseña elogiosa. Los ejemplares no se acabaron rápido, pero casi dos años después, la editorial cerró un acuerdo con una distribuidora. Ellos se iban a encargar de que los libros de Cuneta llegaran a librerías, pero también los iban a ofrecer al Ministerio de Educación. De pronto alguno sería escogido para llegar a bibliotecas de escuelas y liceos públicos tanto a nivel básico como medio, que es como se separa la primaria de la secundaria en Chile. La distribuidora fue la que envió muestras de Caperucita se come al lobo al Centro de Recursos del Aprendizaje. Un programa del Ministerio de Educación que también se conoce como Bibliotecas Escolares CRA. Galo se enteró que la distribuidora había postulado este libro solo cuando le llegó el pedido del Ministerio: 283 libros. Un pedido enorme para una editorial pequeña como Cuneta. Inmediatamente le escribió a Pilar por WhatsApp para darle la noticia… Y yo: “Ah”. Y me dijo: “Raro, sí. Yo también hice como la misma cara que habrás hecho tú, pero ellos sabrán, ¿no?”. Y yo: “Pues sí, ellos sabrán”. Y, pues, ninguno de los dos iban a decir… “¡Oye no compren ese libro!, ¡no!”, ¿no? (Risas) Porque… porque, bueno, queremos que lo compren. Y en realidad, sí, el Ministerio, pues, si lo estaba comprando era porque debía haber evaluado el libro y le debió haber parecido que estaba bien comprarlo. Pero era un poco sorprendente porque pues que qué raro que al Ministerio le interese este libro que… que tiene muchísimos polvos. Pensé que los niveles de educación media… O sea, adolescentes de 14 años en adelante. Estaban tratando de tomar temas más amplios. En Chile, en ese momento, se estaba discutiendo mucho el tema del acoso, el tema de los abusos por parte de… tanto de la Iglesia como de otras instituciones contra los menores —estamos hablando de abuso sexual, por supuesto—. Entonces el tema de la educación sexual estaba muy instalado. Aunque Galo también quedó un poco preocupado. Por el hecho de que… no sé, me parecía que era un libro que sí había que tomarlo con cuidado, ¿no? Y creo que es… un libro como ese sí requiere atención de los profesores y requiere una conversación guiada. Y sí. Es un libro fuerte. Además de un par de cuentos sobre sexo consensual bastante explícitos, tiene otros de una violencia física muy fuerte: en uno a una mujer el marido la golpea y en otro a alguien le sacan los ojos y a otro lo castran. Tal vez uno de los más perturbadores es uno que se llama “Violación” y que describe cómo un padrastro viola a su hijastra de 13 años. Está contado desde del punto de vista del violador y, para él, a la niña pareciera que no le molesta la violación. Pilar tiene muy claro que este no es un libro para niños, pero en talleres con estudiantes de 16 o 17 años ha discutido cuentos como “Violación”. La idea que tiene es ampliar los imaginarios de cómo pasan las violaciones: menos veces en parques oscuros y de manera violenta y muchas más veces a niñas, en sus casas, por personas muy cercanas: su padrastro, un tío, un abuelo, un papá. Pero volviendo al escándalo, el jueves 29 de octubre del 2015 estalló la noticia. Salió en varios medios del país y para el día siguiente, viernes, la cadena de televisión Chilevisión sacó un reportaje de 16 minutos sobre el tema. Era uno de esos programas mañaneros con varios comentaristas. Pero, ¿sabe qué es lo curioso? Fíjese que son libros recomendados por el Mineduc. Y que ya, efectivamente, se están repartiendo entre octavo y primero medio. Y son pequeños cuentos ero… muy erotizados, y que incluso, bueno, la verdad es que tienen alguna que otra cosita sorpresa, viene con… con bonus track. Estuvimos arriba de la denuncia, los detalles de todo esto, usted se va a sorprender sobre todo si tiene hijos en edad escolar… Al comienzo de la nota un periodista va a las puertas de un colegio donde los padres están dejando a sus hijos. Les muestra el libro, les pide que miren bien la carátula, que lean el título y que traten de adivinar de qué se trata. Hay de todo. Caperucita se come al lobo: lo relaciono obviamente con el cuento infantil. Se me imagina que puede ser por algunas palabras, por algunos dichos, porque a lo mejor tiene mucha personalidad también la caperucita, entonces por eso se lo come. Igual es como… como que deja entrever un doble sentido cuando uno es más adulto. A lo mejor los niños lo ven desde otro punto de vista. Si es un cuento infantil, eh, la cosa es al revés, pues la caperu… el lobo se come a Caperucita. Aquí sería, no sé, como un título como pa’ adultos. Después el periodista abre una página con párrafos eróticos resaltados en amarillo y le pide a la gente que lea y opine sobre el hecho de que este libro esté siendo entregado a niños menores de 12 años. La expresión de estos padres habla por sí sola. ¡Qué horror! Aparte lo encuentro tremendamente vulgar. La expresión está demasiado vulgar. O sea, yo creo que hay formas de… de hablar de ciertos tipos de… de temas que todos sabemos que en algún minuto hay que enfrentarlo con los niños, pero no es la manera. Eso es muy vulgar. Igual es fuerte, o sea, porque te abre inmediatamente temas de sexualidad. La noticia siguió volando. Salió en decenas de periódicos, blogs y sitios webs en el mundo. Investigando esta historia me encontré con más de 50 links de la noticia en más de seis idiomas. El titular obviamente iba a enganchar: pornografía, escuelas y niños en el mismo título. Los medios empezaron a bombardear a Pilar. Cada diez minutos sonaba mi celular y era de Miami, de Chile, de Perú, de Colombia, de todos los lugares a hacerme entrevistas. Entonces mi teléfono… hubo un momento en que se murió y yo en ese momento estaba con mi hijo, estaba muy chiquito, y le estaba dando teta y yo era con el celular respondiendo entrevistas sobre mi libro supuestamente pornográfico. Fueron una semana o diez días donde se habló todos los días del tema. Apareció en todas las radios. Apareció en la prensa escrita. Apareció en todos los noticiarios de televisión. Y por supuesto, a la gente le impacta mucho, mucho, mucho lo que aparece en televisión. Galo lo sufrió de una manera muy concreta. Al fin y al cabo era el que había publicado el libro. Porque también ocurrió algo y es que el libro se convirtió en una especie de libro maldito. Nosotros también quedamos un poco demonizados por el tema porque se nos dijo que éramos como… como esos dealers que llegan a las escuelas vendiendo dulces, pero que en realidad están vendiendo ácido lisérgico. Y que prácticamente nuestro libro era una especie de paquetito envenenado, que lo que queríamos era envenenar la mente de los niños con nuestros contenidos pornográficos. La editorial recibió varios correos. Se acuerda bien de uno que mandó un señor. Que, bueno, hablaba de Pilar como si fuera Babilonia. Y de nosotros como si fuésemos los esbirros de Satanás. Uno de esos días fue a llevar a su hijo al colegio y una profesora le dijo: “¿Viste lo que pasó con este libro? No sé qué…”. Galo le dijo que sí y le contó que él lo había publicado. Y me miró con la cara así de horror y me dijo: “¡No!”. Le dije: “Sí”. Le explicó que obviamente no lo había publicado pensando en que lo fuera a leer un niño de 12 años. Pero ella tenía esa idea. En el fondo, ella lo que le había llegado era que un grupo casi terrorista había creado un libro —un dispositivo con forma de libro— a ensuciar las mentes de la juventud chilena. Todo el escándalo además coincidió con la Feria Internacional del Libro de Santiago donde Galo tenía un stand de su editorial y donde vendían el libro de Pilar. Me contó que un día que estaba atendiendo el stand se acercó un grupo de colegialas. Quinceañeras. Y de repente una le decía otra: “Miren, ahí está el libro que salió en la tele”. Y a a coro las chicas respondían: “Guácala”. Y se iban corriendo del lugar. O la vez que fue una pareja… De la clase alta chilena y entonces la mujer le dice al esposo: “Gordo, mira, ahí está el libro que apareció en la tele”. Y entonces el gordo —que no era gordo, pero que es la forma como se tratan cariñosamente— mira y dice: “Ah, qué achó”. O sea, qué atroz. Y se va. Pero la mujer se queda atrás y… Una vez que su esposo se ha alejado me pregunta el precio del libro y lo compra. Y lo esconde del gordo. Exacto. Lo lee a escondidas (risas). En el baño. En el baño. Tampoco fue que vendieran demasiado, solo como 150 ejemplares más. A diferencia de Galo, Pilar no terminó tan mal librada… Generalmente las noticias no me criticaban a mí. Como que la crítica más fuerte era contra el Ministerio, que ¿cómo era posible que esto hubiera ocurrido? Porque, claro, además de ser una anécdota insólita, la cosa se volvió un tema político. Al tener el sello del Ministerio de Educación, involucraba directamente al gobierno socialista de Michelle Bachelet. Bachelet, que se había posesionado por segunda vez en el 2014, había llegado con ganas de hacer muchos cambios en el país. Este es Galo otra vez. Entre esos cambios se estaba demandando hacer acciones que tienen que ver con los niños, con las mujeres, con los derechos reproductivos de las mujeres. Pero hay una oposición en Chile que está muy ligada al conservadurismo profundo. Hay una derecha extrema que se opone a todo tipo de modificación y avance en lo que respecta a ciertas cosas que pudieran ofender a la moral y las buenas costumbres. Por eso es significativo que el alcalde de Río Bueno, Luis Reyes —la comuna donde se encontró el libro y el que denunció a los medios—, perteneciera en ese momento al partido de la Unión Demócrata Independiente, la UDI. Según Galo: Es decir, la extrema derecha chilena. Fuerte opositor del gobierno de Bachelet. El alcalde habló varias veces en distintos medios criticando la situación y dijo que un libro como este es muy peligroso para una comunidad rural donde existen niños vulnerables. Hizo un llamado al gobierno para que explicara lo que había pasado. Y yo como alcalde, como sostenedor y como profesor, indudablemente yo debo sacar a la luz pública y exponer y cuestionar y emplazar a las autoridades del Ministerio Educación, por el hecho de lo que significa colocar a disposición… También se pronunciaron políticos de otros partidos, como este, Iván Flores, un diputado del Partido Demócrata Cristiano. Yo creo que este es un pasquín desviado de la moral y las buenas costumbres. Este es un libro desviado, definitivamente. Yo no soy un pacato moralista. Yo creo que aquí no hay solamente un error, aquí hay una negligencia. Error y negligencia: esa era la idea que la gente tenía en la cabeza. Como la de este señor al que entrevistan en la nota de Chilevisión, que se imagina una escena muy clara de qué fue lo que pasó. Hay alguien se equivocó. Llegan los libros a la biblioteca, alguien los regala o los dona, y lee: “Caperucita se come al lobo”. Y creyó que era lo más… lo más tiernucho posible. O sea, no conocía la trayectoria de Pilar Quintana, ni sabía de esta niña que es de… de… de Cali, una morena bien… bien simpática, pero todos sus libros son de una sensualidad muy exacerbada. No sé cómo se miden esas cosas, la verdad. Pero bueno… este señor remata con algo en lo que todos coinciden. Que Caperucita se come al lobo no es un libro para niños. No es para niños. No corresponde una literatura como esta, que es una literatura para… para adultos pícaros. Después de la pausa: ¿qué pasó? ¿Fue un error? ¿O sí sabían lo que estaban mandando? Ya volvemos. Este podcast y el siguiente mensaje son patrocinados por Squarespace, el creador de sitios web fácil de usar y hecho por diseñadores reconocidos internacionalmente. Squarespace tiene todo lo que necesitas para lanzar un sitio web elegante y moderno. Y con el servicio de soporte de 24 horas, siete días a la semana, tus clientes nunca tendrán problemas usando tu sitio web. 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La editorial y la autora, Pilar Quintana, tampoco se salvaron del todo. En todo caso, el Ministerio se movió rápido y el mismo día que estalló la noticia sacó un comunicado. Alejandra Arratia, la coordinadora de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc, dio declaraciones anunciando que el Ministerio había decidido retirar el libro inmediatamente… Dado que no cuenta con una evaluación pedagógica adecuada para los estudiantes. Y por otro lado revisar todos los textos que están como parte del catálogo de las Bibliotecas CRA de modo identificar si existiera algún libro similar que necesitará ser re… retirado. En el comunicado de prensa, además, dijeron que iban a investigar cómo llegó a ser incluido en el catálogo. Camila nos sigue contando… Para descifrar qué fue lo que pasó traté de hablar con alguien que trabaje hoy en día en el Ministerio o que hubiera trabajado ahí en el 2015, cuando pasó todo. Contacté a varias personas, pero me sorprendió mucho que la mayoría o no contestaba mis mensajes, o apenas les mencionaba el tema del libro, dejaban de responder. Varios se negaron e incluso hubo alguien que me contestó que tenía miedo de represalias si hablaba conmigo abiertamente del tema. Para mí era un misterio que esto, una anécdota que había pasado hace casi cinco años, fuera un tema tan tabú. Pero finalmente logré hablar con él: Mi nombre es Carlos Alcalde. Yo trabajé en Bibliotecas Escolares CRA el año 2015. Carlos era el encargado de la relación de las Bibliotecas CRA con instituciones externas. O sea, formaba parte del equipo de 12 personas que vivió directamente el escándalo. Se acuerda bien de ese día. Y llegué un día, en octubre. Era un día lindo de primavera con sol radiante y qué sé yo. Y alguien comentó eso, en buen chileno comentaron: “Está la cagada”. Y ahí empecé a… a averiguar qué era lo que había pasado. Le contaron todo el rollo y se acuerda de que una de sus compañeras, Gabriela Jara, la encargada de evaluaciones, estuvo todo el día… Trabajando en tratar de… de contener, ¿no es cierto?, las presiones de este alcalde y atendiendo su llamada y responderle sus dudas. Tratando de apagar el incendio. Y ahí fue cuando Carlos se enteró de que… Bueno, el libro sí fue aprobado. El criterio está claro. Hay una persona que lo leyó y le dio un buen puntaje, con una clara recomendación para mayores de 16 años. Y sí. A raíz del escándalo, un ciudadano hizo una solicitud de transparencia y el documento fue publicado como un mes después. Él pedía copia de la orden de compra. Quería que le dijeran quién lo solicitó y cuáles fueron los fundamentos para hacerlo. La respuesta es detallada en la cronología de evaluación y compra. Pero lo más relevante es que aclaran que se contrataron a 13 evaluadores externos y que una persona llamada María Lyon fue la que evaluó el libro y le dio un puntaje de 3,3 sobre 4. Es decir, un puntaje que recomienda la compra. Aclara, además, que este libro pertenece al ámbito de cuentos latinoamericanos para enseñanza media y fue clasificado específicamente para estudiantes mayores de 16 años, de tercero a cuarto medio. Busqué a María Lyon por todas partes. Quería que me contara cuáles fueron sus criterios de evaluación, por qué le pareció valioso que estos estudiantes leyeran el libro, pero nunca contestó mis mensajes. El caso es que, según Carlos, la aprobación del libro causó muchos problemas, porque a raíz de esto, empezó… Un juego un poco… un poco asqueroso, yo diría. Como que nos sentimos traicionados, ¿no es cierto?, porque el mismo Ministerio de Educación nos… nos… nos quitó el piso. Carlos se refiere a esa declaración que hizo la coordinadora de la Unidad de Currículum y Evaluación del Ministerio, Alejandra Arratia, cuando salió en los medios diciendo que el libro… No cuenta con la evaluación pedagógica adecuada para los estudiantes. Para Carlos, uno de los problemas fue que la coordinadora salió a dar declaraciones de manera muy prematura. No se reunió primero con ellos para ver exactamente qué había pasado. Ni tampoco hizo… Un plan de contingencia para… para enfrentar a… a todos estos alcaldes conservadores que querían… que querían salir a quemar libros. Carlos piensa que la respuesta del Ministerio tendría que haber sido algo como… “Bueno, aquí hay un tema de censura. Nosotros no podemos censurar”. Este libro va con una recomendación clara de lectura, pero… pero por alguna extraña razón el… el Ministerio de Educación —que era un gobierno socialista, que uno espera que fuera un poco más abierto— nos tiró debajo del bus. Que era la salida más fácil, pero también la salida más dañina. Bueno, acá un paréntesis para aclarar que traté de hablar con Alejandra Arratia por varios medios y en diferentes ocasiones pero nunca respondió mis mensajes. Pero, bueno, con lo de “la salida más dañina” Carlos se refiere a que, después del escándalo, muchas cosas cambiaron en el Ministerio. Él lo describe de una manera radical… Había una unidad de bibliotecas escolares que funcionaba muy bien, que tenía una trayectoria de 20 años o más, y a partir de esto fue desmantelada. No hay proporción entre las consecuencias y el hecho. Ninguna proporción. Mi nombre es María José González. Nací en Chile, pero pasé los primeros 20 años de mi vida en Colombia. María José es periodista, literata y especialista en libros para niños y jóvenes. Desde hace más de diez años está muy familiarizada con la forma en que funcionan las Bibliotecas CRA. Ha formado parte de los comités de evaluación de libros como el que se hizo para Pilar y ha colaborado con ellos como asesora interna y externa, sobre todo evaluando recursos bibliográficos. Hablé con ella por esto y porque… Como yo colaboraba, tuve acceso como a los pormenores de todo el escándalo posterior. Que a mí me sorprendió mucho, porque me parecía que no era para tanto. Cuando estalló la noticia, su esposo estaba muy enfermo y no se enteró por los medios. Pero en esa época estaba a cargo del programa de Bibliotecas Escolares de una fundación y trabajaba muy de cerca con las Bibliotecas CRA. Y fue estando ahí que se empezó a dar cuenta, en parte, de las consecuencias. Como… acusé recibo de todo este escándalo, porque empezó a funcionar mal el programa de bibliotecas escolares. Empezaron a perder recursos y a llegar menos libros a las escuelas. Antes se hacían… se hacían encuentros nacionales y regionales de encargados de bibliotecas escolares, y ya no se están haciendo. Se le entregaba a las escuelas suscripciones a publicaciones periódicas, a revistas, diarios, y eso se… se cortó. Y al poco tiempo renunció Constanza Mekis. Constanza Mekis fue la que fundó en 1994 el Centro de Recursos para el Aprendizaje y llevaba 22 años como Coordinadora Nacional de Bibliotecas Escolares CRA. Terminó renunciado en febrero del 2016 después de todo esto. Un mes antes de su renuncia también habían despedido a la que ya mencioné, a Gabriela Jara, la segunda al mando y encargada de evaluaciones. Y aquí lo mismo: traté de hablar con ambas pero tampoco me respondieron mis mensajes. Pero María José, que fue la asistente personal de Mekis en el 2007, me dijo… Yo creo que… o sea, ella renunció porque… porque les recortaron el presupuesto. Les quitaron toda autonomía de funcionamiento. Y sí, según Carlos, cambiaron los procesos y pusieron muchos límites. Limitaron, por ejemplo, el contacto directo y fluido que tenían con los bibliotecarios de todo Chile. Toda la comunicación ahora tenía que ser filtrada por la coordinadora… Una cosa muy… muy burocrática, muy… muy tipo, no sé, de Felipe Segundo, ¿no es cierto? La colonia española. A María José le parece todo muy desproporcionado sobre todo porque, según ella, es uno de los programas más exitosos que ha tenido el Ministerio: lograron dotar 10 mil bibliotecas de escuelas públicas, solo faltaron mil… Y esto lo… lo hizo Constanza Mekis, que fue finalmente la persona a quien responsabilizaron de este… de este tema. Entonces, reconociendo esa labor extraordinaria que se hizo en bibliotecas escolares es muy raro que se condene a un programa por una falla tan menor, como es que se filtró un libro que no era adecuado para un rango de edad. Pero, además, toda esta historia del libro le parece un poco sospechosa. Mira, lo que pasa es que si uno… si uno mira pasaron cosas muy raras. Por ejemplo, el hecho de que el libro de Pilar haya podido pasar desapercibido por tantos filtros. Por un lado porque, aunque María Lyon es la única evaluadora que se menciona en el documento este de solicitud de transparencia, María José me aclaró que… Son por lo menos dos personas que lo leen y después uno se reúne en unos comités y lo discute. Luego esas evaluaciones pasan por la Unidad de Currículum y Evaluación y son ellos los que toman la decisión final. O sea hubo muchas personas involucradas. Pero también por lo cuidadosos que eran los del CRA en la selección. No solo con criterios rigurosos de calidad de la edición, el contenido y el valor literario, pero sobre todo… Cuando había temas que eran como más conflictivos, en el CRA se evitaba un poco… meterse en la pata de los caballos, ¿sabes? Ellos tenían muy claro cuáles eran los libros que podían generar algún rechazo y se consignaba en la evaluación. A ella, por ejemplo, una vez le tocó revisar una novela gráfica sobre la eutanasia. Que a pesar de que lo evaluamos muy bien como calidad literaria y calidad editorial, nos dijeron que lo más probable es que ese libro no quedara porque abordaba un tema que era conflictivo. Y sí, no quedó. Tampoco quedó una novela gráfica sobre los años de Allende, por ser un tema político, ni un libro que se llama La composición, de Antonio Skármeta. Con este último, a pesar de que hubo un consenso entre los evaluadores de que era muy bueno y de que tuvo una nota alta, nunca lo compraron. ¿Por qué? Porque La composición aborda el tema de la dictadura y aborda el tema de la intervención que hicieron los militares en las escuelas promoviendo la delación entre los niños. Es la historia de un niño que se ve obligado a contarle a los militares lo que hacen sus padres en la casa. La editora del libro le contó a María José que cuando se enteró de que no lo iban a comprar les preguntó a los del CRA por qué. Y le dijeron que por razones obvias. Esa fue la respuesta. Razones obvias. Y la razón obvia era que abordaba el tema de la dictadura. Era una censura directa. Este es un tema sobre el cual María José ha reflexionado bastante, porque trabajando en el campo cultural y de educación… Me encuentro casi diariamente con problemas relacionados con la censura, y la… pero sobre todo con la autocensura. Y el tema de la censura y de la autocensura es un tema súper poco abordado desde el regreso a la democracia y que sigue estando muy presente en los medios de comunicación, en las universidades, en las editoriales. Según ella, los temas más censurados son… La dictadura de todas maneras, la homosexualidad —o sea, todos los temas relacionados con lo LGTB—, el aborto, la eutanasia. Y, claro, el sexo. Hay mucha censura. Sobre todo los temas valóricos que aborda la iglesia. Para María José, para Carlos y para Galo, todo este lío tiene un componente político… Todo lo que le sirviera a la oposición para desprestigiar al gobierno podía servir. Por supuesto si… si tú eres un político conservador en Chile y quieres hacerle daño al… al Gobierno socialista, eso es lo mejor que te puede pasar. Se dio la oportunidad de denostar a una gestión y la verdad que funcionó. Lo único que parece claro es que lo que pudo haber sido una anécdota terminó debilitando un programa educativo que funcionaba muy bien. Hacer esta historia me ha tomado más tiempo de lo normal. Sobre todo por lo que ya he mencionado varias veces: la dificultad de encontrar voces y fuentes, eso de toparme con tantas personas que no quisieron hablar, con gente que ni siquiera respondía diciendo que no, con el silencio que se hacía después de que mencionaba el libro maldito. Parecía casi un chiste. Por eso le pregunté a María José qué pensaba de esto. ¿Cómo explicas tú como todo el silencio y el misterio alrededor de este fenómeno? ¿Cuál es tu interpretación? Mire, yo… yo creo que… A ver, en Chile sigue… sigue habiendo mucho miedo a la censura, a las autoridades y en particular en el Estado es donde menos garantías de seguridad laboral tú tienes. Las personas que trabajan actualmente en el Ministerio ni siquiera tienen contratos. Entonces, claro, no me sorprende que las personas que están ahí no quieran hablar, porque las pueden despedir por nada. Y, pues sí, entiendo entonces el miedo de algunos funcionarios. La posibilidad de quedarse sin trabajo es asustadora. Era lo que me había insinuado alguien. Y a los que estaban en cargos altos y siguen vinculados al medio, en general no les conviene volver a visibilizarse de manera negativa. Y, como me dijo María José, este gremio en Chile es pequeño: las posibilidades de encontrarse de nuevo en diferentes proyectos es alta. Incómodo, entonces, tener que trabajar con alguien del que se habló mal. Pero todo esto apunta a esa censura y autocensura de la que habla María José. Una censura, además, más amplia, que toca no solo a Chile sino a muchos otros países y sociedades. Sociedades que todavía no se animan a hablar de ciertos temas, pero que con otros, pues, no tienen tanto problema. Porque hay que mencionar que lo que escandalizó del libro de Pilar fue el contenido sexual, no la violencia. Esta es Pilar, de nuevo. Me sorprendió que nadie nunca en ningún medio dijeron: “Es que no es solo el sexo, también tiene una violencia terrible”. Eso me… me llama la atención y surge la pregunta de ¿por qué el sexo es censurable y la violencia no? ¿Porque encontramos más normal que nuestros hijos consuman videojuegos donde se están disparando y las cabezas de los muñequitos estallan, pero nos parece que está mal que lean un libro donde hay… hay polvos? Pilar tiene una explicación. La violencia parece que está más naturalizada que el sexo. Más normalizada porque parece que no hay nada más inquietante que el deseo, en parte porque… Nos muestra que no somos gente tan decente y bien puestecita si no que a veces actuamos por instinto, como animales. Y creo que por eso también puede resultar tan chocante. El libro incomoda porque nos… nos muestra nuestro propio deseo y a veces puede ser un espejo en el que no… no nos gusta vernos reflejados. Un libro incómodo, que estorbó mucho. Un libro que tal vez representó, en un país conservador, una apuesta demasiado progresista para la educación. Una apuesta que salió mal. Le pregunté a Galo dónde se imaginaba que podían estar las copias retiradas por el Ministerio. Quizás, eh, los picaron. O quizás están guardados en una bodega, junto a algún meteorito y algún cadáver de alienígena en alguna oficina secreta del gobierno. Creo que nunca lo sabré. Camila Segura es la directora editorial de Radio Ambulante. Vive en Bogotá. Esta historia fue hecha con la ayuda de Victoria Estrada y editada por Luis Fernando Vargas y por mí. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri. Andrea López Cruzado hizo el fact-checking. En la página web de esta historia pueden encontrar el audio de un ensayo que escribió Pilar Quintana a propósito de todo esto y de una experiencia que tuvo cuando la invitaron a una residencia de escritores en Hong Kong. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Rémy Lozano, Miranda Mazariegos, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Trelles, David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, y se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO. Antes de terminar, queremos pedirles un favor. Hemos encontrado que la mayoría de oyentes nuevos de Radio Ambulante han llegado al podcast gracias a las recomendaciones de amigos y personas de confianza. Es decir, gracias a ustedes. Entonces, por favor, sigan escuchando y recomendando Radio Ambulante a quienes tienen cerca. Parece simple, pero ese voz a voz es lo que más nos ayuda a crecer. Se los agradecemos mucho. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar. En el siguiente episodio de Radio Ambulante: un retén en una carretera guatemalteca… Entonces bajé y nos pusieron en fila. Y como cosa muy extraña, porque nunca lo hacían, revisaron la ropa también de las mujeres. Y cuando yo veo eso mal me alarmé, porque yo dije: “Me van a encontrar esto”. Sería el inicio de una pesadilla de cuatro décadas para la familia Molina Theissen. Su historia, la próxima semana.

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