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Radio Ambulante - La foto y la herida

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15
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En El Salvador, la violencia impacta a todos.

Una serie de coincidencias dolorosas hizo que el fotoperiodista salvadoreño Fred Ramos se replanteara su propio duelo.

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:
Una
advertencia:
esta
historia
contiene
escenas
de
violencia
y
lenguaje
explícito.
Se
recomienda
discreción.
Esto
es
Radio
Ambulante,
desde
NPR.
Soy
Daniel
Alarcón.
Comencemos
por
aquí.
El
7
de
abril
del
2015,
temprano
en
la
mañana,
el
fotoperiodista
salvadoreño
Fred
Ramos
recibió
una
llamada
de
un
colega. Me
enteré
de
que
habían
sido
asesinados
cinco
jóvenes
en
una
finca
cafetalera
en
el
departamento
de
Santa
Ana
de
El
Salvador.A
unos
68
kilómetros
de
la
capital,
San
Salvador,
donde
él
vivía
en
ese
momento. La
versión
policial
estaba
manejando
en
ese
momento
es
que
había
sido
una
purga
entre
miembros
de
la
pandilla
de
la
MS.La
MS-13
o
la
Mara
Salvatrucha,
la
más
grande
del
país.
Su
colega
le
preguntó
si
quería
ir
con
él
a
fotografiar
la
escena.
En
ese
momento
Fred
llevaba
ya
algunos
años
trabajando
como
fotógrafo
en
el
periódico
digital
El
Faro,
cubriendo,
especialmente,
la
violencia
de
las
pandillas
en
El
Salvador.
Fred
aceptó
ir,
pero
con
sospechas
de
que
la
historia
era
otra. Realmente
lo
que
me
empujó
a
ir,
era
de
que
ya
estábamos
investigando
algunos
otros
casos
similares
y
ya
teníamos
prueba
de
que
la
policía
estaba
cometiendo
ejecuciones
sumarias,
¿no? O
sea,
ejecuciones
extrajudiciales.
El
equipo
de
El
Faro
tenía
pruebas
de
que
estaban
matando
a
personas
sospechosas
de
pertenecer
a
las
pandillas.
Aquí
es
importante
que
sepan
la
situación
en
que
estaba
El
Salvador
en
el
2015.
Era
el
inicio
de
lo
que
fue
el
año
más
violento
que
el
país
ha
sufrido
desde,
por
lo
menos,
la
guerra
civil
de
los
80
y
principios
de
los
90.
Hubo
6,600
asesinatos.
Un
poco
más
de
100
personas
por
cada
100.000
habitantes.
Fue
el
punto
máximo
de
una
violencia
entre
el
Estado
y
las
pandillas
que
llevaba
ya
más
de
dos
décadas.
Bueno,
todo
este
contexto
para
decir
que
las
masacres
cada
vez
eran
más
comunes.
Así
que
Fred
fue
e
hizo
una
cobertura
de
rutina. Básicamente
la
escena
que
había
era
como
periodistas
y
familiares
que
estaban
dando
declaraciones
a
los
periodistas. Y
en
medio
de
los
árboles
de
café,
una
cinta
amarilla
separaba
a
los
familiares
y
a
los
periodistas,
de
la
policía
y
los
cinco
cuerpos
de
jóvenes
entre
14
y
22
años.
Mientras
tomaba
fotos,
Fred
sacaba
tiempo
para
escuchar
las
declaraciones
de
los
familiares
de
las
víctimas.
Ahí
notó
que
algunas
coincidían
con
sus
sospechas. Ya
estaban
denunciando
de
que
habían
sido
policías
que
habían
llegado
en
la
mitad
de
la
noche
y
los
habían
sacado.Los
habían
sacado
de
sus
casas
en
El
Ranchador,
un
barrio
a
unos
cinco
kilómetros
de
ahí.
Fred
reconoció
el
nombre
de
inmediato.
Lo
había
visitado
solo
una
vez,
pero
era
un
lugar
con
suficiente
significado
para
él.
Ahí,
4
años
antes,
habían
asesinado
a
su
papá.
Una
coincidencia,
sí,
pero
El
Salvador
es
un
país
pequeño
y
que
pase
algo
así
no
es
raro.
Así
que
Fred
no
le
dio
mucha
importancia.
Tomó
fotos
por
unas
dos
horas
y
regresó
a
San
Salvador.
No
quería
estar
mucho
tiempo
en
la
zona,
era
peligrosa.
Ya
en
la
oficina
revisó
las
fotos,
seleccionó
algunas,
se
las
descargó
en
la
computadora
y
se
olvidó
del
asunto.
Al
siguiente
día,
recibió
otra
llamada.
Esta
vez
de
su
primo
Manuel. Lo
saludé
un
poquito,
así
como,
cómo
estaba,
a
que
se
debía
su
llamada,
pero
su
tono
era
de
alguien
que
si
me
quería
decir
algo
importante
¿no?
Y
en
ese
momento
lo
que
me
dijo
pues
me
quedé
en
blanco.Su
primo
le
dijo
que
había
ido
a
El
Ranchador
y
había
hablado
con
alguien.
Y
le
dio
una
noticia… El
joven
que
había
asesinado
a
mi
papá
había
sido
asesinado
en
una
masacre
en
una
finca
de
café
un
día
antes.Fred
no
tardó
ni
un
segundo
en
unir
todo:
él
había
fotografiado
el
cuerpo
del
victimario
de
su
papá.
Un
muchacho
de
17
años. No
te
voy
a
negar
pues
de
que
me
generó
como
sentimientos
encontrados
el
saber
esa
noticia. Él
siempre
salía
a
reportear
buscando
víctimas…Y
eso
era
algo
que
ya
me
habían
enseñado
en
El
Faro,
como
el
hecho
de
contar
la
historia
desde
el
lado
de
las
víctimas.Pero
darte
cuenta
de
que
una
de
esas
víctimas
es
el
asesino
de
tu
papá… Eso
es
algo
realmente
que
creo
yo,
que
ninguna
escuela
de
periodismo
te
prepara
a
afrontar,
pues,
y
tampoco
la
vida.Y
desde
entonces,
Fred
ha
intentado
conciliar
cómo
sentirse
al
respecto.
De
entender
la
línea
que
divide
a
la
víctima
del
victimario
en
un
país
como
El
Salvador.
La
respuesta
lo
haría
replantearse
su
propio
duelo.
Una
pausa
y
volvemos.
Estamos
de
vuelta
en
Radio
Ambulante.
Nuestro
editor
Luis
Fernando
Vargas
y
el
fotoperiodista
Fred
Ramos
reportearon
esta
historia.
Aquí
Luis
Fernando. El
papá
de
Fred
y
su
mamá
se
divorciaron
cuando
él
tenía
solo
dos
años.
Su
papá,
Domingo
Fred
Ramos,
ganó
la
custodia,
y
desde
entonces
la
relación
con
su
mamá
ha
sido
prácticamente
inexistente.
Su
papá
era
todo
para
él… Yo
diría
que
más
que
mi
papá
fue
mi
mejor
amigo.Lo
recuerda
como
una
persona
protectora,
cariñosa,
amable.
Desde
lo
más
pequeño… La
primera
vez
que
fui
al
cine,
fuimos
a
ver
Batman
1.
Era
bastante
pequeño,
no
podía
leer
y
tampoco
mucho
menos
podía
inglés,
¿verdad?
Y
mi
papá
básicamente
me
leyó
todos
los
subtítulos
durante
toda
la
película
y
me
iba
explicando
básicamente
la
película.Hasta
lo
más
grande…
Incluso
me
protegió
de
él
mismo,
creo
yo,
cuando
él
tuvo
un
problema
de
adicción
a
drogas
por
ahí,
cuando
yo
tenía
alrededor
de
14
años,
realmente
yo
no
noté
la
gravedad
del
problema
hasta
que
estaba
ya
en
su
proceso
de
rehabilitación.Era
el
menor
de
8
hijos.
Amante
de
la
música
rock,
rebelde
y
a
la
vez
hombre
de
familia,
trabajador… Él
tenía
una
frase
que
decía:
todos
los
días
son
domingos.
Y
yo
creo
que
para
él
esto
de
alguna
manera
significaba
el
hecho
de
vivir
bien,
de
vivir
tranquilo,
vivir
feliz.Entre
Fred
y
su
papá
no
había
barreras
ni
silencios… Nos
hablábamos
casi
que
a
diario,
nos
contábamos
básicamente
todo
lo
que
nos
pasaba.
Digo,
no
había
como
secretos
entre
nosotros…Domingo
nació
en
1958,
en
un
El
Salvador
que
llevaba
casi
30
años
sin
tener
una
elección
democrática,
justamente
competitiva,
sin
golpes
de
Estado
o
fraude
electoral.
Era
tierra
de
dictaduras
militares
controladas
por
la
oligarquía.
La
clase
dominante,
dueña
de
las
plantaciones
de
café
y
los
sistemas
financieros,
se
encargaba
de
poner
y
quitar
gobiernos
a
conveniencia…
Ya
para
inicios
de
los
años
70,
cuando
Domingo
era
un
adolescente,
en
El
Salvador
se
estaban
formando
grupos
de
izquierda
que
creían
que
la
lucha
armada
era
la
única
manera
de
acabar
con
la
dictadura. En
ese
momento
la
mayoría
de
los
que
estaban
en
estos
grupos
eran
jóvenes
y
eran
jóvenes
que
tenían
una
rabia,
pues,
una
rabia
en
contra
del
sistema
y
consideraban
de
que
esa
era
la
manera
de
poder
luchar
en
contra
de
ese
sistema.Y
claro,
la
represión
por
parte
de
los
militares
era
fuerte.
Mientras
tanto,
en
la
casa
de
Domingo
se
hablaba
poco
de
política,
pero
había
una
crítica
a
la
situación
del
país.
Este
es
Germán
Ramos,
uno
de
los
hermanos
mayores
de
Domingo.Veíamos
la
corrupción
que
había
en
todo
el
sistema
político
y
cómo
eso
permeaba
toda
la
sociedad. Cosas
como
la
situación
de
los
campesinos.
Una
de
pobreza
extrema.
La
discusión
la
lideraba
siempre
el
papá
de
Domingo,
Manuel. Por
un
lado,
criticaba
la
dictadura
militar,
pero
también
hacía
ver
de
que
el
Partido
Comunista,
que
había
sido
la
fuerza
de
izquierda
que
había
existido
por
décadas,
no
era
opción
tampoco.Para
él
era
un
partido
dogmático
y
burocrático.
Tampoco
estaba
de
acuerdo
con
la
lucha
armada,
que
atraía
cada
vez
más
a
Domingo
y
a
Germán.
La
sobrepoblación,
el
hambre,
la
presión
económica,
la
falta
de
educación
hace
estallar
la
violencia
porque
hay
una
cólera,
¿me
entendés?
Hay
una
furia,
encerrada
en
uno.
Y
llega
un
momento
en
que
estalla.
Y
especialmente
si
me
están
tratando
con
violencia
¿Qué
esperan?
¿Que
yo
vaya
a
poner
la
otra
mejilla? Y
hubo
un
hecho
que
convenció
a
ambos
de
que
esa
era
la
única
manera…
Algo
que
los
afectó
personalmente.
La
muerte
de
su
papá.
El
28
de
marzo
de
1974,
el
abuelo
de
Fred,
Manuel,
se
encontraba
en
su
trabajo
en
una
papelería
en
el
centro
de
San
Salvador.
Era
el
gerente.
Ya
había
pasado
la
temporada
de
entrada
a
clases
y
el
negocio
andaba
lento,
entonces
solo
estaban
con
él
dos
de
sus
hijos,
Selva
y
Ovidio,
que
también
trabajaban
ahí.
En
horas
de
la
tarde,
un
hombre
entró
al
local.
Selva
se
encontraba
al
frente,
atendiendo.
Esta
es
ella. ¿Qué
desea?
Este
es
un
asalto.
Y
yo
quedé
como
que
si
era
una
gente
que
conocía.
Yo
no
creía
que…
¿asalto?
No
puede
ser.Manuel
estaba
en
el
segundo
piso,
en
su
oficina
y
Ovidio
en
la
parte
de
atrás.
De
inmediato
entró
otro
hombre.
Acorralaron
a
Selva.Dame
las
llaves
de
la
caja
fuerte.
No
las
tengo
yo.
Dame
las
otras
llaves.
No
tengo.
Yo
no
tengo
llaves.
Yo
no
tenía
nada.
Y
en
la
caja.
Ahí
no
hay
nada,
le
decía.
No
ha
venido
gente.Luego
entraron
otros
hombres,
llegaron
a
ser
seis.
Cortaron
la
línea
del
teléfono
y
empezaron
a
golpear
la
caja
fuerte
con
una
varilla
de
metal.
Selva
gritó
y
su
papá
bajó
con
un
arma
que
tenía
en
una
gaveta. Cuando
mi
papá
venía
bajando
la
barandilla,
se
quedó
inmóvil.
¿Qué
pasa?
Entonces
él
sacó
la
pistola
y
le
disparó. El
hombre
le
disparó
en
la
cabeza
a
Manuel.
Cuando
papá
cayó,
eso
que
¡qué
barbaridad!
Cuando
vi
eso,
así
que
yo
sentía,
pero,
una
gran
cólera,
pero
darle
una
patada.
Lo
maldecía
y
le
decía
cosas. Ovidio
estaba
en
la
parte
de
atrás
de
la
papelería
y
al
oír
los
disparos
fue
al
frente
a
ver
qué
pasaba.
Lo
amarraron.
Después
de
golpear
a
Selva,
los
hombres
se
llevaron
el
dinero
y
un
carro
que
usaban
para
repartir
mercadería.
Después
de
mucho
esfuerzo,
Selva
soltó
a
Ovidio,
que
corrió
con
su
papá
en
brazos
a
la
calle
para
buscar
a
alguien
que
lo
llevara
a
un
hospital.
Una
vez
ahí
le
hicieron
una
cirugía,
pero
murió
a
las
pocas
horas.
Los
hijos
de
Manuel
denunciaron
el
caso
pero,
según
Delmon,
otro
de
los
tíos
de
Fred,
apenas
la
fiscalía
lo
tomó,
empezaron
a
recibir
amenazas.
Este
es
Delmon:
Me
hablaba
por
teléfono
y
decían
que
si
seguíamos
con
eso,
que
nos
iban
a
matar
a
todos.
Y
eso
no
fue
una
vez,
fueron
varias
veces.Cuando
denunciaron
las
amenazas
frente
al
fiscal,
este
les
dijo
que
era
peligroso,
pero
que
si
querían
podían
seguir
adelante
con
la
investigación.Entonces
yo
lo
consideré
con
mi
mamá
y
le
dije:
“Mire,
¿qué
vamos
a
lograr,
qué
vamos
a
ganar?
Vamos
a
ganar
que
maten
a
Selva
o
maten
a
Ovidio
o
vengan
aquí
a
poner
una
bomba”.
Porque
era
corriente
que
fueran
a
poner
bombas
y
todo.
Así
me
dijo
mi
mamá.
Mejor
ya
no.
Dejemos
eso.Nunca
se
capturó
a
los
asesinos,
y
a
pesar
de
que
los
medios
y
la
justicia
siempre
lo
trataron
como
un
asalto,
hay
dudas.
Aquí
Fred
de
nuevo. Esto
yo
creo
que
hasta
la
fecha
a
mi
familia
es
algo
con
lo
que
todavía
no
están
realmente
convencidos. Algunos
tíos
de
Fred
hablan
de
la
posibilidad
de
que
estuviera
relacionado
con
el
hecho
de
que
militantes
de
izquierda
imprimieran
propaganda
en
la
papelería,
que
fue
eso
lo
que
causó
que
los
militares
lo
mandaran
a
matar…
Algo
no
impensable
en
el
ambiente
político
que
se
vivía
en
ese
momento,
donde
apenas
iban
naciendo
las
guerrillas…
Otros
dicen
que
fue
algo
relacionado
al
negocio
de
la
papelería.
No
hay
pruebas
de
nada,
pero
hay
algo
que
los
mantiene
con
preguntas…
Hubo
demasiada
insistencia
de
personas
externas
que
no
sabemos
quiénes
son
para
que
dejaran
de
buscar
justicia
y
dejaran
de
denunciar
lo
que
había
sucedido.50
años
sin
respuesta,
solo
con
hipótesis…Creo
yo
que
eso
no
les
ha
permitido
cerrar
y
tener
un
proceso
de
duelo
como
el
que
deberían
de
haber
tenido,
¿no?Cuatro
años
después,
Domingo
y
Germán
se
unieron
al
movimiento
guerrillero.
Este
es
Germán
de
nuevo: No
era
justo
que
se
asesinara
a
gente
como
el
caso
de
mi
papá
y
que
todo
quedara
así
como
parte
sin
novedad,
pues.
Nosotros
habíamos
sido
golpeados
directamente
y
por
lo
tanto
teníamos
derecho
a
responder.Germán
y
Domingo
eran
parte
de
la
milicia
urbana
del
grupo
Resistencia
Nacional,
que
estaba
preparándose
para
la
insurrección.
Tenían
que
organizar
manifestaciones,
mítines,
barricadas.
Estuvieron
militando
unos
años,
hasta
que
en
1980
a
Germán
lo
hirieron
con
una
bala
en
el
abdomen.
La
familia
logró
convencerlos
de
que
era
demasiado
riesgoso
seguir
y
se
desvincularon
al
poco
tiempo.
La
guerra
se
extendió
hasta
1992.
En
medio
de
ese
contexto,
con
Domingo
ya
fuera
de
la
militancia,
fue
que
nació
Fred.
Desde
entonces,
se
dedicó
a
ser
camionero
y
vendedor,
a
recuperarse
de
una
adicción
a
drogas
de
años
y
a
disfrutar
los
domingos
de
asados
y
familia.
Así
fue
por
más
de
20
años.
Hasta
el
19
de
noviembre
de
2011.
Fred
tenía
25
años
y
su
vida
era
muy
diferente
a
lo
que
es
ahora.
Era
diseñador
gráfico
de
una
agencia
grande
de
publicidad.
Ese
día,
como
a
las
3:30
de
la
tarde
recibió
un
mensaje
en
su
correo.
Era
su
primo.
Y
era
súper
directo.
O
sea,
no
era
no
tenía
ningún
saludo
de
nada,
sino
que
directo
era:
comunícate
con
alguien
de
la
familia
allá
y
en
mayúsculas
había
escrito
urgente.Fred
se
dio
cuenta
que
había
olvidado
su
celular,
así
que
cogió
el
teléfono
de
la
oficina
y
llamó
a
la
casa
donde
vivía
parte
de
su
familia.
Le
contestó
su
tío
Delmon.
Le
dijo: Tenés
que
venir
a
la
casa
lo
más
pronto
posible.
O
sea,
la
urgencia
con
la
que
me
estaban
haciendo
que
llegara
a
la
casa
no
era
una
urgencia
habitual.
Y
yo
creo
que
en
ese
momento
fue
donde
realmente
yo
sentí
que
algo
le
había
pasado
a
mi
papá.
Y
pues
yo
creo
que
más
me
tardé
en
colgar
el
teléfono
que
en
llegar
a
la
casa.Ahí
estaba
toda
su
familia.Y
cuando
llegué
a
la
casa,
de
entrada
me
dieron
la
noticia
que
mi
papá
había
muerto.Fred
solo
recuerda
que
en
ese
momento
gritó
y
se
fue
a
llorar
al
cuarto
donde
dormía
con
su
papá
cuando
él
visitaba
San
Salvador.
Ya
más
calmado,
la
familia
le
contó
a
Fred
lo
que
había
pasado
con
su
papá.
Unas
horas
antes,
Mayo,
uno
de
los
tíos
de
Fred,
había
recibido
una
llamada
del
trabajo
de
Domingo.
Este
es
Mayo:Y
le
digo
al
gerente:
“Buenas
tardes,
yo
soy
Mayo
Ramos,
el
hermano
de
Domingo”.
“Ah,
sí”,
me
dijo
en
El
Ranchador
ha
tenido
un
accidente
¿Un
accidente?,
le
digo,
¿un
accidente
automovilístico? El
gerente
no
dudó
mucho. No,
me
dijo.
Él
falleció,
me
dijo.
¿Cómo?
Lo
mataron,
me
dijo. Mayo
no
entendía
quién
podía
haberlo
matado.
Pagaba
las
extorsiones
que
pedían
los
pandilleros
a
las
empresas
para
entrar
a
ciertos
barrios
y
vender
cosas,
algo
tan
normalizado
en
ese
momento
en
El
Salvador,
nunca
buscaría
problemas.
De
inmediato
se
fue
al
lugar,
El
Ranchador.
Al
llegar
al
barrio,
Mayo
se
encontró
con
un
conocido. Hey,
Mayo,
me
dijo,
ahí
está
tu
hermano
tirado.Al
lugar
donde
había
sucedido
todo.
Era
frente
a
una
tiendita.
Estaba
todo
acordonado
por
la
policía.
Ahí
estaba
Domingo.Tirado
ahí,
sin
vida
y
con
todos
sus
cosas
de
trabajo,
pues
es
algo
que…
que
no
se
borra
nunca.Mayo
se
quedó
en
silencio,
mirando
a
su
hermano. La
mente
se,
se
nubla,
no
te
queda
más
que
cierto
rencor,
cierta
impotencia
de
no
poder
hacer
nada.Había
recibido
cinco
disparos.
El
funeral
lo
hicieron
en
la
casa
de
su
familia…Que
era
la
casa
donde
hacíamos
los
asados
de
domingo,
que
era
la
casa
donde
celebrábamos
los…
los
cumpleaños.
De
hecho,
diez
días
antes
le
habíamos
estado
celebrando
el
cumpleaños
53
a
mi
papá.
Creo
yo
que
era
como
una
manera
de
contrarrestar
la
tristeza
que
tenía.Lo
más
difícil
ha
sido
procesar
el
sinsentido
de
las
muertes
de
Manuel
y
Domingo.
Este
es
Delmon: Cuando
la
guerra
era,
era
normal
que
te
cayera
un
par
de
plomazos
porque
iba
pasando.
Porque
habían
enfrentamientos
aquí,
en
la
ciudad
y
todo.
O
en
los
lugares
donde
uno
caminaba,
en
las
carreteras.
Eso
era…
¡vaya!,
mala
suerte.
Pero
era
creíble.Era
una
guerra
después
de
todo.
Pero
dos
muertes
tan
arbitrarias,
tan
repentinas,
con
casi
40
años
de
diferencia…
Tratar
de
encontrarle
sentido
y
no
lo
tiene
más
allá
de
que
se
vive
en
un
lugar
donde
la
violencia
impera.
Te
empiezas
a
preguntar
si
es
cuestión
de
suerte,
estadística
o
algo
más…
Durante
meses,
Fred
se
sintió
impotente.
Estaba
lleno
de
rabia.
Hasta
que
su
tío
Mayo
lo
llamó
a
contarle
que
un
pandillero
de
la
zona
le
dijo
quién
había
matado
a
su
papá… Era
un
niño
de
12
o
13
años.
Y
la
razón
por
la
que
lo
había
hecho
era
que
era
la
prueba
que
le
habían
asignado
para
poder
iniciarse
en
la
MS
básicamente. Enterarse
de
esto
lo
hizo
cuestionarse
todo
lo
que
había
sentido
hasta
ese
punto. O
sea,
creo
yo
que
durante
bastante
tiempo,
yo
creo
que
me
sentí
molesto
conmigo
mismo.
Porque
realmente
no
sabía
cómo…
cómo
sentir
rabia
por
quien
había
matado
a
mi
papá. Era
un
niño…
Solo
un
niño… Y
eso
creo
que
me
generó
bastante
frustración
y
bastante
rencor
conmigo
mismo
porque,
o
sea
como
el
hecho
de
no
poder
sentir
rabia,
de
no
poder
sentir
deseo
de
querer
vengar
su
muerte,
me
hizo
sentir
que
le
estaba
fallando
realmente,
pues.Un
tipo
de
traición
a
su
papá,
a
su
legado.
A
su
mejor
amigo.
Sentía
que
debía
sentir
ganas
de
venganza…
pero
lo
que
Fred
quería
era
entender
¿Qué
tiene
que
pasar
para
que
un
niño
cometa
un
acto
así?
Después
de
meses
de
lidiar
con
el
duelo,
la
culpa
y
el
rencor
contra
mismo,
y
mientras
el
caso
judicial
de
la
muerte
de
su
papá
se
quedó
en
que
fue
un
pandillero
y
nada
más,
Fred
decidió
que
algo
tenía
que
cambiar.
Se
prometió
–y
le
prometió
a
su
papá–
que
iba
a
tratar
de
entender
qué
estaba
pasando
en
su
país.
Renunció
a
su
trabajo
en
la
agencia
de
publicidad
y
encontró
refugio
en
la
fotografía,
que
siempre
había
estado
ahí…
gracias
a
su
papá.
Fue
él
quien
le
enseñó
a
tomar
su
primera
foto
de
niño,
a
encuadrar,
a
no
respirar
cuando
se
dispara…
Fue
él
quien
ahorró
durante
meses
para
regalarle
una
cámara
cuando
salió
de
la
universidad.
Se
dio
cuenta
de
que
la
herramienta
que
tenía
a
la
mano
para
entender
el
mundo
era
la
fotografía.
Al
poco
tiempo
ingresó
a
El
Faro
y
empezó
a
fotografiar
a
víctimas
de
la
violencia
en
El
Salvador.
Personas
como
él. El
fotoperiodismo
para
ha
sido
una
terapia,
definitivamente.
Y
no
tanto
como
el
acto
de
fotografiar,
sino
que
más
bien
lo
que
me
ha
dado
el
fotoperiodismo,
que
ha
sido
la
posibilidad
de
conocer
personas
que
han
pasado
por
situaciones
similares
o
incluso
peores,
pues.La
posibilidad
de
entender
que
no
estás
solo
en
tu
dolor.
Sino
que
es
un
dolor
que
lo
sufren
más
personas
de
las
que
vos
te
imaginas.Lo
que
Fred
no
esperó
fue
encontrar,
en
un
pandillero,
una
manera
de
lidiar
con
ese
duelo.
Y
una
nueva
forma
de
ver
la
justicia.
Ya
volvemos.
Estamos
de
vuelta
en
Radio
Ambulante.
Soy
Daniel
Alarcón.
Antes
de
la
pausa
escuchábamos
la
historia
de
la
familia
del
fotoperiodista
Fred
Ramos.
Una
familia
como
miles
en
El
Salvador,
cuya
vida
ha
estado
marcada
por
la
violencia
que
se
ha
vivido
históricamente
en
el
país.
Desde
el
asesinato
de
su
padre,
Fred
ha
intentado
entender
la
forma
en
que
opera
la
violencia
en
El
Salvador.
Y
pocos
casos
lo
han
marcado
tanto
como
el
de
un
pandillero
llamado
Rudi.
Nuestro
editor
Luis
Fernando
Vargas
nos
sigue
contando.En
el
2016,
un
año
después
de
que
Fred
fotografiara
la
masacre
con
que
empezamos
esta
historia,
recibió
un
correo
de
un
medio
internacional
para
quienes
trabajaba
de
forma
independiente.
Querían
que
hiciera
un
reportaje
fotográfico
sobre
la
violencia
en
El
Salvador.
Inmediatamente
pensó
en
una
noticia
reciente:
en
febrero,
en
el
departamento
de
la
Paz,
se
habían
encontrado
los
cuerpos
de
tres
pandilleros
al
interior
de
una
iglesia. Ahí
la
versión
policial
que
se
manejaba
era
que
la
policía
andaba
haciendo
un
recorrido
de
rutina
cuando
de
repente
los
pandilleros
le
empezaron
a
disparar
a
ellos.Extrañamente,
ningún
policía
salió
herido.
Además,
le
parecía
raro
el
hecho
de
que
hubiera
ocurrido
en
una
iglesia.
Sospechaba
que
se
trató
de
otra
ejecución
extrajudicial
de
la
policía,
que
seguían
ocurriendo
en
ese
momento.
Y
ya
cuando
estábamos
en
el
proceso
de
reporteo
allí
en
la
zona,
nos
dimos
cuenta
que
habían
habido
un
par
de
sobrevivientes
de
la
masacre
y
entre
esos
había
el
de
un
joven
que
se
llamaba
Rudi.Buscó
el
contacto,
lo
encontraron
e
hizo
el
reportaje.
Unos
meses
después
Fred
lo
volvió
a
contactar,
esta
vez
por
un
mensaje
de
texto,
y
con
la
respuesta
que
recibió
Fred
empezó
a
entender
la
realidad
de
Rudi.
Este
fue
uno
de
los
audios
que
le
mandó: Mándame
audio,
cabrón.
Todo
lo
que
me
has
mandado
en
esos
mensajes.
Mandame
audio,
cabrón,
que
yo
lo
hago
desde
que
yo
leer
no
puedo
entender,
no
puedo
leer
cabrón.
Que
mándame
audio
ahí
¿Oíste,
cabrón?
Audios.A
través
de
mensajes
de
voz
cuadraron
una
cita
y
Fred
y
el
periodista
salvadoreño
Óscar
Martinez
se
encontraron
con
él
en
la
casa
de
la
mamá
para
entrevistarlo.
Ahí
se
enteraron
de
que
Rudi
no
sabía
leer
ni
escribir.
Y
en
ese
momento,
les
dijo
que
tenía
alrededor
de
16
años.
O
al
menos
eso
creía
él.
No
estaba
seguro.
No
tenía
partida
de
nacimiento
ni
identificación.
Rudi
era
uno
de
los
menores
de
14
hijos
de
distintos
hombres.
Varios
de
sus
hermanos
estaban
en
la
cárcel.
Su
mamá
tenía
una
tienda,
pero
terminó
en
la
cárcel
también.
Su
padrastro,
igual.
Y
desde
hacía
dos
años,
Rudi
había
ingresado
a
la
pandilla
Barrio
18
Revolucionarios:
robando,
extorsionando,
torturando,
e
incluso
llegó
a
asesinar…
La
pandilla
era
su
trabajo,
su
vida
social,
su
escuela…
Todo. Cuando
le
preguntamos
a
Rudi
por
qué
había
ingresado
a
la
pandilla,
él
nos
dijo
que
había
entrado
porque
alguien
lo
había
convencido. Como
a
me
comieron
la
mente,
cabrón.
No
es
que
yo
quise.
No
es
como…
Y
como
acordate
que
como
un
amor
ligerito
te
come
la
mente
y
otro
más
viejo
que
vos.
Va,
puta,
y
yo
de
pendejo
le
hice
caso
a
todo
lo
que
me
decía.A
Rudi
lo
sentí
bien
inocente,
o
sea
lo
sentí
realmente
como
un,
como
un
niño. Le
preguntaron
sobre
cómo
fue
entrar
a
la
pandilla,
sobre
la
paliza
que
recibió
como
rito
de
iniciación:
18
segundos
de
golpes
brutales.
Al
que
van
a
escuchar
a
hablar
primero
es
al
periodista
Óscar
Martínez. ¿Y
vos
cuando
ya
terminó
la,
la,
la
cachimbeada
qué
sentiste?
¿Qué
pensaste?
¿Qué
fue
lo
primero
que
pensaste?En
ese
momento
solo
pensé
que
iba
a
andar
como
ellos
andaban.
O
sea,
su
respuesta
fue
como
diciendo
que
finalmente
ahora
voy
a
pertenecer
a
algo. Empezaron
a
entrevistarlo
cada
cierto
tiempo.
Se
volvió
una
rutina.
Fred
a
veces
cuadraba
las
citas.
Pero
era
complicado:
Rudi
siempre
andaba
escondiéndose. Nada,
carnal,
ya
te
voy
a
avisar
porque
ahorita
está
algo
negro
con
la
jura,
cabrón.
Ahorita
ando
un
gran
pelotón
de
hijos
de
puta
por
ahí
por
mi
chante
y
atrás,
¿me
entendés?
Ahorita
está
algo
negrón,
pero
depende
como
me
ponga
en
estos
días.
Vamos
a
ver,
¿me
entendés?Para
él,
la
opción
única
que
existía
en
ese
momento
era
la
de
escapar,
porque
él
sabía
de
que
si
la
policía
lo
detenía
no
era
para
llevarlo
a
la
delegación
ni
nada
por
el
estilo,
era
para…
para
matarlo,
pues. Rudi
era
una
persona
totalmente
excluida
del
sistema,
de
la
sociedad.
Alguien
que
simplemente
buscaba
algo…
lo
que
fuera…
que
lo
hiciera
sentirse
como
una
persona. Algo
que
aprendí
en
el
proceso
de
de
entrevistar
a
Rudi
y
hablar
con
Rudi
es,
creo
yo,
que
fue
como
entender
las
graves
consecuencias
que
sufrimos
la
sociedad
en
general
por
el
hecho
de
que
un
niño
de
13,
14,
15
o
16
años
no
tenga
acceso
a
una
vida
digna
realmente.
Cualquier
niño
merece
respeto
sin
necesidad
de
tener
un
arma,
pues,
para
que
sea
escuchado. Cuando
Fred
conoció
a
Rudi,
era
uno
de
los
últimos
dos
pandilleros
que
quedaban
en
su
zona.
A
todos
los
habían
matado
o
metido
a
la
cárcel.
Llegó
un
momento
en
que
Rudi
fue
el
único.
Y
ahí
vio
una
oportunidad
para
salirse
de
la
pandilla. Cuando
fuimos
a
entrevistar
a
Rudi
una
vez
que
se
quedó
solo,
lo
que
más
me
sorprendió
al
menos
a
fue
su
manera
de
hablar.
O
sea,
realmente
él
había
cambiado.
O
sea
su
postura
también
había
cambiado.Como
han
escuchado,
a
Rudi
era
muy
difícil
entenderle,
pero
ese
20
de
septiembre
del
2016
habló
clarito.
Y
sentado
recto,
poniendo
atención,
como
si
fuera
otra
persona. A
ya
no…
No
existe
la
pandilla,
pero
ya
no,
mi
pensar
es,
ya
mi
vida
que
que
sacarla
adelante,
pues
ya
la
pandilla
quedó
atrás.
Eso
solo
fue
una
brincadita,
ya
eso
ya
lo
olvidé. Además
ese
día
se
veía…
Se
veía
contento
realmente.
O
sea,
estaba
pensando
en
el
futuro
y
lo
que
quería
hacer
y
qué
cambios
le
iban
a
venir
en
la
vida.
Y
yo
en
vez
de
este
tatuaje
me
lo
vaya,
o
sea,
me
tire
otro
encima,
como
una
rosa,
así,
con
nombres
así
arriba.
Yo
ya
me
voy
a
dirigir,
ya
a
trabajar,
a
trabajar
y
sacar
adelante
mi
vida,
pues,
ya…
En
un
mes
si
primero
Dios
me
mantiene
vivo,
pues
eso
es
lo
que
voy
a
hacer,
trabajar
y
seguir
ahorrando
dinero
y
ver
cómo
saco
adelante
mi
vida.
Ese
es
mi
pensar.Y
así
estuvo
varios
meses,
jurando
que
ya
estaba
afuera.
Fred
también
pensaba
que
de
verdad
se
había
salvado.
En
los
siguientes
meses
Rudi
fue
herido
por
la
policía,
entró
y
salió
de
un
penal.
Encontró
a
Dios,
estaba
yendo
a
una
iglesia.
Trabajaba
en
una
plantación
de
caña.
Pero
la
nueva
vida
le
duró
hasta
el
13
de
diciembre
del
2017.
Según
lo
que
dice
la
hermana
de
Rudi,
es
que
llegaron
entre
diez
y
15
policías
a
la
casa
donde
estaban
viviendo.
Básicamente
toda
la
familia,
¿no?
Eran
diez,
diez
hermanos
con
los
que
vivía
Rudi
ahí. Estaban
uniformados,
pero
se
habían
quitado
el
número
que
los
identifica… Y
dijeron
de
que
llegaban
a
capturar
a
Rudi,
pero
además,
se
llevaron
a
sus
otros
dos
hermanos
que
se
llamaban
Edwin
y
Herber.
Ellos
eran
mayores
que
Rudi
y
tal
cual,
o
sea,
lo
que
dijeron
que
llegaban
a
hacer,
eso
hicieron,
se
los
llevaron
y
nunca
más
volvieron.
Un
mes
después,
encontraron
los
restos
de
Edwin
y
Herbert,
pero
hasta
la
fecha
los
restos
de
Rudi
aún
no
han
sido
encontrados.Para
Fred,
Rudi
se
convirtió
en
una
manera
de
entender
al
asesino
de
su
papá.
Ambos
tenían
una
edad
similar,
seguramente
crecieron
en
ambientes
parecidos
y
murieron
de
la
misma
manera.Es
a
través
de
eso
que
yo
he
ido
como
respondiéndome
por
qué
un
niño
de
13
años
no…,
que
no
conocía
a
mi
papá,
con
el
que
no
tenía
ningún
vínculo,
decide
que…
que
lo
quiere
matar,
¿verdad?Fred
no
siente
que
pueda
perdonar
al
asesino
de
su
papá.
Ni
lo
justifica… Lo
que
me
hace
entender
es
que
realmente
en
El
Salvador
uno
de
los
problemas
es
de
que
cada
quien
ejerce
la
la
fuerza
y
ejerce
la
justicia
de
la
manera
en
como
uno
cree
o
considera
que
que
la
tiene
que
ejercer.
La
policía,
las
pandillas,
los
políticos,
la
sociedad… Hay
como
un
tipo
de
distorsión
de
la
justicia
en
sí,
pues.Por
ejemplo,
el
caso
de
Rudi…
:
Su
interés
de
tener
buena
ropa,
de
tener
buenos
zapatos,
de…
de
ser
parte
de
una
sociedad
que
lo
respete,
quizás
para
él
la
manera
de
conseguir
la
justicia
era
siendo
parte
de
una
pandilla,
¿no?Todo
este
proceso
le
hizo
entender
a
Fred
que
la
realidad
en
El
Salvador
es
mucho
más
compleja
de
lo
que
parece
en
la
superficie…
Es
más
que
buenos
y
malos,
que
víctimas
y
victimarios…
Estamos
en
el
2023
y
la
situación
en
El
Salvador
es
muy
diferente
a
la
que
mostramos
en
este
episodio.
Las
pandillas
básicamente
no
están
operando
en
El
Salvador,
¿no?
Desde
marzo
del
año
pasado
están
aplastadas,
si
se
podría
decir
así.
Esto
es
algo
que
ya
se
venía
de
alguna
manera
sintiendo
a
través
de
todo
este
último
año.En
marzo
del
2022,
a
solicitud
del
presidente
Nayib
Bukele,
la
asamblea
legislativa
de
El
Salvador
aprobó
un
Régimen
de
Excepción,
que
elimina
ciertos
derechos
constitucionales,
como
a
la
libertad
de
asociación
y
reunión
y
la
privacidad
de
las
comunicaciones,
así
como
varias
garantías
al
debido
proceso
judicial.
Sólo
en
el
último
año
la
policía
ha
arrestado
a
más
de
65.000
personas
y
hay
cientos
de
denuncias
de
ciudadanos
inocentes
que
han
sido
arrestados
sólo
por
el
hecho
de
vivir
en
barrios
estigmatizados.
Además,
se
estima
que
alrededor
de
90
personas
han
muerto
en
prisión
debido
a
supuestas
torturas,
por
falta
de
medicamentos
y
atención
médica.
En
febrero
de
este
año,
Nayib
Bukele
inauguró
la
prisión
más
grande
de
América,
llamada
Centro
del
Confinamiento
del
Terrorismo
y
que
puede
albergar
a
40
mil
personas.
Mientras
tanto,
periodistas
y
organizaciones
internacionales
denuncian
un
debilitamiento
serio
de
la
democracia
en
El
Salvador.
Fred
continúa
trabajando,
pero
ahora
ve
algo
diferente
en
las
imágenes
que
toma.Siento
que
estoy
fotografiando
otro
tipo
de
violencia
y
que
es
una
violencia
de
Estado,
pues.
Y
que
esa,
yo
creo,
que
es
una
violencia
mucho
más
parecida
a
la
que
estaba
cuando
mi
abuelo
fue
asesinado.La
violencia
de
las
dictaduras
reprimiendo.
Es
como
si
El
Salvador
no
pudiera
salir
de
un
ciclo…
Violencia
del
Estado
a
violencia
de
la
guerrilla,
a
la
violencia
de
las
pandillas,
y
de
nuevo
a
la
del
Estado…
En
eso
piensa
Fred,
en
qué
pasará
cuando
se
acabe
el
Estado
de
excepción.Ahorita
hablamos
de
una
desarticulación
de
pandillas
a
través
de
una
política
a
donde
se
han
violado
un
montón
de
derechos
de
un
montón
de
personas,
¿verdad?
Entonces,
estamos
hablando
básicamente
de
una
paz
que
está
construida
sobre
el
sufrimiento
de
otras
personas,
y
en
cualquier
momento
eso
se
va
a
convertir
en
otra
cosa.La
pregunta
es…
¿Exactamente
en
qué?
:Fred
Ramos
es
un
periodista
independiente.
Luis
Fernando
Vargas
es
editor
de
Radio
Ambulante,
vive
en
San
José,
Costa
Rica.
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historia
de
Rudi
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cubrir
la
violencia
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y
el
Periodista,
de
Óscar
Martínez,
publicado
por
Anagrama.
Esta
historia
fue
editada
por
Camila
Segura.
Bruno
Scelza
hizo
el
fact
checking.
El
diseño
de
sonido
es
de
Andrés
Azpiri
con
música
original
de
Ana
Tuirán.
El
resto
del
equipo
de
Radio
Ambulante
incluye
a
Paola
Alean,
Lisette
Arévalo,
Pablo
Arguelles,
Aneris
Casassus,
Diego
Corzo,
Emilia
Erbetta,
Camilo
Jiménez
Santofimio,
Rémy
Lozano,
Selene
Mazón,
Juan
David
Naranjo,
Ana
Pais,
Melisa
Rabanales,
Natalia
Ramírez,
Laura
Rojas
Aponte,
Natalia
Sánchez
Loayza,
Barbara
Sawhill,
David
Trujillo
y
Elsa
Liliana
Ulloa.
Carolina
Guerrero
es
la
CEO.
Radio
Ambulante
es
un
podcast
de
Radio
Ambulante
Estudios,
se
produce
y
se
mezcla
en
el
programa
de
Hindenburg
PRO.
Radio
Ambulante
cuenta
las
historias
de
América
Latina.
Soy
Daniel
Alarcón.
Gracias
por
escuchar.
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: Una advertencia: esta historia contiene escenas de violencia y lenguaje explícito. Se recomienda discreción. Esto es Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Comencemos por aquí. El 7 de abril del 2015, temprano en la mañana, el fotoperiodista salvadoreño Fred Ramos recibió una llamada de un colega. Me enteré de que habían sido asesinados cinco jóvenes en una finca cafetalera en el departamento de Santa Ana de El Salvador.A unos 68 kilómetros de la capital, San Salvador, donde él vivía en ese momento. La versión policial estaba manejando en ese momento es que había sido una purga entre miembros de la pandilla de la MS.La MS-13 o la Mara Salvatrucha, la más grande del país. Su colega le preguntó si quería ir con él a fotografiar la escena. En ese momento Fred llevaba ya algunos años trabajando como fotógrafo en el periódico digital El Faro, cubriendo, especialmente, la violencia de las pandillas en El Salvador. Fred aceptó ir, pero con sospechas de que la historia era otra. Realmente lo que me empujó a ir, era de que ya estábamos investigando algunos otros casos similares y ya teníamos prueba de que la policía estaba cometiendo ejecuciones sumarias, ¿no? O sea, ejecuciones extrajudiciales. El equipo de El Faro tenía pruebas de que estaban matando a personas sospechosas de pertenecer a las pandillas. Aquí es importante que sepan la situación en que estaba El Salvador en el 2015. Era el inicio de lo que fue el año más violento que el país ha sufrido desde, por lo menos, la guerra civil de los 80 y principios de los 90. Hubo 6,600 asesinatos. Un poco más de 100 personas por cada 100.000 habitantes. Fue el punto máximo de una violencia entre el Estado y las pandillas que llevaba ya más de dos décadas. Bueno, todo este contexto para decir que las masacres cada vez eran más comunes. Así que Fred fue e hizo una cobertura de rutina. Básicamente la escena que había era como periodistas y familiares que estaban dando declaraciones a los periodistas. Y en medio de los árboles de café, una cinta amarilla separaba a los familiares y a los periodistas, de la policía y los cinco cuerpos de jóvenes entre 14 y 22 años. Mientras tomaba fotos, Fred sacaba tiempo para escuchar las declaraciones de los familiares de las víctimas. Ahí notó que algunas coincidían con sus sospechas. Ya estaban denunciando de que habían sido policías que habían llegado en la mitad de la noche y los habían sacado.Los habían sacado de sus casas en El Ranchador, un barrio a unos cinco kilómetros de ahí. Fred reconoció el nombre de inmediato. Lo había visitado solo una vez, pero era un lugar con suficiente significado para él. Ahí, 4 años antes, habían asesinado a su papá. Una coincidencia, sí, pero El Salvador es un país pequeño y que pase algo así no es raro. Así que Fred no le dio mucha importancia. Tomó fotos por unas dos horas y regresó a San Salvador. No quería estar mucho tiempo en la zona, era peligrosa. Ya en la oficina revisó las fotos, seleccionó algunas, se las descargó en la computadora y se olvidó del asunto. Al siguiente día, recibió otra llamada. Esta vez de su primo Manuel. Lo saludé un poquito, así como, cómo estaba, a que se debía su llamada, pero su tono era de alguien que si me quería decir algo importante ¿no? Y en ese momento lo que me dijo pues me quedé en blanco.Su primo le dijo que había ido a El Ranchador y había hablado con alguien. Y le dio una noticia… El joven que había asesinado a mi papá había sido asesinado en una masacre en una finca de café un día antes.Fred no tardó ni un segundo en unir todo: él había fotografiado el cuerpo del victimario de su papá. Un muchacho de 17 años. No te voy a negar pues de que sí me generó como sentimientos encontrados el saber esa noticia. Él siempre salía a reportear buscando víctimas…Y eso era algo que ya me habían enseñado en El Faro, como el hecho de contar la historia desde el lado de las víctimas.Pero darte cuenta de que una de esas víctimas es el asesino de tu papá… Eso es algo realmente que creo yo, que ninguna escuela de periodismo te prepara a afrontar, pues, y tampoco la vida.Y desde entonces, Fred ha intentado conciliar cómo sentirse al respecto. De entender la línea que divide a la víctima del victimario en un país como El Salvador. La respuesta lo haría replantearse su propio duelo. Una pausa y volvemos. Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Nuestro editor Luis Fernando Vargas y el fotoperiodista Fred Ramos reportearon esta historia. Aquí Luis Fernando. El papá de Fred y su mamá se divorciaron cuando él tenía solo dos años. Su papá, Domingo Fred Ramos, ganó la custodia, y desde entonces la relación con su mamá ha sido prácticamente inexistente. Su papá era todo para él… Yo diría que más que mi papá fue mi mejor amigo.Lo recuerda como una persona protectora, cariñosa, amable. Desde lo más pequeño… La primera vez que fui al cine, fuimos a ver Batman 1. Era bastante pequeño, no podía leer y tampoco mucho menos podía inglés, ¿verdad? Y mi papá básicamente me leyó todos los subtítulos durante toda la película y me iba explicando básicamente la película.Hasta lo más grande… Incluso me protegió de él mismo, creo yo, cuando él tuvo un problema de adicción a drogas por ahí, cuando yo tenía alrededor de 14 años, realmente yo no noté la gravedad del problema hasta que estaba ya en su proceso de rehabilitación.Era el menor de 8 hijos. Amante de la música rock, rebelde y a la vez hombre de familia, trabajador… Él tenía una frase que decía: todos los días son domingos. Y yo creo que para él esto de alguna manera significaba el hecho de vivir bien, de vivir tranquilo, vivir feliz.Entre Fred y su papá no había barreras ni silencios… Nos hablábamos casi que a diario, nos contábamos básicamente todo lo que nos pasaba. Digo, no había como secretos entre nosotros…Domingo nació en 1958, en un El Salvador que llevaba casi 30 años sin tener una elección democrática, justamente competitiva, sin golpes de Estado o fraude electoral. Era tierra de dictaduras militares controladas por la oligarquía. La clase dominante, dueña de las plantaciones de café y los sistemas financieros, se encargaba de poner y quitar gobiernos a conveniencia… Ya para inicios de los años 70, cuando Domingo era un adolescente, en El Salvador se estaban formando grupos de izquierda que creían que la lucha armada era la única manera de acabar con la dictadura. En ese momento la mayoría de los que estaban en estos grupos eran jóvenes y eran jóvenes que tenían una rabia, pues, una rabia en contra del sistema y consideraban de que esa era la manera de poder luchar en contra de ese sistema.Y claro, la represión por parte de los militares era fuerte. Mientras tanto, en la casa de Domingo se hablaba poco de política, pero había una crítica a la situación del país. Este es Germán Ramos, uno de los hermanos mayores de Domingo.Veíamos la corrupción que había en todo el sistema político y cómo eso permeaba toda la sociedad. Cosas como la situación de los campesinos. Una de pobreza extrema. La discusión la lideraba siempre el papá de Domingo, Manuel. Por un lado, criticaba la dictadura militar, pero también hacía ver de que el Partido Comunista, que había sido la fuerza de izquierda que había existido por décadas, no era opción tampoco.Para él era un partido dogmático y burocrático. Tampoco estaba de acuerdo con la lucha armada, que atraía cada vez más a Domingo y a Germán. La sobrepoblación, el hambre, la presión económica, la falta de educación hace estallar la violencia porque hay una cólera, ¿me entendés? Hay una furia, encerrada en uno. Y llega un momento en que estalla. Y especialmente si me están tratando con violencia ¿Qué esperan? ¿Que yo vaya a poner la otra mejilla? Y hubo un hecho que convenció a ambos de que esa era la única manera… Algo que los afectó personalmente. La muerte de su papá. El 28 de marzo de 1974, el abuelo de Fred, Manuel, se encontraba en su trabajo en una papelería en el centro de San Salvador. Era el gerente. Ya había pasado la temporada de entrada a clases y el negocio andaba lento, entonces solo estaban con él dos de sus hijos, Selva y Ovidio, que también trabajaban ahí. En horas de la tarde, un hombre entró al local. Selva se encontraba al frente, atendiendo. Esta es ella. ¿Qué desea? Este es un asalto. Y yo quedé como que si era una gente que conocía. Yo no creía que… ¿asalto? No puede ser.Manuel estaba en el segundo piso, en su oficina y Ovidio en la parte de atrás. De inmediato entró otro hombre. Acorralaron a Selva.Dame las llaves de la caja fuerte. No las tengo yo. Dame las otras llaves. No tengo. Yo no tengo llaves. Yo no tenía nada. Y en la caja. Ahí no hay nada, le decía. No ha venido gente.Luego entraron otros hombres, llegaron a ser seis. Cortaron la línea del teléfono y empezaron a golpear la caja fuerte con una varilla de metal. Selva gritó y su papá bajó con un arma que tenía en una gaveta. Cuando mi papá venía bajando la barandilla, se quedó inmóvil. ¿Qué pasa? Entonces él sacó la pistola y le disparó. El hombre le disparó en la cabeza a Manuel. Cuando papá cayó, eso sí que ¡qué barbaridad! Cuando vi eso, así que yo sentía, pero, una gran cólera, pero darle una patada. Lo maldecía y le decía cosas. Ovidio estaba en la parte de atrás de la papelería y al oír los disparos fue al frente a ver qué pasaba. Lo amarraron. Después de golpear a Selva, los hombres se llevaron el dinero y un carro que usaban para repartir mercadería. Después de mucho esfuerzo, Selva soltó a Ovidio, que corrió con su papá en brazos a la calle para buscar a alguien que lo llevara a un hospital. Una vez ahí le hicieron una cirugía, pero murió a las pocas horas. Los hijos de Manuel denunciaron el caso pero, según Delmon, otro de los tíos de Fred, apenas la fiscalía lo tomó, empezaron a recibir amenazas. Este es Delmon: Me hablaba por teléfono y decían que si seguíamos con eso, que nos iban a matar a todos. Y eso no fue una vez, fueron varias veces.Cuando denunciaron las amenazas frente al fiscal, este les dijo que era peligroso, pero que si querían podían seguir adelante con la investigación.Entonces yo lo consideré con mi mamá y le dije: “Mire, ¿qué vamos a lograr, qué vamos a ganar? Vamos a ganar que maten a Selva o maten a Ovidio o vengan aquí a poner una bomba”. Porque era corriente que fueran a poner bombas y todo. Así me dijo mi mamá. Mejor ya no. Dejemos eso.Nunca se capturó a los asesinos, y a pesar de que los medios y la justicia siempre lo trataron como un asalto, hay dudas. Aquí Fred de nuevo. Esto yo creo que hasta la fecha a mi familia es algo con lo que todavía no están realmente convencidos. Algunos tíos de Fred hablan de la posibilidad de que estuviera relacionado con el hecho de que militantes de izquierda imprimieran propaganda en la papelería, que fue eso lo que causó que los militares lo mandaran a matar… Algo no impensable en el ambiente político que se vivía en ese momento, donde apenas iban naciendo las guerrillas… Otros dicen que fue algo relacionado al negocio de la papelería. No hay pruebas de nada, pero hay algo que los mantiene con preguntas… Hubo demasiada insistencia de personas externas que no sabemos quiénes son para que dejaran de buscar justicia y dejaran de denunciar lo que había sucedido.50 años sin respuesta, solo con hipótesis…Creo yo que eso no les ha permitido cerrar y tener un proceso de duelo como el que deberían de haber tenido, ¿no?Cuatro años después, Domingo y Germán se unieron al movimiento guerrillero. Este es Germán de nuevo: No era justo que se asesinara a gente como el caso de mi papá y que todo quedara así como parte sin novedad, pues. Nosotros habíamos sido golpeados directamente y por lo tanto teníamos derecho a responder.Germán y Domingo eran parte de la milicia urbana del grupo Resistencia Nacional, que estaba preparándose para la insurrección. Tenían que organizar manifestaciones, mítines, barricadas. Estuvieron militando unos años, hasta que en 1980 a Germán lo hirieron con una bala en el abdomen. La familia logró convencerlos de que era demasiado riesgoso seguir y se desvincularon al poco tiempo. La guerra se extendió hasta 1992. En medio de ese contexto, con Domingo ya fuera de la militancia, fue que nació Fred. Desde entonces, se dedicó a ser camionero y vendedor, a recuperarse de una adicción a drogas de años y a disfrutar los domingos de asados y familia. Así fue por más de 20 años. Hasta el 19 de noviembre de 2011. Fred tenía 25 años y su vida era muy diferente a lo que es ahora. Era diseñador gráfico de una agencia grande de publicidad. Ese día, como a las 3:30 de la tarde recibió un mensaje en su correo. Era su primo. Y era súper directo. O sea, no era no tenía ningún saludo de nada, sino que directo era: comunícate con alguien de la familia allá y en mayúsculas había escrito urgente.Fred se dio cuenta que había olvidado su celular, así que cogió el teléfono de la oficina y llamó a la casa donde vivía parte de su familia. Le contestó su tío Delmon. Le dijo: Tenés que venir a la casa lo más pronto posible. O sea, la urgencia con la que me estaban haciendo que llegara a la casa no era una urgencia habitual. Y yo creo que en ese momento fue donde realmente yo sentí que algo le había pasado a mi papá. Y pues yo creo que más me tardé en colgar el teléfono que en llegar a la casa.Ahí estaba toda su familia.Y cuando llegué a la casa, de entrada me dieron la noticia que mi papá había muerto.Fred solo recuerda que en ese momento gritó y se fue a llorar al cuarto donde dormía con su papá cuando él visitaba San Salvador. Ya más calmado, la familia le contó a Fred lo que había pasado con su papá. Unas horas antes, Mayo, uno de los tíos de Fred, había recibido una llamada del trabajo de Domingo. Este es Mayo:Y le digo al gerente: “Buenas tardes, yo soy Mayo Ramos, el hermano de Domingo”. “Ah, sí”, me dijo en El Ranchador ha tenido un accidente ¿Un accidente?, le digo, ¿un accidente automovilístico? El gerente no dudó mucho. No, me dijo. Él falleció, me dijo. ¿Cómo? Lo mataron, me dijo. Mayo no entendía quién podía haberlo matado. Pagaba las extorsiones que pedían los pandilleros a las empresas para entrar a ciertos barrios y vender cosas, algo tan normalizado en ese momento en El Salvador, nunca buscaría problemas. De inmediato se fue al lugar, El Ranchador. Al llegar al barrio, Mayo se encontró con un conocido. Hey, Mayo, me dijo, ahí está tu hermano tirado.Al lugar donde había sucedido todo. Era frente a una tiendita. Estaba todo acordonado por la policía. Ahí estaba Domingo.Tirado ahí, sin vida y con todos sus cosas de trabajo, pues es algo que… que no se borra nunca.Mayo se quedó en silencio, mirando a su hermano. La mente se, se nubla, no te queda más que cierto rencor, cierta impotencia de no poder hacer nada.Había recibido cinco disparos. El funeral lo hicieron en la casa de su familia…Que era la casa donde hacíamos los asados de domingo, que era la casa donde celebrábamos los… los cumpleaños. De hecho, diez días antes le habíamos estado celebrando el cumpleaños 53 a mi papá. Creo yo que era como una manera de contrarrestar la tristeza que tenía.Lo más difícil ha sido procesar el sinsentido de las muertes de Manuel y Domingo. Este es Delmon: Cuando la guerra era, era normal que te cayera un par de plomazos porque iba pasando. Porque habían enfrentamientos aquí, en la ciudad y todo. O en los lugares donde uno caminaba, en las carreteras. Eso era… ¡vaya!, mala suerte. Pero era creíble.Era una guerra después de todo. Pero dos muertes tan arbitrarias, tan repentinas, con casi 40 años de diferencia… Tratar de encontrarle sentido y no lo tiene más allá de que se vive en un lugar donde la violencia impera. Te empiezas a preguntar si es cuestión de suerte, estadística o algo más… Durante meses, Fred se sintió impotente. Estaba lleno de rabia. Hasta que su tío Mayo lo llamó a contarle que un pandillero de la zona le dijo quién había matado a su papá… Era un niño de 12 o 13 años. Y la razón por la que lo había hecho era que era la prueba que le habían asignado para poder iniciarse en la MS básicamente. Enterarse de esto lo hizo cuestionarse todo lo que había sentido hasta ese punto. O sea, creo yo que durante bastante tiempo, yo creo que me sentí molesto conmigo mismo. Porque realmente no sabía cómo… cómo sentir rabia por quien había matado a mi papá. Era un niño… Solo un niño… Y eso creo que me generó bastante frustración y bastante rencor conmigo mismo porque, o sea como el hecho de no poder sentir rabia, de no poder sentir deseo de querer vengar su muerte, sí me hizo sentir que le estaba fallando realmente, pues.Un tipo de traición a su papá, a su legado. A su mejor amigo. Sentía que debía sentir ganas de venganza… pero lo que Fred quería era entender ¿Qué tiene que pasar para que un niño cometa un acto así? Después de meses de lidiar con el duelo, la culpa y el rencor contra sí mismo, y mientras el caso judicial de la muerte de su papá se quedó en que fue un pandillero y nada más, Fred decidió que algo tenía que cambiar. Se prometió –y le prometió a su papá– que iba a tratar de entender qué estaba pasando en su país. Renunció a su trabajo en la agencia de publicidad y encontró refugio en la fotografía, que siempre había estado ahí… gracias a su papá. Fue él quien le enseñó a tomar su primera foto de niño, a encuadrar, a no respirar cuando se dispara… Fue él quien ahorró durante meses para regalarle una cámara cuando salió de la universidad. Se dio cuenta de que la herramienta que tenía a la mano para entender el mundo era la fotografía. Al poco tiempo ingresó a El Faro y empezó a fotografiar a víctimas de la violencia en El Salvador. Personas como él. El fotoperiodismo para mí ha sido una terapia, definitivamente. Y no tanto como el acto de fotografiar, sino que más bien lo que me ha dado el fotoperiodismo, que ha sido la posibilidad de conocer personas que han pasado por situaciones similares o incluso peores, pues.La posibilidad de entender que no estás solo en tu dolor. Sino que es un dolor que lo sufren más personas de las que vos te imaginas.Lo que Fred no esperó fue encontrar, en un pandillero, una manera de lidiar con ese duelo. Y una nueva forma de ver la justicia. Ya volvemos. Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa escuchábamos la historia de la familia del fotoperiodista Fred Ramos. Una familia como miles en El Salvador, cuya vida ha estado marcada por la violencia que se ha vivido históricamente en el país. Desde el asesinato de su padre, Fred ha intentado entender la forma en que opera la violencia en El Salvador. Y pocos casos lo han marcado tanto como el de un pandillero llamado Rudi. Nuestro editor Luis Fernando Vargas nos sigue contando.En el 2016, un año después de que Fred fotografiara la masacre con que empezamos esta historia, recibió un correo de un medio internacional para quienes trabajaba de forma independiente. Querían que hiciera un reportaje fotográfico sobre la violencia en El Salvador. Inmediatamente pensó en una noticia reciente: en febrero, en el departamento de la Paz, se habían encontrado los cuerpos de tres pandilleros al interior de una iglesia. Ahí la versión policial que se manejaba era que la policía andaba haciendo un recorrido de rutina cuando de repente los pandilleros le empezaron a disparar a ellos.Extrañamente, ningún policía salió herido. Además, le parecía raro el hecho de que hubiera ocurrido en una iglesia. Sospechaba que se trató de otra ejecución extrajudicial de la policía, que seguían ocurriendo en ese momento. Y ya cuando estábamos en el proceso de reporteo allí en la zona, nos dimos cuenta que habían habido un par de sobrevivientes de la masacre y entre esos había el de un joven que se llamaba Rudi.Buscó el contacto, lo encontraron e hizo el reportaje. Unos meses después Fred lo volvió a contactar, esta vez por un mensaje de texto, y con la respuesta que recibió Fred empezó a entender la realidad de Rudi. Este fue uno de los audios que le mandó: Mándame audio, cabrón. Todo lo que me has mandado en esos mensajes. Mandame audio, cabrón, que yo lo hago desde que yo leer no puedo entender, no puedo leer cabrón. Que mándame audio ahí ¿Oíste, cabrón? Audios.A través de mensajes de voz cuadraron una cita y Fred y el periodista salvadoreño Óscar Martinez se encontraron con él en la casa de la mamá para entrevistarlo. Ahí se enteraron de que Rudi no sabía leer ni escribir. Y en ese momento, les dijo que tenía alrededor de 16 años. O al menos eso creía él. No estaba seguro. No tenía partida de nacimiento ni identificación. Rudi era uno de los menores de 14 hijos de distintos hombres. Varios de sus hermanos estaban en la cárcel. Su mamá tenía una tienda, pero terminó en la cárcel también. Su padrastro, igual. Y desde hacía dos años, Rudi había ingresado a la pandilla Barrio 18 Revolucionarios: robando, extorsionando, torturando, e incluso llegó a asesinar… La pandilla era su trabajo, su vida social, su escuela… Todo. Cuando le preguntamos a Rudi por qué había ingresado a la pandilla, él nos dijo que había entrado porque alguien lo había convencido. Como a mí me comieron la mente, cabrón. No es que yo quise. No es como… Y como acordate que como un amor ligerito te come la mente y otro más viejo que vos. Va, puta, y yo de pendejo le hice caso a todo lo que me decía.A Rudi lo sentí bien inocente, o sea lo sentí realmente como un, como un niño. Le preguntaron sobre cómo fue entrar a la pandilla, sobre la paliza que recibió como rito de iniciación: 18 segundos de golpes brutales. Al que van a escuchar a hablar primero es al periodista Óscar Martínez. ¿Y vos cuando ya terminó la, la, la cachimbeada qué sentiste? ¿Qué pensaste? ¿Qué fue lo primero que pensaste?En ese momento solo pensé que iba a andar como ellos andaban. O sea, su respuesta fue como diciendo que finalmente ahora sí voy a pertenecer a algo. Empezaron a entrevistarlo cada cierto tiempo. Se volvió una rutina. Fred a veces cuadraba las citas. Pero era complicado: Rudi siempre andaba escondiéndose. Nada, carnal, ya te voy a avisar porque ahorita está algo negro con la jura, cabrón. Ahorita ando un gran pelotón de hijos de puta por ahí por mi chante y atrás, ¿me entendés? Ahorita está algo negrón, pero depende como me ponga en estos días. Vamos a ver, ¿me entendés?Para él, la opción única que existía en ese momento era la de escapar, porque él sabía de que si la policía lo detenía no era para llevarlo a la delegación ni nada por el estilo, era para… para matarlo, pues. Rudi era una persona totalmente excluida del sistema, de la sociedad. Alguien que simplemente buscaba algo… lo que fuera… que lo hiciera sentirse como una persona. Algo que aprendí en el proceso de de entrevistar a Rudi y hablar con Rudi es, creo yo, que fue como entender las graves consecuencias que sufrimos la sociedad en general por el hecho de que un niño de 13, 14, 15 o 16 años no tenga acceso a una vida digna realmente. Cualquier niño merece respeto sin necesidad de tener un arma, pues, para que sea escuchado. Cuando Fred conoció a Rudi, era uno de los últimos dos pandilleros que quedaban en su zona. A todos los habían matado o metido a la cárcel. Llegó un momento en que Rudi fue el único. Y ahí vio una oportunidad para salirse de la pandilla. Cuando fuimos a entrevistar a Rudi una vez que se quedó solo, lo que más me sorprendió al menos a mí fue su manera de hablar. O sea, realmente él había cambiado. O sea su postura también había cambiado.Como han escuchado, a Rudi era muy difícil entenderle, pero ese 20 de septiembre del 2016 habló clarito. Y sentado recto, poniendo atención, como si fuera otra persona. A mí ya no… No existe la pandilla, pero ya no, mi pensar es, ya mi vida que que sacarla adelante, pues ya la pandilla quedó atrás. Eso solo fue una brincadita, ya eso ya lo olvidé. Además ese día se veía… Se veía contento realmente. O sea, estaba pensando en el futuro y lo que quería hacer y qué cambios le iban a venir en la vida. Y yo en vez de este tatuaje me lo vaya, o sea, me tire otro encima, como una rosa, así, con nombres así arriba. Yo ya me voy a dirigir, ya a trabajar, a trabajar y sacar adelante mi vida, pues, ya… En un mes si primero Dios me mantiene vivo, pues eso es lo que voy a hacer, trabajar y seguir ahorrando dinero y ver cómo sí saco adelante mi vida. Ese es mi pensar.Y así estuvo varios meses, jurando que ya estaba afuera. Fred también pensaba que de verdad se había salvado. En los siguientes meses Rudi fue herido por la policía, entró y salió de un penal. Encontró a Dios, estaba yendo a una iglesia. Trabajaba en una plantación de caña. Pero la nueva vida le duró hasta el 13 de diciembre del 2017. Según lo que dice la hermana de Rudi, es que llegaron entre diez y 15 policías a la casa donde estaban viviendo. Básicamente toda la familia, ¿no? Eran diez, diez hermanos con los que vivía Rudi ahí. Estaban uniformados, pero se habían quitado el número que los identifica… Y dijeron de que llegaban a capturar a Rudi, pero además, se llevaron a sus otros dos hermanos que se llamaban Edwin y Herber. Ellos eran mayores que Rudi y tal cual, o sea, lo que dijeron que llegaban a hacer, eso hicieron, se los llevaron y nunca más volvieron. Un mes después, encontraron los restos de Edwin y Herbert, pero hasta la fecha los restos de Rudi aún no han sido encontrados.Para Fred, Rudi se convirtió en una manera de entender al asesino de su papá. Ambos tenían una edad similar, seguramente crecieron en ambientes parecidos y murieron de la misma manera.Es a través de eso que yo he ido como respondiéndome por qué un niño de 13 años no…, que no conocía a mi papá, con el que no tenía ningún vínculo, decide que… que lo quiere matar, ¿verdad?Fred no siente que pueda perdonar al asesino de su papá. Ni lo justifica… Lo que me hace entender es que realmente en El Salvador uno de los problemas es de que cada quien ejerce la la fuerza y ejerce la justicia de la manera en como uno cree o considera que que la tiene que ejercer. La policía, las pandillas, los políticos, la sociedad… Hay como un tipo de distorsión de la justicia en sí, pues.Por ejemplo, el caso de Rudi… : Su interés de tener buena ropa, de tener buenos zapatos, de… de ser parte de una sociedad que lo respete, quizás para él la manera de conseguir la justicia era siendo parte de una pandilla, ¿no?Todo este proceso le hizo entender a Fred que la realidad en El Salvador es mucho más compleja de lo que parece en la superficie… Es más que buenos y malos, que víctimas y victimarios… Estamos en el 2023 y la situación en El Salvador es muy diferente a la que mostramos en este episodio. Las pandillas básicamente no están operando en El Salvador, ¿no? Desde marzo del año pasado están aplastadas, si se podría decir así. Esto es algo que ya se venía de alguna manera sintiendo a través de todo este último año.En marzo del 2022, a solicitud del presidente Nayib Bukele, la asamblea legislativa de El Salvador aprobó un Régimen de Excepción, que elimina ciertos derechos constitucionales, como a la libertad de asociación y reunión y la privacidad de las comunicaciones, así como varias garantías al debido proceso judicial. Sólo en el último año la policía ha arrestado a más de 65.000 personas y hay cientos de denuncias de ciudadanos inocentes que han sido arrestados sólo por el hecho de vivir en barrios estigmatizados. Además, se estima que alrededor de 90 personas han muerto en prisión debido a supuestas torturas, por falta de medicamentos y atención médica. En febrero de este año, Nayib Bukele inauguró la prisión más grande de América, llamada Centro del Confinamiento del Terrorismo y que puede albergar a 40 mil personas. Mientras tanto, periodistas y organizaciones internacionales denuncian un debilitamiento serio de la democracia en El Salvador. Fred continúa trabajando, pero ahora ve algo diferente en las imágenes que toma.Siento que estoy fotografiando otro tipo de violencia y que es una violencia de Estado, pues. Y que esa, yo creo, que es una violencia mucho más parecida a la que estaba cuando mi abuelo fue asesinado.La violencia de las dictaduras reprimiendo. Es como si El Salvador no pudiera salir de un ciclo… Violencia del Estado a violencia de la guerrilla, a la violencia de las pandillas, y de nuevo a la del Estado… En eso piensa Fred, en qué pasará cuando se acabe el Estado de excepción.Ahorita hablamos de una desarticulación de pandillas a través de una política a donde se han violado un montón de derechos de un montón de personas, ¿verdad? Entonces, estamos hablando básicamente de una paz que está construida sobre el sufrimiento de otras personas, y en cualquier momento eso se va a convertir en otra cosa.La pregunta es… ¿Exactamente en qué? :Fred Ramos es un periodista independiente. Luis Fernando Vargas es editor de Radio Ambulante, vive en San José, Costa Rica. Si quieren leer más sobre la historia de Rudi y sobre cubrir la violencia en El Salvador, les recomendamos Los Muertos y el Periodista, de Óscar Martínez, publicado por Anagrama. Esta historia fue editada por Camila Segura. Bruno Scelza hizo el fact checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música original de Ana Tuirán. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Lisette Arévalo, Pablo Arguelles, Aneris Casassus, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Selene Mazón, Juan David Naranjo, Ana Pais, Melisa Rabanales, Natalia Ramírez, Laura Rojas Aponte, Natalia Sánchez Loayza, Barbara Sawhill, David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

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