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Radio Ambulante - La sala que era un cerebro

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La idea: conectar a Chile a través de una red. Como el internet. Pero en 1971.

Hace casi medio siglo, el gobierno socialista de Salvador Allende desarrolló una tecnología que conectaba la economía chilena en tiempo real y distribuía el poder entre sus trabajadores. ¿Qué pasó con el proyecto Cybersyn, esa especie de protointernet latinoamericano?

*

Visita radioambulante.org para ver fotos del proyecto Cybersyn y más contenido extra sobre esta y otras historias.

[Daniel
Alarcón,
host]:
Bienvenidos
a
Radio
Ambulante,
desde
NPR.
Soy
Daniel
Alarcón.
La
historia
que
vamos
a
contar
hoy
pasó
hace
más
de
40
años.
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
Now
the
story
that
I
want
to
tell
you
began
in
1971
in
the
middle
of
the
year.
[Daniel]:
Y
este
es
uno
de
sus
protagonistas:
un
inglés
que
se
llamaba
Stafford
Beer.
El
audio
que
acabamos
de
oír
es
él
hablando
en
una
conferencia
en
la
Universidad
de
Manchester
en
1974.
Cuando
Beer
murió
en
el
2002,
los
medios
lo
describieron
como
un
visionario
y
un
gurú,
una
“mezcla
entre
Orson
Welles
y
Sócrates”.
Beer
estudió
filosofía,
matemáticas,
psicología,
no
terminó
ninguna
de
esas
carreras,
pero
se
dedicó
a
pensar
en
cómo
revolucionar
la
tecnología.
Sus
ideas,
pues,
algunas
no
son
muy
fáciles
de
explicar.
O
sea,
computadoras
biológicas,
¿les
suena
a
algo?
¿No?
Bueno,
a
tampoco.
Pero
era
una
idea
de
Beer.
Estaba
obsesionado
con
la
computación
y
con
la
automatización:
fábricas
automatizadas,
sin
humanos,
cosas
que
en
esa
época
sonaban
a
ciencia
ficción,
pero
que
ahora,
no
son
tan
extrañas
a
la
realidad.
Sin
embargo,
leer
a
Beer
es
un
trip.
Sus
textos
se
parecen
más
a
los
de
Julio
Verne
que
a
cualquiera
de
los
manuales
de
informática
que
tenemos
ahora.
Entonces,
como
el
mismo
Beer
dijo
en
esa
conferencia,
la
historia
de
hoy
empieza
unos
años
antes,
en
1971,
cuando
un
día,
de
la
nada.
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
I
suddenly
got
a
letter
which
very
much
changed
my
life.
[Daniel]:
Y
esta
carta
que
le
cambiaría
la
vida
llegó
del
otro
lado
del
mundo,
de
Chile.
Y
es
que
en
esa
carta
el
gobierno
chileno
le
hacía
una
propuesta:
que
fuera
a
Chile
a
trabajar
en
un
proyecto
que
ponía
en
práctica
sus
conocimientos
particulares:
a
organizar
la
economía
chilena.
A
finales
de
los
años
cincuenta,
Beer
había
inventado
algo
que
llamó
“cibernética
organizacional”
o
“ciencia
del
control”,
que
básicamente
era
usar
principios
de
la
biología,
de
las
matemáticas
y
de
la
informática
para
manejar
cualquier
empresa.
Yo
sé,
esto
suena
super
confuso,
pero
tengan
un
poco
de
paciencia
y
después
tendrá
más
sentido.
Esas
ideas
de
Beer
—de
la
“cibernética
organizacional”—
se
volvieron
populares
y
pronto
empezó
a
trabajar
como
consultor
en
grandes
empresas.
Se
volvió
un
tipo
exitoso:
manejaba
un
Rolls
Royce
y
tenía
una
casa
enorme
en
las
afueras
de
Londres.
Y
ahora
le
llegaba
esta
propuesta:
aplicar
lo
que
había
estado
haciendo
en
algunas
empresa
en
toda
la
economía
chilena.
La
idea
del
proyecto
era
revolucionar
cómo
funcionaba
Chile.
Y
es
que,
recordemos
el
contexto,
unos
meses
antes,
en
octubre
de
1970…
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Voz]:
El
congreso
pleno
proclama
presidente
de
la
República
al
ciudadano
Salvador
Allende
Gossens.
Se
levanta
la
sesión.
[Daniel]:
Por
primera
vez
un
candidato
socialista
había
sido
declarado
presidente
en
Chile.
Este
es
Allende
en
un
discurso
el
día
de
las
elecciones…
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Salvador
Allende]:
Somos
los
herederos
legítimos
de
los
padres
de
la
patria
y
juntos
haremos
la
segunda
independencia:
la
independencia
económica
de
Chile.
[Daniel]:
Allende
había
prometido
que
el
pueblo
participaría
de
las
decisiones
del
país.
Que
iba
a
haber
un
cambio
social,
cultural,
político,
económico.
Estaban
empezando
una
revolución
que
necesitaba
nuevas
maneras
de
pensar,
de
organizarse.
Así
que
por
eso
se
comunicaron
con
Beer..
Beer
aceptó
y
unos
meses
después
viajó
al
otro
lado
del
mundo
para
presentarle
su
propuesta
a
Allende
y
a
su
equipo.
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
Let
me
tell
you
what
happened
when
I
first
explained
it
to
President
Allende
himself.
[Daniel]:
Este,
de
nuevo,
es
Beer,
en
la
conferencia,
contando
lo
que
pasó
cuando
le
llevó
su
propuesta
a
Allende:
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
Allende
was
a
doctor,
a
medical
doctor
as
you
may
know.
And,
therefore,
it
was
very
easy
to
explain
the
model
to
him
in
terms
of
neuro
cybernetics
as
the
way
of
controlling
the
body.
[Daniel]:
Dice
que
como
Allende
era
médico
para
explicarle
lo
que
quería
hacer
con
la
economía
chilena,
hizo
una
analogía
con
el
cuerpo.
La
idea
era
conectar
el
país
—la
industria,
las
secretarías
de
Estado,
todo—
a
través
de
una
red
—una
red
que
funcionaría
como
el
sistema
nervioso
del
cuerpo—
y
que
recolectaría
información
de
cada
fábrica
de
Chile,
de
norte
a
sur,
para
ayudar
a
monitorear
las
actividades
económicas
del
día
a
día:
cuánto
cobre
se
había
minado,
qué
materias
primas
faltaban
en
la
industria,
en
fin…
Luego,
toda
esa
información
iría
a
una
sala,
que
sería
como
el
cerebro
del
sistema
y
desde
ahí
se
tomarían
decisiones
—en
tiempo
real—
sobre
los
cambios
que
se
debían
hacer:
desde
cerrar
una
fábrica
que
no
estaba
rindiendo,
hasta
hacer
una
consulta
pública
sobre
un
tema
económico
de
importancia.
Y
cuando
Beer
le
estaba
explicando
a
Allende
lo
que
sería
ese
cerebro,
ese
centro
de
operaciones.
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
I
drew
a
big
histrionic
breath…
I
was
going
to
say:
«This
compañero
Presidente
is
you».
[Daniel]:
O
sea,
le
iba
a
decir
que
ese
cerebro
iba
a
ser
él,
Allende.
Pero…
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
Before
I
could
say
it,
he
suddenly
smiled
very
broadly
and
he
said:
«Ah,
at
last,
the
people».
[Daniel]:
En
ese
momento,
antes
de
que
Beer
pudiera
decir
eso,
Allende
sonrió
y
dijo:
“Por
fin,
el
pueblo”.
O
sea,
que
para
Allende
era
obvio
que
quien
estaría
en
esa
sala
sería
el
pueblo.
Y
eso
era
lo
más
importante
de
la
propuesta
de
Beer.
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
That
was
a
pretty
powerful
thing
to
happen.
It
had
a
very
big
influence
on
me.
[Daniel]:
Según
Beer,
ese
momento
fue
muy
inspirador
para
él.
Beer
llamó
al
proyecto
Cybersyn
y
ahora
los
expertos
lo
reconocen
como
un
antecesor
del
internet,
pero
socialista
porque
no
solo
conectaba
a
las
personas
en
tiempo
real
—que
es
lo
que
hace
el
internet—
sino
que
también
iba
a
servir
para
cumplir
los
propósitos
del
gobierno
de
Allende,
esos
que
había
prometido
en
campaña:
que
el
pueblo
iba
a
participar
en
la
toma
de
decisiones.
Si
todo
salía
bien,
Cybersyn
no
solo
iba
a
cambiar
la
historia
de
Chile,
sino
también
la
manera
en
que
vivimos
ahora
con
la
tecnología.
Natalia
Messer,
periodista
chilena,
nos
cuenta
esta
historia.
[Natalia
Messer]:
Esa
carta
que
le
llegó
a
Beer
en
el
verano
del
setenta
fue
redactada
por
tres
personas.
Una
de
ellas
es
él…
[Raúl
Espejo]:
Mira,
mi
nombre
es
Raúl
Espejo.
Originalmente
yo
soy
de
Bolivia.
[Natalia]:
Pero
cuando
era
un
bebé
su
familia
se
mudó
a
Chile
y
Raúl
creció
en
Santiago.
Raúl
se
convertiría
en
el
director
técnico
de
Cybersyn,
pero
antes
estudió
ingeniería
civil
industrial
en
la
Universidad
Católica
de
Chile
y
ahí
fue
donde
conoció
las
ideas
de
Beer,
específicamente
por
uno
de
sus
libros:
Decisión
y
control.
[Raúl]:
Ese
libro
ya
lo
habíamos
circulado
dentro
de
un
grupo
dentro
de
la
escuela
de
ingeniería
de
la
Católica
y
ese
grupo
se
fue
ajustando
a
todo
ese
lenguaje.
[Natalia]:
O
sea,
ya
estaban
familiarizados
con
el
lenguaje
de
la
cibernética
organizacional.
Con
esta
manera
de
ver
a
una
empresa
o
fábrica
como
un
organismo
vivo,
que
se
regulara
solo
y
fuera
capaz
de
adaptarse
a
su
ambiente
En
1969
—un
año
después
de
terminar
la
carrera—
Raúl
empezó
a
trabajar
en
la
agencia
de
gobierno
encargada
de
manejar
las
empresas
estatales.
Se
llama
la
Corporación
de
Fomento
de
la
Producción
de
Chile
—conocida
como
la
CORFO—
y
se
volvería
clave
después
del
triunfo
de
Allende,
cuando
en
1971,
el
gobierno
tomó
una
decisión
crítica.
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Voz]:
Nos
encontramos
en
el
gran
comedor
del
Palacio
de
la
Moneda,
donde
el
Presidente
de
la
República,
doctor
Salvador
Allende
Gossens,
ha
de
proceder
en
unos
minutos
más
a
firmar
el
decreto
de
promulgación
de
la
reforma
constitucional
que
permite
la
nacionalización
del
cobre.
[Natalia]:
La
nacionalización
total
de
la
industria
del
cobre,
o
sea
que
ahora
sería
el
Estado
el
único
que
se
encargaría
de
explotar
ese
mineral.
Ese
mismo
año
el
gobierno
de
Allende
haría
lo
mismo
con
otras
industrias,
como
la
banca.
Entonces,
desde
la
CORFO,
empezaron
a
pensar
cuál
era
la
mejor
forma
para
que
el
Estado
manejara
estas
nuevas
empresas.
Una
de
las
opciones
era
un
modelo
centralizado,
vertical
y
jerárquico,
con
el
presidente
como
la
máxima
autoridad.
Pero
eso
no
era
lo
que
había
prometido
Allende
en
su
campaña,
así
que
se
descartó
casi
de
inmediato.
Y
ahí
fue
cuando
Raúl
y
otros
se
acordaron
de
las
ideas
de
Beer,
de
la
cibernética
organizacional.
[Raúl]:
Que
nos
ayudaron
a
pensar
no
en
términos
de
centralización,
pero
en
términos
distribuidos,
en
términos
de
cómo
aumentar
capacidad
de
coordinación
sin
que
haya
alguien
que
estuviera
ordenando
qué
coordinación
fuera
necesaria.
[Natalia]:
O
sea,
cómo
organizar
las
empresas
estatales
sin
que
Allende
tuviera
que
estar
dando
todas
las
órdenes.
Las
ideas
de
Beer
proponían
crear
redes
de
comunicación
entre
empresas
que
ayudaran
a
la
gente
a
cooperar
en
vez
de
competir,
a
tener
autonomía
sin
un
líder
que
dominara
al
resto.
Entonces,
con
esas
ideas
de
Beer
en
mente,
lo
invitaron
a
Chile.
Raúl
cuenta
que
cuando
Beer
llegó
a
Chile.
[Raúl]:
Fue
absolutamente
fascinado.
Él
estaba
pensando
realmente
que
esto
era
algo
soñado,
que
él
no
se
lo
había
planteado
ni
en
los
mejores
sueños.
[Natalia]:
Y
ellos,
claro,
estaban
más
que
contentos.
[Raúl]:
Para
nosotros
fue
algo
mucho
más
excitante
que
para
el
resto
del
mundo
(risas).
Porque
entrar
a
trabajar
con
el
gurú
de….
de
lo
que
podríamos
llamar
la
cibernética
organizacional
a
nivel
mundial
era
un
regalo
fantástico.
[Natalia]:
Empezaron
a
trabajar
de
inmediato.
[Raúl]:
Estuvimos
durante
una
semana
conversando
acerca
de
todo
lo
que
sus
ideas
significaban
y
él
nos
clarificaba
las
cosas,
nos
ayudaba
a
entender.
Y
yo
creo
que
ese
hombre
no
durmió
durante
toda
esa
semana,
porque
mientras
durante
el
día
estábamos
en
conversaciones,
en
la
noche
él
producía
documentos.
[Natalia]:
Documentos
que
empezaron
a
definir
lo
que
iba
a
ser
Cybersyn
y
cómo
lo
iban
a
convertir
en
realidad.
[Raúl]:
¿Qué
significaba
el
proyecto?
¿Qué
se
iba
a
hacer?
Y
ahí
se
plantearon…
él
planteó
cuatro
áreas
fundamentales
para
el
trabajo
del
proyecto.
[Natalia]:
Cuatro
áreas
que
necesitarían
nuevas
maneras
de
pensar
y
de
resolver
problemas.
OK,
lo
primero:
para
que
Cybersyn
funcionara,
necesitaba
tener
información
en
tiempo
real
de
lo
que
estaba
pasando
en
cada
fábrica,
en
cada
agencia
gubernamental.
Esto
era
esencial
porque,
para
Beer,
tomar
decisiones
sobre
la
economía
con
datos
que
se
habían
recogido
meses
atrás
—lo
que
sucedía
normalmente—
era
como
tratar
de
manejar
un
coche
viendo
el
espejo
retrovisor.
Así
que
necesitaban
de
alguna
manera
conectar
a
todo
el
país,
para
poder
recoger
esa
información.
Y
la
verdad
no
había
muchos
recursos.
Las
redes
de
comunicación
como
ARPANET
—la
red
que
desarrollaron
en
Estados
Unidos
a
finales
de
los
sesentas
y
que
luego
se
convertiría
en
el
internet
en
los
ochentas—
apenas
empezaban
a
funcionar.
Y,
además,
desde
que
Allende
había
llegado
a
la
presidencia,
los
Estados
Unidos
habían
iniciado
un
bloqueo
económico
contra
Chile,
por
las
ideas
socialistas
que
su
gobierno
promovía.
Así
que
era
imposible
tratar
de
importar
esa
tecnología.
Pero,
tuvieron
un
golpe
de
suerte.
[Raúl]:
Encontramos
500
máquinas
de…
de
télex
en
las
bodegas
de
la
Empresa
Nacional
de
Telecomunicaciones
que
habían
sido
compradas
por
el
gobierno
anterior.
Nadie
sabía
para
que
se
iban
a
usar.
[Natalia]:
Estaban
ahí,
todos
esos
télex,
arrumados.
Una
tecnología
vieja.
Y,
bueno,
quizás
ahora
muchos
de
ustedes
no
saben
qué
es
un
télex.
Eran
máquinas
muy
costosas,
así
que
nunca
llegaron
a
los
hogares.
Pero
en
compañías
grandes,
en
bancos
y
oficinas
de
gobierno,
se
usaban
para
transmitir
mensajes
y
documentos
de
forma
instantánea.
Fue
el
eslabón
perdido
entre
el
telégrafo
y
el
fax.
Si
lo
ves,
parece
una
máquina
de
escribir
grandísima
con
un
teléfono
pegado.
Y
esos
télex
era
justo
lo
que
necesitaban.
[Raúl]:
Esa
red
de
télex
es
precisamente
la
que
permitió
transformar
ese
mundo
de
el
post
office,
de
mandar
cartas
a
través
del
correo,
a
una
comunicación
fácil,
llana,
inmediata
entre
personas
en
distintas
organizaciones.
[Natalia]:
Ya
dijimos
que
el
télex
era
como
una
máquina
de
escribir
y
funcionaba
así:
lo
que
tecleabas
en
un
télex
se
transmitía
al
otro
y
se
empezaba
a
teclear
en
el
segundo.
Así
se
podían
transmitir
documentos
de
una
máquina
a
otra.
Entonces,
distribuyeron
esos
500
télex
en
todas
las
fábricas
estatales
y…
[Raúl]:
Bueno,
ahí
estábamos:
listos.
Y
eso
nos
ayudó
a
armar
todo
una
red
de
comunicaciones
a
a
nivel
nacional,
desde
Arica
hasta
Punta
Arenas.
[Natalia]:
Desde
una
punta
de
Chile,
a
la
otra.
Llamaron
a
esa
red
Cybernet.
Con
los
télex
y
Cybernet
tenían
solucionado
cómo
recibir
la
información
que
necesitaban
en
tiempo
real,
pero
se
necesitaba
procesar
todo
esos
datos
que
iban
a
llegar.
[Carlos
Senna
Figueiredo]:
Nivel
de
insumo,
de
producción,
de
presencia
en
el
trabajo,
indicadores
financieros.
[Natalia]:
Él
es…
[Carlos]:
Mi
nombre
es
Carlos
Senna
Figueiredo.
Soy
brasileño,
ingeniero
y
mi
vinculación
al
proyecto
fue
resultado
de
diversas
casualidades.
[Natalia]:
Carlos
trabajó
en
el
segundo
componente
del
proyecto:
Cyberstride,
el
programa
que
iba
a
automatizar
el
análisis
de
datos.
Las
casualidades
que
mencionó
Carlos
para
entrar
a
Cybersyn
empezaron
en
1969,
cuando
viajó
a
Inglaterra
para
denunciar
ante
Amnistía
Internacional
las
violaciones
de
derechos
humanos
de
la
dictadura
militar
que
había
en
Brasil
en
ese
momento.
Pero
justo
cuando
estaba
volando
a
Londres,
los
militares
brasileños
se
enteraron
de
su
plan,
así
que…
[Carlos]:
No
podía
regresar.
[Natalia]:
Porque
ya
sabía
que
eso
significaba
la
cárcel
o
algo
peor.
Entonces,
se
quedó
varado.
[Carlos]:
Como
estaba
en
Inglaterra
tenía
que
hacer
alguna
cosa
para
justificar
mi
permanencia,
me
fui
a
la
universidad.
[Natalia]:
En
Brasil,
Carlos
trabajaba
como
ingeniero
eléctrico,
pero…
[Carlos]:
Ahí
me
quedé,
en
Inglaterra,
estudiando
matemáticas,
investigación
de
operaciones
y
matemáticas
aplicada.
[Natalia]:
Cuando
se
graduó,
uno
de
sus
maestros
le
propuso
que
fuera
a
conocer
a
Stafford
Beer.
Carlos
ya
había
escuchado
de
él
y
admiraba
su
trabajo.
Según
le
dijo
su
maestro,
Beer
estaba
empezando
un
proyecto
en
Latinoamérica,
así
que
los
puso
en
contacto.
[Carlos]:
Stafford
me
mandó
una
pequeña
carta
diciendo
que
me
encontraría
en
el
lugar
de
su
preferencia
en
Londres.
[Natalia]:
Un
club
muy
exclusivo
llamada
el
Ateneo.
[Carlos]:
Y
ahí
era
inconfundible
Stafford,
¿no?,
con
su….
con
su
figura
de
profeta
del
Antiguo
Testamento,
así
barbudo,
lleno
de
humo
porque
fumaba
puros
como
un
demonio
y
la
mesa
con
una…
una
copa
de
whisky
y
papeles,
papeles.
[Natalia]:
Conversaron
y
ahí
Beer
le
contó
sobre
Cybersyn,
Chile,
y
la
idea
de
Allende
de
organizar
la
economía
del
país.
Carlos
estaba
maravillado,
quería
saber
más
detalles.
Después
de
ese
primer
encuentro
acordaron
verse
una
vez
más
y
Beer
lo
invitó
a
cenar
a
su
casa,
esa
mansión
que
tenía
a
las
afueras
de
Londres.
[Carlos]:
Su
casa
era
como
el
submarino
del
capitán
Nemo
porque
uno
entraba,
batía
las
palmas
así
con
las
manos
y
se
prendían
las
luces.
Si
batías
las
manos
tres
veces
con
palmas,
una
fuente
empezaba
a
funcionar,
la
fuente.
Era
como
un
ambiente
mágico
en
que
vivir.
[Natalia]:
Y
ahí,
en
esa
cena,
Beer
le
dijo
lo
que
Carlos
estaba
esperando:
le
ofreció
ser
parte
de
Cybersyn.
Carlos
aceptó
sin
dudarlo
y
se
mudó
con
su
esposa
y
dos
hijos
a
Chile,
a
principios
de
1973,
cuando
el
proyecto
ya
estaba
bastante
avanzado.
[Carlos]:
Y
me
incorporé
al
proyecto
en
calidad
de
especialista
en
matemática
aplicada
de
modelos…
modelos
matemáticos.
[Natalia]:
La
idea
de
Cyberstride,
el
programa
en
el
que
trabajó
Carlos,
era
—como
le
había
dicho
Beer
a
Allende—
que…
[Carlos]:
Tiene
que
ser
un
sistema
que
sea
más
o
menos
vivo.
En
otras
palabras,
que
se
asemeja
a
un
organismo
vivo.
Aún…
En
otras
palabras
aún,
que
se
adapte
a
través
de
niveles
de
autonomía.
[Natalia]:
Eso
significaba
que…
[Carlos]:
No
puede
haber
un
jefe
que
controle
todas
las
variables,
todas
las
unidades,
todos
los
departamentos.
La
administración
tiene
que
ser
autónoma.
Como
ocurre
en
el
cuerpo
humano,
decía
Stafford.
Ahora
estoy
hablando
con
ustedes,
yo
no
estoy
controlando
la
pulsación
de
mi
corazón,
ni
el
ritmo
de
mi
respiración
¿Y
mi
pie?
Ni
me
acuerdo
que
tengo
pie.
[Natalia]:
no
lo
controlas
conscientemente.
Pero,
si
hay
un
problema,
por
ejemplo,
si
alguien
viene
y
te
pisa…
[Carlos]:
Ahí
sí,
ahí
viene
un
señal
diciendo:
“Mira,
algo
está
mal
en
la
pata”.
Ese
era
el
sistema.
Esa
era
la
idea.
[Natalia]:
Esa
alerta
la
mandaba
Cyberstride.
El
programa
recibía
toda
la
información
de
Cybernet
—la
red
de
telex
de
la
que
ya
hablamos—
y
ahí
Cyberstride
analizaba
los
datos
y
hacía
predicciones
a
corto
plazo:
si
el
programa
calculaba
que
el
cobre,
por
ejemplo,
iba
a
faltar,
mandaba
automáticamente
una
alerta
a
la
fábrica.
[Carlos]:
O
sea,
las
fábricas
debían
de
operar
de
forma
autónoma,
sin
que
el
jefe
de
la
rama
industrial
o
aún
de
CORFO
supiera.
Mientras
está
normal
que
opere.
[Natalia]:
Pero,
si
después
de
recibir
la
alerta
en
la
fábrica,
no
se
podía
resolver
el
problema…
[Carlos]:
Entonces
una
señal
salta
y
va
a
la
atención
del
nivel
administrativo
siguiente,
superior,
externo.
Si
resuelve,
muy
bien,
si
no
lo
resuelve,
esa
señal
salta
una
vez
más,
como
en
el
cuerpo
humano,
que
una
señal
de
algo
que
pasa
errado
salta
a
mi
atención
consciente.
[Natalia]:
Así
era
como
el
proyecto
podía
darle
libertad
y
autonomía
a
los
diferentes
niveles
de
la
producción:
solamente
llamaba
la
atención
del
nivel
superior
cuando
era
necesario,
si
no,
les
daba
la
información
para
que
los
mismos
trabajadores
pudieran
decidir
qué
hacer
y
resolver
el
problema.
Si
buscan
en
Google
“Cybersyn”
o
“Synco”,
que
era
el
nombre
en
español
del
proyecto,
una
de
las
primeras
cosas
que
les
va
a
salir
es
una
foto
de
un
cuarto
setentero,
pero
futurista.
Parece
sacado
de
la
película
2001:
Odisea
en
el
Espacio
de
Stanley
Kubrick.
Es
un
hexágono,
con
una
alfombra
gris
oscura.
En
las
paredes,
que
parecen
de
madera,
hay
varias
pantallas.
Y
en
el
centro
de
la
sala
hay
siete
sillas
giratorias
ubicadas
en
círculo.
Son
de
fibra
de
vidrio
blanca,
con
tapicería
naranja.
En
uno
de
los
apoyabrazos
hay
unos
botones
grandes
y
en
el
otro,
un
cenicero
y
un
portavaso.
Esa
sala
era
el
prototipo
de
la
sala
de
operaciones.
El
cerebro
de
Cybersyn.
La
dirección
del
diseño
de
esta
sala
estuvo
a
cargo
de
un
equipo
de
jóvenes
diseñadores
y
de
una
persona
clave
en
el
desarrollo
del
proyecto.
Este
señor…
[Gui
Bonsiepe]:
Me
llamo
Gui
Bonsiepe.
A
pesar
del
apellido
un
poco
raro,
que
suena
francés,
pero
soy
alemán.
[Natalia]:
Gui
estudió
diseño
de
información
en
la
Escuela
de
Ulm,
una
escuela
universitaria
alemana
que
se
hizo
muy
famosa
en
el
mundo
por
su
innovación
en
diseño.
A
Gui
le
gustaba
Latinoamérica.
Ya
había
estado
en
Buenos
Aires
en
una
reunión
de
su
escuela
de
diseño
y
luego
dando
un
curso
ahí
mismo
a
mediados
de
los
sesenta.
Así
que
cuando
recibió
una
oferta
en
1968
para
ir
a
Chile,
no
lo
dudó.
Trabajó
como
profesor
y
después
en
la
CORFO
como
diseñador
industrial.
Y
estando
ahí,
su
jefe
lo
seleccionó
para
diseñar
la
sala
de
operaciones
de
Cybersyn.
[Gui]:
A
veces
se
ha
tildado
esto
como
una…
una
sala
futurista,
diríamos,
como
una
nave
espacial.
Bueno,
esto
me
parece
un
poco
tirando
demasiado
alto.
No
era
nuestra
ambición
(risa).
Simplemente
hacer
una
sala
de
operaciones
cómoda,
adecuada
a
las
funciones
que
tenía
que
cumplir.
[Natalia]:
Y
esas
funciones
—que
el
mismo
Beer
le
había
dado—
eran
muy
específicas.
Entre
esas
que
no
hubiera
nada
de
papeles,
ni
siquiera
mesas.
[Gui]:
Nos
sorprendió,
¿no?
Una
mesa…
o
sea,
una
reunión,
una
sala
de
reunión
sin
mesa,
¿qué
es
esto?
“No”,
dice
él.
Él
hubiera
puesto
un
cartel
en
la
puerta
de
entrada:
“Llevar
informes
escritos,
¿no?,
bajo
el
brazo,
era
prohibido”.
Eso
es
una
sala
para
pensar
y
tomar
decisiones.
[Natalia]:
Entonces,
todo
lo
que
se
ve
en
la
imagen
de
esa
sala
tenía
una
razón
de
ser.
Por
ejemplo,
eran
siete
sillas
porque
—según
las
ideas
de
Beer—
siete
es
el
número
máximo
de
personas
que
puede
tener
un
grupo
para
seguir
siendo
creativo.
Las
sillas
se
conectaban
a
las
pantallas
de
las
paredes
con
cables
bajo
el
suelo,
y
los
botones
que
tenían
en
el
apoyabrazos
hacían
que
las
imágenes
en
esas
pantallas
cambiaran.
Para
Beer
era
muy
importante
que
la
información
—y
la
misma
sala
de
operaciones—
pudiera
ser
entendida
y
manejada
por
cualquier
persona,
no
solo
especialistas.
[Gui]:
A
través
de
la
sala
de
operaciones
todo
ese
sistema
complejo
era
utilizable.
[Natalia]:
Por
eso,
los
botones
de
las
sillas
eran
grandes
y
con
formas
simples,
que
incluso
alguien
que
no
estuviera
familiarizado
con
un
teclado
podía
usar,
como
los
trabajadores
de
las
fábricas.
Y
la
información
que
aparecía
en
las
pantallas,
tampoco
podía
ser
solo
cifras
y
cifras.
[Pepa
Foncea]:
Nos
correspondió
graficar
la
información
para
que
fuera
presentada
en
las
pantallas
de
la
sala
de
operaciones
[Natalia]:
Ella
es
Pepa
Foncea,
una
pionera
del
diseño
gráfico
en
Chile.
El
equipo
de
diseño
en
el
que
trabajaba
debía
hacer
los
gráficos
que
pudieran
reemplazar…
[Pepa]:
Los
informes,
una
cantidad
de
páginas,
de
una
manera
visual
y
en
una
sola
mirada.
[Natalia]:
Para
eso
no
servía
solo
tener
gráficas
o
dibujos,
así
que
elaboraron
flujogramas
para
visualizar
las
diferentes
etapas
de
un
proceso.
Y
eso,
en
términos
de
diseño
era
algo…
[Pepa]:
Súper
revolucionario
porque
hacer
entender
a
personas
que
no
vienen
del
mundo
visual,
a
través
de
una
graficación,
una
cantidad
de
procesos
industriales.
Es
realmente
un
tremendo
desafío.
[Natalia]:
En
ese
momento
Cybersyn
—y
Chile—
estaban
a
la
vanguardia
del
diseño.
Entonces,
retomemos:
toda
la
información
se
recolectaba
—en
tiempo
real—
con
la
red
de
Cybernet,
los
telex.
En
ese
momento,
el
software
que
habían
diseñado
—Cyberstride—
filtraba
toda
esa
información
y
hacía
llegar
los
datos
relevantes
a
la
sala
de
operaciones,
donde
se
convertían
en
gráficos
para
que
las
personas
sentadas
en
esas
siete
sillas
pudieran
entenderlos
y
así
decidir
qué
hacer.
Esto
es,
en
resumidas
palabras,
lo
que
era
Cybersyn.
Era
un
programa
muy
ambicioso,
pero
estaban
trabajando
con
mucha
precariedad…
[Gui]:
Fue
una
sala
de
operaciones
que
comenzó
a
funcionar
casi
hecho
artesanalmente.
[Natalia]:
Por
una
parte,
eran
problemas
que
tenían
que
ver
con
la
época,
por
ejemplo,
todas
las
láminas
y
dibujos
de
los
que
habló
Pepa
se
hacían
a
mano
porque
no
había
programas
de
diseño
como
los
que
existen
ahora.
Pero
también
la
precariedad
tenía
que
ver
con
el
bloqueo
económico
que
Estados
Unidos
le
había
impuesto
al
gobierno
de
Allende.
Aún
así,
Beer
y
todos
en
la
CORFO
pensaban
en
grande.
Cybersyn
se
completaba
con
CHECO
—que
en
sus
siglas
en
inglés
significa
Economía
Chilena—
un
programa
que
se
suponía
haría
las
proyecciones
a
corto
plazo
que
hacía
Cyberstryde
para
fábricas
y
empresas,
pero
en
este
caso
serían
a
mediano
y
largo
plazo,
y
para
todos
los
aspectos
económicos
del
país.
[Daniel]:
La
idea
era
que
eventualmente
toda
la
economía
chilena
funcionara
con
Cybersyn.
Y
quizás
la
mejor
forma
de
comprobar
si
funcionaba
o
no,
era
poner
el
proyecto
a
prueba
en
una
crisis
real.
Ya
volvemos.
[Up
First]:
Mientras
dormías,
un
montón
de
noticias
estaban
pasando
alrededor
del
mundo.
Up
First
es
el
podcast
de
NPR
que
te
mantiene
informado
sobre
los
grandes
acontecimientos
en
un
corto
tiempo.
Comparte
10
minutos
de
tu
día
con
Up
First,
desde
NPR,
de
lunes
a
viernes.
[Pop
Culture
Happy
Hour]:
Estos
días
hay
tantas
cosas
para
ver
que
jamás
te
va
a
alcanzar
el
tiempo.
Es
por
eso
que
existe
Pop
Culture
Happy
Hour,
desde
NPR.
Dos
veces
por
semana,
buscan
entre
todas
las
tonterías
que
hay,
comparten
sus
reacciones
y
te
dan
un
resumen
de
lo
que
vale
la
pena.
Escucha
Pop
Culture
Happy
Hour
todos
los
miércoles
y
jueves.
[Daniel]:
Estamos
de
vuelta
en
Radio
Ambulante.
Soy
Daniel
Alarcón.
Antes
de
la
pausa
escuchamos
del
encuentro
entre
la
cibernética
del
inglés
Stafford
Beer
y
el
proyecto
socialista
del
presidente
Salvador
Allende,
en
Chile,
y
cómo
de
ese
encuentro
surgió
Cybersyn,
un
proyecto
que
aparentemente
cambiaría
la
economía
chilena.
En
1972,
Beer
ya
llevaba
más
de
un
año
viajando
entre
Londres
y
Santiago
para
desarrollar
las
diferentes
áreas
del
proyecto
y
parecía
que
todo
iba
bastante
bien.
Pero,
más
allá
del
proyecto,
la
situación
en
Chile
estaba
cada
vez
más
conmocionada,
complicada.
No
solo
por
el
bloqueo
económico,
sino
por
la
oposición.
Y
es
que
en
octubre
de
ese
año…
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Voz]:
¡Basta
ya
de
artimañas!
¡Basta
ya
de
zigzagueo!
¡Vamos
de
frente
a
la
solución!
Por
tarifas,
por
repuestos…
[Periodista]:
Distintas
actividades
paralizaron
sucesivamente
exigiendo
una
rectificación.
[Daniel]:
Empezó
una
huelga
de
camioneros
en
todo
el
país.
Querían
desestabilizar
el
gobierno
de
Allende.
Natalia
nos
sigue
contando.
[Natalia]:
El
paro
que
empezó
a
finales
de
1972
en
Chile
se
conoció
como
el
paro
de
camioneros
o
la
huelga
de
los
patrones.
Lo
promovían
grupos
que
estaban
en
contra
del
gobierno
de
Allende
y
sus
ideas
socialistas.
A
los
dos
días
de
haber
anunciado
el
paro,
más
de
40
mil
camiones
habían
dejado
de
andar
en
todo
el
país.
Todos
los
productos
—alimentos,
combustible,
materias
primas—
dejaron
de
circular
en
Chile.
Las
cosas
se
veían
bastante
oscuras.
Este
es
Raúl
Espejo,
de
nuevo,
el
director
de
Cybersyn.
[Raúl]:
El
punto
crítico
del
proyecto
fue
en
octubre
del
año
72.
[Natalia]:
Cuando
empezó
el
paro.
Y
Raúl
dice
que
fue
crítico,
porque
fue
ahí
que
Cybersyn
se
puso
a
prueba.
Expliquemos:
los
camioneros
que
hicieron
la
huelga
eran
de
empresas
privadas,
pero
el
gobierno
tenía
sus
propios
camiones,
unos
que…
[Raúl]:
La
mayoría
del
tiempo,
sobre
todo
si
no
había
acción
comercial
o
acción
industrial,
estaban
ahí
parados.
[Natalia]:
No
eran
muchos
—unos
200
camiones
versus
los
más
de
40
mil
que
estaban
en
huelga—
pero
con
la
ayuda
de
Cybernet
—la
red
de
télex
que
ya
habían
armado—
los
pudieron
poner
a
trabajar.
[Raúl]:
Entonces
a
través
de…
de…
de
lograr
información
en
las
redes
de
comunicación
se
logró
conectar
las
comunicaciones
a
la
gente
que
necesitaba
comida,
necesitaba
combustible
y
todo
lo
que
puedas
imaginarte
[Natalia]:
El
gobierno
pudo
tomar
decisiones
rápido,
dejando
de
lado
el
papeleo
burocrático.
El
sistema
respondió
a
las
necesidades
que
llegaban
y
Cybersyn
mostró
su
potencial.
Más
que
un
avance
tecnológico,
las
ideas
de
Beer
mostraban
esa
nueva
manera
de
organizarse,
de
cooperar.
Con
los
200
camiones
pudieron
cubrir
las
necesidades
básicas
del
país.
[Raúl]:
Y
eso
fue
un
momento
de
éxtasis
porque
realmente
ahí
que
se
trabajaron
48
horas
al
día.
[Natalia]:
Se
transmitían
unos
dos
mil
mensajes
diarios
por
télex
para
saber
dónde
hacían
falta
materiales
o
alimentos,
qué
caminos
estaban
libres,
dónde
faltaba
combustible.
Todo
lo
que
se
necesitaba
para
hacer
lo
que
parecía
imposible:
resistir
la
huelga.
Después
de
casi
un
mes,
Allende
llegó
a
un
acuerdo
con
la
oposición
para
que
el
paro
no
siguiera
indefinidamente.
En
un
gesto
conciliatorio,
Allende
nombró
a
miembros
de
las
Fuerzas
Armadas
como
ministros
en
su
gabinete.
El
paro
terminó
el
5
de
noviembre
de
1972.
Raúl
nos
contó
que
las
personas
que
vieron
a
Cybersyn
en
acción
durante
el
paro…
[Raúl]:
De
repente
se
dieron
cuenta
que
estas…
estos
télex
no
eran
maquinitas
nomás.
Eran
instrumentos
de
acción.
Demostraron
la
efectividad,
demostraron
que
teníamos
una
concepción
que
era
poderosa.
[Natalia]:
Y
con
la
visibilidad
que
empezó
a
tener
Cybersyn,
algunos
medios
en
el
Reino
Unido
empezaron
a
atacar
a
Beer,
diciendo
que
le
había
construido
a
Allende
una
máquina
para
controlar
a
Chile.
Le
criticaban
que
Cybersyn
fuera
un
proyecto
centralizado,
que
toda
la
información
llegara
a
una
computadora
en
Santiago.
Y
advertían
que
Cybersyn
podía
convertirse
en
una
de
las
armas
más
poderosas
jamás
construidas
y
que
el
comunismo
podía
utilizarla
para
dominar
el
mundo.
Esas
críticas
también
llegaron
a
los
medios
de
comunicación
de
la
oposición
en
Chile.
Y
las
alusiones
al
mundo
totalitario
de
la
novela
1984,
de
George
Orwell,
no
faltaban.
Pero
Beer
negaba
todas
esas
acusaciones.
Por
un
lado
decía
que
lo
de
la
centralización
era
más
por
sus
carencias
que
otra
cosa:
en
Chile
solo
tenían
una
computadora
y
no
podían
conseguir
más
por
el
bloqueo.
Y
lo
de
1984
le
parecía
simplemente
absurdo:
él
veía
a
Cybersyn
como
una
forma
de
alcanzar
la
verdadera
libertad
para
los
trabajadores,
no
para
controlarlos.
De
hecho,
Beer
imaginaba
que
Cybersyn
convertiría
a
Chile
en
una
verdadera
utopía
cuando
se
combinara
con
otro
proyecto
aún
más
ambicioso:
Cyberfolk.
Su
idea
era
monitorear,
en
tiempo
real,
cómo
afectaba
el
bienestar
de
los
chilenos
las
decisiones
que
se
tomaban
en
la
sala
de
operaciones.
El
plan
era
que
la
gente
en
sus
casas
tuviera
un
aparato
con
un
dial
—la
ruedita
que
tienen
los
radios
viejos—
que
podían
ajustar
según
su
nivel
de
felicidad.
Esos
aparatos
estarían
conectados
a
una
red
para
poder
mostrar
en
una
pantalla
en
la
sala
de
operaciones
el
nivel
general
de
felicidad
de
los
chilenos.
Permitiría
que
los
chilenos,
de
cierta
forma,
participaran
directamente
en
la
toma
de
decisiones
del
gobierno.
Por
más
absurdo
que
suene,
una
versión
de
ese
proyecto
se
alcanzó
a
probar
en
Chile
en
1972
en
dos
ciudades:
Tomé,
al
sur
de
Santiago,
y
Mejillones,
al
norte.
Fue
un
experimento.
A
través
de
la
televisión,
conectaron
a
algunos
habitantes
de
estas
ciudades
con
su
gobierno
local.
Si,
por
ejemplo,
se
estaba
discutiendo
un
presupuesto,
las
personas
podían
enviar
señales
por
unos
aparatos,
diciendo
si
estaban
de
acuerdo
o
no
con
lo
que
se
proponía.
Pero
mientras
en
Cybersyn
estaban
ocupados
tratando
de
volver
realidad
la
ciencia
ficción,
la
situación
en
Chile
no
mejoraba.
En
marzo
de
1973
hubo
elecciones
parlamentarias.
La
oposición
tenía
la
esperanza
de
alcanzar
una
mayoría
en
el
congreso
—para
frenar
los
cambios
que
Allende
estaba
haciendo—
pero
no
lo
logró.
La
Unidad
Popular,
la
coalición
de
partidos
de
izquierda
que
apoyaba
a
Allende,
logró
conseguir
puestos
en
el
parlamento.
Este
es
Carlos
Senna
de
nuevo,
el
que
trabajaba
en
Cyberstride.
[Carlos]:
En
Chile
estaba
tan
difícil
la
situación,
porque
cuando
la
oposición
a
Allende
percibió
que
por
la
vía
parlamentar
no
podían
desplazarlo,
no
podían
sacarlo,
empezó
a
hacer
locuras.
Había
cerca
de
20
atentados
por
día
contra
la
Unidad
Popular.
[Natalia]:
Querían
sacar
a
Allende
del
poder
como
fuera.
Raúl,
el
director
de
Cybersyn,
recuerda
que
a
principios
de
septiembre
del
73…
[Raúl]:
Llegó
la
instrucción
de
que
se
trasladara
la
sala
de
operaciones
a
la
Moneda.
[Natalia]:
A
La
Moneda,
el
palacio
de
gobierno.
Querían
moverla
de
la
CORFO
para
inaugurarla
oficialmente
en
el
palacio.
Citaron
al
equipo
de
Cybersyn
para
organizar
el
traslado.
Gui
Bonsiepe,
el
encargado
del
diseño,
recuerda
que…
[Gui]:
Allende
quería
participar
en
esto
y
él
no
vino.
Él
era
conocido
como
una
persona
muy…
muy
puntual
y
muy
cortés.
Si
tenía
un
compromiso
apareció.
Pero
esta
vez
no.
[Natalia]:
Y
es
que
Allende
tenía
toda
su
atención
en
otra
parte:
la
situación
de
Chile
estaba
crítica.
Solo
unos
días
después
pasó
esto:
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Periodista]:
En
estos
instantes
cuando
son
cuatro
minutos
para
las
12
del
día,
para
el
mediodía
del
11
de
septiembre
de
1973,
aparece
un
avión
caza
a
reacción
volando
por
sobre
la
Moneda.
[Natalia]:
Las
Fuerzas
Militares
habían
organizado
un
golpe
de
Estado
contra
Allende.
Enviaron
todas
sus
tropas,
aviones
y
tanques
contra
La
Moneda.
(SOUNDBITE
DEL
GOLPE)
[Natalia]:
Ese
día,
Raúl
estaba
en
su
casa;
recién
había
vuelto
de
su
trabajo
en
la
CORFO,
cuando…
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Periodista]:
Esta
es
radio
cooperativa,
11
de
septiembre
de
1973,
el
centro
de
Santiago
se
está
convirtiendo
en
un
campo
de
batalla.
[Raúl]:
Escuchando
la
radio
temprano,
me
di
cuenta
que
ya
había
la
noticia
del
golpe.
Y
mi
decisión
fue
irme
a
la
oficina
y
de
ahí
me
fui
a
la
sala
de
operaciones
donde
escuché
las
últimas
palabras
de
Allende
que
fueron
muy
emocionantes
y
muy…
de
gran…
de
gran
trascendencia.
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Salvador
Allende]:
La
última
oportunidad
de
que
me
pueda
dirigir
a
ustedes.
¡Viva
Chile!
¡Viva
el
pueblo!
¡Vivan
los
trabajadores!
Estas
son
mis
últimas
palabras
y
tengo
la
certeza
de
que
mi
sacrificio
no
será
en
vano.
[Raúl]:
Ya
estaba
claro
que
no
había
vuelta
que
darle
y
que
lo
mejor
era
irse.
[Natalia]:
Porque
los
militares
estaban
capturando
a
los
funcionarios
del
gobierno,
destruyendo
las
oficinas,
buscando
información.
Raúl
estaba
en
la
CORFO
—a
unas
cuadras
de
La
Moneda,
el
epicentro
del
Golpe—
así
que
agarró
todos
los
documentos
que
pudo
sobre
Cybersyn
y
se
fue
corriendo
a
su
casa.
[Raúl]:
Y,
claro,
la
salida
fue
peligrosa
porque
las
balas
pasaban:
pum,
pum,
pum,
por
lado
y
lado.
[Natalia]:
Carlos
Senna
se
fue
a
Lima
ese
mismo
día,
lo
había
planeado
desde
meses
antes
por
los
atentados
que
venían
ocurriendo
desde
hacía
tiempo.
[Carlos]:
Me
acuerdo
que
salimos
parados
en
el
pasillo.
Las
azafatas
ni
siquiera
dijeron:
“Sentate,
sentamos”.
No.
Dicen…
cuando
llegué
a
Lima,
no
sabía
de
nada
que
había
un
golpe
en
marcha.
[Natalia]:
Carlos
recuerda
que
ese
vuelo
fue
el
último
que
salió
de
Santiago
ese
día.
Gui
Bonsiepe
seguía
en
la
ciudad.
[Gui]:
Sabíamos
que…
que
había
un
clima
de
inquietud,
¿no?
Pero
yo
no…
personalmente,
yo
nunca
pensé
que
íbamos
a
llegar
a
una
intervención
militar.
Algunos
de
los
jóvenes
del
grupo
fueron
llevados
a
campos
de
concentración.
Todos
fueron….
fueron
llevados
por
la
policía
secreta
o
pública.
Algunos
podían
salir
más
temprano,
pero
otros
quedaron
meses
detenidos,
¿no?
[Natalia]:
A
Gui
lo
capturaron,
lo
interrogaron
y
lo
acusaron
de
compartir
ideas
marxistas.
A
pesar
de
que
lo
soltaron,
empezaron
a
seguirlo,
a
vigilar
su
casa.
Decidió
irse
con
su
familia
en
octubre,
un
mes
después:
primero
a
Argentina
y
luego
a
Brasil.
A
los
dos
días
del
golpe,
Raúl
que
había
salido
de
su
oficina
con
los
documentos
de
Cybersyn…
[Raúl]:
Yo
veo
que
llegan
un
par
de
camiones
llenos
de…
de
agentes
de
la…
del
ejército.
[Natalia]:
Ese
día
estaba
en
casa
con
sus
hijos.
Los
militares
irrumpieron
y
le
pidieron
que
se
fuera
con
ellos.
Querían
que
les
explicara
algo
que
habían
encontrado:
la
sala
de
operaciones,
los
telex.
Es
que
—según
cuenta
Raúl—
el
que
lideraba
a
este
grupo
de
militares
era
alguien
que
había
trabajado
en
Cybersyn.
Alguien
de
derecha,
a
favor
del
golpe,
que
le
había
contado
sobre
el
proyecto
a
los
del
nuevo
gobierno.
Así
que
los
militares
lo
llevaron
a
su
oficina.
[Raúl]:
Esa
oficina
estaba
destruida
de
paso.
Cuando
llegué
yo
estaba
totalmente
destruida.
[Natalia]:
Mientras
estaba
ahí
le
llegó
una
llamada
de
un
compañero
del
proyecto.
[Raúl]:
Y
me
dice:
“Raúl,
desaparece.
Andate
lo
antes
posible”.
O
sea,
él
me
alertó
que
yo
no
podía
quedarme.
Entonces,
de
ahí
tomo
la
decisión
de
dejar
el
país.
[Natalia]:
Porque
podían
matarlo.
En
noviembre
del
73
Raúl
se
fue
de
Chile.
Beer
le
había
conseguido
un
trabajo
en
la
Universidad
de
Manchester.
Se
llevó
los
documentos
de
Cybersyn
que
logró
sacar
de
su
oficina
el
día
del
golpe.
[Carlos]:
La
pérdida
que…
que
resultó
la
interrupción
del
proyecto
fue
una
lástima.
Una
pena
realmente
irrecuperable,
irrecuperable.
Raúl
salvó
algunas
cosas.
Yo
salí
con
algunas
cosas.
Stafford,
claro,
tenía
cosas.
Mucho
se
salvó
del
proyecto.
Un
proyecto
que
estaba
casi
concluido,
¿no?
Estaba
por
nacer
y
se
impidió
el
nacimiento
de
esa…
de
ese
bebé.
[Natalia]:
Nunca
se
pudo
realmente
comprobar
si
sus
ideas
iban
a
funcionar,
si
Cybersyn
realmente
iba
a
traer
libertad
y
autonomía
a
los
trabajadores.
O
si
se
iba
a
convertir
en
lo
que
sus
críticos
temían.
Hasta
ahora,
es
imposible
saber.
[Carlos]:
Eso
es
lamentable
una
tristeza
muy
grande
que
todos
nosotros
tenemos.
Seguramente
Stafford
murió
con
esa
tristeza.
[Natalia]:
Este
es
Beer,
de
nuevo,
en
la
conferencia
que
escuchamos
al
principio…
(SOUNDBITE
DE
ARCHIVO)
[Stafford
Beer]:
You
know
what
happened
on
the
11th
of
September
1973.
The
whole
thing
came
to
an
abrupt
close.
It’s
sad
for
me,
but
at
least
I
know
that
that
happened.
[Natalia]:
Dice
que
ya
sabemos
lo
que
pasó
en
septiembre
de
1973,
que
las
cosas
terminaron
de
forma
abrupta
y
que
para
él
fue
algo
muy
triste.
Beer
no
estaba
en
el
país
cuando
ocurrió
el
golpe
—como
dijimos,
nunca
vivió
en
Chile—
pero
el
tiempo
que
trabajó
en
Cybersyn
lo
cambió.
Dejó
de
preocuparse
por
las
cosas
materiales:
vendió
su
mansión
y
su
Rolls
Royce,
y
se
fue
a
vivir
a
una
cabaña
en
el
campo.
Empezó
a
hacer
yoga,
a
escribir
poesía
y
a
pintar,
y
por
un
tiempo
se
volvió
casi
un
ermitaño.
No
es
posible
saber
las
verdaderas
intenciones
de
Allende,
pero
también
es
imposible
separar
a
Cybersyn
de
la
ideología
política
en
la
que
nació,
de
esa
idealización
de
la
tecnología
con
fines
sociales.
Todas
las
personas
que
entrevisté
hablaron
en
esos
términos.
[Raúl]:
Lo
que
hicimos
en
Chile
fue
revolucionario.
[Carlos]:
La
idea
de
tiempo
real
que
Stafford
llevaba
—y
llevó—
a
Chile,
era
como
que
hablar
con
los
extraterrestres.
Era
como
tecnología
para
llegar
a
Saturno.
[Gui]:
Dentro
de
los
proyectos
que
hicimos
probablemente
el
más
ambicioso
y
el
más
utópico
de
todos
los
proyectos.
[Carlos]:
Era
todo
muy
nuevo
y
casi
imposible
de
creerlo.
[Raúl]:
El
gran
valor
de
Cybersyn
no
está
en
el
desarrollo
tecnológico.
El
gran
valor
está
en
una
visión
de
organización.
Y
ese
es
yo
creo
es
el
legado
que
queda.
Que
en
el
fondo
no
es
el
de
generar
un
Silicon
Valley
en…
en
Chile,
pero
es
generar
una
sociedad
más
igualitaria.
[Natalia]:
Más
igualitaria,
porque
había
una
comunicación
directa
entre
el
pueblo
y
el
gobierno,
y
les
daba
las
herramientas
para
poder
hacer
mejoras
que
ayudarían
a
los
chilenos.
O
al
menos
esa
era
la
utopía.
[Daniel]:
A
pedido
de
Stafford
Beer,
el
cantante
folklórico
chileno
Ángel
Parra
compuso
una
canción
llamada
“Letanía
para
una
computadora
y
un
bebé
a
punto
de
nacer”.
(SOUNDBITE
DE
“LETANÍA
PARA
UNA
COMPUTADORA
Y
UN
BEBÉ
A
PUNTO
DE
NACER”
DE
ÁNGEL
PARRA)
[Daniel]:
Según
el
cantante,
el
“bebé”
del
título
se
refiere
al
renacimiento
del
pueblo
chileno
a
partir
de
la
transformación
socialista.
(SOUNDBITE
DE
“LETANÍA
PARA
UNA
COMPUTADORA
Y
UN
BEBÉ
A
PUNTO
DE
NACER”
DE
ÁNGEL
PARRA)
[Ángel
Parra]:
“Al
que
no
quiera
que
el
pueblo
gane
esta
pelea”.
[Daniel]:
Natalia
Messer
es
periodista
chilena.
Vive
en
Concepción.
Coprodujo
esta
historia
con
Victoria
Estrada,
asistente
editorial
en
Radio
Ambulante.
Victoria
vive
en
Xalapa,
Veracruz.
Este
episodio
fue
editado
por
Camila
Segura,
Silvia
Viñas
y
por
mí.
El
diseño
de
sonido
es
de
Andrés
Azpiri,
con
música
de
Jacob
Rosatti.
Andrea
López
Cruzado
hizo
el
fact-checking.
El
resto
del
equipo
de
Radio
Ambulante
incluye
a
Lisette
Arévalo,
Gabriela
Brenes,
Jorge
Caraballo,
Miranda
Mazariegos,
Rémy
Lozano,
Patrick
Moseley,
Laura
Rojas
Aponte,
Barbara
Sawhill,
Luis
Trelles,
David
Trujillo,
Elsa
Liliana
Ulloa,
Luis
Fernando
Vargas
y
Joseph
Zárate.
Carolina
Guerrero
es
la
CEO.
Radio
Ambulante
se
produce
y
se
mezcla
en
el
programa
Hindenburg
PRO.
Todos
los
viernes
mandamos
un
boletín
electrónico
con
recomendaciones
de
nuestro
equipo
para
el
fin
de
semana.
Cada
correo
incluye
solo
cinco
enlaces
de
cosas
que
nos
inspiran:
series
de
televisión,
libros,
otros
podcasts,
aplicaciones
para
el
celular,
multimedias
en
internet,
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Es
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[Mujeres]:
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[Daniel]:
La
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legal
en
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[Comadre]:
Buenas
noches,
te
has
comunicado
con
Las
Comadres,
red
de
información
y
acompañamiento
en
aborto,
¿en
qué
te
podemos
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[Daniel]:
Desde
el
punto
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[Daniel Alarcón, host]: Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. La historia que vamos a contar hoy pasó hace más de 40 años. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: Now the story that I want to tell you began in 1971 in the middle of the year. [Daniel]: Y este es uno de sus protagonistas: un inglés que se llamaba Stafford Beer. El audio que acabamos de oír es él hablando en una conferencia en la Universidad de Manchester en 1974. Cuando Beer murió en el 2002, los medios lo describieron como un visionario y un gurú, una “mezcla entre Orson Welles y Sócrates”. Beer estudió filosofía, matemáticas, psicología, no terminó ninguna de esas carreras, pero se dedicó a pensar en cómo revolucionar la tecnología. Sus ideas, pues, algunas no son muy fáciles de explicar. O sea, computadoras biológicas, ¿les suena a algo? ¿No? Bueno, a mí tampoco. Pero era una idea de Beer. Estaba obsesionado con la computación y con la automatización: fábricas automatizadas, sin humanos, cosas que en esa época sonaban a ciencia ficción, pero que ahora, no son tan extrañas a la realidad. Sin embargo, leer a Beer es un trip. Sus textos se parecen más a los de Julio Verne que a cualquiera de los manuales de informática que tenemos ahora. Entonces, como el mismo Beer dijo en esa conferencia, la historia de hoy empieza unos años antes, en 1971, cuando un día, de la nada. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: I suddenly got a letter which very much changed my life. [Daniel]: Y esta carta que le cambiaría la vida llegó del otro lado del mundo, de Chile. Y es que en esa carta el gobierno chileno le hacía una propuesta: que fuera a Chile a trabajar en un proyecto que ponía en práctica sus conocimientos particulares: a organizar la economía chilena. A finales de los años cincuenta, Beer había inventado algo que llamó “cibernética organizacional” o “ciencia del control”, que básicamente era usar principios de la biología, de las matemáticas y de la informática para manejar cualquier empresa. Yo sé, esto suena super confuso, pero tengan un poco de paciencia y después tendrá más sentido. Esas ideas de Beer —de la “cibernética organizacional”— se volvieron populares y pronto empezó a trabajar como consultor en grandes empresas. Se volvió un tipo exitoso: manejaba un Rolls Royce y tenía una casa enorme en las afueras de Londres. Y ahora le llegaba esta propuesta: aplicar lo que había estado haciendo en algunas empresa en toda la economía chilena. La idea del proyecto era revolucionar cómo funcionaba Chile. Y es que, recordemos el contexto, unos meses antes, en octubre de 1970… (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Voz]: El congreso pleno proclama presidente de la República al ciudadano Salvador Allende Gossens. Se levanta la sesión. [Daniel]: Por primera vez un candidato socialista había sido declarado presidente en Chile. Este es Allende en un discurso el día de las elecciones… (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Salvador Allende]: Somos los herederos legítimos de los padres de la patria y juntos haremos la segunda independencia: la independencia económica de Chile. [Daniel]: Allende había prometido que el pueblo participaría de las decisiones del país. Que iba a haber un cambio social, cultural, político, económico. Estaban empezando una revolución que necesitaba nuevas maneras de pensar, de organizarse. Así que por eso se comunicaron con Beer.. Beer aceptó y unos meses después viajó al otro lado del mundo para presentarle su propuesta a Allende y a su equipo. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: Let me tell you what happened when I first explained it to President Allende himself. [Daniel]: Este, de nuevo, es Beer, en la conferencia, contando lo que pasó cuando le llevó su propuesta a Allende: (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: Allende was a doctor, a medical doctor as you may know. And, therefore, it was very easy to explain the model to him in terms of neuro cybernetics as the way of controlling the body. [Daniel]: Dice que como Allende era médico para explicarle lo que quería hacer con la economía chilena, hizo una analogía con el cuerpo. La idea era conectar el país —la industria, las secretarías de Estado, todo— a través de una red —una red que funcionaría como el sistema nervioso del cuerpo— y que recolectaría información de cada fábrica de Chile, de norte a sur, para ayudar a monitorear las actividades económicas del día a día: cuánto cobre se había minado, qué materias primas faltaban en la industria, en fin… Luego, toda esa información iría a una sala, que sería como el cerebro del sistema y desde ahí se tomarían decisiones —en tiempo real— sobre los cambios que se debían hacer: desde cerrar una fábrica que no estaba rindiendo, hasta hacer una consulta pública sobre un tema económico de importancia. Y cuando Beer le estaba explicando a Allende lo que sería ese cerebro, ese centro de operaciones. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: I drew a big histrionic breath… I was going to say: «This compañero Presidente is you». [Daniel]: O sea, le iba a decir que ese cerebro iba a ser él, Allende. Pero… (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: Before I could say it, he suddenly smiled very broadly and he said: «Ah, at last, the people». [Daniel]: En ese momento, antes de que Beer pudiera decir eso, Allende sonrió y dijo: “Por fin, el pueblo”. O sea, que para Allende era obvio que quien estaría en esa sala sería el pueblo. Y eso era lo más importante de la propuesta de Beer. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: That was a pretty powerful thing to happen. It had a very big influence on me. [Daniel]: Según Beer, ese momento fue muy inspirador para él. Beer llamó al proyecto Cybersyn y ahora los expertos lo reconocen como un antecesor del internet, pero socialista porque no solo conectaba a las personas en tiempo real —que es lo que hace el internet— sino que también iba a servir para cumplir los propósitos del gobierno de Allende, esos que había prometido en campaña: que el pueblo iba a participar en la toma de decisiones. Si todo salía bien, Cybersyn no solo iba a cambiar la historia de Chile, sino también la manera en que vivimos ahora con la tecnología. Natalia Messer, periodista chilena, nos cuenta esta historia. [Natalia Messer]: Esa carta que le llegó a Beer en el verano del setenta fue redactada por tres personas. Una de ellas es él… [Raúl Espejo]: Mira, mi nombre es Raúl Espejo. Originalmente yo soy de Bolivia. [Natalia]: Pero cuando era un bebé su familia se mudó a Chile y Raúl creció en Santiago. Raúl se convertiría en el director técnico de Cybersyn, pero antes estudió ingeniería civil industrial en la Universidad Católica de Chile y ahí fue donde conoció las ideas de Beer, específicamente por uno de sus libros: Decisión y control. [Raúl]: Ese libro ya lo habíamos circulado dentro de un grupo dentro de la escuela de ingeniería de la Católica y ese grupo se fue ajustando a todo ese lenguaje. [Natalia]: O sea, ya estaban familiarizados con el lenguaje de la cibernética organizacional. Con esta manera de ver a una empresa o fábrica como un organismo vivo, que se regulara solo y fuera capaz de adaptarse a su ambiente En 1969 —un año después de terminar la carrera— Raúl empezó a trabajar en la agencia de gobierno encargada de manejar las empresas estatales. Se llama la Corporación de Fomento de la Producción de Chile —conocida como la CORFO— y se volvería clave después del triunfo de Allende, cuando en 1971, el gobierno tomó una decisión crítica. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Voz]: Nos encontramos en el gran comedor del Palacio de la Moneda, donde el Presidente de la República, doctor Salvador Allende Gossens, ha de proceder en unos minutos más a firmar el decreto de promulgación de la reforma constitucional que permite la nacionalización del cobre. [Natalia]: La nacionalización total de la industria del cobre, o sea que ahora sería el Estado el único que se encargaría de explotar ese mineral. Ese mismo año el gobierno de Allende haría lo mismo con otras industrias, como la banca. Entonces, desde la CORFO, empezaron a pensar cuál era la mejor forma para que el Estado manejara estas nuevas empresas. Una de las opciones era un modelo centralizado, vertical y jerárquico, con el presidente como la máxima autoridad. Pero eso no era lo que había prometido Allende en su campaña, así que se descartó casi de inmediato. Y ahí fue cuando Raúl y otros se acordaron de las ideas de Beer, de la cibernética organizacional. [Raúl]: Que nos ayudaron a pensar no en términos de centralización, pero en términos distribuidos, en términos de cómo aumentar capacidad de coordinación sin que haya alguien que estuviera ordenando qué coordinación fuera necesaria. [Natalia]: O sea, cómo organizar las empresas estatales sin que Allende tuviera que estar dando todas las órdenes. Las ideas de Beer proponían crear redes de comunicación entre empresas que ayudaran a la gente a cooperar en vez de competir, a tener autonomía sin un líder que dominara al resto. Entonces, con esas ideas de Beer en mente, lo invitaron a Chile. Raúl cuenta que cuando Beer llegó a Chile. [Raúl]: Fue absolutamente fascinado. Él estaba pensando realmente que esto era algo soñado, que él no se lo había planteado ni en los mejores sueños. [Natalia]: Y ellos, claro, estaban más que contentos. [Raúl]: Para nosotros fue algo mucho más excitante que para el resto del mundo (risas). Porque entrar a trabajar con el gurú de…. de lo que podríamos llamar la cibernética organizacional a nivel mundial era un regalo fantástico. [Natalia]: Empezaron a trabajar de inmediato. [Raúl]: Estuvimos durante una semana conversando acerca de todo lo que sus ideas significaban y él nos clarificaba las cosas, nos ayudaba a entender. Y yo creo que ese hombre no durmió durante toda esa semana, porque mientras durante el día estábamos en conversaciones, en la noche él producía documentos. [Natalia]: Documentos que empezaron a definir lo que iba a ser Cybersyn y cómo lo iban a convertir en realidad. [Raúl]: ¿Qué significaba el proyecto? ¿Qué se iba a hacer? Y ahí se plantearon… él planteó cuatro áreas fundamentales para el trabajo del proyecto. [Natalia]: Cuatro áreas que necesitarían nuevas maneras de pensar y de resolver problemas. OK, lo primero: para que Cybersyn funcionara, necesitaba tener información en tiempo real de lo que estaba pasando en cada fábrica, en cada agencia gubernamental. Esto era esencial porque, para Beer, tomar decisiones sobre la economía con datos que se habían recogido meses atrás —lo que sucedía normalmente— era como tratar de manejar un coche viendo el espejo retrovisor. Así que necesitaban de alguna manera conectar a todo el país, para poder recoger esa información. Y la verdad no había muchos recursos. Las redes de comunicación como ARPANET —la red que desarrollaron en Estados Unidos a finales de los sesentas y que luego se convertiría en el internet en los ochentas— apenas empezaban a funcionar. Y, además, desde que Allende había llegado a la presidencia, los Estados Unidos habían iniciado un bloqueo económico contra Chile, por las ideas socialistas que su gobierno promovía. Así que era imposible tratar de importar esa tecnología. Pero, tuvieron un golpe de suerte. [Raúl]: Encontramos 500 máquinas de… de télex en las bodegas de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones que habían sido compradas por el gobierno anterior. Nadie sabía para que se iban a usar. [Natalia]: Estaban ahí, todos esos télex, arrumados. Una tecnología vieja. Y, bueno, quizás ahora muchos de ustedes no saben qué es un télex. Eran máquinas muy costosas, así que nunca llegaron a los hogares. Pero en compañías grandes, en bancos y oficinas de gobierno, se usaban para transmitir mensajes y documentos de forma instantánea. Fue el eslabón perdido entre el telégrafo y el fax. Si lo ves, parece una máquina de escribir grandísima con un teléfono pegado. Y esos télex era justo lo que necesitaban. [Raúl]: Esa red de télex es precisamente la que permitió transformar ese mundo de el post office, de mandar cartas a través del correo, a una comunicación fácil, llana, inmediata entre personas en distintas organizaciones. [Natalia]: Ya dijimos que el télex era como una máquina de escribir y funcionaba así: lo que tecleabas en un télex se transmitía al otro y se empezaba a teclear en el segundo. Así se podían transmitir documentos de una máquina a otra. Entonces, distribuyeron esos 500 télex en todas las fábricas estatales y… [Raúl]: Bueno, ahí estábamos: listos. Y eso nos ayudó a armar todo una red de comunicaciones a a nivel nacional, desde Arica hasta Punta Arenas. [Natalia]: Desde una punta de Chile, a la otra. Llamaron a esa red Cybernet. Con los télex y Cybernet tenían solucionado cómo recibir la información que necesitaban en tiempo real, pero se necesitaba procesar todo esos datos que iban a llegar. [Carlos Senna Figueiredo]: Nivel de insumo, de producción, de presencia en el trabajo, indicadores financieros. [Natalia]: Él es… [Carlos]: Mi nombre es Carlos Senna Figueiredo. Soy brasileño, ingeniero y mi vinculación al proyecto fue resultado de diversas casualidades. [Natalia]: Carlos trabajó en el segundo componente del proyecto: Cyberstride, el programa que iba a automatizar el análisis de datos. Las casualidades que mencionó Carlos para entrar a Cybersyn empezaron en 1969, cuando viajó a Inglaterra para denunciar ante Amnistía Internacional las violaciones de derechos humanos de la dictadura militar que había en Brasil en ese momento. Pero justo cuando estaba volando a Londres, los militares brasileños se enteraron de su plan, así que… [Carlos]: No podía regresar. [Natalia]: Porque ya sabía que eso significaba la cárcel o algo peor. Entonces, se quedó varado. [Carlos]: Como estaba en Inglaterra tenía que hacer alguna cosa para justificar mi permanencia, me fui a la universidad. [Natalia]: En Brasil, Carlos trabajaba como ingeniero eléctrico, pero… [Carlos]: Ahí me quedé, en Inglaterra, estudiando matemáticas, investigación de operaciones y matemáticas aplicada. [Natalia]: Cuando se graduó, uno de sus maestros le propuso que fuera a conocer a Stafford Beer. Carlos ya había escuchado de él y admiraba su trabajo. Según le dijo su maestro, Beer estaba empezando un proyecto en Latinoamérica, así que los puso en contacto. [Carlos]: Stafford me mandó una pequeña carta diciendo que me encontraría en el lugar de su preferencia en Londres. [Natalia]: Un club muy exclusivo llamada el Ateneo. [Carlos]: Y ahí era inconfundible Stafford, ¿no?, con su…. con su figura de profeta del Antiguo Testamento, así barbudo, lleno de humo porque fumaba puros como un demonio y la mesa con una… una copa de whisky y papeles, papeles. [Natalia]: Conversaron y ahí Beer le contó sobre Cybersyn, Chile, y la idea de Allende de organizar la economía del país. Carlos estaba maravillado, quería saber más detalles. Después de ese primer encuentro acordaron verse una vez más y Beer lo invitó a cenar a su casa, esa mansión que tenía a las afueras de Londres. [Carlos]: Su casa era como el submarino del capitán Nemo porque uno entraba, batía las palmas así con las manos y se prendían las luces. Si batías las manos tres veces con palmas, una fuente empezaba a funcionar, la fuente. Era como un ambiente mágico en que vivir. [Natalia]: Y ahí, en esa cena, Beer le dijo lo que Carlos estaba esperando: le ofreció ser parte de Cybersyn. Carlos aceptó sin dudarlo y se mudó con su esposa y dos hijos a Chile, a principios de 1973, cuando el proyecto ya estaba bastante avanzado. [Carlos]: Y me incorporé al proyecto en calidad de especialista en matemática aplicada de modelos… modelos matemáticos. [Natalia]: La idea de Cyberstride, el programa en el que trabajó Carlos, era —como le había dicho Beer a Allende— que… [Carlos]: Tiene que ser un sistema que sea más o menos vivo. En otras palabras, que se asemeja a un organismo vivo. Aún… En otras palabras aún, que se adapte a través de niveles de autonomía. [Natalia]: Eso significaba que… [Carlos]: No puede haber un jefe que controle todas las variables, todas las unidades, todos los departamentos. La administración tiene que ser autónoma. Como ocurre en el cuerpo humano, decía Stafford. Ahora estoy hablando con ustedes, yo no estoy controlando la pulsación de mi corazón, ni el ritmo de mi respiración ¿Y mi pie? Ni me acuerdo que tengo pie. [Natalia]: Tú no lo controlas conscientemente. Pero, si hay un problema, por ejemplo, si alguien viene y te pisa… [Carlos]: Ahí sí, ahí viene un señal diciendo: “Mira, algo está mal en la pata”. Ese era el sistema. Esa era la idea. [Natalia]: Esa alerta la mandaba Cyberstride. El programa recibía toda la información de Cybernet —la red de telex de la que ya hablamos— y ahí Cyberstride analizaba los datos y hacía predicciones a corto plazo: si el programa calculaba que el cobre, por ejemplo, iba a faltar, mandaba automáticamente una alerta a la fábrica. [Carlos]: O sea, las fábricas debían de operar de forma autónoma, sin que el jefe de la rama industrial o aún de CORFO supiera. Mientras está normal que opere. [Natalia]: Pero, si después de recibir la alerta en la fábrica, no se podía resolver el problema… [Carlos]: Entonces una señal salta y va a la atención del nivel administrativo siguiente, superior, externo. Si resuelve, muy bien, si no lo resuelve, esa señal salta una vez más, como en el cuerpo humano, que una señal de algo que pasa errado salta a mi atención consciente. [Natalia]: Así era como el proyecto podía darle libertad y autonomía a los diferentes niveles de la producción: solamente llamaba la atención del nivel superior cuando era necesario, si no, les daba la información para que los mismos trabajadores pudieran decidir qué hacer y resolver el problema. Si buscan en Google “Cybersyn” o “Synco”, que era el nombre en español del proyecto, una de las primeras cosas que les va a salir es una foto de un cuarto setentero, pero futurista. Parece sacado de la película 2001: Odisea en el Espacio de Stanley Kubrick. Es un hexágono, con una alfombra gris oscura. En las paredes, que parecen de madera, hay varias pantallas. Y en el centro de la sala hay siete sillas giratorias ubicadas en círculo. Son de fibra de vidrio blanca, con tapicería naranja. En uno de los apoyabrazos hay unos botones grandes y en el otro, un cenicero y un portavaso. Esa sala era el prototipo de la sala de operaciones. El cerebro de Cybersyn. La dirección del diseño de esta sala estuvo a cargo de un equipo de jóvenes diseñadores y de una persona clave en el desarrollo del proyecto. Este señor… [Gui Bonsiepe]: Me llamo Gui Bonsiepe. A pesar del apellido un poco raro, que suena francés, pero soy alemán. [Natalia]: Gui estudió diseño de información en la Escuela de Ulm, una escuela universitaria alemana que se hizo muy famosa en el mundo por su innovación en diseño. A Gui le gustaba Latinoamérica. Ya había estado en Buenos Aires en una reunión de su escuela de diseño y luego dando un curso ahí mismo a mediados de los sesenta. Así que cuando recibió una oferta en 1968 para ir a Chile, no lo dudó. Trabajó como profesor y después en la CORFO como diseñador industrial. Y estando ahí, su jefe lo seleccionó para diseñar la sala de operaciones de Cybersyn. [Gui]: A veces se ha tildado esto como una… una sala futurista, diríamos, como una nave espacial. Bueno, esto me parece un poco tirando demasiado alto. No era nuestra ambición (risa). Simplemente hacer una sala de operaciones cómoda, adecuada a las funciones que tenía que cumplir. [Natalia]: Y esas funciones —que el mismo Beer le había dado— eran muy específicas. Entre esas que no hubiera nada de papeles, ni siquiera mesas. [Gui]: Nos sorprendió, ¿no? Una mesa… o sea, una reunión, una sala de reunión sin mesa, ¿qué es esto? “No”, dice él. Él hubiera puesto un cartel en la puerta de entrada: “Llevar informes escritos, ¿no?, bajo el brazo, era prohibido”. Eso es una sala para pensar y tomar decisiones. [Natalia]: Entonces, todo lo que se ve en la imagen de esa sala tenía una razón de ser. Por ejemplo, eran siete sillas porque —según las ideas de Beer— siete es el número máximo de personas que puede tener un grupo para seguir siendo creativo. Las sillas se conectaban a las pantallas de las paredes con cables bajo el suelo, y los botones que tenían en el apoyabrazos hacían que las imágenes en esas pantallas cambiaran. Para Beer era muy importante que la información —y la misma sala de operaciones— pudiera ser entendida y manejada por cualquier persona, no solo especialistas. [Gui]: A través de la sala de operaciones todo ese sistema complejo era utilizable. [Natalia]: Por eso, los botones de las sillas eran grandes y con formas simples, que incluso alguien que no estuviera familiarizado con un teclado podía usar, como los trabajadores de las fábricas. Y la información que aparecía en las pantallas, tampoco podía ser solo cifras y cifras. [Pepa Foncea]: Nos correspondió graficar la información para que fuera presentada en las pantallas de la sala de operaciones [Natalia]: Ella es Pepa Foncea, una pionera del diseño gráfico en Chile. El equipo de diseño en el que trabajaba debía hacer los gráficos que pudieran reemplazar… [Pepa]: Los informes, una cantidad de páginas, de una manera visual y en una sola mirada. [Natalia]: Para eso no servía solo tener gráficas o dibujos, así que elaboraron flujogramas para visualizar las diferentes etapas de un proceso. Y eso, en términos de diseño era algo… [Pepa]: Súper revolucionario porque hacer entender a personas que no vienen del mundo visual, a través de una graficación, una cantidad de procesos industriales. Es realmente un tremendo desafío. [Natalia]: En ese momento Cybersyn —y Chile— estaban a la vanguardia del diseño. Entonces, retomemos: toda la información se recolectaba —en tiempo real— con la red de Cybernet, los telex. En ese momento, el software que habían diseñado —Cyberstride— filtraba toda esa información y hacía llegar los datos relevantes a la sala de operaciones, donde se convertían en gráficos para que las personas sentadas en esas siete sillas pudieran entenderlos y así decidir qué hacer. Esto es, en resumidas palabras, lo que era Cybersyn. Era un programa muy ambicioso, pero estaban trabajando con mucha precariedad… [Gui]: Fue una sala de operaciones que comenzó a funcionar casi hecho artesanalmente. [Natalia]: Por una parte, eran problemas que tenían que ver con la época, por ejemplo, todas las láminas y dibujos de los que habló Pepa se hacían a mano porque no había programas de diseño como los que existen ahora. Pero también la precariedad tenía que ver con el bloqueo económico que Estados Unidos le había impuesto al gobierno de Allende. Aún así, Beer y todos en la CORFO pensaban en grande. Cybersyn se completaba con CHECO —que en sus siglas en inglés significa Economía Chilena— un programa que se suponía haría las proyecciones a corto plazo que hacía Cyberstryde para fábricas y empresas, pero en este caso serían a mediano y largo plazo, y para todos los aspectos económicos del país. [Daniel]: La idea era que eventualmente toda la economía chilena funcionara con Cybersyn. Y quizás la mejor forma de comprobar si funcionaba o no, era poner el proyecto a prueba en una crisis real. Ya volvemos. [Up First]: Mientras dormías, un montón de noticias estaban pasando alrededor del mundo. Up First es el podcast de NPR que te mantiene informado sobre los grandes acontecimientos en un corto tiempo. Comparte 10 minutos de tu día con Up First, desde NPR, de lunes a viernes. [Pop Culture Happy Hour]: Estos días hay tantas cosas para ver que jamás te va a alcanzar el tiempo. Es por eso que existe Pop Culture Happy Hour, desde NPR. Dos veces por semana, buscan entre todas las tonterías que hay, comparten sus reacciones y te dan un resumen de lo que sí vale la pena. Escucha Pop Culture Happy Hour todos los miércoles y jueves. [Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa escuchamos del encuentro entre la cibernética del inglés Stafford Beer y el proyecto socialista del presidente Salvador Allende, en Chile, y cómo de ese encuentro surgió Cybersyn, un proyecto que aparentemente cambiaría la economía chilena. En 1972, Beer ya llevaba más de un año viajando entre Londres y Santiago para desarrollar las diferentes áreas del proyecto y parecía que todo iba bastante bien. Pero, más allá del proyecto, la situación en Chile estaba cada vez más conmocionada, complicada. No solo por el bloqueo económico, sino por la oposición. Y es que en octubre de ese año… (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Voz]: ¡Basta ya de artimañas! ¡Basta ya de zigzagueo! ¡Vamos de frente a la solución! Por tarifas, por repuestos… [Periodista]: Distintas actividades paralizaron sucesivamente exigiendo una rectificación. [Daniel]: Empezó una huelga de camioneros en todo el país. Querían desestabilizar el gobierno de Allende. Natalia nos sigue contando. [Natalia]: El paro que empezó a finales de 1972 en Chile se conoció como el paro de camioneros o la huelga de los patrones. Lo promovían grupos que estaban en contra del gobierno de Allende y sus ideas socialistas. A los dos días de haber anunciado el paro, más de 40 mil camiones habían dejado de andar en todo el país. Todos los productos —alimentos, combustible, materias primas— dejaron de circular en Chile. Las cosas se veían bastante oscuras. Este es Raúl Espejo, de nuevo, el director de Cybersyn. [Raúl]: El punto crítico del proyecto fue en octubre del año 72. [Natalia]: Cuando empezó el paro. Y Raúl dice que fue crítico, porque fue ahí que Cybersyn se puso a prueba. Expliquemos: los camioneros que hicieron la huelga eran de empresas privadas, pero el gobierno tenía sus propios camiones, unos que… [Raúl]: La mayoría del tiempo, sobre todo si no había acción comercial o acción industrial, estaban ahí parados. [Natalia]: No eran muchos —unos 200 camiones versus los más de 40 mil que estaban en huelga— pero con la ayuda de Cybernet —la red de télex que ya habían armado— los pudieron poner a trabajar. [Raúl]: Entonces a través de… de… de lograr información en las redes de comunicación se logró conectar las comunicaciones a la gente que necesitaba comida, necesitaba combustible y todo lo que tú puedas imaginarte [Natalia]: El gobierno pudo tomar decisiones rápido, dejando de lado el papeleo burocrático. El sistema respondió a las necesidades que llegaban y Cybersyn mostró su potencial. Más que un avance tecnológico, las ideas de Beer mostraban esa nueva manera de organizarse, de cooperar. Con los 200 camiones pudieron cubrir las necesidades básicas del país. [Raúl]: Y eso fue un momento de éxtasis porque realmente ahí sí que se trabajaron 48 horas al día. [Natalia]: Se transmitían unos dos mil mensajes diarios por télex para saber dónde hacían falta materiales o alimentos, qué caminos estaban libres, dónde faltaba combustible. Todo lo que se necesitaba para hacer lo que parecía imposible: resistir la huelga. Después de casi un mes, Allende llegó a un acuerdo con la oposición para que el paro no siguiera indefinidamente. En un gesto conciliatorio, Allende nombró a miembros de las Fuerzas Armadas como ministros en su gabinete. El paro terminó el 5 de noviembre de 1972. Raúl nos contó que las personas que vieron a Cybersyn en acción durante el paro… [Raúl]: De repente se dieron cuenta que estas… estos télex no eran maquinitas nomás. Eran instrumentos de acción. Demostraron la efectividad, demostraron que teníamos una concepción que era poderosa. [Natalia]: Y con la visibilidad que empezó a tener Cybersyn, algunos medios en el Reino Unido empezaron a atacar a Beer, diciendo que le había construido a Allende una máquina para controlar a Chile. Le criticaban que Cybersyn fuera un proyecto centralizado, que toda la información llegara a una computadora en Santiago. Y advertían que Cybersyn podía convertirse en una de las armas más poderosas jamás construidas y que el comunismo podía utilizarla para dominar el mundo. Esas críticas también llegaron a los medios de comunicación de la oposición en Chile. Y las alusiones al mundo totalitario de la novela 1984, de George Orwell, no faltaban. Pero Beer negaba todas esas acusaciones. Por un lado decía que lo de la centralización era más por sus carencias que otra cosa: en Chile solo tenían una computadora y no podían conseguir más por el bloqueo. Y lo de 1984 le parecía simplemente absurdo: él veía a Cybersyn como una forma de alcanzar la verdadera libertad para los trabajadores, no para controlarlos. De hecho, Beer imaginaba que Cybersyn convertiría a Chile en una verdadera utopía cuando se combinara con otro proyecto aún más ambicioso: Cyberfolk. Su idea era monitorear, en tiempo real, cómo afectaba el bienestar de los chilenos las decisiones que se tomaban en la sala de operaciones. El plan era que la gente en sus casas tuviera un aparato con un dial —la ruedita que tienen los radios viejos— que podían ajustar según su nivel de felicidad. Esos aparatos estarían conectados a una red para poder mostrar en una pantalla en la sala de operaciones el nivel general de felicidad de los chilenos. Permitiría que los chilenos, de cierta forma, participaran directamente en la toma de decisiones del gobierno. Por más absurdo que suene, una versión de ese proyecto se alcanzó a probar en Chile en 1972 en dos ciudades: Tomé, al sur de Santiago, y Mejillones, al norte. Fue un experimento. A través de la televisión, conectaron a algunos habitantes de estas ciudades con su gobierno local. Si, por ejemplo, se estaba discutiendo un presupuesto, las personas podían enviar señales por unos aparatos, diciendo si estaban de acuerdo o no con lo que se proponía. Pero mientras en Cybersyn estaban ocupados tratando de volver realidad la ciencia ficción, la situación en Chile no mejoraba. En marzo de 1973 hubo elecciones parlamentarias. La oposición tenía la esperanza de alcanzar una mayoría en el congreso —para frenar los cambios que Allende estaba haciendo— pero no lo logró. La Unidad Popular, la coalición de partidos de izquierda que apoyaba a Allende, logró conseguir puestos en el parlamento. Este es Carlos Senna de nuevo, el que trabajaba en Cyberstride. [Carlos]: En Chile estaba tan difícil la situación, porque cuando la oposición a Allende percibió que por la vía parlamentar no podían desplazarlo, no podían sacarlo, empezó a hacer locuras. Había cerca de 20 atentados por día contra la Unidad Popular. [Natalia]: Querían sacar a Allende del poder como fuera. Raúl, el director de Cybersyn, recuerda que a principios de septiembre del 73… [Raúl]: Llegó la instrucción de que se trasladara la sala de operaciones a la Moneda. [Natalia]: A La Moneda, el palacio de gobierno. Querían moverla de la CORFO para inaugurarla oficialmente en el palacio. Citaron al equipo de Cybersyn para organizar el traslado. Gui Bonsiepe, el encargado del diseño, recuerda que… [Gui]: Allende quería participar en esto y él no vino. Él era conocido como una persona muy… muy puntual y muy cortés. Si tenía un compromiso apareció. Pero esta vez no. [Natalia]: Y es que Allende tenía toda su atención en otra parte: la situación de Chile estaba crítica. Solo unos días después pasó esto: (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Periodista]: En estos instantes cuando son cuatro minutos para las 12 del día, para el mediodía del 11 de septiembre de 1973, aparece un avión caza a reacción volando por sobre la Moneda. [Natalia]: Las Fuerzas Militares habían organizado un golpe de Estado contra Allende. Enviaron todas sus tropas, aviones y tanques contra La Moneda. (SOUNDBITE DEL GOLPE) [Natalia]: Ese día, Raúl estaba en su casa; recién había vuelto de su trabajo en la CORFO, cuando… (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Periodista]: Esta es radio cooperativa, 11 de septiembre de 1973, el centro de Santiago se está convirtiendo en un campo de batalla. [Raúl]: Escuchando la radio temprano, me di cuenta que ya había la noticia del golpe. Y mi decisión fue irme a la oficina y de ahí me fui a la sala de operaciones donde escuché las últimas palabras de Allende que fueron muy emocionantes y muy… de gran… de gran trascendencia. (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Salvador Allende]: La última oportunidad de que me pueda dirigir a ustedes. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. [Raúl]: Ya estaba claro que no había vuelta que darle y que lo mejor era irse. [Natalia]: Porque los militares estaban capturando a los funcionarios del gobierno, destruyendo las oficinas, buscando información. Raúl estaba en la CORFO —a unas cuadras de La Moneda, el epicentro del Golpe— así que agarró todos los documentos que pudo sobre Cybersyn y se fue corriendo a su casa. [Raúl]: Y, claro, la salida fue peligrosa porque las balas pasaban: pum, pum, pum, por lado y lado. [Natalia]: Carlos Senna se fue a Lima ese mismo día, lo había planeado desde meses antes por los atentados que venían ocurriendo desde hacía tiempo. [Carlos]: Me acuerdo que salimos parados en el pasillo. Las azafatas ni siquiera dijeron: “Sentate, sentamos”. No. Dicen… cuando llegué a Lima, no sabía de nada que había un golpe en marcha. [Natalia]: Carlos recuerda que ese vuelo fue el último que salió de Santiago ese día. Gui Bonsiepe seguía en la ciudad. [Gui]: Sabíamos que… que había un clima de inquietud, ¿no? Pero yo no… personalmente, yo nunca pensé que íbamos a llegar a una intervención militar. Algunos de los jóvenes del grupo fueron llevados a campos de concentración. Todos fueron…. fueron llevados por la policía secreta o pública. Algunos podían salir más temprano, pero otros quedaron meses detenidos, ¿no? [Natalia]: A Gui lo capturaron, lo interrogaron y lo acusaron de compartir ideas marxistas. A pesar de que lo soltaron, empezaron a seguirlo, a vigilar su casa. Decidió irse con su familia en octubre, un mes después: primero a Argentina y luego a Brasil. A los dos días del golpe, Raúl que había salido de su oficina con los documentos de Cybersyn… [Raúl]: Yo veo que llegan un par de camiones llenos de… de agentes de la… del ejército. [Natalia]: Ese día estaba en casa con sus hijos. Los militares irrumpieron y le pidieron que se fuera con ellos. Querían que les explicara algo que habían encontrado: la sala de operaciones, los telex. Es que —según cuenta Raúl— el que lideraba a este grupo de militares era alguien que había trabajado en Cybersyn. Alguien de derecha, a favor del golpe, que le había contado sobre el proyecto a los del nuevo gobierno. Así que los militares lo llevaron a su oficina. [Raúl]: Esa oficina estaba destruida de paso. Cuando llegué yo estaba totalmente destruida. [Natalia]: Mientras estaba ahí le llegó una llamada de un compañero del proyecto. [Raúl]: Y me dice: “Raúl, desaparece. Andate lo antes posible”. O sea, él me alertó que yo no podía quedarme. Entonces, de ahí tomo la decisión de dejar el país. [Natalia]: Porque podían matarlo. En noviembre del 73 Raúl se fue de Chile. Beer le había conseguido un trabajo en la Universidad de Manchester. Se llevó los documentos de Cybersyn que logró sacar de su oficina el día del golpe. [Carlos]: La pérdida que… que resultó la interrupción del proyecto fue una lástima. Una pena realmente irrecuperable, irrecuperable. Raúl salvó algunas cosas. Yo salí con algunas cosas. Stafford, claro, tenía cosas. Mucho se salvó del proyecto. Un proyecto que estaba casi concluido, ¿no? Estaba por nacer y se impidió el nacimiento de esa… de ese bebé. [Natalia]: Nunca se pudo realmente comprobar si sus ideas iban a funcionar, si Cybersyn realmente iba a traer libertad y autonomía a los trabajadores. O si se iba a convertir en lo que sus críticos temían. Hasta ahora, es imposible saber. [Carlos]: Eso es lamentable una tristeza muy grande que todos nosotros tenemos. Seguramente Stafford murió con esa tristeza. [Natalia]: Este es Beer, de nuevo, en la conferencia que escuchamos al principio… (SOUNDBITE DE ARCHIVO) [Stafford Beer]: You know what happened on the 11th of September 1973. The whole thing came to an abrupt close. It’s sad for me, but at least I know that that happened. [Natalia]: Dice que ya sabemos lo que pasó en septiembre de 1973, que las cosas terminaron de forma abrupta y que para él fue algo muy triste. Beer no estaba en el país cuando ocurrió el golpe —como dijimos, nunca vivió en Chile— pero el tiempo que trabajó en Cybersyn lo cambió. Dejó de preocuparse por las cosas materiales: vendió su mansión y su Rolls Royce, y se fue a vivir a una cabaña en el campo. Empezó a hacer yoga, a escribir poesía y a pintar, y por un tiempo se volvió casi un ermitaño. No es posible saber las verdaderas intenciones de Allende, pero también es imposible separar a Cybersyn de la ideología política en la que nació, de esa idealización de la tecnología con fines sociales. Todas las personas que entrevisté hablaron en esos términos. [Raúl]: Lo que hicimos en Chile fue revolucionario. [Carlos]: La idea de tiempo real que Stafford llevaba —y llevó— a Chile, era como que hablar con los extraterrestres. Era como tecnología para llegar a Saturno. [Gui]: Dentro de los proyectos que hicimos probablemente el más ambicioso y el más utópico de todos los proyectos. [Carlos]: Era todo muy nuevo y casi imposible de creerlo. [Raúl]: El gran valor de Cybersyn no está en el desarrollo tecnológico. El gran valor está en una visión de organización. Y ese es yo creo es el legado que queda. Que en el fondo no es el de generar un Silicon Valley en… en Chile, pero es generar una sociedad más igualitaria. [Natalia]: Más igualitaria, porque había una comunicación directa entre el pueblo y el gobierno, y les daba las herramientas para poder hacer mejoras que ayudarían a los chilenos. O al menos esa era la utopía. [Daniel]: A pedido de Stafford Beer, el cantante folklórico chileno Ángel Parra compuso una canción llamada “Letanía para una computadora y un bebé a punto de nacer”. (SOUNDBITE DE “LETANÍA PARA UNA COMPUTADORA Y UN BEBÉ A PUNTO DE NACER” DE ÁNGEL PARRA) [Daniel]: Según el cantante, el “bebé” del título se refiere al renacimiento del pueblo chileno a partir de la transformación socialista. (SOUNDBITE DE “LETANÍA PARA UNA COMPUTADORA Y UN BEBÉ A PUNTO DE NACER” DE ÁNGEL PARRA) [Ángel Parra]: “Al que no quiera que el pueblo gane esta pelea”. [Daniel]: Natalia Messer es periodista chilena. Vive en Concepción. Coprodujo esta historia con Victoria Estrada, asistente editorial en Radio Ambulante. Victoria vive en Xalapa, Veracruz. Este episodio fue editado por Camila Segura, Silvia Viñas y por mí. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri, con música de Jacob Rosatti. Andrea López Cruzado hizo el fact-checking. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos, Rémy Lozano, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Trelles, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa, Luis Fernando Vargas y Joseph Zárate. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO. Todos los viernes mandamos un boletín electrónico con recomendaciones de nuestro equipo para el fin de semana. Cada correo incluye solo cinco enlaces de cosas que nos inspiran: series de televisión, libros, otros podcasts, aplicaciones para el celular, multimedias en internet, de todo. Es una manera de compartir lo que nos gusta y de filtrar un poco tanto contenido que hay disponible en internet. Si quieres recibirlo, suscríbete en radioambulante.org/correo. Repito: radioambulante.org/correo. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar. En el siguiente episodio de Radio Ambulante… [Mujeres]: ¡Aborto legal en el código penal! [Daniel]: La lucha por el aborto legal en Ecuador… [Comadre]: Buenas noches, te has comunicado con Las Comadres, red de información y acompañamiento en aborto, ¿en qué te podemos ayudar? [Daniel]: Desde el punto de vista de las mujeres que lo protagonizaron. Su historia la próxima semana.

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