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Radio Ambulante - Leonela quiere ser tu amiga

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15
30

Diana haría lo que fuera por justicia.

Cuando su novio Giovani fue asesinado, Diana estaba destrozada. No era solo el dolor por la pérdida, sino el hecho de que el caso tuviera tantos huecos, tantas preguntas sin resolver. Cuando se dio cuenta de que las autoridades no habían progresado mucho, Diana decidió investigar el asesinato por su cuenta.
__________

►El próximo viernes 24 de abril conversaremos en vivo con David Trujillo para conocer el tras escenas de este episodio y responder las preguntas que ustedes tengan. Pueden programarse aquí.

[Jorge
Caraballo,
editor
de
Crecimiento]:
Hola,
ambulantes.
Les
habla
Jorge
Caraballo,
editor
de
Crecimiento.
Antes
de
empezar
quiero
recordarles
de
nuestro
nuevo
podcast:
El
hilo.
El
hilo
es
diferente
a
Radio
Ambulante,
en
él
todas
las
semanas
escogemos
la
noticia
más
importante
de
América
Latina
y
contamos
la
historia
detrás
de
esa
noticia.
En
el
episodio
del
viernes
pasado,
por
ejemplo,
exploramos
diferentes
iniciativas
que
han
aparecido
en
la
región
y
que
responden
de
una
manera
creativa
a
un
problema
urgente:
la
escasez
de
insumos
médicos.
No
se
lo
pierdan.
Además,
quiero
recordarles
que
durante
las
próximas
cuatro
semanas
vamos
a
publicar
los
episodios
de
El
hilo
también
en
el
feed
de
Radio
Ambulante.
La
idea
es
servirles
mejor
en
este
momento
tan
incierto.
Más
información
en
elhilo.audio.
OK,
aquí
va
el
episodio.
[Daniel
Alarcón,
host]:
Hola,
ambulantes,
una
advertencia
antes
del
episodio.
Esta
historia
contiene
escenas
gráficas
que
no
son
aptas
para
todo
público.
Se
recomienda
discreción.
Bienvenidos
a
Radio
Ambulante,
desde
NPR.
Soy
Daniel
Alarcón.
[Diana]:
Yo
me
bajé
del
carro.
Él
salió
a
cerrar
el
portón.
Estábamos
hablando
dentro
de
la
casa,
parados
en
el
garaje,
la
luz
estaba
prendida.
[Daniel]:
Ella
es
Diana.
No
es
su
nombre
real,
lo
cambiamos
por
seguridad.
Es
colombiana
y
está
contando
lo
que
les
pasó
a
ella
y
a
su
novio
Giovani
a
principios
de
2017.
Eran
más
o
menos
las
9
de
la
noche
y
acababan
de
llegar
a
la
casa
de
los
papás
de
él,
al
suroccidente
de
Bogotá.
En
ese
momento
estaban
muy
cerca
de
la
puerta
del
garaje:
un
portón
con
vidrios
opacos,
en
los
que
solo
se
alcanza
a
ver
la
silueta
del
que
está
adentro.
[Diana]:
Cuando
fue
que
yo
sentí
que
él
me
dijo:
“Están
disparando”.
Yo
no
me
acuerdo
haber
escuchado
disparos.
Y
yo
lo
único
que
yo
me
acuerdo
fue
que
él
llegó
y
me
empujó.
Cuando
él
me
empuja
es
que
yo
veo
que
se
le
mancha
la
camisa
acá.
[Daniel]:
Una
de
las
mangas
se
manchó
de
sangre.
Diana
y
Giovani
dieron
unos
pasos
hacia
el
interior
de
la
casa
y
él
se
desplomó.
Diana
lo
sostuvo
y
lo
acostó
suavemente
en
el
piso.
[Diana]:
Entonces
yo
lo
vi
a
él
agitado,
yo
le
dije:
“Tranquilízate
que…
que…
que
el
disparo
es
en
el
brazo”.
Como
yo
le
veía
la
mancha…
una
mancha
muy
chiquita.
Y
me
acuerdo
que
él
me
miraba,
él
me
miraba
como
con
esa
angustia
de
decirme:
“Ayúdeme”.
Y
yo
lo
único
que…
o
sea,
yo
me
quedé
pensando,
yo
dije:
“Dios
mío,
¿qué
pasó?”.
[Daniel]:
Diana
es
enfermera
y
sabe
qué
hacer
en
estos
casos:
le
abrió
la
camisa,
revisó
si
tenía
heridas
en
otra
parte,
le
tocó
la
espalda…
[Diana]:
Me
miraba
las
manos,
no
tenía
sangre
por
ningún
lado.
Mientras
yo
hice
eso
me
demoré,
¿qué?,
diez
segundos.
Cuando
yo
lo
volteé
a
mirar,
él
ya
estaba
cerrando
los
ojos.
Yo
le
dije
a
él,
le
dije:
“No
me
hagas
esto”.
Yo
me
acuerdo
que
yo
lo
abracé,
y
yo
le
di
un
beso.
Yo
volteé
a
mirar
el
tórax
y
el
tórax
ya
no
se
le
expandía.
O
sea,
él
ya
no
estaba
respirando.
[Daniel]:
Le
tomó
el
pulso
y
no
lo
sentía.
Entonces
empezó
a
tratar
de
reanimarlo:
le
oprimía
el
pecho
y
le
daba
respiración
boca
a
boca.
Empezaron
a
llegar
más
y
más
vecinos,
y
entre
varios
le
ayudaron
a
Diana
a
subirlo
al
carro.
Lo
llevaron
al
hospital
más
cercano,
el
mismo
donde
ella
trabajaba
como
enfermera
y
Giovani
como
conductor
de
ambulancia.
[Diana]:
Cuando
sacaron
la
camilla
y
yo
lo
monté
en
la
camilla
y
yo
entré
corriendo
y
ellos
se
dieron
de
cuenta
que
era
Giovani,
el
hospital
colapsó.
[Daniel]:
Las
personas
que
trabajaban
ahí
lo
conocían
desde
hacía
casi
tres
años,
lo
veían
todos
los
días,
era
su
amigo.
Como
la
sala
de
reanimación
estaba
ocupada
por
otro
paciente,
Diana
lo
tuvo
que
llevar
a
otra
sala
de
procedimientos.
Ahí
le
inyectaron
medicamentos
y
empezaron
a
avisarle
a
todo
el
equipo
del
hospital
que
Giovani
estaba
muy
mal
herido.
[Diana]:
Cuando
todos
empezaron
a
llegar,
me
decían,
“¿qué
pasó?,
le
dije:
“No
sé,
nos
dispararon,
tiene
un
disparo
en
el
brazo,
es
lo
único
que
yo
sé”.
El
pasillo
es
largo,
me
acuerdo
que
el
pasillo
se
llenó.
Todos
nuestros
compañeros
hacían
fila
para
participar
en
la
reanimación.
Cada
uno
hacía
un
ciclo.
[Daniel]:
Un
ciclo:
30
compresiones
en
el
pecho
y
dos
respiraciones
boca
a
boca.
Se
turnaban
para
no
cansarse
y
para
que
las
compresiones
fueran
constantes.
En
ese
proceso
duraron
unos
50
minutos
para
tratar
de
reanimarlo,
pero
no
funcionó.
Al
final
la
médica
les
pidió
que
pararan.
No
se
podía
hacer
más,
y
Giovani,
de
41
años,
había
muerto.
[Diana]:
Ese
momento
se
paró
todo,
o
sea,
era
increíble.
Yo
no
lo
aceptaba,
yo
decía:
“Esto
es
un
sueño,
no
sé,
estoy
soñando”.
Estaba
desorientada,
no
sabía
ni
qué
horas
eran,
no
sabía
qué
hacer,
ni
para
dónde
coger.
Yo
no
sabía
ni
siquiera
qué
había
pasado,
de
dónde
nos
habían
disparado.
Estábamos
adentro
de
la
casa,
no
estábamos
en
la
calle.
[Daniel]:
Las
autoridades
llegaron
al
hospital
alrededor
de
la
medianoche.
Le
empezaron
a
hacer
preguntas
a
Diana
de
lo
que
había
pasado
y
luego
se
llevaron
el
cuerpo
para
hacerle
una
autopsia
legal.
Luego
se
sabría
que
la
bala
atravesó
el
brazo
derecho
y
el
pecho,
y
perforó
una
arteria
de
los
pulmones
y
eso
hizo
que
se
llenaran
de
sangre.
Al
rato
se
le
acercó
un
investigador
de
la
Sijín
de
Bogotá,
la
Seccional
de
Investigación
Criminal,
una
entidad
de
la
Policía
Judicial
que
coordina
las
investigaciones
criminales
con
otras
entidades
del
Estado.
[Diana]:
Ya
vino
el
investigador
ahí
afuera
del
hospital,
y
me
dijo
que
había
habido
una
riña
por
drogas
y
que
había
sido
una
bala
perdida.
[Daniel]:
Diana
estaba
acabada.
Sabía
que
esa
zona
donde
vivían
tenían
problemas
de
violencia,
si
ella
misma
había
atendido
a
varias
personas
en
el
hospital
con
heridas
de
bala,
puñaladas,
sobredosis,
pero
nunca
pensó
que
una
riña
en
la
calle,
una
pelea
por
cosas
en
las
que
nada
tenían
que
ver
ni
ella
ni
su
novio,
terminaría
afectándolos
directamente.
Esa
noche,
Diana
volvió
a
la
casa
de
los
papás
de
Giovani,
donde
les
dispararon.
[Diana]:
Cuando
yo
llegué,
la
cuadra
estaba
acordonada
y
estaba
toda
la
policía.
[Daniel]:
Estaban
recogiendo
pruebas,
pero
le
sorprendió
que
estaban
interrogando
a
un
reciclador
que
tenía
una
carreta
con
cosas
para
reciclar.
Ella
y
Giovani
lo
habían
visto
pocas
cuadras
antes
de
llegar
a
la
casa.
Pero
ella
no
entendía
bien
por
qué
la
policía
lo
tenía
ahí.
Como
fuera,
no
quiso
darle
más
vueltas
al
asunto,
solo
quería
entrar.
[Diana]:
Cuando
yo
me
bajé
del
carro,
yo
miré
hacia
la
puerta
del
garaje
y
no
había
un
disparo,
habían
cuatro
disparos.
Y
yo
le
dije
al
policía,
“¿cómo
así
que
una
bala
perdida
si
en
la
puerta
yo
veo
cuatro
disparos?
Quiero
que
me
explique
ya
quién
ese
ese
tipo,
y
qué
hace
la
carreta
afuera”.
[Daniel]:
El
policía
le
dijo
que
no
podía
decirle
mucho,
solo
que
había
habido
un
intercambio
de
disparos
y
que
el
reciclador
había
visto
lo
que
pasó.
Para
Diana
era
muy
raro
pensar
que
a
Giovani
lo
habían
matado
intencionalmente.
En
los
tres
años
que
lo
conocía,
nunca
lo
vio
en
problemas
o
en
situaciones
sospechosas,
y
mucho
menos
sabía
de
amenazas.
Las
dudas
empezaron
a
aparecer.
Desde
ese
momento
Diana
se
dedicó
a
buscar
la
verdad
de
lo
que
había
pasado.
Y
esa
búsqueda
la
llevaría
a
hacer
lo
que
nunca
pensó
que
haría,
incluso
a
poner
su
propia
vida
en
riesgo.
Nuestro
productor
David
Trujillo
nos
cuenta.
[David
Trujillo]:
Diana
tiene
38
años.
Creció
en
un
pueblo
al
oriente
de
Colombia,
y
para
finales
de
los
noventa
tenía
dos
hijos.
[Diana]:
Uno
de
mis
hijos
se
enfermó,
tenía
un
linfoma.
En
esa
época
todo
lo
que
era
cáncer
solamente
se
trataba
acá
en
Bogotá,
específicamente
en
niños.
[David]:
El
hijo
tenía
tres
años,
así
que
tuvo
que
viajar
a
Bogotá
con
él,
y
al
otro,
que
tenía
ocho
meses,
lo
tuvo
que
dejar
con
el
papá
en
el
pueblo
mientras
pasaba
todo.
El
tratamiento
se
alargó
por
unos
cuatro
años.
Al
final,
el
niño
se
curó,
pero
Diana
empezó
a
ver
la
posibilidad
de
quedarse
definitivamente
en
la
ciudad.
En
todo
ese
tiempo
que
acompañó
a
su
hijo
fue
aprendiendo
del
cuidado
de
pacientes
y
de
procedimientos
médicos,
y
le
gustó,
así
que
decidió
estudiar
para
ser
auxiliar
de
enfermería
en
Bogotá.
Con
el
tiempo
se
trajo
a
vivir
a
su
otro
hijo.
Para
ese
entonces,
ya
tenía
una
tercera
hija,
luego
se
casó
y
se
fue
a
vivir
con
su
esposo
y
sus
hijos
a
Bosa,
una
localidad
al
suroccidente
de
la
ciudad.
[Diana]:
Es
la
localidad
séptima
de
Bogotá.
Bosa
es
muy
grande,
demasiado
grande.
[David]:
Tiene
más
de
700
mil
habitantes.
[Diana]:
Hay
mucha
delincuencia,
mucha
drogadicción,
demasiado,
mucha
venta
de
estupefacientes.
En
Bosa
llegué
a
vivir
como
desde
el
2010.
[David]:
Dos
años
después
empezó
a
trabajar
en
uno
de
los
hospitales
públicos
de
esa
localidad.
Como
este
es
un
hospital
de
nivel
uno
solo
ofrece
atención
básica
de
urgencias,
se
toman
muestras
de
laboratorio,
hacen
radiografías
y
atienden
partos.
Al
principio,
Diana
tenía
que
hacer
visitas
domiciliarias,
tomar
muestras
de
laboratorio
y
ayudar
en
lo
que
se
necesitara,
pero
luego
la
pasaron
al
servicio
de
urgencias.
[Diana]:
Ese
siempre
ha
sido
mi…
no
sé.
Me
gusta,
me
gusta
porque
me
da
la
oportunidad
de
que
si
esa
persona
que
llegó
en
paro,
si
se
hace
una
buena
reanimación,
la
podemos
sacar
del
paro
y
la
persona
puede
seguir
viviendo.
[David]:
Y
era
un
verdadero
reto
lograr
eso,
porque
normalmente
en
ese
hospital
recibían
casos
muy
difíciles
como
heridas
de
arma
blanca
y
de
fuego,
intentos
de
suicidio,
abortos
mal
hechos,
sobredosis.
Como
no
podían
hacer
procedimientos
complejos,
cuando
llegaba
un
caso
grave,
el
equipo
se
encargaba
rápidamente
de
estabilizar
al
paciente.
[Diana]:
El
trabajo
era
tan
en
equipo
y
era
como
si
llegara
mi
papá
y
mi
mamá
en
paro
y
nosotros
le
metíamos
toda
la
ficha
y
hasta
que
no
saliera
el
paro
nadie
paraba
una
reanimación.
La
reanimación
normalmente
los
primeros
20
minutos,
pero
nosotros
le
hacíamos
hasta
40
minutos,
50
minutos.
[David]:
Si
lograban
estabilizar
el
paciente,
lo
mandaban
a
otro
hospital
de
mayor
nivel
para
que
lo
operaran.
Y
fue
en
ese
hospital
de
atención
básica
de
Bosa
donde
Diana
conoció
a
Giovani.
Giovani
empezó
a
trabajar
en
el
hospital
en
2014
como
conductor
de
ambulancia.
Y
al
principio
Diana
no
se
dio
cuenta
de
que
estaba
ahí.
[Diana]:
Yo
siempre
estaba
corriendo
porque
siempre
había
demasiado
trabajo,
uno
no
tiene
tiempo
de
pararse
a
hablar
casi
que
con
nadie
a
menos
que
ya
se
haya
finalizado
el
turno.
Y
ellos
entraban
y
sacaban
su
paciente,
y
uno
casi
no
tenía
contacto
con
ellos.
[David]:
Con
los
conductores
de
ambulancia.
Pero
un
día,
cuando
había
poco
personal
en
el
hospital,
los
de
las
ambulancias
tuvieron
que
entrar
a
apoyar
otras
labores.
A
Giovani
le
tocó
ayudar
a
Diana
a
esterilizar
unas
herramientas.
Ahí
se
vieron
por
primera
vez
y
empezaron
a
hablar.
[Diana]:
Medía
más
o
menos
como
1.76.
Era
fornido.
Era
muy
educado,
para
vestir
era
impecable.
Muy
buen
compañero,
muy
buen
amigo,
realmente
seres
humanos
como
él
casi
no,
no
he
conocido.
[David]:
Se
cayeron
muy
bien
y
siguieron
hablando
cada
vez
más.
[Diana]:
Empezamos
fue
a
hacernos
buenos
amigos.
Teníamos
algo
en
común:
que
nos
gustaba
ayudar
a
las
personas.
Las
conversaciones
de
nosotros
iniciales
eran
nuestros
hijos
y
nuestras
preocupaciones.
[David]:
Giovani
tenía
dos
hijas
y
se
estaba
divorciando
de
su
esposa.
Diana
estaba
en
una
situación
parecida
con
su
esposo
y
aunque
vivían
juntos,
la
relación
era
muy
mala,
sobre
todo
por
el
alcoholismo
y
la
violencia
de
él.
Así
que
Giovani…
[Diana]:
Se
convirtió
como
en
mi
confidente.
Siempre
que
pasaba
algo
en
la
casa
con
mi
exesposo
me
ponía
muy
mal,
entonces
él
me
decía:
“No
puedes
seguir
aguantando
tantos
maltratos”.
[David]:
Giovani
la
apoyó
en
su
proceso
de
divorcio
y
la
ayudó
a
irse
a
vivir
a
otro
lugar
con
sus
hijos.
Él
ya
se
había
ido
a
vivir
con
sus
papás,
y
también
se
terminó
divorciando
de
su
esposa.
Un
año
después
de
conocerse,
se
hicieron
novios.
[Diana]:
Siento
que
yo
nunca
me
había
enamorado
de
nadie,
y,
no
sé,
yo
decía
que
el
que
se
enamoraba
perdía.
Y
cuando
yo
conocí
a
Giovani
encontré
como
mi
alma
gemela.
Compartíamos
tantas
cosas
bonitas,
y
yo
nunca
había
tenido
una
persona
así
como
él.
[David]:
Querían
irse
a
vivir
juntos,
pero
para
eso
necesitaban
más
dinero.
Entonces
decidieron
empezar
un
negocio
y,
cuando
no
tenían
turno
en
el
hospital,
inyectaban
medicamentos
a
domicilio:
Diana
los
aplicaba
y
Giovani
la
llevaba.
Y
les
empezó
a
ir
bien.
[Diana]:
Teníamos
muchos
planes
y
teníamos
tantos
sueños.
O
sea,
estábamos
empezando
a
ahorrar
para
la
casa.
Siempre
soñábamos
con
una
casa
con
un
jardín
afuera.
Él
me
decía:
“Vamos
a
llegar
tan
lejos
y
vamos
a
hacer
tantas
cosas”.
[David]:
El
día
que
mataron
a
Giovani,
a
principios
de
2017,
ambos
salieron
desde
temprano
a
visitar
pacientes.
[Diana]:
Me
dijo
ese
día
que
me
amaba
y
me
abrazó.
Eso
fue…
era
como
las…
como
casi
las
11
de
la
mañana.
Me
dijo:
“Y
yo
quiero
estar
a
su
lado
hasta
el
último
día
de
mi
vida
de
la
forma
que
sea.
Sea
su
amigo,
su
enemigo,
su
esposo,
su
amante”.
Y
yo
le
dije:
“¿Por
qué
me
dices
eso?”.
Y
me
dijo:
“Solo
quiero
que
lo
sepa”.
[David]:
Giovani
alguna
vez
le
dijo
que
si
ella
se
moría
primero,
él
quería
quedarse
con
sus
ojos
porque
le
gustaban
mucho.
A
Diana
eso
siempre
le
daba
risa,
le
parecía
raro
que
le
dijera
eso.
Entonces
Giovani
le
preguntaba
con
qué
quería
quedarse
ella
si
él
moría
primero
y
Diana
le
decía:
[Diana]:
“Yo
no
quiero
que
nunca
se
muera
usted,
porque
yo
no
voy
a
poder
vivir
sin
usted”.
Me
decía:
“Usted
va
a
poder
vivir
sin
porque
usted
es
muy
fuerte”.
Y
yo
le
decía:
“No”.
Me
decía:
“Igual
a
nunca
me
va
a
pasar
nada
porque
usted
es
tan
buena
reanimando
que
usted
nunca
me
va
a
dejar
morir”.
[David]:
Por
eso,
cuando
Giovani
murió…
[Diana]:
Los
primeros
días
eran
insoportables.
Duré
muchas
noches
al
principio
viviendo
ese
momento,
pensando
si
yo
había
hecho
las
compresiones
con
la
suficiente
profundidad,
si
había
hecho
los…
las
30
compresiones
y
las
dos
ventilaciones.
De
cierta
manera
me
echaba
la
culpa
de
algo
que
yo
no…
no
tenía
la
culpa.
[David]:
Pero
había
algo
más
que
no
la
dejaba
dormir,
y
eran
todas
las
preguntas
que
rodeaban
el
asesinato
de
Giovani.
Ella
sabía
que
no
había
sido
una
bala
perdida.
Alguien
disparó
cuatro
veces
en
su
dirección
y
Diana
no
tenía
ninguna
pista
que
le
ayudara
a
saber
quién
fue
y
por
qué.
Una
semana
después
del
asesinato,
recibió
una
llamada
de
un
investigador
de
la
Sijín,
la
entidad
de
la
policía
que
se
encarga
de
investigar
estos
crímenes.
No
recuerda
si
fue
el
mismo
con
el
que
había
hablado
en
el
hospital.
[Diana]:
Me
dijo
que
él
era
el
que
llevaba
el
caso
del
homicidio
de
Giovani.
Me
explicó
rápidamente
cómo
era
como
el
proceso.
[David]:
Lo
primero
era
revisar
las
cámaras
de
seguridad
del
sector.
Frente
a
la
casa
de
los
papás
de
Giovani
hay
un
colegio
que
tiene
cámaras
que
dan
hacia
esa
calle.
Esas
eran
las
más
importantes,
pero
el
investigador
le
dijo:
[Diana]:
Que
él
ya
había
pasado
unas
cartas
para
pedir
las
cámaras
de
seguridad
para
mirar
qué
era
lo
que
había
pasado.
Pero
que
no
había
obtenido
respuesta.
Según
él,
ya
había
ido
dos
veces
a
reclamar
los
videos.
Entonces
yo
le
dije:
“No,
tranquilo,
déjeme
yo
averiguo”.
[David]:
Diana
se
fue
para
el
colegio.
Allá
le
explicaron
que
las
cámaras
eran
de
una
empresa
de
seguridad
privada
y
que
eran
ellos
los
que
podían
entregárselos.
Entonces
les
pidió
a
los
investigadores
de
la
Sijín
que
la
acompañaran
a
esta
empresa
y
explicarles
a
las
personas
encargadas
por
qué
necesitaban
esos
videos.
Pero
el
acceso
a
los
videos
terminó
aplazándose
más
de
lo
que
esperaba
porque
en
esa
empresa
ni
siquiera
sabían
cuál
era
la
clave
para
acceder
al
dispositivo
de
grabación.
Solo
al
tercer
día,
Diana,
desesperada,
terminó
pagándole
a
un
ingeniero
de
sistemas
para
que
resolviera
el
tema.
Cuando
por
fin
lo
logró,
la
entraron
a
una
oficina
para
ver
horas
y
horas
de
videos
grabados
desde
varios
ángulos
de
la
calle.
Necesitaban
encontrar
el
momento
exacto
del
asesinato.
Cuando
el
reloj
del
video
marcó
las
8
y
57
de
esa
noche,
apareció
el
carro
en
el
que
iban
Giovani
y
Diana
hacia
la
casa
de
los
papás
de
él.
Se
ve
que
paran
un
momento
afuera
y
luego…
[Diana]:
Se
veía
cuando
entró
el…
el
carro
en
reversa.
[David]:
Entrando
al
garaje
de
la
casa.
A
las
8
y
59.
[Diana]:
Se
ve
cuando
entra
el
reciclador
con
la
zorra
caminando.
[David]:
El
reciclador
que
estaba
interrogando
la
policía
esa
noche.
Con
zorra
se
refiere
a
la
carreta
que
llevaba.
En
el
video
se
ve
al
reciclador
caminando
por
la
calle
de
espaldas
a
la
cámara.
[Diana]:
Él
voltea
a
mirar
hacia
atrás
y
acelera
el
paso.
Al
acelerar
el
paso
llega
frente
al
portón
donde
estábamos
nosotros
parados,
él
deja…
deja
la
carreta
ahí.
[David]:
La
deja
en
la
calle.
El
reciclador
se
sube
al
andén
del
frente
de
la
casa
y
empieza
a
correr.
[Diana]:
Y
en
toda
la
esquina
da
la
vuelta.
Luego
se
ve
a
otra
persona
que
viene
corriendo.
[David]:
Un
hombre,
también
de
espaldas
a
la
cámara.
[Diana]:
Y
se
ve
que
él
coge
hacia
el
mismo
lado
como
si
lo
estuviera
persiguiendo.
[David]:
Persiguiendo
al
reciclador.
[Diana]:
Él
pasa
el
frente
de
la
casa,
pero
él
voltea
a
mirar
y
él
se
devuelve
y
es
cuando
dispara.
[David]:
A
las
9
en
punto.
Y
aquí
hay
que
ser
muy
claros:
pareciera
que
se
devuelve
hacia
el
portón
de
vidrio
y
le
dispara
a
Giovani,
intencionalmente.
[Diana]:
O
sea,
se
veía
que
él
sabía
qué
estaba
haciendo.
Luego
se
devuelve,
un
taxi
lo
estaba
esperando
en
la
esquina,
se
sube
en
el
taxi
y
se
va.
[David]:
La
escena
dura
menos
de
cuatro
minutos.
Diana
estaba
impactada.
[Diana]:
Ese
momento
fue
muy
duro.
Yo
me
acuerdo
que
había
un
señor
al
lado
y
ese
señor
me…
me
miraba
y
él
no
sabía…
él
no
sabía
si
ayudarme,
si
hacer
algo.
O
sea,
fue
un
momento
muy
duro,
demasiado
duro.
[David]:
Diana
no
reconocía
al
hombre
del
video
que
les
disparó.
[Diana]:
A
me
entraron
más
dudas.
Yo
decía:
“Pero
si
él
iba
a
matar
a
otra
persona,
cómo
la
persona
se
vuela
y,
tras
del
hecho,
nos
dispara
a
nosotros”.
Habían
tantos
interrogantes.
O
sea,
habían
tantas
preguntas
sin
respuestas.
[David]:
Pero
había
un
video
que
mostraba
el
asesino.
Ahora
era
tarea
de
la
Sijín
dar
con
él.
Diana
llamó
al
investigador
para
contarle
que
tenía
el
video,
que
ahora
la
investigación
podía
continuar.
Pero
según
ella,
su
respuesta
fue:
[Diana]:
“No
tengo
tiempo,
estoy
muy
ocupado”.
Que
estaba
en
comisión,
que
no
estaba
en
Bogotá,
que
no
qué,
que
más…
Pues
eso
era
lo
que
me
decía,
pues
me
tocaba
confiar
en
la
palabra
de
él.
Aunque
yo
veía
muy
poco
interés
de
él
porque,
si
él
veía
que
yo
estaba
ayudándole,
pues,
debería
estar
más
pendiente.
Porque
era
el
trabajo
de
él
y
no
el
mío.
[David]:
Diana
le
pidió
a
sus
compañeras
del
hospital
que
la
cubrieran
en
sus
turnos,
y
decidió
seguir
averiguando
por
su
cuenta.
Lo
primero
que
hizo
fue
buscar
otras
cámaras
de
seguridad
del
sector
y
pedir
las
grabaciones
de
ese
día.
Consiguió
unos
siete
videos
más
y
se
dedicó
a
ver
la
escena
desde
todos
los
ángulos
posibles,
registrando
cada
detalle.
[Diana]:
Yo
lo
que
hice
fue
a
mano:
escribir
todas
las
horas,
a
qué
horas
había
llegado
el
reciclador,
qué
rutas
había
hecho,
la
ruta
del
taxi
cuando
ellos
se
escapan,
cómo
se
movió,
por
dónde
cogió,
qué
hizo.
Y
como
yo
sabía
las
direcciones,
entonces
yo
le
ponía.
Yo
hice
un
mapa
y
todo
eso
se
le
pasa
al
investigador.
[David]:
Pero
según
Diana,
no
pasaba
nada.
Ella
asegura
que
cada
vez
que
lo
llamaba,
el
investigador
le
respondía
lo
mismo:
que
tenía
muchos
casos
pendientes,
que
no
estaba
en
la
ciudad,
que
el
tiempo
no
le
daba.
Intenté
hablar
con
el
investigador
para
que
me
explicara
qué
había
pasado,
pero
no
pudimos
contactarlo.
Lo
cierto
fue
que
Diana
no
se
quedó
con
los
brazos
cruzados.
[Diana]:
Yo
necesitaba
estar
ocupada,
porque
si
yo
me
quedaba
un
momento
a
solas,
yo
lo
único
que
pensaba
era
en
quitarme
la
vida.
Porque
yo
no
quería
vivir.
[David]:
Estaba
muy
deprimida.
Sentía
que
sus
hijos
ya
no
la
necesitaban,
que
su
trabajo
ya
no
la
motivaba,
que
su
vida
no
tenía
mucho
sentido
sin
Giovani.
Pero
tenía
una
obsesión,
una
única
cosa
que
la
hacía
levantarse
en
las
mañanas.
[Diana]:
Era
la
lucha
que
yo
quería
saber,
antes
de
morirme,
quería
saber
qué
había
pasado.
[David]:
Diana
empezó
un
proceso
burocrático
y
desgastante
para
que
le
cambiaran
al
investigador
de
la
Sijín.
No
quería
esperar
varios
años
a
que
resolvieran
el
caso
o,
peor
aún
y
quizás
lo
más
probable,
que
terminaran
cerrándolo
por
falta
de
pruebas
o
vencimiento
de
términos.
Entonces
al
mismo
tiempo
que
pedía
el
cambio
de
investigador,
empezó
a
buscar
la
forma
de
agilizar
la
asignación
de
un
fiscal
al
caso
para
que
se
encargara
del
tema
judicial.
En
todo
ese
proceso
Diana
se
tardó
unos
dos
meses:
envió
cartas,
hizo
llamadas,
pasó
horas
esperando
en
las
oficinas
de
diferentes
personas
encargadas
para
pedirles
que
hicieran
algo
con
su
caso.
Finalmente,
el
asesinato
de
Giovani
pasó
por
todas
las
instancias
necesarias
hasta
llegar
a
manos
de
una
fiscal.
Cuando
en
la
Sijín
se
enteraron
de
lo
que
estaba
haciendo
Diana,
la
citaron
a
ella
y
a
los
papás
de
Giovani
para
darles
un
reporte
de
la
investigación.
Cuando
llegaron,
se
encontraron
con
el
investigador
y
su
superior.
Empezaron
diciéndoles
que
tenían
dos
testigos
que
ya
habían
sido
interrogados:
uno
era
el
reciclador
y
el
otro
era
el
taxista
que
recogió
al
asesino.
Ambos
coincidían
en
lo
que
contaron.
[Diana]:
Que
el
tipo
que
mató
a
Giovani
pertenecía
a
una
banda
muy
peligrosa
y
muy
grande
de
Bosa
de
microtráfico,
que
él
era
el
encargado
de
cobrar
y
de
asesinar.
El
sicario.
[David]:
Les
dijeron
que
esa
noche
el
asesino
había
ido
a
cobrarle
una
droga
al
reciclador.
La
orden
era
que
si
no
pagaba
o
no
devolvía
la
droga,
lo
matara.
Como
el
reciclador
no
hizo
ninguna
de
las
dos
cosas,
empezó
a
correr
porque
sabía
lo
que
iba
a
pasar,
y
que
cuando
el
sicario
lo
fue
a
matar…
[Diana]:
Que
no
le
disparó
el
arma
y
que
el
otro
se
voló
y
que
él
de
rabia
disparó
contra
la
casa.
Esa
fue
la
razón.
Y
que
el
taxista
que
lo
llevó
corroboró
lo
que
pasó.
[David]:
No
les
dijeron
nada
más.
Pero
a
Diana
le
parecía
extraño
lo
de
que
el
asesino
había
disparado
por
rabia
a
la
casa.
Ella
había
visto
el
video,
había
estado
en
ese
momento
y
los
disparos
estaban
dirigidos
a
Giovani
directamente.
Faltaba
mucho
por
buscar.
Entonces,
aprovechando
que
estaban
ahí,
Diana
le
reclamó
al
investigador
su
falta
de
interés.
[Diana]:
Yo
la
verdad
soy
muy
directa
para
hablar.
Le
dije:
“¿Le
muestro
las
conversaciones
o
ya
se
le
olvidaron?”.
Se
lo
dije
delante
del
mayor.
Le
dije:
“Yo
no
le
veo
interés
a
usted
sobre
el
caso.
Y
si
usted
está
muy
ocupado,
con
todo
respeto,
que
le
asignen
el
caso
a
otra
persona
que
pueda,
porque
usted
ni
tiene
tiempo
ni
tiene
el
interés”.
[David]:
Según
Diana,
el
investigador
le
respondió
que
eso
no
era
así,
que
él
había
hecho
su
trabajo,
que
había
sido
muy
amable
con
ella.
[Diana]:
Le
dije:
“Sí,
usted
ha
sido
muy
amable
conmigo,
pero
el
trabajo
lo
he
hecho
yo.
Yo
no
tenía
ni
por
qué
haber
visto…
¿Usted
sabe
cómo
me
derrumbé
el
día
que
yo
vi
el
video
donde
vi
cómo
nos
dispararon?
Usted
no
se
imagina.
Usted
me
ha
visto
llorando
muchas
veces
y
todo
lo
que
usted
me
ha
pedido
yo
se
lo
he
dado,
y
le
he
colaborado”.
[David]:
El
investigador
no
discutió
más.
Tanto
él
como
su
superior
le
dijeron
que
en
más
o
menos
un
mes
y
medio
iban
a
reasignar
el
caso
a
otras
personas.
Y
así
fue:
terminaron
asignando
a
dos
investigadores
que
llevaban
el
proceso
más
grande
de
la
banda
de
microtráfico
a
la
que
pertenecía
el
asesino.
La
primera
semana
de
mayo,
los
nuevos
investigadores
volvieron
a
citar
a
Diana
y
a
los
papás
de
Giovani
para
contarles
más
detalles
del
caso.
Cuando
los
recibieron,
lo
primero
que
hicieron
fue
mostrarles
una
foto
del
asesino
en
un
computador.
[Diana]:
Y
me
dijeron
así,
de
sopetón:
“Él
mató
a
Giovani”.
Cuando
pusieron
esa
foto
de
ese
tipo,
la
mamá
de
Giovani
se
me
derrumbó
otra
vez.
Esa
señora
lloraba
y
lloraba
y
lloraba
y
lloraba.
Y
nosotros
no
lo
podíamos
creer:
era
un
chico
de
19
años.
[David]:
Se
llamaba
Robinson
Arley
Murillo
Gutiérrez,
alias
Bimbo.
Lo
habían
detenido
alguna
vez
por
peleas
y
por
porte
de
drogas,
por
eso
tenían
su
foto.
Pero
como
eran
cargos
menores
nunca
lo
habían
judicializado.
[Diana]:
Entonces
yo
les
dije:
“Bueno,
¿y
qué?
O
sea,
¿qué
viene
de
acá
en
adelante?
Si
tienen
dos
testigos,
lo
echaron
al
agua,
dijeron
que
él
era
el
que
había
disparado,
¿por
qué
no
lo
cogen?”.
Me
dijeron
que
no,
que
no
lo
podían
coger
a
él
simplemente
por
el
homicidio
de
Giovani
porque
se
desbarataba
todo
lo
que
habían
trabajado
con
el
resto
de
la
banda.
[David]:
Y
es
que
desde
hacía
unos
dos
años
venían
investigando
esa
misma
banda,
y
no
podían
capturar
solo
a
uno
de
los
integrantes
porque
eso
iba
a
alertar
al
resto
y
se
les
dañaba
la
investigación.
El
homicidio
de
Giovani
entraría,
entonces,
dentro
de
un
proceso
más
grande
con
otros
crímenes
que
habían
cometido
estas
personas.
[Diana]:
Entonces
que
tocaba
esperar,
encontrar
todas
las
pruebas
para
capturar
toda
la
banda
completa.
Que
eso
se
podía
demorar.
Solamente
los
tenían…
O
sea
ya
sabían
cómo
se
llamaban,
cómo
operaban.
[David]:
Se
hacían
llamar
Los
Moros.
Manejaban
el
microtráfico
en
la
localidad
y
tenían
varios
bares
en
la
zona.
Los
buscaban,
entre
otras
cosas,
por
tráfico
de
estupefacientes,
porte
ilegal
de
armas
y
otros
homicidios.
Ya
habían
identificado
a
varias
personas,
entre
las
que
estaba
Bimbo,
cada
una
con
una
labor
específica.
[Diana]:
Me
mostraron
todos
los
integrantes
de
la
banda.
Me
dijeron
quién
era
el
jefe,
cómo
operaban,
dónde
operaban.
Cuando
me
empezaron
a
mostrar
fotos,
yo
tengo
muy
buena
retentiva
y
las
caras
a
no
se
me
olvidan:
a
dos
de
ellas
nosotros
las
habíamos
atendido
en
urgencias.
[David]:
Y
a
otros
los
había
visto
en
los
bares.
[Diana]:
Ahí
fue
donde
hice
mi
pregunta:
“¿Qué
les
hace
falta?”.
Me
dijeron:
“Mire,
la
verdad
necesitamos
interceptarles
los
teléfonos.
Necesitamos
saber
dónde
viven”.
Le
dije:
“Yo
lo
puedo
hacer”.
[David]:
Los
investigadores
se
sorprendieron
y
le
preguntaron
a
qué
se
refería.
Diana
les
respondió
que
el
hospital
de
Bosa
tenía
la
política
de
hacer
visitas
a
las
casas
para
tener
una
base
de
datos
con
toda
la
población
de
la
localidad.
Eso
les
servía
para
hacerles
seguimiento
a
las
mujeres
en
embarazo,
menores
de
cinco
años,
adultos
mayores
o
personas
con
enfermedades
crónicas.
Diana
tenía
acceso
a
esa
base
de
datos
que
incluía
nombres
completos,
direcciones
y
teléfonos.
[Diana]:
Entonces
yo
les
dije:
“Yo
me
encargo,
pero
con
una
condición:
me
lo
dejan
a
él,
a
Bimbo.
Yo
me
voy
a
encargar
de
él”.
Uno
de
ellos
dijo:
“¿Cómo
así
que
se
va
a
encargar
de
él?”.
Como
en
un
tono
diciendo:
“¿Lo
va
a
matar?”.
Le
dije:
“No,
tranquilo,
que
yo
no
le
voy
a
hacer
nada
porque
yo
soy
una
persona
muy
diferente
a
él.
Yo
lo
único
que
quiero
es
que
él
pague,
pero
yo
me
voy
a
encargar
de
investigarlo
a
él”.
[David]:
Los
investigadores
aceptaron.
Esa
noche
Diana
le
contó
todo
a
uno
de
sus
hijos:
lo
que
le
habían
dicho
los
investigadores,
que
Bimbo
supuestamente
les
había
disparado
por
rabia
y
la
razón
por
la
que
todavía
no
podían
capturarlo.
Su
hijo
le
sugirió
que
lo
buscaran
en
Facebook.
Escribieron
“Robinson
Arley
Murillo”
en
el
buscador
y
apareció
alguien
con
ese
nombre.
Diana
recordaba
la
foto
que
le
mostraron
los
investigadores
y
era
la
misma
persona
que
aparecía
en
el
perfil:
un
muchacho
gordo,
alto,
con
barba,
que
aparentaba
más
edad
que
la
que
tenía.
Diana
sabía
que
lo
iba
a
encontrar
en
algún
momento,
pero
nunca
se
imaginó
que
iba
a
ser
tan
fácil.
Ahora
quería
saber
todo
sobre
Bimbo.
[Diana]:
Duré
los
primeros
tres
días
viéndole
cada
publicación,
estudiando
cada
cosa.
Se
veía,
en
lo
que
publicaba,
que
no
tenía
una
familia
estable.
Se
veía
que
había
tenido
relaciones
con
mucho
fracaso.
[David]:
Publicaba
textos
como
este:
[Hombre]:
“La
verdadera
mujer
es
la
que
ayuda
a
un
hombre
salir
adelante
y
se
queda
para
lograrlo
juntos,
y
no
la
que
sale
huyendo
buscando
otro
sendero
diferente.
Que
Dios
bendiga
a
todas
aquellas
mujeres
que
se
sientan,
se
quitan
los
zapatos
y
dice:
‘Aquí
estamos,
papi.
Estoy
contigo’”.
[David]:
Y
además
publicaba
fotos
de
amigos…
[Diana]:
Mostrando
sus
tatuajes,
sus
puñaladas
y
sus
cosas
que
habían
hecho.
No
sé,
se
sentían
orgullosos
de
la
vida
que
llevaban.
[David]:
Diana
quiso
ir
más
allá.
No
la
convencía
la
historia
de
que
Bimbo
les
había
disparado
por
rabia,
sin
saber
que
ellos
estaban
ahí.
Necesitaba
que
él
mismo
le
contara
por
qué
lo
había
hecho.
Así
que
decidió,
con
su
hijo,
crear
un
perfil
de
Facebook
falso.
[Diana]:
Teníamos
una
foto
de
una
muchacha.
La
muchacha
aproximadamente
era
como
de
unos
21
años.
[David]:
Alguien
que
Diana
conocía.
Pero
sabía
que
Bimbo
nunca
iba
a
tener
ningún
contacto
con
ella
porque,
entre
otras
cosas,
vivía
fuera
de
la
ciudad.
[Diana]:
En
ese
perfil
no
había
sino
como
publicaciones
de…
de
reflexión
y
alguna
que
otra
foto
de
ella.
[David]:
Se
puso
el
nombre
de
Leonela
Ibarra
y
le
envió
una
invitación
de
amistad
a
Bimbo.
Al
día
siguiente,
en
la
mañana,
Diana
se
reunió
con
algunas
compañeras
del
trabajo
en
la
casa
de
una
de
ellas
a
desayunar.
Cuando
se
sentaron
a
comer,
le
sonó
una
notificación
en
su
celular.
Diana
revisó
y
se
dio
cuenta
de
que
Bimbo
le
había
aceptado
la
solicitud
de
amistad
en
Facebook.
Justo
en
ese
momento…
[Diana]:
Me
escribió
“hola”.
A
se
me
vino
todo
el
mundo
encima.
Tenía
sentimientos
encontrados
de
rabia,
pero
también
era
mucho
dolor.
Yo
me
acuerdo
que
a
me
temblaba
hasta
las
piernas
y
mi
compañera
me
dijo:
“Se
puso
pálida,
¿pasó
algo?”.
Le
dije:
“No,
nada.
No,
nada”.
[David]:
Diana
guardó
su
celular
y
no
dijo
nada
más.
En
ese
momento
no
le
respondió
a
Bimbo.
[Diana]:
Yo
no
le
contesté
porque
me
dio
susto.
Yo
no
sabía
qué
hacer.
[David]:
La
idea
de
Diana
siempre
fue
sacarle
información,
pero
en
realidad
no
se
había
preparado
para
ese
momento
en
el
que
el
asesino
de
su
novio
le
hablara.
No
lo
tenía
al
frente
físicamente,
pero
sentía
como
si
la
hubieran
puesto
cara
a
cara
con
él.
[Daniel]:
Diana
tenía
que
tomar
una
decisión:
dejar
las
cosas
así
y
que
la
policía
se
encargara,
o
continuar
con
su
plan
y
empezar
una
conversación
con
Bimbo.
Una
pausa
y
volvemos.
[How
I
Built
This]:
¿Qué
se
necesita
para
comenzar
algo
de
la
nada?
¿Y
qué
se
necesita
realmente
para
construirlo?
Todas
las
semanas,
en
How
I
Built
This,
Guy
Raz
habla
con
los
fundadores
de
algunas
de
las
compañías
más
inspiradoras
del
mundo.
How
I
Built
This,
de
NPR.
Escucha
y
comparte
con
tus
amigos.
[Hidden
Brain]:
¿Cuándo
fue
la
última
vez
que
hiciste
un
entrenamiento
realmente
bueno?
No
para
tus
bíceps…
sino
para
tu
cerebro.
Para
eso
está
Hidden
Brain,
de
NPR.
Escucha
cada
semana
historias
que
ejercitarán
tu
mente.
[Daniel]:
Antes
de
la
pausa,
Diana
les
dijo
a
los
investigadores
de
la
Sijín
que
los
ayudaría
a
encontrar
a
los
integrantes
de
la
banda,
pero
que
de
alias
Bimbo,
el
asesino
de
su
novio,
se
encargaría
ella
personalmente.
[Diana]:
Para
lo
más
importante
de
todo
eso
era
recoger
toda
la
información
que
lo
hiciera
ver
la
clase
de
ser
humano
que
es
él.
[Daniel]:
Para
que
lo
pudieran
capturar.
Diana
ya
había
creado
un
perfil
falso
en
Facebook
y
le
había
enviado
una
solicitud
de
amistad.
Bimbo
no
solo
la
aceptó,
sino
que
le
escribió
para
empezar
una
conversación.
El
siguiente
paso
era
ganarse
su
confianza.
Diana
sabía
que
era
muy
arriesgado,
que
Bimbo
era
peligroso,
pero
ya
había
tomado
la
decisión.
[Diana]:
Realmente
siempre
me
hacen
la
misma
pregunta,
que
si
nunca
me
dio
miedo
estar
detrás
de
él
o
estar
tan
cerca
de
él.
Pienso,
hoy
en
día,
que
yo
lo
único
que
quería
era
que
él
me
matara
y
de
alguna
manera
terminar
con
mi
sufrimiento.
[Daniel]:
Pero
a
pesar
de
ese
sentimiento,
lo
que
la
animaba
era
una
misión.
Asumía
todos
los
riesgos
del
caso
porque
tenía
que
saber
por
qué
Bimbo
había
matado
a
su
novio.
David
Trujillo
nos
sigue
contando.
[David]:
Diana
terminó
el
desayuno
con
sus
compañeras
del
trabajo
y
no
les
contó
nada
de
Bimbo.
Luego,
cuando
ya
estaba
sola
en
su
casa,
le
respondió
el
saludo
y
empezaron
una
conversación.
Le
contó
que
se
llamaba
Leonela
Ibarra
y
que
tenía
21
años.
Le
dijo
que
estaba
buscando
nuevos
amigos
y
que
por
casualidad
había
encontrado
su
perfil
en
Facebook.
Que
le
llamó
la
atención
y
lo
agregó.
Entonces
Bimbo
le
empezó
a
hacer
preguntas.
[Diana]:
Él
me
decía:
“¿Tú
por
qué
no
tienes
casi
fotos?”,
o
“¿por
qué
no
te
puedo
llamar?”,
o
“¿por
qué
no
puedo
hablar
contigo
por
celular
o
hacer
una
videollamada?”.
Yo
le
dije
que
era
que
yo
no
podía
porque
yo
tenía
un
problema
muy
grande
y
pues
que
yo
todavía
no
le
tenía
la
suficiente
confianza.
Entonces
yo
le
decía
que
yo
a
la
medida
que
nos
fuéramos
conociendo
yo
le
iba
a
contar
por
qué
estaba
como
tan
oculta.
[David]:
En
realidad
Diana
no
sabía
qué
historia
inventarse.
En
ese
momento
solo
necesitaba
tiempo
para
ganarse
su
confianza,
así
que
empezó
con
algo
básico.
[Diana]:
Yo
le
dije
a
él
que
yo
vivía
con
mis
padres,
que
mi
padre
tenía
una
empresa,
tenía
carros
de
transporte
de
trasteo,
de
alimentos,
de
todo
lo
que
saliera.
Entonces
que
yo
le
ayudaba
a
él.
[David]:
Por
su
parte,
Bimbo…
[Diana]:
Me
empezó
a
contar
de
que
vivía
con
el
papá,
que
vivía
con
un
hermano.
Que
el
papá
trabajaba
como
en
una
panadería
y
que
él
trabajaba,
pues,
en
lo
que
le
saliera.
[David]:
Pero
también
le
empezó
a
contar
cosas
más
personales.
[Diana]:
Que
él
valía
muy
poco,
que
él
era
muy
feo,
o
sea,
el
autoestima
de
él
siempre
era
por
el
piso.
Entonces,
digamos,
que
yo
me
aproveché
de
eso
para
hacerle
sentir
que
él
era
una
persona
que
valía
la
pena,
y
que
todo
lo
que
estaba
o
había
hecho
él
en
su
vida
no
estaba
mal,
que
no
era
culpa
de
él
sino
culpa
de…
de
terceros
o
de
las
personas
que
lo
habían
rodeado.
[David]:
Al
tercer
día
de
estar
hablando,
Bimbo
le
volvió
a
preguntar
por
qué
no
podían
hablar
o
hacer
videollamadas.
Diana
tenía
que
inventarle
algo
para
que
no
sospechara.
[Diana]:
“La
verdad
es
que
yo
tengo
casa
por
cárcel”.
[David]:
Casa
por
cárcel,
es
decir
arresto
domiciliario.
[Diana]:
Me
dijo:
“Ah,
yo
pensé
que
era
algo
más
grave”.
Me
contestó
así,
me
acuerdo
tanto.
Y
yo
me
puse
tan…
y
yo
tenía
tanta
rabia
en
ese
momento
que
me
provocaba
cogerlo
por
el
computador
y
ahorcarlo
si
lo
hubiera
podido
ahorcar.
[David]:
Pero
al
menos
le
había
creído.
Y
como
le
había
pedido
un
par
de
consejos
a
los
investigadores
de
la
Sijín
para
hablar
un
lenguaje
parecido
al
de
Bimbo,
le
agregó
más
cosas
a
la
historia:
le
dijo
que
ella
había
pertenecido
a
una
banda
de
Kennedy,
otra
localidad
cercana.
[Diana]:
Le
inventé
que
yo
había
tenido
una
pareja,
que
ese
tipo
me
había
involucrado
en
ese
tema,
que
yo
era
la
encargada
de
vigilar
las
vueltas.
[David]:
O
sea,
los
asesinatos.
Que
ella
no
se
encargaba
de
matar,
pero…
[Diana]:
Yo
era
la
persona
que
entregaba
el
arma,
pero
me
aseguraba
de
que
la
vuelta
se
hiciera
bien
hecha.
Entonces
que
yo
estoy
con
casa
por
cárcel
porque
en
una
vuelta
nos
cogieron.
Yo
no
fui
la
que
disparé,
pero
yo
estaba
ahí.
Mi
novio
fue
el
que
disparó
entonces
yo
estoy
en
casa
por
cárcel
mientras
llegaba
mi
juicio.
[David]:
Bimbo
le
repitió
que
no
le
parecía
grave,
que
de
hecho
él
entendía
perfectamente
por
lo
que
estaba
pasando.
Entonces
le
contó
lo
que
ya
sabía
Diana:
que
pertenecía
a
la
banda
de
Bosa,
que
llevaba
dos
años
ahí
y
que
era
el
sicario.
También
le
dijo
que
estaba
cansado
de
lo
que
hacía
y
que
estaba
pensando
en
retirarse.
Para
ese
momento,
Diana
estaba
logrando
lo
que
esperaba.
[Diana]:
Yo
lo
que
quería
era
parecerme
tanto
a
él,
que
él
se
sintiera
como
el
alma
gemela,
que
yo
fuera
el
alma
gemela.
Lo
que
yo
era
con
Giovani,
pero
al
estilo
de
él.
[David]:
Al
tiempo
que
hablaba
con
Bimbo,
Diana
empezó
a
buscar
los
datos
de
los
otros
integrantes
de
la
banda
en
la
base
de
datos
del
hospital.
Lo
hacía
en
las
madrugadas,
cuando
tenía
tiempo
de
descanso
y
no
había
tanta
gente
haciéndole
preguntas.
Lograba
encontrar
sus
nombres
completos
y
sus
familiares.
Pero
se
dio
cuenta
de
que,
aunque
aparecían
algunos
teléfonos
registrados,
era
difícil
saber
quiénes
los
usaban
y
tampoco
eran
muy
claras
las
direcciones.
Entonces
Diana
le
contó
a
su
hijo
mayor
lo
que
estaba
haciendo
para
que
la
ayudara.
En
ese
momento,
él
trabajaba
en
una
empresa
grande
de
telefonía
móvil,
internet
y
televisión
por
cable,
y
tenía
acceso
a
las
bases
de
datos
de
los
clientes.
Con
la
información
que
sacaba
Diana
del
hospital,
el
hijo
podía
averiguar
quiénes
eran
los
dueños
de
las
líneas
telefónicas
y
las
direcciones
registradas
a
esas
personas.
Por
ejemplo,
Diana
encontraba
a
uno
de
los
de
la
banda
en
la
base
de
datos
y
también
a
su
núcleo
familiar:
esposa,
mamá,
papá,
hermanos.
Luego
le
pasaba
los
datos
de
esas
personas
a
su
hijo,
y
él
podía
saber
quiénes
tenían
planes
de
celular,
internet
o
televisión
y
las
direcciones
registradas.
[Diana]:
Yo
imprimía
todo,
pa’
tener
registros,
y
con
mi
hijo
entonces
hacíamos
todos
los
días
chequeo.
“Entonces,
fulanito
de
tal
tiene
tantos
núcleos
familiares,
le
aparecen
tantos
números
de
teléfono.
Este
tiene
plan,
este
no
tiene
plan
y
aparece
estas
cuatro
o
cinco
direcciones”.
[David]:
Y
así
con
cada
integrante
de
la
banda.
[Diana]:
Con
mi
hijo
fue
mucho
más
fácil
la
tarea
porque
en
una
semana
teníamos
ubicado
a
toda
una
banda
con
todos
los
números.
Esta
gente,
los
más
grandes,
o
sea,
las
cabecillas
realmente,
ellos
manejan
muchas
líneas
telefónicas.
[David]:
Esto
no
se
puede
hacer
así
como
así,
porque
los
datos
personales
están
protegidos
por
la
ley
colombiana.
Pero
los
investigadores
de
la
Sijín
sabían
lo
que
estaba
haciendo
Diana,
y
tanto
ella
como
su
hijo
estaban
respaldados
por
esa
institución
para
acceder
a
esos
datos
y
compartírselos.
La
fiscal
también
estaba
al
tanto
de
la
situación.
Hacían
parte
de
una
investigación
judicial
muy
importante,
y
su
colaboración
era
crucial.
Diana
registró
toda
la
información
para
entregársela
a
los
de
la
Sijín.
Solo
le
hacía
falta
una
cosa:
que
Bimbo
le
contara
lo
que
había
pasado,
pero
no
podía
preguntárselo
tan
directamente.
Primero
tenía
que
inventarse
algo.
[Diana]:
Todas
las
ideas
me
venían
día
a
día.
O
sea,
yo
no
era
que
planificara
desde
hoy
qué
le
iba
a
decir
mañana.
Y,
no
sé,
a
todo
se
me
iba
dando,
todo.
No
lo
saqué,
ni
lo
vi
en
ninguna
novela,
ni
de
una
revista,
no.
Todo
se
me
fue
dando.
[David]:
Y
muy
rápido.
En
cuestión
de
una
semana
después
de
que
empezaran
a
hablar,
Bimbo
publicó
en
su
Facebook
que
tenía
una
relación
con
ella.
A
Diana,
ese
gesto
le
dio
la
certeza
de
que
le
tenía
confianza.
Así
que
se
le
ocurrió
decirle
a
Bimbo
que
una
amiga
suya
de
la
banda
le
había
contado
que
un
hombre
de
Bosa
había
ido
a
comprar
droga
a
Kennedy.
Que
los
de
la
banda
estaban
preocupados
porque
nadie
lo
conocía
y
que
estaban
sospechando
que
podía
ser
un
policía
encubierto.
Bimbo
le
preguntó
si
sabía
el
alias
de
esa
persona
para
ver
si
él
la
conocía.
[Diana]:
Yo
le
dije:
“Me
está
diciendo
que
es
alias
El
Picotazo”.
El
Picotazo
es
el
reciclador
al
que
él
fue
a
matar.
[David]:
Los
investigadores
le
habían
dado
ese
nombre…
[Diana]:
Me
dijo:
“Ah,
sí,
yo
lo
conozco”.
Cuando
él
me
dijo,
“lo
conozco”,
yo
dije:
“Lo
tengo”.
Me
dijo:
“Sí,
es
que
yo
le
vendía
droga
a
él
y
hace
un
año
yo
le
perdoné
la
vida”.
[David]:
Diana
le
preguntó
detalles,
pero
Bimbo
empezó
a
evadirla
y
ella
no
insistió
para
que
no
sospechara.
Al
otro
día,
fingió
estar
muy
brava
con
él.
Lo
ignoraba
o
le
respondía
cosas
básicas.
Entonces
Bimbo
le
preguntó
qué
le
pasaba.
[Diana]:
Le
dije:
“No,
es
que
a
no
me
gustan
las
mentiras.
me
dijiste
que
eso
había
pasado…
lo
del
tal
Picotazo
había
pasado
hacía
un
año
y
este
tipo
fue
otra
vez
y
mis
amigas
estuvieron
hablando
con
él,
y
él
les
dijo
otra
versión.
Quiero
saber
qué
fue
lo
que
pasó”.
[David]:
Bimbo
aceptó
que
había
sido
en
febrero
de
ese
año,
tres
meses
antes.
Le
explicó
que
su
jefe
lo
había
mandado
cobrarle
una
droga
al
reciclador,
y
que
si
no
le
pagaba
tenía
que
matarlo.
Bimbo
le
contó
que
el
reciclador
había
empezado
a
correr,
y
que
cuando
le
iba
a
disparar
el
arma
no
funcionó.
Alguien
que
estaba
en
una
de
las
casas
vio
lo
que
había
pasado
cuando
estaba
cerrando
el
portón
de
su
garaje.
En
ese
momento,
Bimbo
le
dijo
a
Diana…
[Diana]:
“Entonces
yo
preferí
matarlo
a
él
que
matar
a
Picotazo,
porque
estaba
de
sapo
y
de
testigo.
Y
usted
sabe
que
en
las
vueltas
no
se
pueden
dejar
testigos.
La
verdad
es
que
este
tipo
estaba
en
el
momento
y
en
el
lugar
equivocado”.
[David]:
Ese
tipo
era
Giovani.
Diana
no
podía
creerlo.
Bimbo
le
estaba
confesando
por
escrito
el
asesinato
de
su
novio
y
además
lo
estaba
haciendo
como
si
fuera
algo
rutinario,
un
gaje
del
oficio.
[Diana]:
Le
pregunté
que
si
él
se
arrepentía
y
él
me
contestó
que
no,
que
él
nunca
se
arrepentía
de
nada
de
lo
que
hacía.
Y
que
ya
no
quería
hablar
de
ese
tema
porque
eso
ya
había
pasado.
[David]:
Diana
no
le
insistió
más.
Ya
tenía
lo
que
quería:
ahora
las
historias
del
reciclador,
del
taxista
y
de
los
investigadores
de
la
Sijín
concordaban.
[Diana]:
Ese
día
para
fue
otro
día
muy
duro:
leer
lo
que
él
me
decía.
Yo
lo
primero
que
hice
fue
irme
para
donde
los
papás
de
Giovani
a
decirles:
“Miren,
tengo
la
prueba
que
tanto
estaba
buscando”.
Ese
día
lloramos
los
tres.
Fue
un
tri…
un
triunfo
en
medio
de
tanto
dolor.
[David]:
Al
día
siguiente,
Diana
fue
a
ver
a
los
investigadores
para
entregarles
toda
la
información
que
había
conseguido:
nombres,
familiares,
teléfonos,
direcciones.
[Diana]:
Cuando
yo
los
senté
a
ellos,
ellos
solamente
se
dedicaron
a
escucharme
como
por
una
hora.
Cuando
por
fin
llegué
a
él
y
yo
les
dije:
“Y
les
tengo
la…
la
declaración
donde
él
me
confiesa
cómo
mató
a
Giovani”.
[David]:
Les
entregó
la
conversación
con
Bimbo.
Impresa.
[Diana]:
Me
dijeron
que
servía,
pero
que
eso
lo
podía
tumbar
cualquier
abogado.
Porque
cualquier
abogado
podía
decir
que
eso
lo
pude
haber
inventado
yo.
Que
si
yo
lograba
conseguir
la…
la
confesión,
pero
por
audio,
porque
la
voz
era
más
fácil:
la
cotejaban
y
sabían
que
era
la
de
él,
que
yo
no
podía
falsificar
la
voz
de
él.
[David]:
Y
además
le
dijeron
que
la
necesitaban
para
sacarle
más
información
de
la
banda,
como
lugares
donde
vendían
droga,
nombres
de
nuevos
integrantes,
y
otras
cosas
del
negocio.
[Diana]:
Entonces
yo
les
dije
que
bueno,
pues,
que
si
eso
me
tocaba
hacerlo,
pues,
yo
iba
a
seguir
ahí.
[David]:
Así
que
Diana
le
siguió
la
corriente
a
Bimbo
con
lo
de
la
relación.
Se
preocupaba
por
él,
le
preguntaba
por
cosas
de
su
familia.
Cuando
él
le
proponía
ir
a
su
casa,
Diana
le
decía
que
su
papá
no
la
dejaba
tener
visitas
como
una
especie
de
castigo
por
la
condena.
Pero
le
prometía
que
se
iban
a
ver
a
finales
de
julio,
porque
supuestamente
un
juez
la
iba
a
dejar
libre
en
esa
fecha.
Cuando
eso
pasara,
le
aseguraba
que
iban
tener
un
vida
juntos,
y
hasta
planeaban
tener
hijos.
Toda
la
historia
la
tenía
que
sostener
muy
bien,
así
que
cuando
Bimbo
le
empezó
a
pedir
fotos,
Diana
le
enviaba
las
de
esa
otra
persona
con
las
que
podía
engañarlo.
Pero
cuando
empezó
a
pedirle
fotos
desnuda,
Diana
le
dijo
que
su
expareja
la
había
abusado
y
hasta
prostituido,
y
se
sentía
muy
insegura.
Lo
máximo
que
hacía
era
enviarle
fotos
en
ropa
interior
sin
mostrar
la
cara.
Pero
le
enviaba
fotos
románticas,
poemas
y
canciones.
Él
hacía
lo
mismo
en
su
muro
de
Facebook
y
la
etiquetaba.
Ella
le
respondía
con
comentarios
muy
amorosos.
[Diana]:
A
veces
yo
sentía
que
yo
estaba
traicionando
la
memoria
de
Giovani,
de
cierta
manera,
porque
yo
le
decía
a
él
que
lo
amaba.
Y
para
decirle
a
él
que
lo
amaba
era
terrible.
[David]:
Hablaban
todos
los
días
y
la
rutina
era
siempre
la
misma:
empezaban
la
charla
alrededor
del
mediodía.
Luego,
a
las
cuatro
de
la
tarde,
Bimbo
se
iba
a
vender
droga
y
a
hacer
otras
cosas
con
la
banda
y
como
en
ese
momento
no
tenía
celular,
volvía
a
conectarse
en
la
mañana
del
otro
día.
A
Diana
todo
esto
la
estaba
afectando
mucho.
[Diana]:
A
veces
lloraba,
a
veces
me
botaba
al
piso
y
hacía
pataletas.
Yo
siempre
estaba
sola
en
la
mañana
porque
mis
hijos
siempre
llegaban
sobre
las
tres
de
la
tarde.
O
sea,
en
la
mañana
yo
la
tenía
dispuesta
para
llorar,
para
hacer
pataleta,
para
todo
lo
que
yo
quisiera,
pero
ya
cuando
mis
hijos
llegaban
ya
a
me
tocaba
controlarme,
porque
no
me
gustaba
que
mis
hijos
me
vieran
mal.
[David]:
Ellos
sabían
lo
que
su
mamá
estaba
haciendo
y
aunque
no
se
metían
mucho,
le
decían
que
tuviera
cuidado.
Diana
no
les
decía
lo
que
hablaba
con
él
para
no
preocuparlos,
y
ellos
no
le
hacían
preguntas.
Pero
lo
cierto
era
que
Bimbo
le
estaba
contando
todos
los
detalles
de
su
vida
criminal.
Diana,
claro,
les
pasaba
esa
información
a
los
investigadores.
[Diana]:
Entonces
ellos
empezaron,
los
de
la
Sijín,
empezaron
a…
a
rastrear
todo
lo
que
yo
les
puse.
Ellos
ya
empezaron
a
poner
seguimientos.
[David]:
A
los
diferentes
miembros
de
la
banda.
No
siempre
podían
hacerlo
ellos
porque
podían
levantar
sospechas,
así
que
nuevamente
le
pidieron
a
Diana
que
los
ayudara.
Y
ella,
nuevamente
aceptó.
A
veces
la
llamaban
para
que
persiguiera
a
algún
integrante
de
la
banda,
registrara
lo
que
hacía
y
confirmara
el
lugar
donde
vivía.
[Diana]:
A
la
hora
que
fuera.
Si
a
me
tocaba
perseguirlo
de
noche,
lo
hacía
de
noche;
si
era
de
día,
de
día.
[David]:
A
veces,
incluso,
seguía
a
Bimbo.
[Diana]:
¿A
qué
me
interesaba?
Mirar
con
quién
hablaba,
cómo
se
movía,
qué
hacía…
Entonces
él
siempre
mantenía
hablando
conmigo:
“Amor,
estoy
haciendo
la
comida.
Amor,
voy
a
salir.
Ya
son
las
cuatro,
me
voy”.
Entonces
yo
le
decía:
“¿Y
dónde
vas
a
estar?”.
“Voy
a
estar
en
el
parque
de
Fulanito
de
tal
expendiendo”.
Mientras
él
se
despedía
de
mí,
yo
ya
estaba
lista
en
la
calle
y
como
él
vivía
a
dos
cuadras,
pues,
yo
ya
le
llegaba,
cuando
él
estaba
cerrando
la
puerta,
yo
ya
estaba
en
la
esquina.
Yo
sacaba
mi
perro
y
yo
lo
sacaba
al
parque
donde
él
estaba,
pero
yo
siempre
le
daba
la
espalda.
[David]:
Y
no
tenía
que
camuflarse
mucho.
[Diana]:
Como
cualquier
transeúnte.
Yo
era
fría
en
ese
sentido.
Y
siempre
me
iba
vestida
de
diferente
manera:
yo
me
veo
muy
diferente
en
uniforme,
yo
me
recojo
el
cabello
me
veo
diferente,
si
me
lo
suelto
me
veo
diferente,
si
me
pongo
tacones
diferente.
Entonces
siempre
me
veía
de
una
manera
muy
diferente.
[David]:
A
los
otros
de
la
banda
los
seguía
desde
los
puntos
donde
vendían
drogas
o
desde
los
bares
que
tenían
hasta
sus
casas.
Incluso
se
iba
con
su
uniforme
del
hospital
a
las
direcciones
que
había
registrado,
les
decía
a
los
vecinos
que
iba
del
hospital
a
chequear
las
vacunas
de
los
bebés
o
algún
tratamiento
médico,
y
les
preguntaba
si
la
persona
que
buscaba
vivía
en
esa
dirección
que
tenía.
La
gente
le
confirmaba
los
lugares,
y
así
logró
saber
dónde
vivían
exactamente
los
más
escurridizos
de
la
banda.
Los
que
durante
dos
años
se
le
habían
escapado
a
los
de
la
Sijín.
Mientras
hacía
los
seguimientos,
Diana
volvió
a
Bimbo
y
esta
vez
le
pidió
que
se
comprara
un
celular
para
que
le
pudiera
enviar
audios.
[Diana]:
Yo
le
dije
que
yo
ya
estaba
muy
cansada
y
que
yo
quería
escucharlo.
Efectivamente
se
compró
el
celular
a
los
dos
días
y
empezamos
a
hablar
por
el
celular
de
él.
Entonces
él
ya
me
enviaba
audios.
[David]:
Un
día,
a
finales
de
junio
de
2017,
cuatro
meses
después
del
asesinato
de
Giovani,
Diana
se
sintió
peor
que
nunca.
[Diana]:
Me
acuerdo
que
ese
día
yo
estaba
más
mal
que
todos
los
días.
Yo
ese
día
no
quise
hablar
con
él.
Yo
ya
no
quería
saber
más
de
ese
tipo.
Me
dolía
en
el
alma
tener
que
decir
todos
los
días
que
lo
amaba.
Ese
tipo
me
escribía
y
me
escribía
y
me
escribía.
No
le
quise
contestar.
[David]:
Al
otro
día,
cuando
Diana
tuvo
fuerzas
otra
vez,
le
respondió
que
había
estado
muy
mal
porque
se
había
dado
cuenta
de
que
un
empleado
de
su
papá
era
familiar
de
la
persona
que
él
había
matado.
[Diana]:
“El
mundo
es
un
pañuelo”
—le
escribí—
“el
trabajador
de
mi
papá
es
familiar
del
muchacho
que
usted
mató.
Y
escucharlo
a
él
hablar
de
ese
día,
las
lágrimas,
verlo
llorar”
le
dije
yo
a
él
“para
fue
terrible.
No
puedo
con
esto,
¿cómo
se
le
fue
a
ocurrir
matar
a
él?
Yo
ya
no
qué
creerle.
No
si
realmente
usted
me
está
diciendo
la
verdad
o
con
qué
clase
de
persona
quiero
formar
yo
un
futuro,
porque
yo
quiero
un
futuro
contigo”.
[David]:
Le
dijo
que
ella
había
investigado
un
poco,
y
se
había
dado
cuenta
de
que
el
hombre
que
mató
trabajaba
en
el
hospital
de
Bosa.
En
ese
momento,
Bimbo
le
respondió.
Esta
es
la
nota
de
voz
que
le
mandó…
[Robinson
Murillo]:
No
te
he
dicho
muchas
versiones,
mi
amor.
Pero
entonces
esa…
me
aseguraron
que
era
un
taxista,
que
era
un
taxista,
que
era
un
taxista.
Pero
para
que
te
des
cuenta:
era
un
enfermero.
[David]:
No
se
escucha
muy
bien,
sobre
todo
porque
al
final
parece
bostezar,
pero
lo
que
Bimbo
le
dice
es
que
alguien
le
aseguró
que
el
hombre
era
un
taxista,
pero
que
resultó
ser
un
enfermero.
Diana
le
respondió
algo
como
esto:
[Diana]:
“¿Usted
no
se
dio
cuenta
que
él
estaba
con
alguien
más?
Él
estaba
con
la
esposa”,
le
dije
yo
así.
“Usted
pudo
haber
matado
a
otra
persona
inocente”.
[David]:
Bimbo
lo
aceptó…
[Robinson
Murillo]:
Sí,
se
supone
que
el…
el
man
estaba
entrando
con
la
mujer.
[David]:
Pero
no
mostró
nada
de
culpa.
[Robinson
Murillo]:
Yo
no
puedo
hacer
nada,
ni
siquiera
conocía
al
man
ni
nada
porque
yo
iba…
era
por
el
del
zorro.
Y
la
mujer
yo
ni
siquiera
la
alcancé
a
ver
porque
yo
vi
cuando
abrieron
la
puerta,
entraron
el
carro
y
todo.
Yo
estaba
en
la
esquina.
[David]:
Luego
le
dijo
que,
fuera
lo
que
fuera,
la
versión
seguía
siendo
la
misma:
[Robinson
Murillo]:
Pero
entonces
las
versiones
nada
cambian.
El…
El
del
zorro
estaba
ahí…
o
sea,
el
del
zorro
llegó
y
tiró
el
zorro
ahí.
O
sea
el
zorro
estaba
ahí
al
lado
y
llegó
y
se
paró
adonde
el
man
estaba.
[David]:
El
del
zorro
es
el
reciclador.
Bimbo
dice
que
dejó
el
zorro,
o
sea,
la
carreta
con
reciclaje,
al
frente
de
la
casa
del
testigo.
Luego
pasó
lo
que
ya
sabemos:
cuando
Bimbo
le
intentó
disparar,
el
arma
no
funcionó
y
el
reciclador
salió
corriendo.
[Robinson
Murillo]:
Yo
llegué
y
me
corrí
para
la
otra
esquina
y
ahí
fue
cuando
me
vio.
[David]:
Dice:
“Y
yo
llegué
y
me
corrí
para
la
otra
esquina,
y
ahí
fue
cuando
me
vio”.
[Robinson
Murillo]:
Y
me
hago
al
frente
de
la
puerta
y
el
man
llega
y
cierra
la
puerta
cuando
yo
disparé,
le
hago
cuatro
tiros
por
la
ventana.
Ya
eso
fue
todo.
No
te
estoy
dando
ninguna
versión
mal
ni
nada.
Y
yo
lo
que
te
estoy
diciendo
es
verdad.
Yo
no
te
estoy
diciendo
ninguna
mentira.
[David]:
No
te
estoy
diciendo
ninguna
mentira,
le
aclara
Bimbo.
Luego
le
explicó
que
una
de
las
razones
por
las
que
la
policía
no
le
había
hecho
nada,
era
por
lo
que
hizo
con
el
arma.
[Robinson
Murillo]:
O
sea,
yo
ya
había
desaparecido,
cómo
se
dice,
el
arma
homicida
y
ellos
lo
que
necesitaban
era
el
arma
homicida.
El
arma
se
la
llevó…
o
sea,
yo
la
entregué
a
un…
a
uno
de
los
que
trabajaba
conmigo
y
él…
y
ellos
se
la
llevaron
por
allá
para…
para
qué…
por
allá
lejos,
fuera
de
Bogotá.
[David]:
Diana
le
pidió
que
le
contara
si
alguien
le
había
dado
la
orden
de
matar
a
Giovani.
Si
le
habían
pagado
por
eso.
[Robinson
Murillo]:
No,
amor.
Me
estaban
matando…
me
estaban
pagando
para
que
matara
a
uno
solo,
pero
sabes
que
cuando
hay
testigos
no
se
pueden
dejar
los
testigos
vivos.
[David]:
Bimbo
le
confesó,
también
por
notas
de
voz,
otros
tres
homicidios
que
había
cometido.
El
primero
había
sido
en
Medellín.
No
dice
la
fecha
exacta,
pero
cuenta
que
vivía
allá,
que
no
tenía
plata
y
la
estaba
pasando
mal.
Así
que
alguien
le
ofreció
dinero
para
matar
a
una
persona.
No
especifica
quiénes
son.
[Robinson
Murillo]:
Me
salió
eso
y
lo
hice
y
después
me
vine.
Me
pagaron
allá
por…
para
poderme
venir
para
acá.
Y
eso
es
barato,
esos
son
200
mil
pesos
que…
250
mil
pesos
que
pagan
eso
allá.
Eso
es
lo
que
pagan
por
un
muerto
allá.
[David]:
O
sea,
más
o
menos
70
dólares.
El
segundo
fue
en
Bogotá.
Mató
un
muchacho
casi
de
su
misma
edad
por
una
pelea
personal.
[Robinson
Murillo]:
La
mujer
que
yo
tenía
antes
me
estaba
poniendo
la
ca…
los
cachos
con
él.
Y
un
día
estaba
tomando
y
precisamente
llegó
el
man
y
yo
le
dije:
“Venga,
ahora
sí,
dígame
las
cosas
en
la
cara,
que
me
está
poniendo
cachos,
que
tatatata”.
Y
el
man
llegó
y
me
dijo:
“Sí,
pues,
que
me
comí
a
su
mujer
que
no
qué,
que
cuántas”.
Y
se
me
rió
en
la
cara.
Entonces
yo
llegué
y
saqué
un
cuchillo
y
le
metí
dos
puñaladas
en
el
pecho,
una
le
perforó
el
corazón
y
la
otra
un
pulmón.
Eso
fue
lo
que
pasó,
mi
amor.
[David]:
Le
contó
que
en
ese
momento
estaban
los
dos
solos
y
encontraron
el
cuerpo
al
lado
de
un
puente.
Luego
le
aclaró
que
nadie
sabía
que
él
lo
había
hecho.
[Robinson
Murillo]:
No,
amor,
nadie
se
dio
cuenta,
nadie,
nadie
sabe.
eres
la
que
sabes.
[David]:
El
tercer
homicidio
fue
en
un
pueblo
muy
cerca
a
Bogotá
que
se
llama
Soacha.
Fue
en
una
pelea
por
tráfico
de
drogas.
[Robinson
Murillo]:
Me
agarré
a
bala
por
allá
en
Soacha
Compartir.
Unos
manes
que
se
querían
apoderar
del
pedazo,
y
pues
ahí…
y
entonces
un
man
se
enfrentó
a
bala
conmigo
y
yo
lo…
y
yo
lo
maté.
Ya,
eso
fue
todo.
[Diana]:
Él
habla
como
cuando
pisas,
no
sé,
una
cucaracha
y
la
dejas
ahí.
Él
habla
sin
ninguna
moral.
Y
lo
que
yo
quería
demostrar,
con
lo
que
él
me
dijera,
era
que
él
disparó.
Porque
él
mismo
me
dijo
que
él
no
podía
dejar
testigos.
O
sea,
él
era
consciente
de
lo
que
está
haciendo,
iba
con
todos
sus
cincos
sentidos
a
hacer
ese
daño
que
nos
hizo.
[David]:
Diana
guardó
todos
los
audios
en
una
memoria
USB
y
se
los
entregó
a
los
investigadores.
Con
todas
las
pruebas
que
les
entregó
en
esos
meses,
la
Fiscalía
autorizó
las
capturas
de
13
integrantes
de
la
banda
Los
Moros.
Fue
a
finales
de
julio
de
2017,
en
la
madrugada.
Pero
Diana
no
se
iba
a
quedar
sin
ver
eso.
Acompañó
a
los
de
las
Sijín
para
ver
ella
misma
cómo
capturaban
a
esta
gente.
[Diana]:
Y
esa
noche
no
dormí.
Yo
los
acompañé
en
todo
lo
que
yo
pude.
Ellos
toman
video.
Desde
el
helicóptero
me
enviaron
y
yo
estaba
en
tierra.
Eso
es
como
de
película
y
es
en
serio.
El
helicóptero
se
escucha.
Ellos
tumban
la
puerta.
Entran.
Los
botan
todos
al
piso.
Les
leen
sus
derechos.
Esculcan
toda
la
casa
mirando
si
hay
armas,
droga
y
eso.
[David]:
Entre
esos
estaba
Bimbo.
[Diana]:
Lo
sacan
esposado
y
lo
metieron
al
carro
y
se
lo
llevaron.
Con
una
cara
sonrisa
todo
el
tiempo.
A
ellos
no
les
importa.
[David]:
Porque
saben
que
esas
capturas
primero
las
debe
legalizar
un
juez,
y
si
no
hay
pruebas
suficientes
pueden
quedar
libres.
En
diciembre
del
año
anterior,
2016,
ya
los
habían
capturado,
y
justo
por
eso
los
habían
dejado
en
libertad.
Así
que
por
un
lado,
Diana
estaba
tranquila
después
de
cinco
meses
de
tanto
esfuerzo
y
de
haber
cumplido
con
su
labor
de
investigación.
Pero
también
sabía
que
aún
no
podía
cantar
victoria.
Al
otro
día
hicieron
la
primera
audiencia.
Diana
estuvo
ahí
con
sus
suegros
para
saber
qué
decisión
tomaría
el
juez.
Los
de
la
banda
no
se
veían
asustados.
[Diana]:
Se
empujaban.
Se
pegaban
cocotazos.
Cada
rato
el
juez
les
tenía
que
decir
que
orden
en
la
sala,
que
esto,
que
lo
otro.
Se
reían
porque
ellos
pensaban
que
no
tenían
nada
de
pruebas.
[David]:
Seguramente
pensaban
en
lo
que
pasó
el
diciembre
anterior.
[Diana]:
Y
ellos
pensaban
que
esta
vez
iba
a
ser
lo
mismo:
que
los
habían
vuelto
a
capturar
el
27
de
julio,
y
que
al
otro
día
posiblemente
iban
a…
a
salir.
Gracias
a
Dios,
la
fiscal
del
caso
es
una
fiscal
que
yo
jamás
había
visto
una
mujer
tan
determinada
en
sus
cosas.
[David]:
Diana
sabía
quién
era
y
sabía
que
era
la
persona
encargada
de
legalizar
todas
las
pruebas
que
ella
recogió,
pero
nunca
la
había
visto.
Ese
día,
antes
de
empezar
la
audiencia,
la
fiscal
se
le
acercó
y
le
dijo:
[Diana]:
“Mucho
gusto,
yo
soy
la
fiscal
47
del
circuito.
Yo
soy
la
que
voy
a
estar
al
frente
del
caso.
Usted
va
a
ver
que
ninguno
de
estos
delincuentes
va
a
salir
hoy
y
se
lo
prometo”,
me
lo
dijo.
Así
con
una
determinación
que
yo
apenas
lloraba,
me
decía:
“Tranquila,
no
les
el
gusto”.
[David]:
En
la
audiencia,
la
fiscal
le
leyó
a
cada
uno
de
los
capturados
los
delitos
por
los
que
estaba
ahí.
A
Bimbo
lo
acusaron
de
concierto
para
delinquir
agravado
con
fines
de
narcotráfico;
tráfico,
fabricación
o
porte
de
armas
de
fuego
o
municiones;
y
homicidio,
entre
esos
el
de
Giovani.
Al
día
siguiente,
presentó
las
pruebas
que
tenían
de
cada
uno,
y
en
ese
momento…
[Diana]:
Se
les
empezó
a
calmar
su
risita.
Cuando
empezaron
a
sacarles
las
grabaciones
de
las
conversaciones,
cuando
empezaron
a…
a
poner
en
una
pantalla
los
videos
cuando
ellos
expendían.
[David]:
Cuando
llegó
al
caso
de
Giovani,
leyó
las
declaraciones
escritas
que
habían
dado
el
reciclador
y
el
taxista
que
recogió
a
Bimbo.
Luego
leyó
la
declaración
escrita
de
Diana
de
lo
que
pasó
esa
noche.
Y
luego
les
contó
lo
que
vino
después:
que
esta
persona
había
contactado
a
Bimbo
por
redes
sociales,
y
que
además…
[Diana]:
Lo
enamoró
y
le
sacó
toda
la
información.
Y
soltaron
el
audio.
[David]:
En
el
que
confiesa
el
homicidio.
[Robinson
Murillo]:
Y
este
man
cerró
la
puerta
y
estaba
echando
doble
llave
cuando
yo
disparé.
[Diana]:
Cuando
él
empezó
a
escuchar
la
voz
de
él,
él
se
botó
al
piso
y
se
cogía
la
cabeza.
Y
él
estaba
con
los
otros
gamines
esos,
claro,
los
otros
le
pegaron,
le
decían:
“Este
hijueputa,
marica,
sapo”,
en
plena
audiencia.
Lo
único
que
yo
sentía
por
él
era
mucha
rabia.
Todavía,
sí,
me
duele
mucho.
El
verlo
a
él
es…
es
volver
a
vivir
ese
momento.
Verle
el
rostro
de
cinismo
que
tiene
él,
duele
mucho.
[David]:
Y
también
notó
la
rabia
que
estaba
sintiendo
Bimbo
en
ese
instante,
pero
sobre
todo
la
decepción.
[Diana]:
No
qué
pensaría.
Yo
creo
que
jamás
se
le
pasó
por
la
mente
que
la
persona
que
había
estado
hablando
durante
casi
tres
meses,
que
era
la
novia
y
con
la
que
iba
a
tener
hijos,
era
la
persona
que
le
había
sacado
la
información,
no
solamente
el
homicidio
de
Giovani,
sino
de
otros
homicidios
más
y
de
todo
lo
que
hacía
la
banda.
[David]:
Y
justo
ahí,
sin
que
él
supiera
que
ella
estaba
viendo
ese
momento,
Diana
sintió
que
había
logrado
lo
que
quería.
[Diana]:
Mi
primer
objetivo
era
sacarle
la
verdad
y
lo
segundo
también
era
como
una
venganza
mía.
El
único
futuro
que
él
veía
era
el
futuro
que
yo
le
ofrecí
en
esa
época
por
redes
sociales.
Realmente
me
aproveché
y
lo
enamoré.
Y
de
alguna
manera
le
quité
lo
que
él
tanto
quería,
que
era
a
Leonela.
Leonela
nunca
existió.
No
hubo
nunca
amor.
No
hubo
un
futuro.
No
iban
a
haber
hijos.
No
iba
a
haber
nada.
[David]:
De
alguna
manera,
Diana
le
hizo
lo
mismo
que
él
le
había
hecho
a
ella:
le
quitó
sus
sueños,
su
futuro.
Finalmente,
el
juez
legalizó
la
captura
de
los
13
integrantes
de
la
banda
y
ordenó
que
debían
seguir
el
juicio
desde
la
cárcel.
Tiempo
después,
dos
de
las
mujeres
de
la
banda
fueron
liberadas
por
tener
hijos
pequeños,
aunque
tuvieron
que
seguir
el
proceso.
Según
Diana,
el
jefe
de
la
banda
resultó
tener
un
acuerdo
con
la
Fiscalía
por
haber
ayudado
en
algún
momento
a
desarticular
otra
banda
y
seguir
dándoles
información,
así
que
terminaron
dejándolo
libre
y
le
levantaron
los
cargos.
El
proceso
de
Bimbo
se
extendió
por
casi
dos
años
por
aplazamientos
de
audiencias
y
otros
temas
burocráticos.
En
todo
ese
tiempo,
Diana
tuvo
que
ayudar
al
nuevo
fiscal
encargado
a
organizar
todo
el
caso,
a
clasificar
las
pruebas,
a
identificar
quién
era
quién
en
la
banda
y
a
reconstruir
el
crimen.
Bimbo
terminó
aceptando
los
cargos.
Y
el
24
de
mayo
de
2019
fue
condenado
a
más
de
18
años
cárcel.
Lo
último
que
escribió
en
su
perfil
de
Facebook,
casi
un
año
antes
de
que
lo
condenaran,
fue:
“No
estoy
muerto”.
[Daniel]:
Bimbo
ahora
enfrenta
un
nuevo
juicio
por
otro
de
los
homicidios.
Según
la
ley,
si
estudia,
trabaja
y
tiene
buen
comportamiento
en
la
cárcel,
puede
reducir
su
condena
y
quedar
libre
antes
de
lo
estipulado.
Pero
las
personas
solo
pueden
acceder
a
este
beneficio
si
indemnizan
a
sus
víctimas.
Cuando
cerramos
esta
historia,
los
papás
de
Giovani,
que
son
víctimas
directas
de
Bimbo,
estaban
adelantando
los
trámites
para
exigir
la
reparación
monetaria.
Según
los
cálculos
de
Diana,
ese
monto
sería
de
más
de
210
mil
dólares.
Pero
realmente
su
intención
no
es
recibir
dinero,
sino
que
como
saben
que
él
no
puede
pagarles,
tendrá
que
cumplir
su
condena
completa.
Diana
ya
no
trabaja
en
el
hospital
y
se
fue
de
Bosa
para
proteger
a
sus
hijos
de
posibles
venganzas
de
la
banda.
En
este
momento
no
teme
por
su
seguridad,
e
incluso
les
sigue
ayudando
a
los
investigadores
a
conseguir
información
en
otros
casos
similares.
Cambió
el
nombre
de
su
perfil
falso
de
Facebook
y,
aunque
no
ha
vuelto
a
usarlo,
lo
tiene
abierto
para
no
perder
las
pruebas
del
homicidio.
David
Trujillo
es
productor
en
Radio
Ambulante.
Vive
en
Bogotá.
Este
episodio
fue
editado
por
Camila
Segura
y
por
mí.
El
diseño
de
sonido
es
de
Andrés
Azpiri
con
música
de
Rémy
Lozano.
Andrea
López
Cruzado
hizo
el
fact-checking.
El
resto
del
equipo
de
Radio
Ambulante
incluye
a
Lisette
Arévalo,
Jorge
Caraballo,
Victoria
Estrada,
Miranda
Mazariegos,
Patrick
Moseley,
Laura
Rojas
Aponte,
Barbara
Sawhill,
Elsa
Liliana
Ulloa
y
Luis
Fernando
Vargas.
Carolina
Guerrero
es
la
CEO.
Radio
Ambulante
es
un
podcast
de
Radio
Ambulante
Estudios,
y
se
produce
y
se
mezcla
en
el
programa
Hindenburg
PRO.
Radio
Ambulante
cuenta
las
historias
de
América
Latina.
Soy
Daniel
Alarcón.
Gracias
por
escuchar.
Check out more Radio Ambulante

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[Jorge Caraballo, editor de Crecimiento]: Hola, ambulantes. Les habla Jorge Caraballo, editor de Crecimiento. Antes de empezar quiero recordarles de nuestro nuevo podcast: El hilo. El hilo es diferente a Radio Ambulante, en él todas las semanas escogemos la noticia más importante de América Latina y contamos la historia detrás de esa noticia. En el episodio del viernes pasado, por ejemplo, exploramos diferentes iniciativas que han aparecido en la región y que responden de una manera creativa a un problema urgente: la escasez de insumos médicos. No se lo pierdan. Además, quiero recordarles que durante las próximas cuatro semanas vamos a publicar los episodios de El hilo también en el feed de Radio Ambulante. La idea es servirles mejor en este momento tan incierto. Más información en elhilo.audio. OK, aquí va el episodio. [Daniel Alarcón, host]: Hola, ambulantes, una advertencia antes del episodio. Esta historia contiene escenas gráficas que no son aptas para todo público. Se recomienda discreción. Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. [Diana]: Yo me bajé del carro. Él salió a cerrar el portón. Estábamos hablando dentro de la casa, parados en el garaje, la luz estaba prendida. [Daniel]: Ella es Diana. No es su nombre real, lo cambiamos por seguridad. Es colombiana y está contando lo que les pasó a ella y a su novio Giovani a principios de 2017. Eran más o menos las 9 de la noche y acababan de llegar a la casa de los papás de él, al suroccidente de Bogotá. En ese momento estaban muy cerca de la puerta del garaje: un portón con vidrios opacos, en los que solo se alcanza a ver la silueta del que está adentro. [Diana]: Cuando fue que yo sentí que él me dijo: “Están disparando”. Yo no me acuerdo haber escuchado disparos. Y yo lo único que yo me acuerdo fue que él llegó y me empujó. Cuando él me empuja es que yo veo que se le mancha la camisa acá. [Daniel]: Una de las mangas se manchó de sangre. Diana y Giovani dieron unos pasos hacia el interior de la casa y él se desplomó. Diana lo sostuvo y lo acostó suavemente en el piso. [Diana]: Entonces yo lo vi a él agitado, yo le dije: “Tranquilízate que… que… que el disparo es en el brazo”. Como yo le veía la mancha… una mancha muy chiquita. Y me acuerdo que él me miraba, él me miraba como con esa angustia de decirme: “Ayúdeme”. Y yo lo único que… o sea, yo me quedé pensando, yo dije: “Dios mío, ¿qué pasó?”. [Daniel]: Diana es enfermera y sabe qué hacer en estos casos: le abrió la camisa, revisó si tenía heridas en otra parte, le tocó la espalda… [Diana]: Me miraba las manos, no tenía sangre por ningún lado. Mientras yo hice eso me demoré, ¿qué?, diez segundos. Cuando yo lo volteé a mirar, él ya estaba cerrando los ojos. Yo le dije a él, le dije: “No me hagas esto”. Yo me acuerdo que yo lo abracé, y yo le di un beso. Yo volteé a mirar el tórax y el tórax ya no se le expandía. O sea, él ya no estaba respirando. [Daniel]: Le tomó el pulso y no lo sentía. Entonces empezó a tratar de reanimarlo: le oprimía el pecho y le daba respiración boca a boca. Empezaron a llegar más y más vecinos, y entre varios le ayudaron a Diana a subirlo al carro. Lo llevaron al hospital más cercano, el mismo donde ella trabajaba como enfermera y Giovani como conductor de ambulancia. [Diana]: Cuando sacaron la camilla y yo lo monté en la camilla y yo entré corriendo y ellos se dieron de cuenta que era Giovani, el hospital colapsó. [Daniel]: Las personas que trabajaban ahí lo conocían desde hacía casi tres años, lo veían todos los días, era su amigo. Como la sala de reanimación estaba ocupada por otro paciente, Diana lo tuvo que llevar a otra sala de procedimientos. Ahí le inyectaron medicamentos y empezaron a avisarle a todo el equipo del hospital que Giovani estaba muy mal herido. [Diana]: Cuando todos empezaron a llegar, me decían, “¿qué pasó?, le dije: “No sé, nos dispararon, tiene un disparo en el brazo, es lo único que yo sé”. El pasillo es largo, me acuerdo que el pasillo se llenó. Todos nuestros compañeros hacían fila para participar en la reanimación. Cada uno hacía un ciclo. [Daniel]: Un ciclo: 30 compresiones en el pecho y dos respiraciones boca a boca. Se turnaban para no cansarse y para que las compresiones fueran constantes. En ese proceso duraron unos 50 minutos para tratar de reanimarlo, pero no funcionó. Al final la médica les pidió que pararan. No se podía hacer más, y Giovani, de 41 años, había muerto. [Diana]: Ese momento se paró todo, o sea, era increíble. Yo no lo aceptaba, yo decía: “Esto es un sueño, no sé, estoy soñando”. Estaba desorientada, no sabía ni qué horas eran, no sabía qué hacer, ni para dónde coger. Yo no sabía ni siquiera qué había pasado, de dónde nos habían disparado. Estábamos adentro de la casa, no estábamos en la calle. [Daniel]: Las autoridades llegaron al hospital alrededor de la medianoche. Le empezaron a hacer preguntas a Diana de lo que había pasado y luego se llevaron el cuerpo para hacerle una autopsia legal. Luego se sabría que la bala atravesó el brazo derecho y el pecho, y perforó una arteria de los pulmones y eso hizo que se llenaran de sangre. Al rato se le acercó un investigador de la Sijín de Bogotá, la Seccional de Investigación Criminal, una entidad de la Policía Judicial que coordina las investigaciones criminales con otras entidades del Estado. [Diana]: Ya vino el investigador ahí afuera del hospital, y me dijo que había habido una riña por drogas y que había sido una bala perdida. [Daniel]: Diana estaba acabada. Sabía que esa zona donde vivían tenían problemas de violencia, si ella misma había atendido a varias personas en el hospital con heridas de bala, puñaladas, sobredosis, pero nunca pensó que una riña en la calle, una pelea por cosas en las que nada tenían que ver ni ella ni su novio, terminaría afectándolos directamente. Esa noche, Diana volvió a la casa de los papás de Giovani, donde les dispararon. [Diana]: Cuando yo llegué, la cuadra estaba acordonada y estaba toda la policía. [Daniel]: Estaban recogiendo pruebas, pero le sorprendió que estaban interrogando a un reciclador que tenía una carreta con cosas para reciclar. Ella y Giovani lo habían visto pocas cuadras antes de llegar a la casa. Pero ella no entendía bien por qué la policía lo tenía ahí. Como fuera, no quiso darle más vueltas al asunto, solo quería entrar. [Diana]: Cuando yo me bajé del carro, yo miré hacia la puerta del garaje y no había un disparo, habían cuatro disparos. Y yo le dije al policía, “¿cómo así que una bala perdida si en la puerta yo veo cuatro disparos? Quiero que me explique ya quién ese ese tipo, y qué hace la carreta afuera”. [Daniel]: El policía le dijo que no podía decirle mucho, solo que había habido un intercambio de disparos y que el reciclador había visto lo que pasó. Para Diana era muy raro pensar que a Giovani lo habían matado intencionalmente. En los tres años que lo conocía, nunca lo vio en problemas o en situaciones sospechosas, y mucho menos sabía de amenazas. Las dudas empezaron a aparecer. Desde ese momento Diana se dedicó a buscar la verdad de lo que había pasado. Y esa búsqueda la llevaría a hacer lo que nunca pensó que haría, incluso a poner su propia vida en riesgo. Nuestro productor David Trujillo nos cuenta. [David Trujillo]: Diana tiene 38 años. Creció en un pueblo al oriente de Colombia, y para finales de los noventa tenía dos hijos. [Diana]: Uno de mis hijos se enfermó, tenía un linfoma. En esa época todo lo que era cáncer solamente se trataba acá en Bogotá, específicamente en niños. [David]: El hijo tenía tres años, así que tuvo que viajar a Bogotá con él, y al otro, que tenía ocho meses, lo tuvo que dejar con el papá en el pueblo mientras pasaba todo. El tratamiento se alargó por unos cuatro años. Al final, el niño se curó, pero Diana empezó a ver la posibilidad de quedarse definitivamente en la ciudad. En todo ese tiempo que acompañó a su hijo fue aprendiendo del cuidado de pacientes y de procedimientos médicos, y le gustó, así que decidió estudiar para ser auxiliar de enfermería en Bogotá. Con el tiempo se trajo a vivir a su otro hijo. Para ese entonces, ya tenía una tercera hija, luego se casó y se fue a vivir con su esposo y sus hijos a Bosa, una localidad al suroccidente de la ciudad. [Diana]: Es la localidad séptima de Bogotá. Bosa es muy grande, demasiado grande. [David]: Tiene más de 700 mil habitantes. [Diana]: Hay mucha delincuencia, mucha drogadicción, demasiado, mucha venta de estupefacientes. En Bosa llegué a vivir como desde el 2010. [David]: Dos años después empezó a trabajar en uno de los hospitales públicos de esa localidad. Como este es un hospital de nivel uno solo ofrece atención básica de urgencias, se toman muestras de laboratorio, hacen radiografías y atienden partos. Al principio, Diana tenía que hacer visitas domiciliarias, tomar muestras de laboratorio y ayudar en lo que se necesitara, pero luego la pasaron al servicio de urgencias. [Diana]: Ese siempre ha sido mi… no sé. Me gusta, me gusta porque me da la oportunidad de que si esa persona que llegó en paro, si se hace una buena reanimación, la podemos sacar del paro y la persona puede seguir viviendo. [David]: Y era un verdadero reto lograr eso, porque normalmente en ese hospital recibían casos muy difíciles como heridas de arma blanca y de fuego, intentos de suicidio, abortos mal hechos, sobredosis. Como no podían hacer procedimientos complejos, cuando llegaba un caso grave, el equipo se encargaba rápidamente de estabilizar al paciente. [Diana]: El trabajo era tan en equipo y era como si llegara mi papá y mi mamá en paro y nosotros le metíamos toda la ficha y hasta que no saliera el paro nadie paraba una reanimación. La reanimación normalmente los primeros 20 minutos, pero nosotros le hacíamos hasta 40 minutos, 50 minutos. [David]: Si lograban estabilizar el paciente, lo mandaban a otro hospital de mayor nivel para que lo operaran. Y fue en ese hospital de atención básica de Bosa donde Diana conoció a Giovani. Giovani empezó a trabajar en el hospital en 2014 como conductor de ambulancia. Y al principio Diana no se dio cuenta de que estaba ahí. [Diana]: Yo siempre estaba corriendo porque siempre había demasiado trabajo, uno no tiene tiempo de pararse a hablar casi que con nadie a menos que ya se haya finalizado el turno. Y ellos entraban y sacaban su paciente, y uno casi no tenía contacto con ellos. [David]: Con los conductores de ambulancia. Pero un día, cuando había poco personal en el hospital, los de las ambulancias tuvieron que entrar a apoyar otras labores. A Giovani le tocó ayudar a Diana a esterilizar unas herramientas. Ahí se vieron por primera vez y empezaron a hablar. [Diana]: Medía más o menos como 1.76. Era fornido. Era muy educado, para vestir era impecable. Muy buen compañero, muy buen amigo, realmente seres humanos como él casi no, no he conocido. [David]: Se cayeron muy bien y siguieron hablando cada vez más. [Diana]: Empezamos fue a hacernos buenos amigos. Teníamos algo en común: que nos gustaba ayudar a las personas. Las conversaciones de nosotros iniciales eran nuestros hijos y nuestras preocupaciones. [David]: Giovani tenía dos hijas y se estaba divorciando de su esposa. Diana estaba en una situación parecida con su esposo y aunque vivían juntos, la relación era muy mala, sobre todo por el alcoholismo y la violencia de él. Así que Giovani… [Diana]: Se convirtió como en mi confidente. Siempre que pasaba algo en la casa con mi exesposo me ponía muy mal, entonces él me decía: “No puedes seguir aguantando tantos maltratos”. [David]: Giovani la apoyó en su proceso de divorcio y la ayudó a irse a vivir a otro lugar con sus hijos. Él ya se había ido a vivir con sus papás, y también se terminó divorciando de su esposa. Un año después de conocerse, se hicieron novios. [Diana]: Siento que yo nunca me había enamorado de nadie, y, no sé, yo decía que el que se enamoraba perdía. Y cuando yo conocí a Giovani encontré como mi alma gemela. Compartíamos tantas cosas bonitas, y yo nunca había tenido una persona así como él. [David]: Querían irse a vivir juntos, pero para eso necesitaban más dinero. Entonces decidieron empezar un negocio y, cuando no tenían turno en el hospital, inyectaban medicamentos a domicilio: Diana los aplicaba y Giovani la llevaba. Y les empezó a ir bien. [Diana]: Teníamos muchos planes y teníamos tantos sueños. O sea, estábamos empezando a ahorrar para la casa. Siempre soñábamos con una casa con un jardín afuera. Él me decía: “Vamos a llegar tan lejos y vamos a hacer tantas cosas”. [David]: El día que mataron a Giovani, a principios de 2017, ambos salieron desde temprano a visitar pacientes. [Diana]: Me dijo ese día que me amaba y me abrazó. Eso fue… era como las… como casi las 11 de la mañana. Me dijo: “Y yo quiero estar a su lado hasta el último día de mi vida de la forma que sea. Sea su amigo, su enemigo, su esposo, su amante”. Y yo le dije: “¿Por qué me dices eso?”. Y me dijo: “Solo quiero que lo sepa”. [David]: Giovani alguna vez le dijo que si ella se moría primero, él quería quedarse con sus ojos porque le gustaban mucho. A Diana eso siempre le daba risa, le parecía raro que le dijera eso. Entonces Giovani le preguntaba con qué quería quedarse ella si él moría primero y Diana le decía: [Diana]: “Yo no quiero que nunca se muera usted, porque yo no voy a poder vivir sin usted”. Me decía: “Usted sí va a poder vivir sin mí porque usted es muy fuerte”. Y yo le decía: “No”. Me decía: “Igual a mí nunca me va a pasar nada porque usted es tan buena reanimando que usted nunca me va a dejar morir”. [David]: Por eso, cuando Giovani murió… [Diana]: Los primeros días eran insoportables. Duré muchas noches al principio viviendo ese momento, pensando si yo había hecho las compresiones con la suficiente profundidad, si había hecho los… las 30 compresiones y las dos ventilaciones. De cierta manera me echaba la culpa de algo que yo no… no tenía la culpa. [David]: Pero había algo más que no la dejaba dormir, y eran todas las preguntas que rodeaban el asesinato de Giovani. Ella sabía que no había sido una bala perdida. Alguien disparó cuatro veces en su dirección y Diana no tenía ninguna pista que le ayudara a saber quién fue y por qué. Una semana después del asesinato, recibió una llamada de un investigador de la Sijín, la entidad de la policía que se encarga de investigar estos crímenes. No recuerda si fue el mismo con el que había hablado en el hospital. [Diana]: Me dijo que él era el que llevaba el caso del homicidio de Giovani. Me explicó rápidamente cómo era como el proceso. [David]: Lo primero era revisar las cámaras de seguridad del sector. Frente a la casa de los papás de Giovani hay un colegio que tiene cámaras que dan hacia esa calle. Esas eran las más importantes, pero el investigador le dijo: [Diana]: Que él ya había pasado unas cartas para pedir las cámaras de seguridad para mirar qué era lo que había pasado. Pero que no había obtenido respuesta. Según él, ya había ido dos veces a reclamar los videos. Entonces yo le dije: “No, tranquilo, déjeme yo averiguo”. [David]: Diana se fue para el colegio. Allá le explicaron que las cámaras eran de una empresa de seguridad privada y que eran ellos los que podían entregárselos. Entonces les pidió a los investigadores de la Sijín que la acompañaran a esta empresa y explicarles a las personas encargadas por qué necesitaban esos videos. Pero el acceso a los videos terminó aplazándose más de lo que esperaba porque en esa empresa ni siquiera sabían cuál era la clave para acceder al dispositivo de grabación. Solo al tercer día, Diana, desesperada, terminó pagándole a un ingeniero de sistemas para que resolviera el tema. Cuando por fin lo logró, la entraron a una oficina para ver horas y horas de videos grabados desde varios ángulos de la calle. Necesitaban encontrar el momento exacto del asesinato. Cuando el reloj del video marcó las 8 y 57 de esa noche, apareció el carro en el que iban Giovani y Diana hacia la casa de los papás de él. Se ve que paran un momento afuera y luego… [Diana]: Se veía cuando entró el… el carro en reversa. [David]: Entrando al garaje de la casa. A las 8 y 59. [Diana]: Se ve cuando entra el reciclador con la zorra caminando. [David]: El reciclador que estaba interrogando la policía esa noche. Con zorra se refiere a la carreta que llevaba. En el video se ve al reciclador caminando por la calle de espaldas a la cámara. [Diana]: Él voltea a mirar hacia atrás y acelera el paso. Al acelerar el paso llega frente al portón donde estábamos nosotros parados, él deja… deja la carreta ahí. [David]: La deja en la calle. El reciclador se sube al andén del frente de la casa y empieza a correr. [Diana]: Y en toda la esquina da la vuelta. Luego se ve a otra persona que viene corriendo. [David]: Un hombre, también de espaldas a la cámara. [Diana]: Y se ve que él coge hacia el mismo lado como si lo estuviera persiguiendo. [David]: Persiguiendo al reciclador. [Diana]: Él pasa el frente de la casa, pero él voltea a mirar y él se devuelve y es cuando dispara. [David]: A las 9 en punto. Y aquí hay que ser muy claros: pareciera que se devuelve hacia el portón de vidrio y le dispara a Giovani, intencionalmente. [Diana]: O sea, se veía que él sabía qué estaba haciendo. Luego se devuelve, un taxi lo estaba esperando en la esquina, se sube en el taxi y se va. [David]: La escena dura menos de cuatro minutos. Diana estaba impactada. [Diana]: Ese momento fue muy duro. Yo me acuerdo que había un señor al lado y ese señor me… me miraba y él no sabía… él no sabía si ayudarme, si hacer algo. O sea, fue un momento muy duro, demasiado duro. [David]: Diana no reconocía al hombre del video que les disparó. [Diana]: A mí me entraron más dudas. Yo decía: “Pero si él iba a matar a otra persona, cómo la persona se vuela y, tras del hecho, nos dispara a nosotros”. Habían tantos interrogantes. O sea, habían tantas preguntas sin respuestas. [David]: Pero sí había un video que mostraba el asesino. Ahora era tarea de la Sijín dar con él. Diana llamó al investigador para contarle que tenía el video, que ahora sí la investigación podía continuar. Pero según ella, su respuesta fue: [Diana]: “No tengo tiempo, estoy muy ocupado”. Que estaba en comisión, que no estaba en Bogotá, que no sé qué, que sí sé más… Pues eso era lo que me decía, pues me tocaba confiar en la palabra de él. Aunque yo veía muy poco interés de él porque, si él veía que yo estaba ayudándole, pues, debería estar más pendiente. Porque era el trabajo de él y no el mío. [David]: Diana le pidió a sus compañeras del hospital que la cubrieran en sus turnos, y decidió seguir averiguando por su cuenta. Lo primero que hizo fue buscar otras cámaras de seguridad del sector y pedir las grabaciones de ese día. Consiguió unos siete videos más y se dedicó a ver la escena desde todos los ángulos posibles, registrando cada detalle. [Diana]: Yo lo que hice fue a mano: escribir todas las horas, a qué horas había llegado el reciclador, qué rutas había hecho, la ruta del taxi cuando ellos se escapan, cómo se movió, por dónde cogió, qué hizo. Y como yo sabía las direcciones, entonces yo le ponía. Yo hice un mapa y todo eso se le pasa al investigador. [David]: Pero según Diana, no pasaba nada. Ella asegura que cada vez que lo llamaba, el investigador le respondía lo mismo: que tenía muchos casos pendientes, que no estaba en la ciudad, que el tiempo no le daba. Intenté hablar con el investigador para que me explicara qué había pasado, pero no pudimos contactarlo. Lo cierto fue que Diana no se quedó con los brazos cruzados. [Diana]: Yo necesitaba estar ocupada, porque si yo me quedaba un momento a solas, yo lo único que pensaba era en quitarme la vida. Porque yo no quería vivir. [David]: Estaba muy deprimida. Sentía que sus hijos ya no la necesitaban, que su trabajo ya no la motivaba, que su vida no tenía mucho sentido sin Giovani. Pero tenía una obsesión, una única cosa que la hacía levantarse en las mañanas. [Diana]: Era la lucha que yo quería saber, antes de morirme, quería saber qué había pasado. [David]: Diana empezó un proceso burocrático y desgastante para que le cambiaran al investigador de la Sijín. No quería esperar varios años a que resolvieran el caso o, peor aún y quizás lo más probable, que terminaran cerrándolo por falta de pruebas o vencimiento de términos. Entonces al mismo tiempo que pedía el cambio de investigador, empezó a buscar la forma de agilizar la asignación de un fiscal al caso para que se encargara del tema judicial. En todo ese proceso Diana se tardó unos dos meses: envió cartas, hizo llamadas, pasó horas esperando en las oficinas de diferentes personas encargadas para pedirles que hicieran algo con su caso. Finalmente, el asesinato de Giovani pasó por todas las instancias necesarias hasta llegar a manos de una fiscal. Cuando en la Sijín se enteraron de lo que estaba haciendo Diana, la citaron a ella y a los papás de Giovani para darles un reporte de la investigación. Cuando llegaron, se encontraron con el investigador y su superior. Empezaron diciéndoles que tenían dos testigos que ya habían sido interrogados: uno era el reciclador y el otro era el taxista que recogió al asesino. Ambos coincidían en lo que contaron. [Diana]: Que el tipo que mató a Giovani pertenecía a una banda muy peligrosa y muy grande de Bosa de microtráfico, que él era el encargado de cobrar y de asesinar. El sicario. [David]: Les dijeron que esa noche el asesino había ido a cobrarle una droga al reciclador. La orden era que si no pagaba o no devolvía la droga, lo matara. Como el reciclador no hizo ninguna de las dos cosas, empezó a correr porque sabía lo que iba a pasar, y que cuando el sicario lo fue a matar… [Diana]: Que no le disparó el arma y que el otro se voló y que él de rabia disparó contra la casa. Esa fue la razón. Y que el taxista que lo llevó corroboró lo que pasó. [David]: No les dijeron nada más. Pero a Diana le parecía extraño lo de que el asesino había disparado por rabia a la casa. Ella había visto el video, había estado en ese momento y los disparos estaban dirigidos a Giovani directamente. Faltaba mucho por buscar. Entonces, aprovechando que estaban ahí, Diana le reclamó al investigador su falta de interés. [Diana]: Yo la verdad soy muy directa para hablar. Le dije: “¿Le muestro las conversaciones o ya se le olvidaron?”. Se lo dije delante del mayor. Le dije: “Yo no le veo interés a usted sobre el caso. Y si usted está muy ocupado, con todo respeto, que le asignen el caso a otra persona que sí pueda, porque usted ni tiene tiempo ni tiene el interés”. [David]: Según Diana, el investigador le respondió que eso no era así, que él había hecho su trabajo, que había sido muy amable con ella. [Diana]: Le dije: “Sí, usted ha sido muy amable conmigo, pero el trabajo lo he hecho yo. Yo no tenía ni por qué haber visto… ¿Usted sabe cómo me derrumbé el día que yo vi el video donde vi cómo nos dispararon? Usted no se imagina. Usted me ha visto llorando muchas veces y todo lo que usted me ha pedido yo se lo he dado, y le he colaborado”. [David]: El investigador no discutió más. Tanto él como su superior le dijeron que en más o menos un mes y medio iban a reasignar el caso a otras personas. Y así fue: terminaron asignando a dos investigadores que llevaban el proceso más grande de la banda de microtráfico a la que pertenecía el asesino. La primera semana de mayo, los nuevos investigadores volvieron a citar a Diana y a los papás de Giovani para contarles más detalles del caso. Cuando los recibieron, lo primero que hicieron fue mostrarles una foto del asesino en un computador. [Diana]: Y me dijeron así, de sopetón: “Él mató a Giovani”. Cuando pusieron esa foto de ese tipo, la mamá de Giovani se me derrumbó otra vez. Esa señora lloraba y lloraba y lloraba y lloraba. Y nosotros no lo podíamos creer: era un chico de 19 años. [David]: Se llamaba Robinson Arley Murillo Gutiérrez, alias Bimbo. Lo habían detenido alguna vez por peleas y por porte de drogas, por eso tenían su foto. Pero como eran cargos menores nunca lo habían judicializado. [Diana]: Entonces yo les dije: “Bueno, ¿y qué? O sea, ¿qué viene de acá en adelante? Si tienen dos testigos, lo echaron al agua, dijeron que él era el que había disparado, ¿por qué no lo cogen?”. Me dijeron que no, que no lo podían coger a él simplemente por el homicidio de Giovani porque se desbarataba todo lo que habían trabajado con el resto de la banda. [David]: Y es que desde hacía unos dos años venían investigando esa misma banda, y no podían capturar solo a uno de los integrantes porque eso iba a alertar al resto y se les dañaba la investigación. El homicidio de Giovani entraría, entonces, dentro de un proceso más grande con otros crímenes que habían cometido estas personas. [Diana]: Entonces que tocaba esperar, encontrar todas las pruebas para capturar toda la banda completa. Que eso se podía demorar. Solamente los tenían… O sea ya sabían cómo se llamaban, cómo operaban. [David]: Se hacían llamar Los Moros. Manejaban el microtráfico en la localidad y tenían varios bares en la zona. Los buscaban, entre otras cosas, por tráfico de estupefacientes, porte ilegal de armas y otros homicidios. Ya habían identificado a varias personas, entre las que estaba Bimbo, cada una con una labor específica. [Diana]: Me mostraron todos los integrantes de la banda. Me dijeron quién era el jefe, cómo operaban, dónde operaban. Cuando me empezaron a mostrar fotos, yo tengo muy buena retentiva y las caras a mí no se me olvidan: a dos de ellas nosotros las habíamos atendido en urgencias. [David]: Y a otros los había visto en los bares. [Diana]: Ahí fue donde hice mi pregunta: “¿Qué les hace falta?”. Me dijeron: “Mire, la verdad necesitamos interceptarles los teléfonos. Necesitamos saber dónde viven”. Le dije: “Yo lo puedo hacer”. [David]: Los investigadores se sorprendieron y le preguntaron a qué se refería. Diana les respondió que el hospital de Bosa tenía la política de hacer visitas a las casas para tener una base de datos con toda la población de la localidad. Eso les servía para hacerles seguimiento a las mujeres en embarazo, menores de cinco años, adultos mayores o personas con enfermedades crónicas. Diana tenía acceso a esa base de datos que incluía nombres completos, direcciones y teléfonos. [Diana]: Entonces yo les dije: “Yo me encargo, pero con una condición: me lo dejan a él, a Bimbo. Yo me voy a encargar de él”. Uno de ellos dijo: “¿Cómo así que se va a encargar de él?”. Como en un tono diciendo: “¿Lo va a matar?”. Le dije: “No, tranquilo, que yo no le voy a hacer nada porque yo soy una persona muy diferente a él. Yo lo único que quiero es que él pague, pero yo me voy a encargar de investigarlo a él”. [David]: Los investigadores aceptaron. Esa noche Diana le contó todo a uno de sus hijos: lo que le habían dicho los investigadores, que Bimbo supuestamente les había disparado por rabia y la razón por la que todavía no podían capturarlo. Su hijo le sugirió que lo buscaran en Facebook. Escribieron “Robinson Arley Murillo” en el buscador y apareció alguien con ese nombre. Diana recordaba la foto que le mostraron los investigadores y era la misma persona que aparecía en el perfil: un muchacho gordo, alto, con barba, que aparentaba más edad que la que tenía. Diana sabía que lo iba a encontrar en algún momento, pero nunca se imaginó que iba a ser tan fácil. Ahora quería saber todo sobre Bimbo. [Diana]: Duré los primeros tres días viéndole cada publicación, estudiando cada cosa. Se veía, en lo que publicaba, que no tenía una familia estable. Se veía que había tenido relaciones con mucho fracaso. [David]: Publicaba textos como este: [Hombre]: “La verdadera mujer es la que ayuda a un hombre salir adelante y se queda para lograrlo juntos, y no la que sale huyendo buscando otro sendero diferente. Que Dios bendiga a todas aquellas mujeres que se sientan, se quitan los zapatos y dice: ‘Aquí estamos, papi. Estoy contigo’”. [David]: Y además publicaba fotos de amigos… [Diana]: Mostrando sus tatuajes, sus puñaladas y sus cosas que habían hecho. No sé, se sentían orgullosos de la vida que llevaban. [David]: Diana quiso ir más allá. No la convencía la historia de que Bimbo les había disparado por rabia, sin saber que ellos estaban ahí. Necesitaba que él mismo le contara por qué lo había hecho. Así que decidió, con su hijo, crear un perfil de Facebook falso. [Diana]: Teníamos una foto de una muchacha. La muchacha aproximadamente era como de unos 21 años. [David]: Alguien que Diana conocía. Pero sabía que Bimbo nunca iba a tener ningún contacto con ella porque, entre otras cosas, vivía fuera de la ciudad. [Diana]: En ese perfil no había sino como publicaciones de… de reflexión y alguna que otra foto de ella. [David]: Se puso el nombre de Leonela Ibarra y le envió una invitación de amistad a Bimbo. Al día siguiente, en la mañana, Diana se reunió con algunas compañeras del trabajo en la casa de una de ellas a desayunar. Cuando se sentaron a comer, le sonó una notificación en su celular. Diana revisó y se dio cuenta de que Bimbo le había aceptado la solicitud de amistad en Facebook. Justo en ese momento… [Diana]: Me escribió “hola”. A mí se me vino todo el mundo encima. Tenía sentimientos encontrados de rabia, pero también era mucho dolor. Yo me acuerdo que a mí me temblaba hasta las piernas y mi compañera me dijo: “Se puso pálida, ¿pasó algo?”. Le dije: “No, nada. No, nada”. [David]: Diana guardó su celular y no dijo nada más. En ese momento no le respondió a Bimbo. [Diana]: Yo no le contesté porque me dio susto. Yo no sabía qué hacer. [David]: La idea de Diana siempre fue sacarle información, pero en realidad no se había preparado para ese momento en el que el asesino de su novio le hablara. No lo tenía al frente físicamente, pero sentía como si la hubieran puesto cara a cara con él. [Daniel]: Diana tenía que tomar una decisión: dejar las cosas así y que la policía se encargara, o continuar con su plan y empezar una conversación con Bimbo. Una pausa y volvemos. [How I Built This]: ¿Qué se necesita para comenzar algo de la nada? ¿Y qué se necesita realmente para construirlo? Todas las semanas, en How I Built This, Guy Raz habla con los fundadores de algunas de las compañías más inspiradoras del mundo. How I Built This, de NPR. Escucha y comparte con tus amigos. [Hidden Brain]: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste un entrenamiento realmente bueno? No para tus bíceps… sino para tu cerebro. Para eso está Hidden Brain, de NPR. Escucha cada semana historias que ejercitarán tu mente. [Daniel]: Antes de la pausa, Diana les dijo a los investigadores de la Sijín que los ayudaría a encontrar a los integrantes de la banda, pero que de alias Bimbo, el asesino de su novio, se encargaría ella personalmente. [Diana]: Para mí lo más importante de todo eso era recoger toda la información que lo hiciera ver la clase de ser humano que es él. [Daniel]: Para que lo pudieran capturar. Diana ya había creado un perfil falso en Facebook y le había enviado una solicitud de amistad. Bimbo no solo la aceptó, sino que le escribió para empezar una conversación. El siguiente paso era ganarse su confianza. Diana sabía que era muy arriesgado, que Bimbo era peligroso, pero ya había tomado la decisión. [Diana]: Realmente siempre me hacen la misma pregunta, que si nunca me dio miedo estar detrás de él o estar tan cerca de él. Pienso, hoy en día, que yo lo único que quería era que él me matara y de alguna manera terminar con mi sufrimiento. [Daniel]: Pero a pesar de ese sentimiento, lo que la animaba era una misión. Asumía todos los riesgos del caso porque tenía que saber por qué Bimbo había matado a su novio. David Trujillo nos sigue contando. [David]: Diana terminó el desayuno con sus compañeras del trabajo y no les contó nada de Bimbo. Luego, cuando ya estaba sola en su casa, le respondió el saludo y empezaron una conversación. Le contó que se llamaba Leonela Ibarra y que tenía 21 años. Le dijo que estaba buscando nuevos amigos y que por casualidad había encontrado su perfil en Facebook. Que le llamó la atención y lo agregó. Entonces Bimbo le empezó a hacer preguntas. [Diana]: Él me decía: “¿Tú por qué no tienes casi fotos?”, o “¿por qué no te puedo llamar?”, o “¿por qué no puedo hablar contigo por celular o hacer una videollamada?”. Yo le dije que era que yo no podía porque yo tenía un problema muy grande y pues que yo todavía no le tenía la suficiente confianza. Entonces yo le decía que yo a la medida que nos fuéramos conociendo yo le iba a contar por qué estaba como tan oculta. [David]: En realidad Diana no sabía qué historia inventarse. En ese momento solo necesitaba tiempo para ganarse su confianza, así que empezó con algo básico. [Diana]: Yo le dije a él que yo vivía con mis padres, que mi padre tenía una empresa, tenía carros de transporte de trasteo, de alimentos, de todo lo que saliera. Entonces que yo le ayudaba a él. [David]: Por su parte, Bimbo… [Diana]: Me empezó a contar de que vivía con el papá, que vivía con un hermano. Que el papá trabajaba como en una panadería y que él trabajaba, pues, en lo que le saliera. [David]: Pero también le empezó a contar cosas más personales. [Diana]: Que él valía muy poco, que él era muy feo, o sea, el autoestima de él siempre era por el piso. Entonces, digamos, que yo me aproveché de eso para hacerle sentir que él era una persona que valía la pena, y que todo lo que estaba o había hecho él en su vida no estaba mal, que no era culpa de él sino culpa de… de terceros o de las personas que lo habían rodeado. [David]: Al tercer día de estar hablando, Bimbo le volvió a preguntar por qué no podían hablar o hacer videollamadas. Diana tenía que inventarle algo para que no sospechara. [Diana]: “La verdad es que yo tengo casa por cárcel”. [David]: Casa por cárcel, es decir arresto domiciliario. [Diana]: Me dijo: “Ah, yo pensé que era algo más grave”. Me contestó así, me acuerdo tanto. Y yo me puse tan… y yo tenía tanta rabia en ese momento que me provocaba cogerlo por el computador y ahorcarlo si lo hubiera podido ahorcar. [David]: Pero al menos le había creído. Y como le había pedido un par de consejos a los investigadores de la Sijín para hablar un lenguaje parecido al de Bimbo, le agregó más cosas a la historia: le dijo que ella había pertenecido a una banda de Kennedy, otra localidad cercana. [Diana]: Le inventé que yo había tenido una pareja, que ese tipo me había involucrado en ese tema, que yo era la encargada de vigilar las vueltas. [David]: O sea, los asesinatos. Que ella no se encargaba de matar, pero… [Diana]: Yo era la persona que entregaba el arma, pero me aseguraba de que la vuelta se hiciera bien hecha. Entonces que yo estoy con casa por cárcel porque en una vuelta nos cogieron. Yo no fui la que disparé, pero yo estaba ahí. Mi novio fue el que disparó entonces yo estoy en casa por cárcel mientras llegaba mi juicio. [David]: Bimbo le repitió que no le parecía grave, que de hecho él entendía perfectamente por lo que estaba pasando. Entonces le contó lo que ya sabía Diana: que pertenecía a la banda de Bosa, que llevaba dos años ahí y que era el sicario. También le dijo que estaba cansado de lo que hacía y que estaba pensando en retirarse. Para ese momento, Diana estaba logrando lo que esperaba. [Diana]: Yo lo que quería era parecerme tanto a él, que él se sintiera como el alma gemela, que yo fuera el alma gemela. Lo que yo era con Giovani, pero al estilo de él. [David]: Al tiempo que hablaba con Bimbo, Diana empezó a buscar los datos de los otros integrantes de la banda en la base de datos del hospital. Lo hacía en las madrugadas, cuando tenía tiempo de descanso y no había tanta gente haciéndole preguntas. Lograba encontrar sus nombres completos y sus familiares. Pero se dio cuenta de que, aunque aparecían algunos teléfonos registrados, era difícil saber quiénes los usaban y tampoco eran muy claras las direcciones. Entonces Diana le contó a su hijo mayor lo que estaba haciendo para que la ayudara. En ese momento, él trabajaba en una empresa grande de telefonía móvil, internet y televisión por cable, y tenía acceso a las bases de datos de los clientes. Con la información que sacaba Diana del hospital, el hijo podía averiguar quiénes eran los dueños de las líneas telefónicas y las direcciones registradas a esas personas. Por ejemplo, Diana encontraba a uno de los de la banda en la base de datos y también a su núcleo familiar: esposa, mamá, papá, hermanos. Luego le pasaba los datos de esas personas a su hijo, y él podía saber quiénes tenían planes de celular, internet o televisión y las direcciones registradas. [Diana]: Yo imprimía todo, pa’ tener registros, y con mi hijo entonces hacíamos todos los días chequeo. “Entonces, fulanito de tal tiene tantos núcleos familiares, le aparecen tantos números de teléfono. Este tiene plan, este no tiene plan y aparece estas cuatro o cinco direcciones”. [David]: Y así con cada integrante de la banda. [Diana]: Con mi hijo fue mucho más fácil la tarea porque en una semana teníamos ubicado a toda una banda con todos los números. Esta gente, los más grandes, o sea, las cabecillas realmente, ellos manejan muchas líneas telefónicas. [David]: Esto no se puede hacer así como así, porque los datos personales están protegidos por la ley colombiana. Pero los investigadores de la Sijín sabían lo que estaba haciendo Diana, y tanto ella como su hijo estaban respaldados por esa institución para acceder a esos datos y compartírselos. La fiscal también estaba al tanto de la situación. Hacían parte de una investigación judicial muy importante, y su colaboración era crucial. Diana registró toda la información para entregársela a los de la Sijín. Solo le hacía falta una cosa: que Bimbo le contara lo que había pasado, pero no podía preguntárselo tan directamente. Primero tenía que inventarse algo. [Diana]: Todas las ideas me venían día a día. O sea, yo no era que planificara desde hoy qué le iba a decir mañana. Y, no sé, a mí todo se me iba dando, todo. No lo saqué, ni lo vi en ninguna novela, ni de una revista, no. Todo se me fue dando. [David]: Y muy rápido. En cuestión de una semana después de que empezaran a hablar, Bimbo publicó en su Facebook que tenía una relación con ella. A Diana, ese gesto le dio la certeza de que le tenía confianza. Así que se le ocurrió decirle a Bimbo que una amiga suya de la banda le había contado que un hombre de Bosa había ido a comprar droga a Kennedy. Que los de la banda estaban preocupados porque nadie lo conocía y que estaban sospechando que podía ser un policía encubierto. Bimbo le preguntó si sabía el alias de esa persona para ver si él la conocía. [Diana]: Yo le dije: “Me está diciendo que es alias El Picotazo”. El Picotazo es el reciclador al que él fue a matar. [David]: Los investigadores le habían dado ese nombre… [Diana]: Me dijo: “Ah, sí, yo lo conozco”. Cuando él me dijo, “lo conozco”, yo dije: “Lo tengo”. Me dijo: “Sí, es que yo le vendía droga a él y hace un año yo le perdoné la vida”. [David]: Diana le preguntó detalles, pero Bimbo empezó a evadirla y ella no insistió para que no sospechara. Al otro día, fingió estar muy brava con él. Lo ignoraba o le respondía cosas básicas. Entonces Bimbo le preguntó qué le pasaba. [Diana]: Le dije: “No, es que a no me gustan las mentiras. Tú me dijiste que eso había pasado… lo del tal Picotazo había pasado hacía un año y este tipo fue otra vez y mis amigas estuvieron hablando con él, y él les dijo otra versión. Quiero saber qué fue lo que pasó”. [David]: Bimbo aceptó que había sido en febrero de ese año, tres meses antes. Le explicó que su jefe lo había mandado cobrarle una droga al reciclador, y que si no le pagaba tenía que matarlo. Bimbo le contó que el reciclador había empezado a correr, y que cuando le iba a disparar el arma no funcionó. Alguien que estaba en una de las casas vio lo que había pasado cuando estaba cerrando el portón de su garaje. En ese momento, Bimbo le dijo a Diana… [Diana]: “Entonces yo preferí matarlo a él que matar a Picotazo, porque estaba de sapo y de testigo. Y usted sabe que en las vueltas no se pueden dejar testigos. La verdad es que este tipo estaba en el momento y en el lugar equivocado”. [David]: Ese tipo era Giovani. Diana no podía creerlo. Bimbo le estaba confesando por escrito el asesinato de su novio y además lo estaba haciendo como si fuera algo rutinario, un gaje del oficio. [Diana]: Le pregunté que si él se arrepentía y él me contestó que no, que él nunca se arrepentía de nada de lo que hacía. Y que ya no quería hablar de ese tema porque eso ya había pasado. [David]: Diana no le insistió más. Ya tenía lo que quería: ahora las historias del reciclador, del taxista y de los investigadores de la Sijín concordaban. [Diana]: Ese día para mí fue otro día muy duro: leer lo que él me decía. Yo lo primero que hice fue irme para donde los papás de Giovani a decirles: “Miren, tengo la prueba que tanto estaba buscando”. Ese día lloramos los tres. Fue un tri… un triunfo en medio de tanto dolor. [David]: Al día siguiente, Diana fue a ver a los investigadores para entregarles toda la información que había conseguido: nombres, familiares, teléfonos, direcciones. [Diana]: Cuando yo los senté a ellos, ellos solamente se dedicaron a escucharme como por una hora. Cuando por fin llegué a él y yo les dije: “Y les tengo la… la declaración donde él me confiesa cómo mató a Giovani”. [David]: Les entregó la conversación con Bimbo. Impresa. [Diana]: Me dijeron que sí servía, pero que eso lo podía tumbar cualquier abogado. Porque cualquier abogado podía decir que eso lo pude haber inventado yo. Que si yo lograba conseguir la… la confesión, pero por audio, porque la voz era más fácil: la cotejaban y sabían que era la de él, que yo no podía falsificar la voz de él. [David]: Y además le dijeron que la necesitaban para sacarle más información de la banda, como lugares donde vendían droga, nombres de nuevos integrantes, y otras cosas del negocio. [Diana]: Entonces yo les dije que bueno, pues, que si eso me tocaba hacerlo, pues, yo iba a seguir ahí. [David]: Así que Diana le siguió la corriente a Bimbo con lo de la relación. Se preocupaba por él, le preguntaba por cosas de su familia. Cuando él le proponía ir a su casa, Diana le decía que su papá no la dejaba tener visitas como una especie de castigo por la condena. Pero le prometía que se iban a ver a finales de julio, porque supuestamente un juez la iba a dejar libre en esa fecha. Cuando eso pasara, le aseguraba que iban tener un vida juntos, y hasta planeaban tener hijos. Toda la historia la tenía que sostener muy bien, así que cuando Bimbo le empezó a pedir fotos, Diana le enviaba las de esa otra persona con las que podía engañarlo. Pero cuando empezó a pedirle fotos desnuda, Diana le dijo que su expareja la había abusado y hasta prostituido, y se sentía muy insegura. Lo máximo que hacía era enviarle fotos en ropa interior sin mostrar la cara. Pero sí le enviaba fotos románticas, poemas y canciones. Él hacía lo mismo en su muro de Facebook y la etiquetaba. Ella le respondía con comentarios muy amorosos. [Diana]: A veces yo sentía que yo estaba traicionando la memoria de Giovani, de cierta manera, porque yo le decía a él que lo amaba. Y para mí decirle a él que lo amaba era terrible. [David]: Hablaban todos los días y la rutina era siempre la misma: empezaban la charla alrededor del mediodía. Luego, a las cuatro de la tarde, Bimbo se iba a vender droga y a hacer otras cosas con la banda y como en ese momento no tenía celular, volvía a conectarse en la mañana del otro día. A Diana todo esto la estaba afectando mucho. [Diana]: A veces lloraba, a veces me botaba al piso y hacía pataletas. Yo siempre estaba sola en la mañana porque mis hijos siempre llegaban sobre las tres de la tarde. O sea, en la mañana yo la tenía dispuesta para llorar, para hacer pataleta, para todo lo que yo quisiera, pero ya cuando mis hijos llegaban ya a mí me tocaba controlarme, porque no me gustaba que mis hijos me vieran mal. [David]: Ellos sabían lo que su mamá estaba haciendo y aunque no se metían mucho, le decían que tuviera cuidado. Diana no les decía lo que hablaba con él para no preocuparlos, y ellos no le hacían preguntas. Pero lo cierto era que Bimbo le estaba contando todos los detalles de su vida criminal. Diana, claro, les pasaba esa información a los investigadores. [Diana]: Entonces ellos empezaron, los de la Sijín, empezaron a… a rastrear todo lo que yo les puse. Ellos ya empezaron a poner seguimientos. [David]: A los diferentes miembros de la banda. No siempre podían hacerlo ellos porque podían levantar sospechas, así que nuevamente le pidieron a Diana que los ayudara. Y ella, nuevamente aceptó. A veces la llamaban para que persiguiera a algún integrante de la banda, registrara lo que hacía y confirmara el lugar donde vivía. [Diana]: A la hora que fuera. Si a mí me tocaba perseguirlo de noche, lo hacía de noche; si era de día, de día. [David]: A veces, incluso, seguía a Bimbo. [Diana]: ¿A mí qué me interesaba? Mirar con quién hablaba, cómo se movía, qué hacía… Entonces él siempre mantenía hablando conmigo: “Amor, estoy haciendo la comida. Amor, voy a salir. Ya son las cuatro, me voy”. Entonces yo le decía: “¿Y dónde vas a estar?”. “Voy a estar en el parque de Fulanito de tal expendiendo”. Mientras él se despedía de mí, yo ya estaba lista en la calle y como él vivía a dos cuadras, pues, yo ya le llegaba, cuando él estaba cerrando la puerta, yo ya estaba en la esquina. Yo sacaba mi perro y yo lo sacaba al parque donde él estaba, pero yo siempre le daba la espalda. [David]: Y no tenía que camuflarse mucho. [Diana]: Como cualquier transeúnte. Yo era fría en ese sentido. Y siempre me iba vestida de diferente manera: yo me veo muy diferente en uniforme, yo me recojo el cabello me veo diferente, si me lo suelto me veo diferente, si me pongo tacones diferente. Entonces siempre me veía de una manera muy diferente. [David]: A los otros de la banda los seguía desde los puntos donde vendían drogas o desde los bares que tenían hasta sus casas. Incluso se iba con su uniforme del hospital a las direcciones que había registrado, les decía a los vecinos que iba del hospital a chequear las vacunas de los bebés o algún tratamiento médico, y les preguntaba si la persona que buscaba vivía en esa dirección que tenía. La gente le confirmaba los lugares, y así logró saber dónde vivían exactamente los más escurridizos de la banda. Los que durante dos años se le habían escapado a los de la Sijín. Mientras hacía los seguimientos, Diana volvió a Bimbo y esta vez le pidió que se comprara un celular para que le pudiera enviar audios. [Diana]: Yo le dije que yo ya estaba muy cansada y que yo quería escucharlo. Efectivamente se compró el celular a los dos días y empezamos a hablar por el celular de él. Entonces él ya me enviaba audios. [David]: Un día, a finales de junio de 2017, cuatro meses después del asesinato de Giovani, Diana se sintió peor que nunca. [Diana]: Me acuerdo que ese día yo estaba más mal que todos los días. Yo ese día no quise hablar con él. Yo ya no quería saber más de ese tipo. Me dolía en el alma tener que decir todos los días que lo amaba. Ese tipo me escribía y me escribía y me escribía. No le quise contestar. [David]: Al otro día, cuando Diana tuvo fuerzas otra vez, le respondió que había estado muy mal porque se había dado cuenta de que un empleado de su papá era familiar de la persona que él había matado. [Diana]: “El mundo es un pañuelo” —le escribí— “el trabajador de mi papá es familiar del muchacho que usted mató. Y escucharlo a él hablar de ese día, las lágrimas, verlo llorar” — le dije yo a él — “para mí fue terrible. No puedo con esto, ¿cómo se le fue a ocurrir matar a él? Yo ya no sé qué creerle. No sé si realmente usted me está diciendo la verdad o con qué clase de persona quiero formar yo un futuro, porque yo quiero un futuro contigo”. [David]: Le dijo que ella había investigado un poco, y se había dado cuenta de que el hombre que mató trabajaba en el hospital de Bosa. En ese momento, Bimbo le respondió. Esta es la nota de voz que le mandó… [Robinson Murillo]: No te he dicho muchas versiones, mi amor. Pero entonces esa… me aseguraron que era un taxista, que era un taxista, que era un taxista. Pero para que te des cuenta: sí era un enfermero. [David]: No se escucha muy bien, sobre todo porque al final parece bostezar, pero lo que Bimbo le dice es que alguien le aseguró que el hombre era un taxista, pero que sí resultó ser un enfermero. Diana le respondió algo como esto: [Diana]: “¿Usted no se dio cuenta que él estaba con alguien más? Él estaba con la esposa”, le dije yo así. “Usted pudo haber matado a otra persona inocente”. [David]: Bimbo lo aceptó… [Robinson Murillo]: Sí, se supone que el… el man estaba entrando con la mujer. [David]: Pero no mostró nada de culpa. [Robinson Murillo]: Yo no puedo hacer nada, ni siquiera conocía al man ni nada porque yo iba… era por el del zorro. Y la mujer yo ni siquiera la alcancé a ver porque yo vi cuando abrieron la puerta, entraron el carro y todo. Yo estaba en la esquina. [David]: Luego le dijo que, fuera lo que fuera, la versión seguía siendo la misma: [Robinson Murillo]: Pero entonces las versiones nada cambian. El… El del zorro estaba ahí… o sea, el del zorro llegó y tiró el zorro ahí. O sea el zorro estaba ahí al lado y llegó y se paró adonde el man estaba. [David]: El del zorro es el reciclador. Bimbo dice que dejó el zorro, o sea, la carreta con reciclaje, al frente de la casa del testigo. Luego pasó lo que ya sabemos: cuando Bimbo le intentó disparar, el arma no funcionó y el reciclador salió corriendo. [Robinson Murillo]: Yo llegué y me corrí para la otra esquina y ahí fue cuando me vio. [David]: Dice: “Y yo llegué y me corrí para la otra esquina, y ahí fue cuando me vio”. [Robinson Murillo]: Y me hago al frente de la puerta y el man llega y cierra la puerta cuando yo disparé, le hago cuatro tiros por la ventana. Ya eso fue todo. No te estoy dando ninguna versión mal ni nada. Y yo lo que te estoy diciendo es verdad. Yo no te estoy diciendo ninguna mentira. [David]: No te estoy diciendo ninguna mentira, le aclara Bimbo. Luego le explicó que una de las razones por las que la policía no le había hecho nada, era por lo que hizo con el arma. [Robinson Murillo]: O sea, yo ya había desaparecido, cómo se dice, el arma homicida y ellos lo que necesitaban era el arma homicida. El arma se la llevó… o sea, yo la entregué a un… a uno de los que trabajaba conmigo y él… y ellos se la llevaron por allá para… para qué… por allá lejos, fuera de Bogotá. [David]: Diana le pidió que le contara si alguien le había dado la orden de matar a Giovani. Si le habían pagado por eso. [Robinson Murillo]: No, amor. Me estaban matando… me estaban pagando para que matara a uno solo, pero tú sabes que cuando hay testigos no se pueden dejar los testigos vivos. [David]: Bimbo le confesó, también por notas de voz, otros tres homicidios que había cometido. El primero había sido en Medellín. No dice la fecha exacta, pero cuenta que vivía allá, que no tenía plata y la estaba pasando mal. Así que alguien le ofreció dinero para matar a una persona. No especifica quiénes son. [Robinson Murillo]: Me salió eso y lo hice y después me vine. Me pagaron allá por… para poderme venir para acá. Y eso es barato, esos son 200 mil pesos que… 250 mil pesos que pagan eso allá. Eso es lo que pagan por un muerto allá. [David]: O sea, más o menos 70 dólares. El segundo fue en Bogotá. Mató un muchacho casi de su misma edad por una pelea personal. [Robinson Murillo]: La mujer que yo tenía antes me estaba poniendo la ca… los cachos con él. Y un día estaba tomando y precisamente llegó el man y yo le dije: “Venga, ahora sí, dígame las cosas en la cara, que me está poniendo cachos, que tatatata”. Y el man llegó y me dijo: “Sí, pues, que sí me comí a su mujer que no sé qué, que sí sé cuántas”. Y se me rió en la cara. Entonces yo llegué y saqué un cuchillo y le metí dos puñaladas en el pecho, una le perforó el corazón y la otra un pulmón. Eso fue lo que pasó, mi amor. [David]: Le contó que en ese momento estaban los dos solos y encontraron el cuerpo al lado de un puente. Luego le aclaró que nadie sabía que él lo había hecho. [Robinson Murillo]: No, amor, nadie se dio cuenta, nadie, nadie sabe. Tú eres la que sabes. [David]: El tercer homicidio fue en un pueblo muy cerca a Bogotá que se llama Soacha. Fue en una pelea por tráfico de drogas. [Robinson Murillo]: Me agarré a bala por allá en Soacha Compartir. Unos manes que se querían apoderar del pedazo, y pues ahí… y entonces un man se enfrentó a bala conmigo y yo lo… y yo lo maté. Ya, eso fue todo. [Diana]: Él habla como cuando tú pisas, no sé, una cucaracha y la dejas ahí. Él habla sin ninguna moral. Y lo que yo quería demostrar, con lo que él me dijera, era que él sí disparó. Porque él mismo me dijo que él no podía dejar testigos. O sea, él era consciente de lo que está haciendo, iba con todos sus cincos sentidos a hacer ese daño que nos hizo. [David]: Diana guardó todos los audios en una memoria USB y se los entregó a los investigadores. Con todas las pruebas que les entregó en esos meses, la Fiscalía autorizó las capturas de 13 integrantes de la banda Los Moros. Fue a finales de julio de 2017, en la madrugada. Pero Diana no se iba a quedar sin ver eso. Acompañó a los de las Sijín para ver ella misma cómo capturaban a esta gente. [Diana]: Y esa noche no dormí. Yo los acompañé en todo lo que yo pude. Ellos toman video. Desde el helicóptero me enviaron y yo estaba en tierra. Eso es como de película y es en serio. El helicóptero se escucha. Ellos tumban la puerta. Entran. Los botan todos al piso. Les leen sus derechos. Esculcan toda la casa mirando si hay armas, droga y eso. [David]: Entre esos estaba Bimbo. [Diana]: Lo sacan esposado y lo metieron al carro y se lo llevaron. Con una cara sonrisa todo el tiempo. A ellos no les importa. [David]: Porque saben que esas capturas primero las debe legalizar un juez, y si no hay pruebas suficientes pueden quedar libres. En diciembre del año anterior, 2016, ya los habían capturado, y justo por eso los habían dejado en libertad. Así que por un lado, Diana estaba tranquila después de cinco meses de tanto esfuerzo y de haber cumplido con su labor de investigación. Pero también sabía que aún no podía cantar victoria. Al otro día hicieron la primera audiencia. Diana estuvo ahí con sus suegros para saber qué decisión tomaría el juez. Los de la banda no se veían asustados. [Diana]: Se empujaban. Se pegaban cocotazos. Cada rato el juez les tenía que decir que orden en la sala, que esto, que lo otro. Se reían porque ellos pensaban que no tenían nada de pruebas. [David]: Seguramente pensaban en lo que pasó el diciembre anterior. [Diana]: Y ellos pensaban que esta vez iba a ser lo mismo: que los habían vuelto a capturar el 27 de julio, y que al otro día posiblemente iban a… a salir. Gracias a Dios, la fiscal del caso es una fiscal que yo jamás había visto una mujer tan determinada en sus cosas. [David]: Diana sabía quién era y sabía que era la persona encargada de legalizar todas las pruebas que ella recogió, pero nunca la había visto. Ese día, antes de empezar la audiencia, la fiscal se le acercó y le dijo: [Diana]: “Mucho gusto, yo soy la fiscal 47 del circuito. Yo soy la que voy a estar al frente del caso. Usted va a ver que ninguno de estos delincuentes va a salir hoy y se lo prometo”, me lo dijo. Así con una determinación que yo apenas lloraba, me decía: “Tranquila, no les dé el gusto”. [David]: En la audiencia, la fiscal le leyó a cada uno de los capturados los delitos por los que estaba ahí. A Bimbo lo acusaron de concierto para delinquir agravado con fines de narcotráfico; tráfico, fabricación o porte de armas de fuego o municiones; y homicidio, entre esos el de Giovani. Al día siguiente, presentó las pruebas que tenían de cada uno, y en ese momento… [Diana]: Se les empezó a calmar su risita. Cuando empezaron a sacarles las grabaciones de las conversaciones, cuando empezaron a… a poner en una pantalla los videos cuando ellos expendían. [David]: Cuando llegó al caso de Giovani, leyó las declaraciones escritas que habían dado el reciclador y el taxista que recogió a Bimbo. Luego leyó la declaración escrita de Diana de lo que pasó esa noche. Y luego les contó lo que vino después: que esta persona había contactado a Bimbo por redes sociales, y que además… [Diana]: Lo enamoró y le sacó toda la información. Y soltaron el audio. [David]: En el que confiesa el homicidio. [Robinson Murillo]: Y este man cerró la puerta y estaba echando doble llave cuando yo disparé. [Diana]: Cuando él empezó a escuchar la voz de él, él se botó al piso y se cogía la cabeza. Y él estaba con los otros gamines esos, claro, los otros le pegaron, le decían: “Este hijueputa, marica, sapo”, en plena audiencia. Lo único que yo sentía por él era mucha rabia. Todavía, sí, me duele mucho. El verlo a él es… es volver a vivir ese momento. Verle el rostro de cinismo que tiene él, duele mucho. [David]: Y también notó la rabia que estaba sintiendo Bimbo en ese instante, pero sobre todo la decepción. [Diana]: No sé qué pensaría. Yo creo que jamás se le pasó por la mente que la persona que había estado hablando durante casi tres meses, que era la novia y con la que iba a tener hijos, era la persona que le había sacado la información, no solamente el homicidio de Giovani, sino de otros homicidios más y de todo lo que hacía la banda. [David]: Y justo ahí, sin que él supiera que ella estaba viendo ese momento, Diana sintió que había logrado lo que quería. [Diana]: Mi primer objetivo era sacarle la verdad y lo segundo también era como una venganza mía. El único futuro que él veía era el futuro que yo le ofrecí en esa época por redes sociales. Realmente me aproveché y lo enamoré. Y de alguna manera le quité lo que él tanto quería, que era a Leonela. Leonela nunca existió. No hubo nunca amor. No hubo un futuro. No iban a haber hijos. No iba a haber nada. [David]: De alguna manera, Diana le hizo lo mismo que él le había hecho a ella: le quitó sus sueños, su futuro. Finalmente, el juez legalizó la captura de los 13 integrantes de la banda y ordenó que debían seguir el juicio desde la cárcel. Tiempo después, dos de las mujeres de la banda fueron liberadas por tener hijos pequeños, aunque tuvieron que seguir el proceso. Según Diana, el jefe de la banda resultó tener un acuerdo con la Fiscalía por haber ayudado en algún momento a desarticular otra banda y seguir dándoles información, así que terminaron dejándolo libre y le levantaron los cargos. El proceso de Bimbo se extendió por casi dos años por aplazamientos de audiencias y otros temas burocráticos. En todo ese tiempo, Diana tuvo que ayudar al nuevo fiscal encargado a organizar todo el caso, a clasificar las pruebas, a identificar quién era quién en la banda y a reconstruir el crimen. Bimbo terminó aceptando los cargos. Y el 24 de mayo de 2019 fue condenado a más de 18 años cárcel. Lo último que escribió en su perfil de Facebook, casi un año antes de que lo condenaran, fue: “No estoy muerto”. [Daniel]: Bimbo ahora enfrenta un nuevo juicio por otro de los homicidios. Según la ley, si estudia, trabaja y tiene buen comportamiento en la cárcel, puede reducir su condena y quedar libre antes de lo estipulado. Pero las personas solo pueden acceder a este beneficio si indemnizan a sus víctimas. Cuando cerramos esta historia, los papás de Giovani, que son víctimas directas de Bimbo, estaban adelantando los trámites para exigir la reparación monetaria. Según los cálculos de Diana, ese monto sería de más de 210 mil dólares. Pero realmente su intención no es recibir dinero, sino que como saben que él no puede pagarles, tendrá que cumplir su condena completa. Diana ya no trabaja en el hospital y se fue de Bosa para proteger a sus hijos de posibles venganzas de la banda. En este momento no teme por su seguridad, e incluso les sigue ayudando a los investigadores a conseguir información en otros casos similares. Cambió el nombre de su perfil falso de Facebook y, aunque no ha vuelto a usarlo, lo tiene abierto para no perder las pruebas del homicidio. David Trujillo es productor en Radio Ambulante. Vive en Bogotá. Este episodio fue editado por Camila Segura y por mí. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música de Rémy Lozano. Andrea López Cruzado hizo el fact-checking. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Jorge Caraballo, Victoria Estrada, Miranda Mazariegos, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, y se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

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