logo
Listen Language Learn
thumb

Radio Ambulante - El soldado y el teniente

-
+
15
30

Para muchos argentinos la Guerra de las Malvinas es un capítulo de la historia que prefieren olvidar. Pero para dos combatientes la guerra fue el inicio de una amistad inesperada.

Una primera versión de esta historia fue publicada en 2016 –antes de que llegáramos a NPR– y hace parte de nuestros archivos.

¿Por
qué
deberían
escuchar
Radio
Ambulante?
Por
las
historias
que
les
traemos
cada
semana.
Por
las
voces
que
les
presentamos,
voces
que
no
vas
a
escuchar
en
ningún
otro
lado.
Nos
encanta
traerles
estas
historias.
Latinoamérica
es
una
región
complicada
y
maravillosa.
Contamos
estas
historias
para
ayudarles
a
entenderla
mejor.
Entonces,
muchos
de
ustedes
nos
han
preguntado
cómo
pueden
apoyar
a
Radio
Ambulante.
Hay
varias
maneras.
Pueden
recomendarnos
a
un
amigo,
o
pueden
dejarnos
una
reseña
en
iTunes.
Incluso
pueden
hacer
una
donación
si
van
a
nuestra
página
web
—radioambulante.org—.
Producir
este
tipo
de
contenido
cuesta
mucha
plata:
desde
pagar
a
editores
y
productores,
hasta
el
alquiler
de
estudios
y
compra
de
equipo.
Cada
ayuda
que
recibamos,
por
más
pequeña
que
sea,
significa
un
montón.
Y
para
nuestra
audiencia
en
los
Estados
Unidos,
por
favor:
también
consideren
apoyar
a
su
emisora
de
Radio
Pública
local.
Pueden
hacerlo
entrando
a
la
página
donate.npr.org/RadioAmbulante.
Donate
se
deletrea:
donate:
D-O-N-A-T-E.
Repito:
donate.npr.org/Radio
Ambulante.
Muchísimas
gracias.
Y
de
parte
de
todo
el
equipo
de
Radio
Ambulante,
les
deseamos
felices
fiestas.
Bienvenidos
a
Radio
Ambulante,
desde
NPR.
Soy
Daniel
Alarcón.
Hoy
volvemos
a
nuestros
archivos
para
escuchar
una
historia
desde
Argentina.
La
historia
un
soldado,
un
teniente
y
una
amistad
improbable.
Empecemos
con
nuestra
reportera:
Yo
soy
Gisela
Ederle.
Periodista
de
Buenos
Aires.
Ok,
Gisela,
¿estás
lista?
Sí.
La
Junta
Militar,
como
órgano
supremo
del
Estado,
comunica
al
pueblo
de
la
nación
argentina
que
hoy
la
República
ha
recuperado
las
Islas
Malvinas,
Georgias
y
Sandwich
del
Sur
para
el
patrimonio
nacional.
Ya,
entonces,
¿este
audio
de
dónde
viene?
Este
audio
se
escuchó
el
2
de
abril
de
1982
y
es
cuando
la
Junta
Militar
argentina
está
anunciando
lo
que
ellos
llamaron
“la
recuperación”
de
las
Islas
Malvinas.
Y
bueno,
para
los
que
no
saben,
las
Malvinas
son
un
conjunto
de
islas,
islotes,
que
son
más
de
200,
que
están
muy,
muy
al
sur
de
nuestro
país.
La
ciudad
más
cercana
está
en
la
Patagonia
argentina
y
está
aproximadamente
a
unos
700
kilómetros.
Y
es
importante
saber
que
desde
1833
estas
islas
fueron
ocupadas
por
los
británicos.
¿Y
quién
vive
ahí?
Y
ahí
viven
ciudadanos
ingleses.
Entonces
son
unas
islas
muy
lejanas,
llenas
de
ingleses.
Explícame,
¿por
qué
toca
una
fibra,
no
sé,
tan
cruda
para
los
argentinos?
Sí,
es
que
nosotros
tenemos
naturalizado
que
las
Malvinas
son
argentinas
desde
que
estamos
en
el
colegio.
Hasta
la
propia
marcha
de
Malvinas
la
cantábamos
cada
2
de
abril.
Las
Malvinas/
Argentinas/
Clama
el
viento,
irrumpe
el
mar…
Siempre
hemos
sentido
que
fueron
usurpadas
por
una
potencia
colonizadora:
por
piratas
ingleses.
Por
eso,
cuando
el
pueblo
argentino
escuchó
el
anuncio
de
la
recuperación
de
las
islas,
fue
algo
maravilloso
y
sorprendente,
hasta
para
los
propios
miembros
de
las
fuerzas
armadas.
Ese
día,
cuando
me
levanto
a
la
mañana,
veo
un
movimiento
bárbaro
en
el
casino
de
oficiales,
la
gente
que
estaba
desayunando,
y
era
porque
se
habían
recuperado
las
Malvinas
Él
es
Jorge
Luis
Reyes,
y
en
1982
era
un
teniente
de
la
Fuerza
Aérea
Argentina.
Vivía
en
la
base
de…
militar
de
Mar
del
Plata,
y
ese
día
estaba
en
lo
que
se
llama
el
casino,
es
decir,
la
cafetería.
Tenía
25
años
y
una
novia
con
la
que
estaba
pensando
casarse.
Y
también
una
carrera
prometedora
dentro
de
las
fuerzas
armadas.
Y
el
momento
que
describe
fue
cuando
escuchó
el
anuncio
que
oímos
al
principio
La
República,
ha
recuperado
las
Islas
Malvinas…
Que
declara
la
recuperación
de
las
islas
como
un
hecho.
Para
el
patrimonio
nacional…
En
ese
momento,
pensaban
que
con
mandar
soldados
y
poner
una
bandera
Argentina,
así
se
terminaría
el
asunto.
Entonces
tres
días
después,
Reyes
y
cientos
de
combatientes
como
él…
Hicimos
cinco
horas
de
vuelo
hasta
llegar
en
forma
directa
desde
Mar
del
Plata
al
aeropuerto
de
Malvinas…
Y
cuando
aterrizaron…
No
lo
podíamos
creer.Es
que
ahí,
Daniel,
está
ese
sentir
nacional
sobre
las
Malvinas
que
te
contaba.
Estar
en
Malvinas
para
nosotros
era
un
sueño.
Nos
despertaba
todo
un
sentido
patriótico
y
de…
de
orgullo
y
de
satisfacción
muy
personal.
Y
acordáte
que
nadie
pensaba
que
esto
iba
a
ser
una
guerra
de
verdad.
Nosotros
la
verdad
que
no
teníamos
idea
de
lo…
de
que
íbamos
a
entrar
en
combate.
Era
todo
muy
confuso.
Porque
hasta
ese
momento
se
hablaba
de
que
nosotros
íbamos
a
tener
una
presencia…
Y
que
en
una
semana…
Diplomáticamente
se
iba
a
arreglar
todo
el
conflicto,
que
no
iba
a
llegar,
viste,
a
mayores.
Pero
la
retórica
de
la
Junta
era
diferente.
Este
pueblo
que
yo
trato
de
interpretar
como
presidente
de
la
Nación…
Este
es
Leopoldo
Fortunato
Galtieri
que
fue
presidente
de
facto
de
la
Argentina.
Un
dictador.
Y
en
ese
momento
estaba
dando
un
discurso
en
la
Plaza
de
Mayo,
en
el
centro
de
Bueno
Aires,
frente
a
miles
de
personas.
Pero
también
dispuesto
a
escarmentar
a
quien
se
atreva
a
tocar
un
metro
cuadrado
de
territorio
argentino.
Y
Daniel,
tenés
que
entender
el
contexto
de
todo
esto.
Había
una
dictadura
que
ya
llevaba
seis
años
y
que
estaba
tambaleante.
Y
esperaba,
a
través
de
esta
guerra,
poder
seguir
sobreviviendo.
Pero,
al
mismo
tiempo,
los
argentinos
sentían
que
el
reclamo
sobre
la
soberanía
de
las
Islas
era
justificado.
Entonces
la
gente
apoyaba
ese
reclamo.
Prime
Minister
Y
mientras
tanto,
la
gente
de
Gran
Bretaña
quería
reafirmar
su
soberanía
sobre
las
islas.
Mister
Speaker,
sir…
Esta
es
Margaret
Thatcher.
La
primera
ministra
de
Gran
Bretaña.
Claro,
una
dura
la
Thatcher.
La
dama
de
hierro.
Condemning
totally
this
unprovoked
aggression
by
the
government
of
Argentina
against
British
territory.
Margaret
Thatcher
está
diciendo
que
las
Malvinas
son
territorio
británico
y
que
lo
que
hizo
Argentina
fue
un
ataque
injustificado.
It
is
the
government’s
objective
to
see
that
the
Islands
are
free
from
occupation….
Que
iban
a
sacar
al
ejército
Argentino
de
las
islas.
At
the
earliest
possible
moment.
Inmediatamente…
Y
Galtieri
respondió.
Si
quieren
venir,
¡que
vengan!
Les
presentaremos
batalla.
Wow.
Entonces,
¿guerra?
Sí.
Galtieri
provocó
al
ejército
inglés.
Le
dijo
a
la
Thatcher
y
a
su
ejército
que
vinieran.
Y
bueno,
vinieron.
Y
al
grupo
de
Reyes
le
tocó
defender
el
aeropuerto.
El
combate
de
los
ingleses
empieza
el
de
mayo
con
un
avión
de
bombardero
que
venía
desde
la
Isla
de
Ascensión.
Entonces
ese
día…
Cuando
fue
el
primer
ataque
inglés
me
temblaban
las
rodillas.
No
puedo
negar
que
sentí
miedo.
No,
pues
Reyes
tan
jovencito.
¿Qué?
De
25
años,
¿no?
¿Había
estado
en
la
guerra
antes?
No,
no,
no
había
estado
nunca
en
la
guerra.
Él
había
hecho
una
preparación
durante
su
formación
como
teniente
de
la
Fuerza
Aérea,
pero
nunca
había
estado
en
un
campo
de
batalla
real.
Desde
el
primer
día
el
bombardeo
fue
constante.
Los
ingleses
comprendieron
enseguida
que
si
ganaban
el
aeropuerto,
ganaban
la
guerra.
Entonces
hacían
un
vuelo
tras
otro.
Cuya
misión
importante
y
única
era
la
destrucción
de
la
pista.
Y
les
dieron
con
todo.
La
verdad,
los
cagaron
a
balazos.
Misiones,
misión
tras
misión,
tratando
de
inutilizar
el
aeropuerto.
Y
en
todo
esto,
¿Reyes
qué
hacía?
¿Cuál
era
su
rol?
El
rol
de
Reyes
era
derribar
los
aviones
británicos.
Y
lo
hacía
con
una
batería
antiaérea,
que
es
un
cañón
que
le
dispara
a
estos
aviones
ingleses.
Y
los
cañones
nuestros
pesaban
seis
toneladas
y
media.
O
sea,
no
estamos
hablando
de
un
cañoncito.
Para
nada.
Eran
muy,
muy
pesados.
Imagináte
que
el
jefe
del
escuadrón,
a
15
días
de
iniciado
el
bombardeo,
decidió
que
tenían
que
cambiar
de
posición.
Lo
cual
era
una
tarea
casi
imposible.
Por
lo
pesado
de
los
cañones.
Pero
además
porque…
El
terreno
ahí
era
muy,
muy
barroso,
muy
esponjoso.
Entonces
si
uno
se
salía
de
determinados
senderos…
La
batería…
Se
encajaba.
Se
estancaba
en
el
barro.
Entonces
había
que
zinchar
en
el
barro
tratando
de
sacar
los
cañones.
¿Todo
esto
para
mover
los
cañones?
Claro,
porque…
Si
vos
te
demorabas
mucho…
Te
ibas
cada
vez
más
abajo.
Era
muy
pesado.
Entonces
estar
bajo
lluvia
y
esto,
sacando
los
cañones,
era
todo
un
lío.
Y
muy
frío,
¿no?
La
verdad
es
que
yo
nunca
estuve
en
Malvinas,
pero
sí.
Reyes
me
contó
que
la
pasó
mal.
El
viento
es
extremo.
Por
ejemplo:
nosotros
armábamos
las
carpas
y
se
nos
volaban.
Y
la
lluvia
caía
de
todas
las
formas.
En
copo
de
nieve,
en
rocío,
neblina,
lluvia
fuerte,
lluvia
débil,
nieve
fuerte,
nieve
débil.
Bajo
estas
condiciones,
Reyes
y
toda
la
batería
tenía
que
cambiar
de
posición.
Entonces
trasladan
el
cañón,
la
artillería,
las
municiones,
las
carpas,
la
comida.
Trasladan
todo.
Y
para
moverse
tan
sólo
un
kilómetro
tardaron
tres
días.
Wow.
Finalmente
llegan
a
un
lugar
donde
había
una
trinchera
muy
precaria,
a
unos
cinco
metros.
Era
un
hueco
en
la
tierra.
Son
varios
hombres,
un
cañón
inmenso,
en
medio
de
la
nada.
Hay
bombardeo
inglés.
Parecía
el
fin
del
mundo.
Y
bueno,
en
esa
trinchera…
Se
veía
todo
cubierto
de
agua,
pero
se
había
medio
quemado,
como
que
alguien
había
hecho
fuego
ahí.
Hasta
que
en
un
determinado
momento
vemos
que
empieza
a
salir
de
ahí
adentro
un
pie,
sale
una
pierna,
empieza
a
salir
el
cuerpo.
Se
asoma
un
soldado.
Había
un
soldado:
Rena.
Victor
Daniel
Rena.
¡Qué
cosa!
¡Qué
cosa!
¿Dónde?
¿O
sea,
de
este
hueco
sale
un
tipo?
Sí,
de
ahí
mismo.
No
salió
uno,
salieron
dos
soldados.
Estaba
Rena
y
su
compañero,
Juan
Palacios.
Ambos
del
Regimiento
25.
Los
bravos
del
25.
Tenían
apenas
18
años.
Ambos
estaban
cumpliendo
con
su
servicio
militar
obligatorio.
Y
estaban
en
esa
trinchera
porque
su
misión
era
defender
el
aeropuerto
en
caso
de
un
ataque
por
tierra.
¿Dos
soldaditos
iban
a
defender
el
aeropuerto
contra
los
ingleses?
Tal
cual.
Eso
fue
parte
de
lo
que
pasó
en
Malvinas:
la
improvisación,
¿no?
Un
gobierno
militar
que
llevó
a
muchos
soldados
a
una
guerra
para
la
que
ni
siquiera
estaban
preparados.
Entonces
nos
ve
a
nosotros
que
nos
estábamos
instalando
al
lado…
Todo
el
equipo
de
artillería.
Cañones,
radares…
Y
Rena
y
Palacios
estaban
sorprendidísimos
de
tener
todos
estos
armamentos
tan
importantes
ahí.
Entonces
vino
a
hablar
con
nosotros.
Salió
él
y
salió
otro
chico,
Juan
Palacios.
Ambos
soldados
son
de
la
provincia
de
Córdoba,
de
una
ciudad
llamada
Río
Cuarto.
Reyes
y
los
hombres
que
tenía
a
su
mando
estaban
usando
una
pala
mecánica
para
excavar
una
trinchera
para
la
artillería.
Pero
cuando
Reyes
ve
esa
trinchera
precaria
en
la
que
estaban
Rena
y
Palacios
le
da
pena
y
da
la
orden
de
que
también
les
construyan
una
trinchera
nueva
para
ellos.
Y
entonces
quedaron
con
refugio,
como
la
gente.
Quedaron
pegados
a
nosotros.
Y,
Daniel,
hay
que
entender
este
gesto,
porque
no
es
normal.
¿En
qué
sentido?
Es
que
entre
tenientes
y
soldados
rasos
no
había
—no
hay—
grandes
vínculos.
Un
gesto
así
era
muy
poco
común.
Y
es
que
además
de
que
había
diferencias
de
clase
muy
grandes,
también
estaba
eso
de
que
eran
de
diferentes
fuerzas.
Pero
a
Reyes
nada
de
eso
le
importó.
Y
ese
gesto
de
Reyes
—algo
tan
simple,
¿no?—
iba
a
ser
muy
significativo
para
Rena,
y
marcó
el
comienzo
de
una
amistad.
Pero
a
mi
me
gustaba
a
la
tarde,
o
en
un
determinado
momento
que
esté
tranquilo,
siempre
acercarme
con
los
soldados.
Y
hablaban
durante
horas.
Lo
hacía
con
los
de
mi
batería
y
lo
hacía
con
ellos
también.
Hablar
de
las
familias
de
ellos,
de
qué
hacían,
qué
expectativas,
qué
estaban
estudiando,
qué
querían
seguir
haciendo
después.
Bueno,
y
así
empezó
a
conocer
a
Rena
y
a
hacerse
amigo
de
él.
Me
invitaban.
Me
decían:
“Venga
a
Río
Cuarto
que
le
voy
a
decir
a
mi
hermana
que
cocine,
que
cocina
muy
bien”.
Y
les
gustaba
charlar
de
lo
que
hacían
en
su
pueblo
de
Córdoba.
Bueno
si,
ya
vamos
a
ir
a
Río
Cuarto”.
Ya
están
pensando
en
lo
que
van
a
hacer
después
de
la
guerra.
Si
es
que
sobreviven.
Exacto.
Así
mismo
se
sentía
Reyes.
Realmente
no
debe
haber
un
lugar
donde
fueron…
fuimos
más
similares,
¿no?
Y
estuvimos
más
cerca
uno
del
otro,
que
ese,
¿no?
Cuando
Reyes
dice
“más
cerca”
en
realidad
lo
que
está
diciendo
es
que
no
sólo
estaban
bajo
las
mismas
condiciones,
sino
también
lo
que
está
diciendo,
es
que
estaban
enfrentando
juntos
la
guerra
y…
Por
el
desarrollo
que
tenía
el
combate
yo
sabía
o
pensaba
que
no
iba
a
salir
vivo.
En
los
dos
meses
que
pasaron
juntos,
se
hicieron
amigos
de
verdad.
Las
diferencias
de
rango
entre
ellos
desaparecieron.
Reyes
compartía
su
comida
con
Rena
porque
la
comida
del
ejército
era
famosa
por
lo
mala
que
era.
Un
guiso
medio
lavado
y
a
lo
mejor
poco
nutritivo.
Mientras
que
a
los
oficiales,
como
Reyes,
les
daban
una
comida
un
poco
más
digna.
Ravioles
con
pollo,
arroz
con
estofado.
Y
eran
platos
variados.
O
sea,
no
no
repetimos
el
plato.
Y…
Y
claro,
otra
vez,
este…
este
tipo
de
generosidad
no
es
normal
en
este
contexto.
No,
no
es
nada
normal.
Reyes
hizo
cosas
como
ofrecerles
ropa
seca.
Imagináte
para
dos
soldados
viviendo
en
una
trinchera
húmeda
y
a
punto
de
congelarse
tener
ropa
seca.
Llevaban
dos
meses
sin
cambiarse
la
ropa.
Eso
significó
muchísimo.
Y
luego
Reyes
hasta
le
enseña
a
disparar.
Un
momentito.
¡¿Qué?!
¿Que
no
sabía
ni
siquiera
disparar?
Sí.
Mirá.
Lo
que
pasó
fue
que
muchos
soldados,
como
Rena,
tuvieron
poca
preparación
militar.
Y
bueno,
Reyes,
cuando
se
enteró
que
ellos
tenían
que
defender
por
tierra
el
aeropuerto,
le
dio
una
prueba
de
tiro
a
Rena.
Agarró
dos
barriles
de
combustible
de
200
litros
cada
uno
y
los
puso
a
cierta
distancia
para
probarlo.
Le
digo,
“Bueno,
ahora
sí.
Cargá
el
fusil”.
Carga
el
fusil…
perfecto.
“Bueno
¡tirá!”.
Tiraba
pero
no
le
pegaba
ni
por
casualidad.
Y
yo
para
pensaba,
digo:
“Este
nos
va
a
dar
cobertura
terrestre
pero…
¡no
sabe
tirar!”
¿Y
mejoró?
¿Aprendió?
Sí.
Reyes
me
contó
que
al
mes
ya
todos
lo
consideraban
un
gran
soldado
y
ya
había
aprendido
a
tirar.
Ya
en
junio
del
‘82,
dos
meses
después
de
haber
llegado,
los
bombardeos
a
la
posiciones
argentinas
en
el
aeropuerto
eran
cada
vez
más
intensos.
Y
en
esos
bombardeos
ingleses,
uno
de
los
misiles
cae
cerca
de
la
trinchera
de
Rena,
y
se
prende
fuego
todo.
Se
prende
fuego
su
casco,
su
armamento
—todo
lo
que
tenía
en
la
trinchera—.
Bueno,
¿pero
Rena
se
logra
salvar?
Sí,
sí,
él
se
salvó.
Pero
esto
le
pasa
en
el
peor
momento
porque
en
ese
momento
a
él
le
dan
la
orden
de
ir
a
defender
la
primera
línea
de
batalla
por
tierra;
es
decir,
ir
desde
el
aeropuerto
hasta
la
costa
porque
los
ingleses
ya
estaba
entrando
por
tierra.
Y…
Y
Rena
no
tiene
ni
siquiera
un
fusil
para
luchar.
Se
le
había
quemado.
Claro.
Y
fue
justamente
acá
que
Reyes
lo
ayudó
de
nuevo.
Le
dio
un
fusil
y
un
casco.
Aunque,
bueno,
Rena
no
quería
aceptarlo.
Y
él
nos
dice:
“Pero
dice
Fuerza
Aérea
por
todos
lados”.
“¡¿Pero
qué
te
importa
que
diga
Fuerza
Aérea?!
Si
funciona
igual”.
Bueno,
entonces
al
menos
con
eso
ya
puede
entrar
a
la
batalla,
¿no?
Eso
fue
lo
que
hizo.
Pero
antes
de
despedirse
de
Reyes,
Rena
sintió
que
le
debía
algo,
y
tenía
una
regalo
para
él.
Me
dice:
“Mire,
le
doy
un…
una
estampita
de
la
Virgen
de
Luján”.
¿La
virgen
de
qué?
De
Luján,
que
es
la
patrona
de
los
argentinos.
Y
nada,
Reyes
no
quería
aceptarla.
Le
digo:
“Mirá,
no,
llevatela
porque
vos
la
vas
a
necesitar
más
que
yo”.
Y
me
dice:
“No,
¡tengo
dos!”
Reyes
le
pidió
a
Rena
que
detrás
de
la
estampita
escribiera
su
nombre
y
el
nombre
también
de
su
ciudad:
Río
Cuarto.
Reyes
se
guardó
la
estampita
en
una
libreta
que
tenía
en
el
bolsillo
y
le
dijo:
“Te
prometo
que
cuando
todo
esto
termine
voy
a
ir
a
Córdoba
y
nos
vamos
a
comer
un
flor
de
asado”.
Y
Rena
obviamente
le
dijo
que
sí…
Venga,
que
lo
espero”.
Nos
dimos
un
abrazo
y
él
se
fue.
Y
Reyes
continuó
con
su
misión,
que
era
operar
la
artillería
y
tratar
de
hacer
lo
que
podía:
que
era
defender
el
aeropuerto
y
derribar
aviones
ingleses.
Y
disparaba,
disparaba
y
disparaba.
Y
en
eso
consistía
la
batalla
final:
disparar
hasta
que
alguno
de
los
dos
bandos
se
quedara
sin
municiones.
¿Y
así?
¿Así
terminó
la
guerra?
Exactamente.
Los
ingleses
dieron
la
orden
del
cese
al
fuego
y
ahí
efectivamente
se
termina
la
guerra.
Porque
si
los
ingleses
continuaban
disparando
y
acercándose
como
lo
venían
haciendo,
hubiese
sido
una
masacre.
O
sea,
la
resistencia
argentina
colapsó.
Sí,
se
quedaron
sin
municiones.
Y
los
ingleses
tomaron
a
los
9.000
soldados
argentinos
que
sobrevivieron
como
prisioneros
en
el
aeropuerto.
Uno
de
esos
prisioneros
era
Reyes.
En
realidad
la
imagen
de
lo
que
era
el
aeropuerto
con
todos
los
prisioneros
fue
una
imagen
dantesca.
Gente
deambulando
como
zombis.
Algunos
buscaban
comida,
otros
buscaban
abrigo.
Destruían
sus
propios
armamentos
para
que
no
fueran
utilizados
por
los
ingleses.
Y
bueno,
en
ese
contexto,
Reyes
se
pone
a
buscar
a
Rena,
y
pensó
que
lo
encontraría
cerca
de
la
posición
que
tenían
en
la
batería
durante
la
guerra.
Y
cuando
voy
a
la
posición,
lo
veo
a
Palacios
que
estaba
sentado
en
una
piedra
con
la
cabeza
entre
las
manos
y
estaba
mal,
anímicamente
muy
mal.
Palacios
es
el…
el
compañero
de
trinchera
de
Rena,
¿verdad?
Sí,
sí,
es
él.
Y
Reyes
le
pregunta
si
lo
había
visto:
Me
dice:
“No,
no
lo
busque
más.
Una
granada
de
mortero
lo
partió
por
la
mitad.
Se
murió”.
Y
Reyes,
devastado.
Sí.
Reyes
me
cuenta
que
lo
primero
que
hizo
cuando
se
enteró
fue
sacar
la
estampita
que
Rena
le
había
regalado.
Y
le
escribí:
“Fallecido
en
combate
el
14
de
junio
de
1982”.
Cuando
la
guerra
terminó,
Reyes
rehízo
su
vida
en
Buenos
Aires.
Se
casó
con
su
novia
María
Elena.
Tuvo
cinco
hijos.
Pero
la
guerra
siempre
estaba
ahí.
Cada
año…
Siempre
los
14
de
junio
me
acordaba
de
él.
Se
acordaba
mucho
de
Rena.
Por
haberlo
conocido
y
por
lo
que
habíamos
desarrollado.
Esa
fecha
marcaba
el
día
que
terminó
la
guerra,
y
Reyes
asistía
a
misa
en
honor
a
los
caídos.
Por
las
658
víctimas,
y
entre
ellos
especialmente
por
Víctor.
Por
Víctor
Rena.
Reyes
nunca
se
olvidó
de
la
guerra.
Una
pausa
y
volvemos.
Este
mensaje
viene
de
Squarespace,
patrocinador
de
NPR.
Si
estás
listo
para
empezar
tu
nuevo
negocio,
obten
un
dominio
único
y
crea
una
bonita
página
web
con
el
apoyo
del
galardonado
servicio
al
cliente
que
está
disponibles
las
24
horas
del
día,
los
siete
días
de
la
semana.
Ingresa
a
Squarespace.com/radio
y
obten
una
prueba
gratuita.
Y
cuando
estés
listo
para
lanzar
tu
página,
usa
el
código
RADIO
para
ahorrarte
10%
en
la
compra
de
tu
primer
sitio
web
o
dominio.
Imagínalo,
suéñalo,
hazlo,
con
Squarespace.
¿Qué
se
necesita
para
empezar
algo
desde
cero?
¿Y
cómo
es
el
proceso
para
construirlo?
Cada
semana,
en
How
I
Built
This,
un
detrás
de
escenas
con
los
fundadores
de
las
compañías
más
inspiradoras
en
el
mundo.
Estamos
de
vuelta
en
Radio
Ambulante.
Soy
Daniel
Alarcón.
Gisela
y
yo
hablamos
a
lo
largo
de
una
semana,
ella
en
Buenos
Aires,
y
yo
aquí,
en
Nueva
York,
sobre
la
historia
de
Jorge
Luis
y
Víctor.
Pero
sí,
sentí
que
necesitaba
entender
un
poco
mejor
el
contexto.
Entonces
llamé
a
un
amigo.
Eh,
yo
soy
Gabriel
Pasquini,
soy
periodista
y
escritor
argentino.
Y
le
pregunté
qué
pasó
después
de
la
guerra.
Gabriel
lo
recuerda
bien.
Tenía
16
años
cuando
Galtieri
anunció
la
supuesta
recuperación
de
Malvinas.
Y
Gabriel
me
dijo
que
los
medios.
Nos
convencían
día
a
día
de
que
estábamos
ganando.
O
sea,
nosotros,
los
argentinos,
estuvimos
ganando
la
guerra
hasta
el
día
que
avisaron
que
nos
habíamos
rendido.
Lo
cual
solo
hizo
que
esa
derrota
fuera
más
humillante.
La
gente,
una
vez
concluída
la
guerra,
no
quiere
más
pensar
en
eso
y
olvida
la
guerra
y
olvida
a
los
que
pelearon
en
ella.
La
vergüenza
del
fracaso
en
el
campo
de
batalla
se
sumó
a
la
larga
lista
de
crímenes
que
se
le
imputaba
a
la
Junta
Militar.
Una
Junta,
que
dicho
sea
de
paso,
no
duró
mucho
más.
Y
súbitamente,
cuando
perdimos,
nos
declaramos
víctimas
y
habíamos
sido
engañados,
y
a
todo
esto
los
únicos
culpables
eran
los
militares.
Año
y
medio
después
del
cese
de
fuego,
la
democracia
había
reemplazado
la
junta
militar.
Pero
el
olvido
hacia
los
combatientes
de
Malvinas
duró
mucho
más
que
la
dictadura.
Y
hubo
un
largo
tiempo
antes
de
que
los
gobiernos
civiles
empezaran
a
darles
pensiones,
a
darles
apoyo,
a
darles
ayuda,
y
a
que
se
pudiera
hablar
de
este
tema.
Porque
no
sólo
se
olvidaron
de
los
soldados,
no.
Los
argentinos
también
se
olvidaron
que
la
gran
mayoría
había
apoyado
a
la
guerra,
que
la
retórica
nacionalista
había
seducido
al
país.
Y
la
imagen
que
se
construyó
en
torno
del
soldado
de
Malvinas
era
un
joven
que
había
sido
llevado
a
la
fuerza
a
la
guerra
y
que
en
realidad
había
sido
más
víctima
de
los
militares
argentinos,
de
sus
superiores,
de
su
improvisación,
su
crueldad,
su
corrupción,
que
de
los
propios
británicos.
Sí,
exacto.
Esa
es
una
de
las
visiones
que
se
tiene
de
los
soldados.
Y
también
se
los
vio
como
víctimas
del
terrorismo
de
estado
porque
nosotros
llevábamos
seis
años
de
dictadura.
Y
justamente
por
eso
también
la
vergüenza
y
la
humillación
nacional.
En
el
caso
de
Reyes,
por
ejemplo,
por
mucho
tiempo
decidió
no
hablar
de
Malvinas.
Durante
los
primeros
18
años
después
de
la
guerra
yo
prácticamente
no…
no
hablé
del
tema,
ni
siquiera
en
casa,
ni
siquiera
con
mis
hijos.
Fue
sólo
después
de
18
años
que
Reyes…
No
sólo
yo
empecé
a
hablar
con
mi
familia,
con
mis
amigos,
y…
y
hasta
incluso
escribir
un
libro.
¿Un
libro?
Sí,
escribió
un
libro
que
terminó
siendo
un
diario
de
guerra.
Se
sentó
a
escribir
y
fue
una
especie
de
terapia.
Todos
los
sentimientos
que
había
guardado
por
mucho
tiempo
le
salieron
de
golpe.
Me
di
cuenta
que
en
el
subconsciente
yo
tenía
todo
grabado,
que
no
había
un
detalle
que
se
me
había
escapado
y
que
me
acordaba
de
un
montón
de
cosas.
Entonces
fue
como
un…
como
un
ejercicio
de
recuperación.
¿Lo
grabaste
leyendo?
Sí.
Ya
te
digo…
Cuando
lo
grabé
leyendo
vi
a
una
persona
que
no
podía
parar
de
recordar
cosas.
Y
la
parte
donde
describe
la
muerte
de
Rena
es
una
de
las
más
importantes
del
libro.
La
caída
de
este
muchacho
mucho
me
pesaba.
Lo
mismo
que
la
caída
de
todos.
¡Pobre
Víctor!
Sin
duda
era
una
lucha
desigual,
pero
no
se
amedrentó.
Estaba
allí
encarando
a
la
defensa
de
todo
el
país.
Ojalá
nuestros
compatriotas
sepan
valorar
la
actitud
de
todos
estos
hombres
que
a
pesar
de
todas
las
limitaciones
lucharon
con
un
valor
más
allá
de
su
propias
fuerzas.
¿Qué
pasa
con
ese
manuscrito?
O
sea,
¿se
publica?,
¿termina
en
las
librerías?,
¿qué
hace
con
ese
texto?
En
realidad
Reyes
nunca
llegó
a
publicar
el
manuscrito.
Lo
escribió
y
luego
lo
dejó
en
una
oficina
de
la
Fuerza
Aérea
que
se
dedica
a
dar
apoyo
a
los
veteranos
de
Las
Malvinas.
Nunca
más
supe
nada.
Lo
dejé
ahí,
y
yo
seguí
con
mi
vida,
y…
pero
nunca
tuve
una
devolución
de
eso.
Y
en
realidad,
si
hubiese
sido
por
Reyes,
ahí
hubiera
quedado
esa
historia,
olvidada
en
esa
oficina
de
la
Fuerza
Aérea.
Pero
sucedió
algo
curioso.
Alguien
dentro
de
la
oficina
leyó
ese
manuscrito
y
aparentemente
transcribió
la
parte
que
tenía
que
ver
con
la
muerte
de
Rena.
Y
esta
historia
empieza
a
circular
en
las
redes
sociales.
El
propio
Reyes
ni
siquiera
sabía
que
esto
estaba
pasando.
Hasta
que
en
2011
la
historia
de
amistad
entre
Reyes
y
Rena
apareció
en
una
página
que
se
llama
“Nunca
olvidemos
a
nuestros
héroes”.
Tratábamos
de
compartir,
no
sé,
historias
de
policías,
historias
de
bomberos,
mucho
de
Malvinas,
sobre
nuestra
historia.
Ese
es
Germán
Stoessel,
uno
de
los
administradores
de
la
página.
Y
no
recuerda
bien
cómo
fue
que
encontró
el
escrito
de
Reyes.
Piensa
que
en
algún
momento
alguien
lo
compartió
con
él
en
Facebook,
y
él
decidió
subirlo
a
su
página.
Pero
el
punto
importante
acá
tiene
que
ver
con
que
Germán
encontró
un
error
en
la
historia.
En
ese
relato
cuenta
que
Víctor
Daniel
Rena
es
integrante
del
Regimiento
de
Infantería
25.
Aquellos
que
leen
mucho
sobre
Malvinas
saben
que
ese
regimiento
tuvo
sólo…
12
caídos.
Pero
esos
12
caídos
fueron
durante
el
mes
de
mayo.
Pero
Rena
murió
en…
en
junio.
¡Exactamente!
El
14
de
junio.
Ahí
está
el
error.
Es
imposible
que
el
soldado
Rena
haya
muerto
en
el
día
que
Reyes
decía.
Entonces,
¿Reyes
se
confundió
con
la
fecha?
Germán
todavía
no
estaba
seguro,
pero
se
puso
a
buscar.
Entonces
primero
busca
en
un
listado
de
soldados
fallecidos
que
tiene
el
Ministerio
de
Defensa.
Y
no,
en
el
listado
no
figuraba
como
muerto.
¿O
sea
que
Rena
aún
podía
estar
vivo?
Bueno,
primero
quedaba
claro
que
por
lo
menos
Rena
en
la
guerra
no
había
muerto.
Pero
Germán
todavía
no
sabía
si
había
muerto
después.
Recordá
que
esto
está
pasando
29
años
después
de
la
guerra.
¿Y
qué
podía
hacer
para
corroborar
si
es
que
Rena
estaba
vivo
o
muerto?
Germán
lo
hizo
a
la
antigua:
buscó
el
apellido
de
Rena
en
la
guía
telefónica.
¿Y?
Y
encontró
a
un
Víctor
Rena
viviendo
en
Córdoba.
Y
ahí
mismo
lo
llamó.
Bueno,
mi
nombre
es
Víctor
Daniel
Rena.
Y
sí,
era
él.
Ahí
honestamente
me…
me
corrió
un
frío
por
la
espalda,
me
puse
así
como
nervioso
porque
ya
no
había
dudas,
estaba
vivo.
Germán
entonces
le
explica
por
qué
lo
está
llamando.
Como
me
habían
dado
por
muerto
ni
yo
sabía
tampoco
que
estaba
muerto…
¡Es
genial!
Ese
acento
cordobés
es
lo
máximo,
¿no?
Entonces
claro,
el
siguiente
paso
es
poner
en
contacto
a
estos
dos
amigos
perdidos.
Claro,
por
supuesto.
Pero
cuando
lo
buscó
en
la
guía
telefónica…
Me
aparecieron
500
mil
Reyes.
Pero
siguió
buscando.
Googleó
a
la
Unidad
Antiaérea
de
Reyes
y
encontró
otro
listado
de
los
veteranos.
Y
así
es
como
encontró
su
número.
Lo
llamó
y
le
pasó
el
teléfono
de
Rena.
Y
lo
llamó
en
seguida,
me
imagino.
Y
sí,
pero
Reyes
no
estaba
solo.
La
primera
vez
que
llama
a
Rena
lo
acompañaba
toda
su
familia
–su
esposa
y
sus
cinco
hijos–.
Estaban
todos
al
lado
mío
y
asi
es
como
hicimos
contacto.
Cuando
me
llama:
“¿Víctor?”
“Sí”.
Y
se
quebró,
se
quebró
y
bueno,
ya
me
quebré
yo
también,
y
bueno,
ya
fue
una
cosa
de
gran
emoción.
Y
bueno,
yo
creo
que
nuestras
lágrimas
derramaba
para
mil,
a
mil,
a
mil.
Y
fue
una
sorpresa
muy
grande
porque
a
través
de
todo
eso
trae
una
historia
muy
atrás
y
bueno…
¿Pero
cómo
es
que
se
salva
Rena
finalmente?
¿Por
qué
es
que
su
compañero…
Palacios
se
llamaba?,
¿no?
¿cómo
es
que
Palacios
pensaba
que
estaba
muerto?
Esa
es
una
gran
pregunta,
y
es
la
gran
pregunta
de
ambos.
Una
vez
que
pasó
la
emoción
de
haberse
reencontrado
después
de
29
años
se
pusieron
a
reconstruir
qué
es
lo
que
pasó
el
14
de
junio
de
1982.
Yo
esa
noche
cuando
me
despido,
bueno,
nos
dimos
un
abrazo,
una
noche
oscura.
Y
ya
íbamos
saliendo
casi
al
amanecer
hacia
el
monte
Dos
Hermanas…
Rena
cuenta
que
ya
era
de
noche
cuando
él
y
Reyes
se
despidieron
y
que
a
Rena
le
tocó
avanzar
hasta
la
primera
línea
de
batalla.
Cuando
va
avanzando
se
separa,
por
la
acción
del
combate,
se
separa
de
sus
compañeros
con
los
que
estaba
en
el
aeropuerto.
Era
la
batalla
final.
Estaban
en
un
caos
completo.
Era
de
noche,
bombas
cayendo
por
todos
lados.
El
fuego
cruzado.
No
se
veía
prácticamente
nada.
Rena
se
unió
a
cuatro
soldados
de
Buenos
Aires
que
no
conocía.
Y
el
único
con
fusil
era
Rena.
Pero
¿qué
hacen
cuatro
soldados
sin
armamentos,
acercándose
a
la
primera
línea?
¿para
qué?
Estaban
cumpliendo
su
deber.
¿Sin
fusiles?
Pero
¿qué
van
a
hacer
ahí?
Supongo
que…
que
harían
lo
que
podían.
¿Morir?
Morir.
Exactamente.
Entre
todas
esas
balas
y
bombas,
una
explota
y
los
cinco
vuelan
por
los
aires.
Entonces
Rena
queda
tendido
en
el
piso,
ensangrentado
completamente
en
esa
oscuridad.
Todos
iban
hacia
adelante,
así
que
había
otros
grupos
que
a
unos
metros
seguían
avanzando.
Entre
ellos
Palacios,
que
era
su
compañero
de
trinchera.
Pero
avanzaban
como
podían.
Y
cuando
Palacios
ve
que
los
otros
cuatro
de
Buenos
Aires
caen
muertos…
Realmente
ellos
me
vieron
caer
entonces
me
habían
dado
por
muerto.
¿Cómo
es
que
se
salvó?
En
primer
lugar,
gracias
a
Reyes.
Reyes
le
había
prestado
ese
fusil
y
ese
casco.
Y
como
te
contaba,
una
de
las
esquirlas
le
pega
en
la
frente,
en
la
cabeza.
Y
en
la
cabeza
me
salvó
el
casco.
Otro
pedazo
de
bomba
le
pega
en
el
fusil,
se
desvía,
y
en
ese
desviarse
le
corta
todo
el
costado
del
cuerpo.
Y
en
parte
me
ayudó
mucho
el
fusil
que
lo
quebró.
Entonces
él
queda
gravemente
herido.
Y
al
día
siguiente,
el
14
de
junio,
cuando
ya
hay
cese
al
fuego,
lo
rescatan
soldados
ingleses.
¿Y
por
qué
es
que
Reyes
no
vuelve
a
ver
a
Rena?
¿No
eran
ambos
prisioneros?
A
Rena
terminan
mandándolo
a
un
hospital
de
campaña
militar
y
lo
devuelven
al
continente
mucho
después
que
Reyes,
así
que
nunca
se
cruzan.
Y
bueno,
después
de
aquella
primera
llamada,
Rena
y
Reyes
se
pusieron
de
acuerdo
para
finalmente
verse
en
persona
el
20
de
junio
de
2011.
Iba
a
ser
en
Río
Cuarto.
Y
en
Río
Cuarto
toda
la
ciudad,
que
es
una
ciudad
pequeña,
estaba
convulsionada.
Todos
los
vecinos
de
Rena
sabían
que
se
iba
a
dar
este
encuentro
después
de
29
años.
Y
para
la
familia
de
Reyes…
La
historia
era
tan
fuerte
y
tan
importante
para
nosotros
que
todos
mis
hijos
suspendieron
todo
lo
que
tenían
que
hacer
para
que
nos
juntaramos
todos,
y
fuimos
en
mi
camioneta
a
Río
Cuarto.
O
sea
que
Rena
era
así
de
importante
para
la
familia.
Ya
era
un…
una
especie
de
mito,
no
solo
para
Reyes
sino
para
todos.
Sí,
yo
creo
que
Rena
era
un
miembro
más
de
la
familia.
Tanto
María
Elena,
la
esposa
de
Reyes,
como
sus
cinco
hijos,
conocían
a
fondo
esta
historia
de
amistad
que
había
marcado
a
fuego
al
teniente.
Durante
las
ocho
horas
que
dura
el
viaje
desde
Buenos
Aires
hasta
Rio
Cuarto,
Reyes
no
hizo
sino
pensar
en
todo
lo
que
había
pasado
para
llegar
a
ese
momento:
la
muerte
de
Rena,
esa
estampita
sellada
con
esa
fecha
que
marcaba
el
fin
de
la
guerra:
mezclaban
un
montón
de
sentimientos
en
Reyes.
De
hecho
me
contó
que
90
kilómetros
antes
de
llegar…
Paré
con
la
camioneta
ahí
y
digo:
“Pensar
que
después
de
tantos
años,
de
tantos
kilómetros,
de
tantas
cosas
que
pasaron
y
demás,
nos
queda
el
tramo
final,
que
son
90
kilómetros,
¿no?,
para
volver
a
abrazarnos
y
recuperar
una
historia
de
tantos
años”.
Entonces
me
demoré
en
poner
en
marcha,
porque
me
gustó
pensar
ese
momento
de
lo
que
nos
unía,
en
ese
tramo
final,
y
de
todo
lo
que
nos
separaba,
¿no?
La
historia
fue
tan
fuerte
que
los
medios
de
comunicación
de
Río
Cuarto
se
enteraron
de
que
Reyes
iba
y
estuvieron
ahí
presentes,
en
la
puerta
de
la
casa
de
Rena,
para
no
perderse
este
reencuentro.
Y
bueno,
ya
se
había
agrupado
todo
el
equipo
de
prensa.
En
un
momento
le
habían
avisado
que
había
llegado,
y
bueno,
llega
ya
al
frente
de
la
casa…
Reyes
bajó
de
su
camioneta
y
Rena
salió
a
la
vereda
de
su
casa
para
recibirlo.
Y
cuando
nos
vimos
frente
a
frente
lo
único
que
lo
vi
un
poquito
mas
viejito,
pero
de
cara
no
lo
olvidé
nunca.
Lo
identifiqué
enseguida.
No
había
cambiado
nada.
Estaba
más
gordo
nada
más.
Entonces
nos
abrazamos
y
fue
un
abrazo,
habrá
sido…
como
ese
abrazo
de
despedida
fue,
cuando
fue
en
Malvinas.
Pero
un
abrazo
con
regreso.
Y
ahí
fue
toda
la
emoción
que
se…
que
bueno,
qué
yo,
nos
quebramos.
Directamente.
Rena
tenía
todo
preparado.
Había
pintado
la
casa
y
hasta
había
hecho
una
parrilla
nueva.
Estaba
nueva
la
parrilla.
En
algunos
sectores
se
estaba
secando
el
cemento.
Y
hay
video
del
reencuentro,
que
es
un
video
casero
que
hizo
Rena
y
su
familia.
Y
yo
lo
pude
ver.
¿Quién
lleva
mate?
¿Quién
más
lleva
mate?
Cuando
veo
el
video
me
doy
cuenta
de
que
Rena
es
un
tipo
sencillo.
Tiene
una
casa
recontra
sencilla.
Era
un
soldado,
¡y
venía
el
teniente!
O
sea,
un
tipo
que
tiene
otro
cargo,
de
alto
mando,
con
todo
lo
que
eso
implicaba.
Entonces
hizo
todo
lo
que
estaba
a
su
alcance
para
recibirlo
bien.
Así
que
pasamos
un
día
espectacular.
Nos
tocó
un
día
hermoso.
Y
antes
de
irse
de
la
casa
de
Rena,
Reyes
le
mostró
un
regalo
que
compró
pensando
en
la
estampita
que
Rena
le
había
dado
ese
último
día
en
que
se
vieron
29
años
atrás.
Compré
dos
estatuillas
de
la
Virgen
de
Luján
pintadas,
que
tendrían
45,
50
centímetros,
grandecitas.
Y
a
una
le
pusimos
el
nombre
de
él
y
la
otra
tiene
el
nombre
mío.
Y
a
él
le
dejé
la
que
tiene
el
nombre
mío
y
yo
me
quedé
con
la
que
tiene
el
nombre
de
él.
Y
bueno,
al
final,
¿asado
de
cabrito?
Sí.
Y
después
de
tanto
silencio
y
tantos
sentimientos
encontrados…
porque
es
mucho
lo
que
perdieron
los
veteranos
de
Malvinas.
Por
más
de
29
años
Reyes
pensó
que
había
perdido
a
esa
persona
que
era
una
de
las
pocas
personas
que
sabía
exactamente
lo
que
él
había
vivido
durante
la
guerra.
Pero
al
menos
cumplieron
con
ese
asado
que
se
habían
prometido.
No
es
poca
cosa,
¿no?
Para
nada.
Ese
día,
en
todo
este
contexto,
ellos
ganaron
algo
inmenso.
Esta
historia
fue
producida
entre
Gisela
Ederle
y
Javier
Lucero.
Gisela
es
periodista
de
Buenos
Aires
y
trabaja
en
la
radio
de
la
Universidad
Nacional
de
General
Sarmiento.
Javier
trabaja
en
Radio
Universidad
de
Río
Cuarto
y
en
Radio
Río
Cuarto,
de
la
Provincia
de
Córdoba.
El
libro
del
Teniente
Jorge
Reyes
eventualmente
se
llegó
a
publicar,
bajo
el
título
“Vinieron,
y
les
presentamos
batalla”.
Gracias
además
a
Gabriel
Pasquini,
Javier
Trimboli,
Gonzalo
Arechaga,
Osvaldo
Daniele,
y
Facundo
Pérez
Toro,
de
la
Universidad
Nacional
de
la
Patagonia
Austral.
Esta
historia
fue
editada
por
Luis
Trelles,
Camila
Segura,
Silvia
Viñas
y
por
mí.
La
mezcla
y
el
diseño
de
sonido
son
de
Martina
Castro
y
Andrés
Azpiri.
La
música
es
de
Luis
Maurette.
El
resto
del
equipo
de
Radio
Ambulante
incluye
a
Jorge
Caraballo,
Remy
Lozano,
Miranda
Mazariegos,
Patrick
Mosley,
Ana
Prieto,
Laura
Rojas
Aponte,
Barbara
Sawhill,
David
Trujillo,
Elsa
Liliana
Ulloa
y
Luis
Fernando
Vargas.
Nuestras
pasantes
son
Lisette
Arévalo,
Victoria
Estrada
y
Andrea
López
Cruzado.
Carolina
Guerrero
es
la
CEO.
Radio
Ambulante
se
produce
y
se
mezcla
en
el
programa
Hinderburg
Pro.
¿Nos
sigues
en
Instagram?
Queremos
seguirte
de
vuelta.
Publica
en
tus
stories
un
video
escuchando
Radio
Ambulante
o
recomendando
el
podcast
a
tus
amigos
y
taguéanos
como
@radioambulante.
Hoy
seguiremos
de
vuelta
a
las
cuentas
que
nos
mencionan.
Recuerda,
@radioambulante
en
Instagram.
¡Gracias!
Para
escuchar
más
episodios
y
saber
más
sobre
esta
historia,
visita
nuestra
página
web,
radioambulante.org.
Radio
Ambulante
cuenta
las
historias
de
América
Latina.
Soy
Daniel
Alarcón.
Gracias
por
escuchar.
Check out more Radio Ambulante

See below for the full transcript

¿Por qué deberían escuchar Radio Ambulante? Por las historias que les traemos cada semana. Por las voces que les presentamos, voces que no vas a escuchar en ningún otro lado. Nos encanta traerles estas historias. Latinoamérica es una región complicada y maravillosa. Contamos estas historias para ayudarles a entenderla mejor. Entonces, muchos de ustedes nos han preguntado cómo pueden apoyar a Radio Ambulante. Hay varias maneras. Pueden recomendarnos a un amigo, o pueden dejarnos una reseña en iTunes. Incluso pueden hacer una donación si van a nuestra página web —radioambulante.org—. Producir este tipo de contenido cuesta mucha plata: desde pagar a editores y productores, hasta el alquiler de estudios y compra de equipo. Cada ayuda que recibamos, por más pequeña que sea, significa un montón. Y para nuestra audiencia en los Estados Unidos, por favor: también consideren apoyar a su emisora de Radio Pública local. Pueden hacerlo entrando a la página donate.npr.org/RadioAmbulante. Donate se deletrea: donate: D-O-N-A-T-E. Repito: donate.npr.org/Radio Ambulante. Muchísimas gracias. Y de parte de todo el equipo de Radio Ambulante, les deseamos felices fiestas. Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Hoy volvemos a nuestros archivos para escuchar una historia desde Argentina. La historia un soldado, un teniente y una amistad improbable. Empecemos con nuestra reportera: Yo soy Gisela Ederle. Periodista de Buenos Aires. Ok, Gisela, ¿estás lista? Sí. La Junta Militar, como órgano supremo del Estado, comunica al pueblo de la nación argentina que hoy la República ha recuperado las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur para el patrimonio nacional. Ya, entonces, ¿este audio de dónde viene? Este audio se escuchó el 2 de abril de 1982 y es cuando la Junta Militar argentina está anunciando lo que ellos llamaron “la recuperación” de las Islas Malvinas. Y bueno, para los que no saben, las Malvinas son un conjunto de islas, islotes, que son más de 200, que están muy, muy al sur de nuestro país. La ciudad más cercana está en la Patagonia argentina y está aproximadamente a unos 700 kilómetros. Y es importante saber que desde 1833 estas islas fueron ocupadas por los británicos. ¿Y quién vive ahí? Y ahí viven ciudadanos ingleses. Entonces son unas islas muy lejanas, llenas de ingleses. Explícame, ¿por qué toca una fibra, no sé, tan cruda para los argentinos? Sí, es que nosotros tenemos naturalizado que las Malvinas son argentinas desde que estamos en el colegio. Hasta la propia marcha de Malvinas la cantábamos cada 2 de abril. Las Malvinas/ Argentinas/ Clama el viento, irrumpe el mar… Siempre hemos sentido que fueron usurpadas por una potencia colonizadora: por piratas ingleses. Por eso, cuando el pueblo argentino escuchó el anuncio de la recuperación de las islas, fue algo maravilloso y sorprendente, hasta para los propios miembros de las fuerzas armadas. Ese día, cuando me levanto a la mañana, veo un movimiento bárbaro en el casino de oficiales, la gente que estaba desayunando, y era porque se habían recuperado las Malvinas Él es Jorge Luis Reyes, y en 1982 era un teniente de la Fuerza Aérea Argentina. Vivía en la base de… militar de Mar del Plata, y ese día estaba en lo que se llama el casino, es decir, la cafetería. Tenía 25 años y una novia con la que estaba pensando casarse. Y también una carrera prometedora dentro de las fuerzas armadas. Y el momento que describe fue cuando escuchó el anuncio que oímos al principio La República, ha recuperado las Islas Malvinas… Que declara la recuperación de las islas como un hecho. Para el patrimonio nacional… En ese momento, pensaban que con mandar soldados y poner una bandera Argentina, así se terminaría el asunto. Entonces tres días después, Reyes y cientos de combatientes como él… Hicimos cinco horas de vuelo hasta llegar en forma directa desde Mar del Plata al aeropuerto de Malvinas… Y cuando aterrizaron… No lo podíamos creer.Es que ahí, Daniel, está ese sentir nacional sobre las Malvinas que te contaba. Estar en Malvinas para nosotros era un sueño. Nos despertaba todo un sentido patriótico y de… de orgullo y de satisfacción muy personal. Y acordáte que nadie pensaba que esto iba a ser una guerra de verdad. Nosotros la verdad que no teníamos idea de lo… de que íbamos a entrar en combate. Era todo muy confuso. Porque hasta ese momento se hablaba de que nosotros íbamos a tener una presencia… Y que en una semana… Diplomáticamente se iba a arreglar todo el conflicto, que no iba a llegar, viste, a mayores. Pero la retórica de la Junta era diferente. Este pueblo que yo trato de interpretar como presidente de la Nación… Este es Leopoldo Fortunato Galtieri que fue presidente de facto de la Argentina. Un dictador. Y en ese momento estaba dando un discurso en la Plaza de Mayo, en el centro de Bueno Aires, frente a miles de personas. Pero también dispuesto a escarmentar a quien se atreva a tocar un metro cuadrado de territorio argentino. Y Daniel, tenés que entender el contexto de todo esto. Había una dictadura que ya llevaba seis años y que estaba tambaleante. Y esperaba, a través de esta guerra, poder seguir sobreviviendo. Pero, al mismo tiempo, los argentinos sentían que el reclamo sobre la soberanía de las Islas era justificado. Entonces la gente sí apoyaba ese reclamo. Prime Minister Y mientras tanto, la gente de Gran Bretaña quería reafirmar su soberanía sobre las islas. Mister Speaker, sir… Esta es Margaret Thatcher. La primera ministra de Gran Bretaña. Claro, una dura la Thatcher. La dama de hierro. Condemning totally this unprovoked aggression by the government of Argentina against British territory. Margaret Thatcher está diciendo que las Malvinas son territorio británico y que lo que hizo Argentina fue un ataque injustificado. It is the government’s objective to see that the Islands are free from occupation…. Que iban a sacar al ejército Argentino de las islas. At the earliest possible moment. Inmediatamente… Y Galtieri respondió. Si quieren venir, ¡que vengan! Les presentaremos batalla. Wow. Entonces, ¿guerra? Sí. Galtieri provocó al ejército inglés. Le dijo a la Thatcher y a su ejército que vinieran. Y bueno, vinieron. Y al grupo de Reyes le tocó defender el aeropuerto. El combate de los ingleses empieza el 1º de mayo con un avión de bombardero que venía desde la Isla de Ascensión. Entonces ese día… Cuando fue el primer ataque inglés me temblaban las rodillas. No puedo negar que sentí miedo. No, pues Reyes tan jovencito. ¿Qué? De 25 años, ¿no? ¿Había estado en la guerra antes? No, no, no había estado nunca en la guerra. Él había hecho una preparación durante su formación como teniente de la Fuerza Aérea, pero nunca había estado en un campo de batalla real. Desde el primer día el bombardeo fue constante. Los ingleses comprendieron enseguida que si ganaban el aeropuerto, ganaban la guerra. Entonces hacían un vuelo tras otro. Cuya misión importante y única era la destrucción de la pista. Y les dieron con todo. La verdad, los cagaron a balazos. Misiones, misión tras misión, tratando de inutilizar el aeropuerto. Y en todo esto, ¿Reyes qué hacía? ¿Cuál era su rol? El rol de Reyes era derribar los aviones británicos. Y lo hacía con una batería antiaérea, que es un cañón que le dispara a estos aviones ingleses. Y los cañones nuestros pesaban seis toneladas y media. O sea, no estamos hablando de un cañoncito. Para nada. Eran muy, muy pesados. Imagináte que el jefe del escuadrón, a 15 días de iniciado el bombardeo, decidió que tenían que cambiar de posición. Lo cual era una tarea casi imposible. Por lo pesado de los cañones. Pero además porque… El terreno ahí era muy, muy barroso, muy esponjoso. Entonces si uno se salía de determinados senderos… La batería… Se encajaba. Se estancaba en el barro. Entonces había que zinchar en el barro tratando de sacar los cañones. ¿Todo esto para mover los cañones? Claro, porque… Si vos te demorabas mucho… Te ibas cada vez más abajo. Era muy pesado. Entonces estar bajo lluvia y esto, sacando los cañones, era todo un lío. Y muy frío, ¿no? La verdad es que yo nunca estuve en Malvinas, pero sí. Reyes me contó que la pasó mal. El viento es extremo. Por ejemplo: nosotros armábamos las carpas y se nos volaban. Y la lluvia caía de todas las formas. En copo de nieve, en rocío, neblina, lluvia fuerte, lluvia débil, nieve fuerte, nieve débil. Bajo estas condiciones, Reyes y toda la batería tenía que cambiar de posición. Entonces trasladan el cañón, la artillería, las municiones, las carpas, la comida. Trasladan todo. Y para moverse tan sólo un kilómetro tardaron tres días. Wow. Finalmente llegan a un lugar donde había una trinchera muy precaria, a unos cinco metros. Era un hueco en la tierra. Son varios hombres, un cañón inmenso, en medio de la nada. Hay bombardeo inglés. Parecía el fin del mundo. Y bueno, en esa trinchera… Se veía todo cubierto de agua, pero se había medio quemado, como que alguien había hecho fuego ahí. Hasta que en un determinado momento vemos que empieza a salir de ahí adentro un pie, sale una pierna, empieza a salir el cuerpo. Se asoma un soldado. Había un soldado: Rena. Victor Daniel Rena. ¡Qué cosa! ¡Qué cosa! ¿Dónde? ¿O sea, de este hueco sale un tipo? Sí, de ahí mismo. No salió uno, salieron dos soldados. Estaba Rena y su compañero, Juan Palacios. Ambos del Regimiento 25. Los bravos del 25. Tenían apenas 18 años. Ambos estaban cumpliendo con su servicio militar obligatorio. Y estaban en esa trinchera porque su misión era defender el aeropuerto en caso de un ataque por tierra. ¿Dos soldaditos iban a defender el aeropuerto contra los ingleses? Tal cual. Eso fue parte de lo que pasó en Malvinas: la improvisación, ¿no? Un gobierno militar que llevó a muchos soldados a una guerra para la que ni siquiera estaban preparados. Entonces nos ve a nosotros que nos estábamos instalando al lado… Todo el equipo de artillería. Cañones, radares… Y Rena y Palacios estaban sorprendidísimos de tener todos estos armamentos tan importantes ahí. Entonces vino a hablar con nosotros. Salió él y salió otro chico, Juan Palacios. Ambos soldados son de la provincia de Córdoba, de una ciudad llamada Río Cuarto. Reyes y los hombres que tenía a su mando estaban usando una pala mecánica para excavar una trinchera para la artillería. Pero cuando Reyes ve esa trinchera precaria en la que estaban Rena y Palacios le da pena y da la orden de que también les construyan una trinchera nueva para ellos. Y entonces quedaron con refugio, como la gente. Quedaron pegados a nosotros. Y, Daniel, hay que entender este gesto, porque no es normal. ¿En qué sentido? Es que entre tenientes y soldados rasos no había —no hay— grandes vínculos. Un gesto así era muy poco común. Y es que además de que había diferencias de clase muy grandes, también estaba eso de que eran de diferentes fuerzas. Pero a Reyes nada de eso le importó. Y ese gesto de Reyes —algo tan simple, ¿no?— iba a ser muy significativo para Rena, y marcó el comienzo de una amistad. Pero a mi me gustaba a la tarde, o en un determinado momento que esté tranquilo, siempre acercarme con los soldados. Y hablaban durante horas. Lo hacía con los de mi batería y lo hacía con ellos también. Hablar de las familias de ellos, de qué hacían, qué expectativas, qué estaban estudiando, qué querían seguir haciendo después. Bueno, y así empezó a conocer a Rena y a hacerse amigo de él. Me invitaban. Me decían: “Venga a Río Cuarto que le voy a decir a mi hermana que cocine, que cocina muy bien”. Y les gustaba charlar de lo que hacían en su pueblo de Córdoba. Bueno si, ya vamos a ir a Río Cuarto”. Ya están pensando en lo que van a hacer después de la guerra. Si es que sobreviven. Exacto. Así mismo se sentía Reyes. Realmente no debe haber un lugar donde fueron… fuimos más similares, ¿no? Y estuvimos más cerca uno del otro, que ese, ¿no? Cuando Reyes dice “más cerca” en realidad lo que está diciendo es que no sólo estaban bajo las mismas condiciones, sino también lo que está diciendo, es que estaban enfrentando juntos la guerra y… Por el desarrollo que tenía el combate yo sabía o pensaba que no iba a salir vivo. En los dos meses que pasaron juntos, se hicieron amigos de verdad. Las diferencias de rango entre ellos desaparecieron. Reyes compartía su comida con Rena porque la comida del ejército era famosa por lo mala que era. Un guiso medio lavado y a lo mejor poco nutritivo. Mientras que a los oficiales, como Reyes, les daban una comida un poco más digna. Ravioles con pollo, arroz con estofado. Y eran platos variados. O sea, no no repetimos el plato. Y… Y claro, otra vez, este… este tipo de generosidad no es normal en este contexto. No, no es nada normal. Reyes hizo cosas como ofrecerles ropa seca. Imagináte para dos soldados viviendo en una trinchera húmeda y a punto de congelarse tener ropa seca. Llevaban dos meses sin cambiarse la ropa. Eso significó muchísimo. Y luego Reyes hasta le enseña a disparar. Un momentito. ¡¿Qué?! ¿Que no sabía ni siquiera disparar? Sí. Mirá. Lo que pasó fue que muchos soldados, como Rena, tuvieron poca preparación militar. Y bueno, Reyes, cuando se enteró que ellos tenían que defender por tierra el aeropuerto, le dio una prueba de tiro a Rena. Agarró dos barriles de combustible de 200 litros cada uno y los puso a cierta distancia para probarlo. Le digo, “Bueno, ahora sí. Cargá el fusil”. Carga el fusil… perfecto. “Bueno ¡tirá!”. Tiraba pero no le pegaba ni por casualidad. Y yo para mí pensaba, digo: “Este nos va a dar cobertura terrestre pero… ¡no sabe tirar!” ¿Y mejoró? ¿Aprendió? Sí. Reyes me contó que al mes ya todos lo consideraban un gran soldado y ya había aprendido a tirar. Ya en junio del ‘82, dos meses después de haber llegado, los bombardeos a la posiciones argentinas en el aeropuerto eran cada vez más intensos. Y en esos bombardeos ingleses, uno de los misiles cae cerca de la trinchera de Rena, y se prende fuego todo. Se prende fuego su casco, su armamento —todo lo que tenía en la trinchera—. Bueno, ¿pero Rena se logra salvar? Sí, sí, él se salvó. Pero esto le pasa en el peor momento porque en ese momento a él le dan la orden de ir a defender la primera línea de batalla por tierra; es decir, ir desde el aeropuerto hasta la costa porque los ingleses ya estaba entrando por tierra. Y… Y Rena no tiene ni siquiera un fusil para luchar. Se le había quemado. Claro. Y fue justamente acá que Reyes lo ayudó de nuevo. Le dio un fusil y un casco. Aunque, bueno, Rena no quería aceptarlo. Y él nos dice: “Pero dice Fuerza Aérea por todos lados”. “¡¿Pero qué te importa que diga Fuerza Aérea?! Si funciona igual”. Bueno, entonces al menos con eso ya puede entrar a la batalla, ¿no? Eso fue lo que hizo. Pero antes de despedirse de Reyes, Rena sintió que le debía algo, y tenía una regalo para él. Me dice: “Mire, le doy un… una estampita de la Virgen de Luján”. ¿La virgen de qué? De Luján, que es la patrona de los argentinos. Y nada, Reyes no quería aceptarla. Le digo: “Mirá, no, llevatela porque vos la vas a necesitar más que yo”. Y me dice: “No, ¡tengo dos!” Reyes le pidió a Rena que detrás de la estampita escribiera su nombre y el nombre también de su ciudad: Río Cuarto. Reyes se guardó la estampita en una libreta que tenía en el bolsillo y le dijo: “Te prometo que cuando todo esto termine voy a ir a Córdoba y nos vamos a comer un flor de asado”. Y Rena obviamente le dijo que sí… Venga, que lo espero”. Nos dimos un abrazo y él se fue. Y Reyes continuó con su misión, que era operar la artillería y tratar de hacer lo que podía: que era defender el aeropuerto y derribar aviones ingleses. Y disparaba, disparaba y disparaba. Y en eso consistía la batalla final: disparar hasta que alguno de los dos bandos se quedara sin municiones. ¿Y así? ¿Así terminó la guerra? Exactamente. Los ingleses dieron la orden del cese al fuego y ahí efectivamente se termina la guerra. Porque si los ingleses continuaban disparando y acercándose como lo venían haciendo, hubiese sido una masacre. O sea, la resistencia argentina colapsó. Sí, se quedaron sin municiones. Y los ingleses tomaron a los 9.000 soldados argentinos que sobrevivieron como prisioneros en el aeropuerto. Uno de esos prisioneros era Reyes. En realidad la imagen de lo que era el aeropuerto con todos los prisioneros fue una imagen dantesca. Gente deambulando como zombis. Algunos buscaban comida, otros buscaban abrigo. Destruían sus propios armamentos para que no fueran utilizados por los ingleses. Y bueno, en ese contexto, Reyes se pone a buscar a Rena, y pensó que lo encontraría cerca de la posición que tenían en la batería durante la guerra. Y cuando voy a la posición, lo veo a Palacios que estaba sentado en una piedra con la cabeza entre las manos y estaba mal, anímicamente muy mal. Palacios es el… el compañero de trinchera de Rena, ¿verdad? Sí, sí, es él. Y Reyes le pregunta si lo había visto: Me dice: “No, no lo busque más. Una granada de mortero lo partió por la mitad. Se murió”. Y Reyes, devastado. Sí. Reyes me cuenta que lo primero que hizo cuando se enteró fue sacar la estampita que Rena le había regalado. Y le escribí: “Fallecido en combate el 14 de junio de 1982”. Cuando la guerra terminó, Reyes rehízo su vida en Buenos Aires. Se casó con su novia María Elena. Tuvo cinco hijos. Pero la guerra siempre estaba ahí. Cada año… Siempre los 14 de junio me acordaba de él. Se acordaba mucho de Rena. Por haberlo conocido y por lo que habíamos desarrollado. Esa fecha marcaba el día que terminó la guerra, y Reyes asistía a misa en honor a los caídos. Por las 658 víctimas, y entre ellos especialmente por Víctor. Por Víctor Rena. Reyes nunca se olvidó de la guerra. Una pausa y volvemos. Este mensaje viene de Squarespace, patrocinador de NPR. Si estás listo para empezar tu nuevo negocio, obten un dominio único y crea una bonita página web con el apoyo del galardonado servicio al cliente que está disponibles las 24 horas del día, los siete días de la semana. Ingresa a Squarespace.com/radio y obten una prueba gratuita. Y cuando estés listo para lanzar tu página, usa el código RADIO para ahorrarte 10% en la compra de tu primer sitio web o dominio. Imagínalo, suéñalo, hazlo, con Squarespace. ¿Qué se necesita para empezar algo desde cero? ¿Y cómo es el proceso para construirlo? Cada semana, en How I Built This, un detrás de escenas con los fundadores de las compañías más inspiradoras en el mundo. Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Gisela y yo hablamos a lo largo de una semana, ella en Buenos Aires, y yo aquí, en Nueva York, sobre la historia de Jorge Luis y Víctor. Pero sí, sentí que necesitaba entender un poco mejor el contexto. Entonces llamé a un amigo. Eh, yo soy Gabriel Pasquini, soy periodista y escritor argentino. Y le pregunté qué pasó después de la guerra. Gabriel lo recuerda bien. Tenía 16 años cuando Galtieri anunció la supuesta recuperación de Malvinas. Y Gabriel me dijo que los medios. Nos convencían día a día de que estábamos ganando. O sea, nosotros, los argentinos, estuvimos ganando la guerra hasta el día que avisaron que nos habíamos rendido. Lo cual solo hizo que esa derrota fuera más humillante. La gente, una vez concluída la guerra, no quiere más pensar en eso y olvida la guerra y olvida a los que pelearon en ella. La vergüenza del fracaso en el campo de batalla se sumó a la larga lista de crímenes que se le imputaba a la Junta Militar. Una Junta, que dicho sea de paso, no duró mucho más. Y súbitamente, cuando perdimos, nos declaramos víctimas y habíamos sido engañados, y a todo esto los únicos culpables eran los militares. Año y medio después del cese de fuego, la democracia había reemplazado la junta militar. Pero el olvido hacia los combatientes de Malvinas duró mucho más que la dictadura. Y hubo un largo tiempo antes de que los gobiernos civiles empezaran a darles pensiones, a darles apoyo, a darles ayuda, y a que se pudiera hablar de este tema. Porque no sólo se olvidaron de los soldados, no. Los argentinos también se olvidaron que la gran mayoría había apoyado a la guerra, que la retórica nacionalista había seducido al país. Y la imagen que se construyó en torno del soldado de Malvinas era un joven que había sido llevado a la fuerza a la guerra y que en realidad había sido más víctima de los militares argentinos, de sus superiores, de su improvisación, su crueldad, su corrupción, que de los propios británicos. Sí, exacto. Esa es una de las visiones que se tiene de los soldados. Y también se los vio como víctimas del terrorismo de estado porque nosotros llevábamos seis años de dictadura. Y justamente por eso también la vergüenza y la humillación nacional. En el caso de Reyes, por ejemplo, por mucho tiempo decidió no hablar de Malvinas. Durante los primeros 18 años después de la guerra yo prácticamente no… no hablé del tema, ni siquiera en casa, ni siquiera con mis hijos. Fue sólo después de 18 años que Reyes… No sólo yo empecé a hablar con mi familia, con mis amigos, y… y hasta incluso escribir un libro. ¿Un libro? Sí, escribió un libro que terminó siendo un diario de guerra. Se sentó a escribir y fue una especie de terapia. Todos los sentimientos que había guardado por mucho tiempo le salieron de golpe. Me di cuenta que en el subconsciente yo tenía todo grabado, que no había un detalle que se me había escapado y que me acordaba de un montón de cosas. Entonces fue como un… como un ejercicio de recuperación. ¿Lo grabaste leyendo? Sí. Ya te digo… Cuando lo grabé leyendo vi a una persona que no podía parar de recordar cosas. Y la parte donde describe la muerte de Rena es una de las más importantes del libro. La caída de este muchacho mucho me pesaba. Lo mismo que la caída de todos. ¡Pobre Víctor! Sin duda era una lucha desigual, pero no se amedrentó. Estaba allí encarando a la defensa de todo el país. Ojalá nuestros compatriotas sepan valorar la actitud de todos estos hombres que a pesar de todas las limitaciones lucharon con un valor más allá de su propias fuerzas. ¿Qué pasa con ese manuscrito? O sea, ¿se publica?, ¿termina en las librerías?, ¿qué hace con ese texto? En realidad Reyes nunca llegó a publicar el manuscrito. Lo escribió y luego lo dejó en una oficina de la Fuerza Aérea que se dedica a dar apoyo a los veteranos de Las Malvinas. Nunca más supe nada. Lo dejé ahí, y yo seguí con mi vida, y… pero nunca tuve una devolución de eso. Y en realidad, si hubiese sido por Reyes, ahí hubiera quedado esa historia, olvidada en esa oficina de la Fuerza Aérea. Pero sucedió algo curioso. Alguien dentro de la oficina leyó ese manuscrito y aparentemente transcribió la parte que tenía que ver con la muerte de Rena. Y esta historia empieza a circular en las redes sociales. El propio Reyes ni siquiera sabía que esto estaba pasando. Hasta que en 2011 la historia de amistad entre Reyes y Rena apareció en una página que se llama “Nunca olvidemos a nuestros héroes”. Tratábamos de compartir, no sé, historias de policías, historias de bomberos, mucho de Malvinas, sobre nuestra historia. Ese es Germán Stoessel, uno de los administradores de la página. Y no recuerda bien cómo fue que encontró el escrito de Reyes. Piensa que en algún momento alguien lo compartió con él en Facebook, y él decidió subirlo a su página. Pero el punto importante acá tiene que ver con que Germán encontró un error en la historia. En ese relato cuenta que Víctor Daniel Rena es integrante del Regimiento de Infantería 25. Aquellos que leen mucho sobre Malvinas saben que ese regimiento tuvo sólo… 12 caídos. Pero esos 12 caídos fueron durante el mes de mayo. Pero Rena murió en… en junio. ¡Exactamente! El 14 de junio. Ahí está el error. Es imposible que el soldado Rena haya muerto en el día que Reyes decía. Entonces, ¿Reyes se confundió con la fecha? Germán todavía no estaba seguro, pero se puso a buscar. Entonces primero busca en un listado de soldados fallecidos que tiene el Ministerio de Defensa. Y no, en el listado no figuraba como muerto. ¿O sea que Rena aún podía estar vivo? Bueno, primero quedaba claro que por lo menos Rena en la guerra no había muerto. Pero Germán todavía no sabía si había muerto después. Recordá que esto está pasando 29 años después de la guerra. ¿Y qué podía hacer para corroborar si es que Rena estaba vivo o muerto? Germán lo hizo a la antigua: buscó el apellido de Rena en la guía telefónica. ¿Y? Y encontró a un Víctor Rena viviendo en Córdoba. Y ahí mismo lo llamó. Bueno, mi nombre es Víctor Daniel Rena. Y sí, era él. Ahí honestamente me… me corrió un frío por la espalda, me puse así como nervioso porque ya no había dudas, estaba vivo. Germán entonces le explica por qué lo está llamando. Como me habían dado por muerto ni yo sabía tampoco que estaba muerto… ¡Es genial! Ese acento cordobés es lo máximo, ¿no? Entonces claro, el siguiente paso es poner en contacto a estos dos amigos perdidos. Claro, por supuesto. Pero cuando lo buscó en la guía telefónica… Me aparecieron 500 mil Reyes. Pero siguió buscando. Googleó a la Unidad Antiaérea de Reyes y encontró otro listado de los veteranos. Y así es como encontró su número. Lo llamó y le pasó el teléfono de Rena. Y lo llamó en seguida, me imagino. Y sí, pero Reyes no estaba solo. La primera vez que llama a Rena lo acompañaba toda su familia –su esposa y sus cinco hijos–. Estaban todos al lado mío y asi es como hicimos contacto. Cuando me llama: “¿Víctor?” “Sí”. Y se quebró, se quebró y bueno, ya me quebré yo también, y bueno, ya fue una cosa de gran emoción. Y bueno, yo creo que nuestras lágrimas derramaba para mil, a mil, a mil. Y fue una sorpresa muy grande porque a través de todo eso trae una historia muy atrás y bueno… ¿Pero cómo es que se salva Rena finalmente? ¿Por qué es que su compañero… Palacios se llamaba?, ¿no? ¿cómo es que Palacios pensaba que estaba muerto? Esa es una gran pregunta, y es la gran pregunta de ambos. Una vez que pasó la emoción de haberse reencontrado después de 29 años se pusieron a reconstruir qué es lo que pasó el 14 de junio de 1982. Yo esa noche cuando me despido, bueno, nos dimos un abrazo, una noche oscura. Y ya íbamos saliendo casi al amanecer hacia el monte Dos Hermanas… Rena cuenta que ya era de noche cuando él y Reyes se despidieron y que a Rena le tocó avanzar hasta la primera línea de batalla. Cuando va avanzando se separa, por la acción del combate, se separa de sus compañeros con los que estaba en el aeropuerto. Era la batalla final. Estaban en un caos completo. Era de noche, bombas cayendo por todos lados. El fuego cruzado. No se veía prácticamente nada. Rena se unió a cuatro soldados de Buenos Aires que no conocía. Y el único con fusil era Rena. Pero ¿qué hacen cuatro soldados sin armamentos, acercándose a la primera línea? ¿para qué? Estaban cumpliendo su deber. ¿Sin fusiles? Pero ¿qué van a hacer ahí? Supongo que… que harían lo que podían. ¿Morir? Morir. Exactamente. Entre todas esas balas y bombas, una explota y los cinco vuelan por los aires. Entonces Rena queda tendido en el piso, ensangrentado completamente en esa oscuridad. Todos iban hacia adelante, así que había otros grupos que a unos metros seguían avanzando. Entre ellos Palacios, que era su compañero de trinchera. Pero avanzaban como podían. Y cuando Palacios ve que los otros cuatro de Buenos Aires caen muertos… Realmente ellos me vieron caer entonces me habían dado por muerto. ¿Cómo es que se salvó? En primer lugar, gracias a Reyes. Reyes le había prestado ese fusil y ese casco. Y como te contaba, una de las esquirlas le pega en la frente, en la cabeza. Y en la cabeza me salvó el casco. Otro pedazo de bomba le pega en el fusil, se desvía, y en ese desviarse le corta todo el costado del cuerpo. Y en parte me ayudó mucho el fusil que lo quebró. Entonces él queda gravemente herido. Y al día siguiente, el 14 de junio, cuando ya hay cese al fuego, lo rescatan soldados ingleses. ¿Y por qué es que Reyes no vuelve a ver a Rena? ¿No eran ambos prisioneros? A Rena terminan mandándolo a un hospital de campaña militar y lo devuelven al continente mucho después que Reyes, así que nunca se cruzan. Y bueno, después de aquella primera llamada, Rena y Reyes se pusieron de acuerdo para finalmente verse en persona el 20 de junio de 2011. Iba a ser en Río Cuarto. Y en Río Cuarto toda la ciudad, que es una ciudad pequeña, estaba convulsionada. Todos los vecinos de Rena sabían que se iba a dar este encuentro después de 29 años. Y para la familia de Reyes… La historia era tan fuerte y tan importante para nosotros que todos mis hijos suspendieron todo lo que tenían que hacer para que nos juntaramos todos, y fuimos en mi camioneta a Río Cuarto. O sea que Rena era así de importante para la familia. Ya era un… una especie de mito, no solo para Reyes sino para todos. Sí, yo creo que Rena era un miembro más de la familia. Tanto María Elena, la esposa de Reyes, como sus cinco hijos, conocían a fondo esta historia de amistad que había marcado a fuego al teniente. Durante las ocho horas que dura el viaje desde Buenos Aires hasta Rio Cuarto, Reyes no hizo sino pensar en todo lo que había pasado para llegar a ese momento: la muerte de Rena, esa estampita sellada con esa fecha que marcaba el fin de la guerra: mezclaban un montón de sentimientos en Reyes. De hecho me contó que 90 kilómetros antes de llegar… Paré con la camioneta ahí y digo: “Pensar que después de tantos años, de tantos kilómetros, de tantas cosas que pasaron y demás, nos queda el tramo final, que son 90 kilómetros, ¿no?, para volver a abrazarnos y recuperar una historia de tantos años”. Entonces me demoré en poner en marcha, porque me gustó pensar ese momento de lo que nos unía, en ese tramo final, y de todo lo que nos separaba, ¿no? La historia fue tan fuerte que los medios de comunicación de Río Cuarto se enteraron de que Reyes iba y estuvieron ahí presentes, en la puerta de la casa de Rena, para no perderse este reencuentro. Y bueno, ya se había agrupado todo el equipo de prensa. En un momento le habían avisado que había llegado, y bueno, llega ya al frente de la casa… Reyes bajó de su camioneta y Rena salió a la vereda de su casa para recibirlo. Y cuando nos vimos frente a frente lo único que lo vi un poquito mas viejito, pero de cara no lo olvidé nunca. Lo identifiqué enseguida. No había cambiado nada. Estaba más gordo nada más. Entonces nos abrazamos y fue un abrazo, habrá sido… como ese abrazo de despedida fue, cuando fue en Malvinas. Pero un abrazo con regreso. Y ahí fue toda la emoción que se… que bueno, qué sé yo, nos quebramos. Directamente. Rena tenía todo preparado. Había pintado la casa y hasta había hecho una parrilla nueva. Estaba nueva la parrilla. En algunos sectores se estaba secando el cemento. Y hay video del reencuentro, que es un video casero que hizo Rena y su familia. Y yo lo pude ver. ¿Quién lleva mate? ¿Quién más lleva mate? Cuando veo el video me doy cuenta de que Rena es un tipo sencillo. Tiene una casa recontra sencilla. Era un soldado, ¡y venía el teniente! O sea, un tipo que tiene otro cargo, de alto mando, con todo lo que eso implicaba. Entonces hizo todo lo que estaba a su alcance para recibirlo bien. Así que pasamos un día espectacular. Nos tocó un día hermoso. Y antes de irse de la casa de Rena, Reyes le mostró un regalo que compró pensando en la estampita que Rena le había dado ese último día en que se vieron 29 años atrás. Compré dos estatuillas de la Virgen de Luján pintadas, que tendrían 45, 50 centímetros, grandecitas. Y a una le pusimos el nombre de él y la otra tiene el nombre mío. Y a él le dejé la que tiene el nombre mío y yo me quedé con la que tiene el nombre de él. Y bueno, al final, ¿asado de cabrito? Sí. Y después de tanto silencio y tantos sentimientos encontrados… porque es mucho lo que perdieron los veteranos de Malvinas. Por más de 29 años Reyes pensó que había perdido a esa persona que era una de las pocas personas que sabía exactamente lo que él había vivido durante la guerra. Pero al menos cumplieron con ese asado que se habían prometido. No es poca cosa, ¿no? Para nada. Ese día, en todo este contexto, ellos ganaron algo inmenso. Esta historia fue producida entre Gisela Ederle y Javier Lucero. Gisela es periodista de Buenos Aires y trabaja en la radio de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Javier trabaja en Radio Universidad de Río Cuarto y en Radio Río Cuarto, de la Provincia de Córdoba. El libro del Teniente Jorge Reyes eventualmente sí se llegó a publicar, bajo el título “Vinieron, y les presentamos batalla”. Gracias además a Gabriel Pasquini, Javier Trimboli, Gonzalo Arechaga, Osvaldo Daniele, y Facundo Pérez Toro, de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Esta historia fue editada por Luis Trelles, Camila Segura, Silvia Viñas y por mí. La mezcla y el diseño de sonido son de Martina Castro y Andrés Azpiri. La música es de Luis Maurette. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Jorge Caraballo, Remy Lozano, Miranda Mazariegos, Patrick Mosley, Ana Prieto, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas. Nuestras pasantes son Lisette Arévalo, Victoria Estrada y Andrea López Cruzado. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hinderburg Pro. ¿Nos sigues en Instagram? Queremos seguirte de vuelta. Publica en tus stories un video escuchando Radio Ambulante o recomendando el podcast a tus amigos y taguéanos como @radioambulante. Hoy seguiremos de vuelta a las cuentas que nos mencionan. Recuerda, @radioambulante en Instagram. ¡Gracias! Para escuchar más episodios y saber más sobre esta historia, visita nuestra página web, radioambulante.org. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

Translation Word Bank
AdBlock detected!

Your Add Blocker will interfere with the Google Translator. Please disable it for a better experience.

dismiss