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Radio Ambulante - Una cadena humana

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+
15
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A veces, una cadena sirve para liberar.

El día que ICE llegó a un vecindario de Nashville a detener a un inmigrante, no imaginó con quiénes más se encontraría. Lo que debió haber sido un arresto rutinario para la agencia de inmigración terminó en una imagen que le daría la vuelta a Estados Unidos.

*

Andrea López Cruzado, la productora de esta historia, responderá preguntas y contará detalles sobre la investigación el próximo viernes 8 de noviembre en el Facebook Live de esta semana.

Este
mensaje
es
para
ti.
Sí,
para
ti.
El
que
escucha
Radio
Ambulante
en
el
auto.
La
que
nos
escucha
en
la
universidad.
El
que
escucha
mientras
cocina,
o
mientras
dobla
la
ropa,
o
después
de
acostar
a
los
niños.
Para
ti.
Si
nos
escuchas
y
aprecias
lo
que
hacemos,
considera
unirte
a
nuestro
programa
de
membresías.
Recibirás
varios
beneficios
al
convertirte
en
miembro
—desde
stickers
en
WhatsApp
hasta
pósters
o
llamadas
con
nuestro
equipo—.
Pero
lo
más
importante:
con
tu
apoyo
garantizarás
la
sostenibilidad
y
el
crecimiento
de
Radio
Ambulante.
Desde
ya,
muchas
gracias.
Hazte
miembro
en
radioambulante.org/donar
Bienvenidos
a
Radio
Ambulante,
desde
NPR.
Soy
Daniel
Alarcón.
Estados
Unidos.
Nashville,
Tennessee.
Un
barrio
llamado
Hermitage.
El
vecindario
se
llama
así
por
The
Hermitage,
la
hacienda
de
Andrew
Jackson,
el
séptimo
presidente
de
Estados
Unidos,
ese
que
sale
en
los
billetes
de
20
dólares.
The
Hermitage
ahora
es
un
museo,
pero
en
el
tiempo
de
Jackson
era
una
hacienda
enorme
de
más
de
170
hectáreas
con
un
área
verde
gigante
que
era
donde
trabajaban
los
esclavos.
Ella
es
Andrea
López
Cruzado,
fact-checker
de
Radio
Ambulante.
Visitó
Hermitage
en
agosto.
Y
no
es
por
nada
que
queremos
comenzar
la
historia
aquí,
con
la
finca
del
expresidente.
Es
un
lugar
con
mucho
significado
histórico,
que
para
muchos
recuerda
la
opresión
y
segregación
bajo
las
cuales
se
fundó
Estados
Unidos.
Y
que
lo
hace
a
uno
pensar
sobre
el
tenso
ambiente
político
y
social
que
vive
el
país
hoy
en
día.
Pero
Hermitage
no
solo
es
el
museo
de
la
hacienda
de
Jackson…
Es
un
lugar
de
contrastes.
Una
zona
está
llena
de
casas
grandes
y
jardines
inmensos
que
parecen
diseñados
para
personas
que
no
quieren
a
nadie
cerca.
Y
también
tiene
su
zona
menos
ostentosa,
donde
los
residentes
son
en
su
mayoría
afroamericanos
o
inmigrantes
latinos.
Abundan
las
casas
modestas,
de
una
sola
planta,
envejecidas,
típicas
casas
de
clase
trabajadora…
Esta
parte
de
Hermitage
es
como
muchos
lugares
en
Estados
Unidos.
Restaurantes
de
comida
rápida,
pequeñas
tiendas,
negocios
para
mandar
remesas
o
cobrar
cheques.
Aparte
de
ese
último
detalle,
no
es
un
barrio
que
a
primera
vista
parezca
una
zona
latina.
Pero
durante
unos
días,
ocupó
los
titulares
de
los
noticieros
acá
en
Estados
Unidos
y
el
incidente
que
todos
reportaban
tenía
como
protagonistas
a
una
familia
mexicana.
Andrea
nos
cuenta.
Ocurrió
el
22
de
julio
de
2019.
Poco
antes
de
las
siete
de
la
mañana,
un
hombre
y
su
hijastro
de
12
años
salieron
de
su
casa
y
se
subieron
a
su
camioneta.
El
niño
iba
a
acompañar
a
su
padrastro
a
su
trabajo
de
construcción.
Encendieron
el
auto
y,
justo
cuando
estaban
por
partir,
una
camioneta
blanca
les
cerró
el
paso.
Dos
agentes
de
Immigration
and
Customs
Enforcement
—la
agencia
federal
de
Inmigración
conocida
como
ICE—
se
acercaron
a
la
ventana
y
le
pidieron
al
hombre
que
se
bajara.
Él
era
un
inmigrante
indocumentado.
Sin
salir
de
su
camioneta,
le
pidió
al
niño
que
grabara
y
a
través
de
la
ventana
le
dijo
a
los
agentes
que
estaba
esperando
a
su
abogado.
I’m
waiting
for
somebody.
Let’s
go!
I’m
waiting
for
somebody.
Mi
abogado
is
come.
Your
lawyer
is
coming
here?
For
what?
El
hombre
tal
vez
había
visto
videos
de
detenciones
y
sabía
que
si
no
se
bajaba
de
la
van,
podría
ganar
tiempo
para
que
viniera
alguien
a
ayudarlo.
El
agente
de
ICE
le
preguntó
que
para
qué
iba
a
ir
su
abogado…
Y
luego
le
dijo:
So
we’ll
just
call
the
cops
and
they’ll
arrest
you.
And
when
they
are
done
with
you
in
the
jail,
then
we’ll
get
you.
You
understand?
And
then,
we’ll
probably
come
back
and
talk
to
your
wife…
No
se
escucha
muy
bien,
pero
el
agente
de
ICE
le
dice
que
van
a
llamar
a
la
policía
para
que
lo
arresten.
Y
que
cuando
“acaben
con
él
en
la
cárcel”
van
a
detenerlo.
Y
que
luego,
muy
seguramente,
vendrán
a
hablar
con
su
esposa.
Mientras
los
agentes
de
ICE
estaban
hablando
con
el
hombre,
adentro
de
la
casa,
su
esposa
llamó
a
la
periodista
Verónica
Salcedo,
de
Nashville
Noticias,
un
medio
digital
dedicado
a
la
comunidad
hispana.
Verónica
tiene
su
número
de
teléfono
público
en
la
página
en
Facebook
del
medio
para
situaciones
como
esta.
Me
marca
llorando.
Me
dice:
“Vero,
se
están
llevando
a
mi
esposo
y
a
mi
hijo.
Está
aquí
Inmigración”.
Dice:
“Yo
estoy
en
contacto
con
mi
esposo
por…
por
el
teléfono
y
me
está
diciendo
que
le
están
diciendo
que
se
baje
o
que
se
salga
de
la
camioneta
porque
si
no,
pues
mal
se
van
a
llevar
también
al
niño
que
tiene
12
años”.
Verónica
llamó
de
inmediato
a
Cathy
Carrillo.
Cathy
es
una
activista
de
24
años.
Forma
parte
de
MIX,
una
organización
de
jóvenes
que
busca
mejorar
las
leyes
migratorias
y
combatir
el
racismo
en
las
cortes
y
el
abuso
policial,
entre
otras
cosas.
Desde
hacía
un
mes,
cuando
el
presidente
Donald
Trump
anunció
vía
Twitter
que
ICE
empezaría
a
deportar,
y
cito,
“a
millones
de
extranjeros
ilegales”,
Cathy
y
otros
de
MIX…
Empezamos
una
lista
donde
la
gente
se
podía
inscribir
para
defender
a
su
comunidad
y
si
querían
ser
parte
de
lo
que
nosotros
llamamos
Migra
Watch,
cuando
pueden
ir
a
verificar
si
en
verdad…
si
migración
que
está
presente
en
las
comunidades
o
haciendo
una…
un
paro
de
carros.
Cathy
vive
a
tan
solo
diez
minutos
de
Hermitage.
Entonces,
apenas
Verónica
le
contó,
se
preparó
para
irse
para
allá.
Antes
de
salir,
le
pidió
a
su
esposo
que
llamara
a
más
gente
de
la
lista,
para
que
también
fueran
al
lugar
a
apoyar.
Y
me
metí
en
el
carro
y
estaba
llamando
a
personas
y
como
eran
las
siete
de
la
mañana
nadie
me
contestaba.
Y
yo
estaba
como:
“Ay,
¿qué
voy
a
hacer?,
¿qué
voy
a
hacer?”.
Cathy
ha
hecho
estos
viajes
varias
veces,
pero
normalmente
llega
cuando
ICE
ya
se
ha
llevado
a
la
persona
y
lo
que
encuentra
es
el
caos…
De
lo
que
acaba
de
pasar
la
madre
y
los
niños,
la
tristeza.
Y…
y
estoy
acostumbrada
a
eso.
Pero
esta
situación
era
nueva
para
Cathy.
El
hombre
todavía
estaba
ahí,
y
también
los
agentes
de
ICE.
Entonces
yo
estaba
llamando
a
un
montón
de
personas.
Estaba
llamando
a
otro
organizadores,
a
abogados,
a
los
recursos
que
tenían
y
me
chocó
porque
muchas
personas
me
dijeron:
“Cathy,
no
hay
nada
que
puedas
hacer.
Es
el
trabajo
que
hacen
no
hay
nada
que
se
pueda
hacer”.
Y
me
acuerdo
que
le
dije
a
una
persona,
dije:
“Te
voy
a
colgar
porque
voy
a
hacer
algo.
No
qué,
pero
voy
a…
voy
a
hacer
algo”.
Cuando
Cathy
llegó,
cerca
de
las
siete
y
media
de
la
mañana,
la
policía
ya
estaba
ahí
junto
con
los
agentes
de
ICE.
Los
mismos
agentes
habían
llamado
a
la
policía
dándoles
otra
versión
de
los
hechos:
que
habían
intentado
detener
al
hombre
mientras
manejaba
pero
que
este
no
había
obedecido
su
orden
sino
que,
por
el
contrario,
se
había
ido
a
su
casa.
Pero
según
contó
la
familia,
el
inmigrante
no
había
alcanzado
a
salir
de
casa
cuando
ICE
llegó.
Cathy
lo
encontró
dentro
de
su
camioneta
junto
con
el
niño
y
empezó
a
grabar
por
medio
de
Facebook
Live.
Hello,
everyone.
I’m
in
Hermitage.
Today
is
Monday,
July
22nd.
It’s
7:35
a.
m.
We
have
a
father
and
a
son
who
are
in
the
van
right
now.
This
is
immigration,
they
have
identified
themselves
as
ICE.
And
they
are
trying
to
get
the
person
out
of
the
van.
Y
empecé
a
decir
simplemente
lo
que
eran
los
hechos:
qué
fecha,
qué
día,
qué
hora,
en
dónde
estaba.
Y
anuncié
que
la
policía
estaba
ahí
presente
antes
de
que
yo
había
salido
del
carro,
que
al
otro
lado
había
migración
y
cuando
salí
del
carro,
yo
dije:
“OK,
déjame
sentirme
bien,
déjame
sentirme
confidente
en
lo
que
voy
a
hacer”.
Entonces
empecé
a
grabar
la
escena.
No
habló
con
los
agentes
de
inmigración
ni
con
la
policía.
Solo
grabó
esperando
a
que
llegaran
más
personas.
Y
en
cinco
minutos
llegó
una
persona
de
nuestra
lista.
Y
de
ahí
como
cada
cinco
minutos
llegó
otra
persona,
llegó
otra
persona,
otra
persona
de
la
lista.
Cathy
se
acercó
a
la
camioneta
del
hombre
y
le
hizo
saber
que
estaba
ahí
para
ayudarlo.
Se
veía
que
tenían
ansiedad.
El
niño
se
veía
que
estaba
triste,
con
miedo.
No
hay
manera
de
cómo
esconder
eso
cuando
eres
un
niño
en
tu
cara.
El
señor
se
veía
que
estaba
como
tratando
de
mantener
la
calma.
Pero
era
difícil
para
el
niño.
¿No
le
han
dado
ningún
tipo
de
papel?
No.
No.
OK.
So
he
is
saying
that
he
has
not
received
any
kind
of
paper
or
order
or
anything
like
that.
Dije:
“Pues
él
no
tiene
un
papel.
No
tiene
una
orden
judicial”.
Y
la
policía
nos
dijo
en
ese
momento
de
que,
pues,
los
agentes
lo
tienen
y
si
él
lo
quiere
se
tiene
que
bajar
del
carro.
Y
yo
le
dije
al
señor:
No
tiene
que
salir
del
carro
puede
nomás
pedirle
por
la
ventana
que
le
enseñen
una
orden
de
arresto,
¿sí?
Porque
yo
les
pedí
el
papel
y
no
me
los
querían
dar,
me
dijeron:
“No
sólo
vamos
a
hablar
con
él
y
sólo
le
vamos
a
dar
el
papel
a
él
y…
pero
él
se
tiene
que
bajar
del
carro”.
Ya
llevaban
más
de
una
hora
en
la
van
y
Cathy
seguía
pidiendo
una
orden
judicial
tratando
de
ganar
tiempo.
Y
en
eso,
una
vecina
se
acercó…
Y
ella
es
afroamericana
y
me
dijo:
“¿Qué
está
pasando?”.
Y
yo
le
expliqué,
le
dije:
“El
señor…
estos
agentes
están
tratando
de
llevárselo”.
Y
ella
dijo:
“No.
No,
no
pueden
llevárselos.
Yo
los
conozco.
Ellos
viven
acá
ya
desde
hace
años.
Yo
conozco
al
bebé,
yo
conozco
a…
ese
niño
yo
lo
he
visto
cuando
era
bebé”.
El
nombre
de
esta
vecina
es
Felishadae
Young.
Fue
hasta
la
van
y
les
dijo
al
hombre
y
al
niño
que
todo
iba
a
estar
bien,
que
ella
se
haría
cargo.
Y
en
unos
cinco
o
diez
minutos
empecé
a
ver
más
vecinos.
Ella
fue
a
avisar
avisó
a
los
otros
vecinos
que
estaban
bajando
a
la
calle
que
también
vinieron
a
preguntar
qué
es
lo
que
estaba
pasando.
Y
en
algún
momento,
según
los
testigos,
llegaron
a
haber
unas
25
o
30
personas
presentes.
Esta
es
Felishadae.
A
lot
of
different
activists
came.
Attorneys
came.
Translators
came.
So
the
family
could
understand
what
was
going
on.
Llegaron
activistas,
dice
Felishadae.
Abogados.
Intérpretes
para
la
familia.
Y
empezaron
a
traer
carteles
y
había
un
cartel
que
decía:
“Estamos
contigo.
Te
queremos”.
Y
las
voluntarias
que
estaban
ahí
ya
todos
estaban
grabando
empezaron
a
enseñarle
al
señor
eso
y
empezaron
poco
a
poco
tomar
como
más
espacio,
más
espacio
alrededor
del
van
para
que
los
agentes
no
estén
como
ahí
a
la
ventana
tratando
de…
de
decirle
que
se
baje.
Era
un
ambiente
tenso,
pero
también
lleno
de
solidaridad.
Las
vecinas
estaban
dispuestas
a
hacer
todo
para
ayudar
a
la
familia.
Esta
es
Stacey
Farley.
I
ain’t
got
nothing
on
my
record.
If
I
was
going
to
take
me
in
jail,
I
was
gonna
take
me
to
jail.
“Si
me
iban
a
llevar
a
la
cárcel,
me
iban
a
llevar
a
la
cárcel”,
dice.
Nicole
Tyler,
que
vive
al
lado
de
Stacey,
vio
a
mucha
gente
con
miedo
y
confusión,
pero…
At
that
particular
time
a
lot
of
us
didn’t
really
care
about
what
was…
at
that
point,
we
just
wanted
to
help.
We
just
wanted
to
get
them
free.
Dice:
“En
ese
momento
a
muchos
de
nosotros
no
nos
importaba.
En
ese
momento,
solo
queríamos
ayudar.
Solo
queríamos
verlos
libres”.
Pero
el
tiempo
pasaba.
El
hombre
y
el
niño
en
la
van,
los
agentes
de
ICE
en
la
ventana,
los
policías
cerca
y
personas
de
dentro
y
afuera
de
la
comunidad
iban
y
venían.
Era
un
día
en
pleno
verano
y,
como
ocurre
en
el
sur
de
Estados
Unidos,
además
de
hacer
mucho
calor,
también
había
mucha
humedad.
El
termómetro
llegó
a
marcar
90
grados
Fahrenheit
en
Nashville,
unos
32
grados
Celsius.
Era
un
calor
sofocante.
Ya
llevaban
más
de
una
hora
cuando
Stacey
Farley
se
acercó
a
hablar
con
los
agentes
de
ICE.
Les
dijo:
Well,
I
hope
you
packed
your
lunch
because
we’re
gonna
be
here
a
while.
And
he’s,
“What
do
you
mean?”
I
said:
“Well,
we
are
paying
gas
in
this
vehicle.
They’re
not
going
to
lose
their
AC.”
“Espero
que
hayan
traído
almuerzo”,
les
dijo
Stacey,
“porque
vamos
a
estar
aquí
por
un
buen
rato”.
Uno
de
los
dos
agentes
de
ICE
le
preguntó
qué
quería
decir.
Y
ella
le
dijo
que
iban
a
comprar
gasolina,
para
que
pudieran
mantener
el
aire
acondicionado
de
la
van
encendido.
Sin
aire,
claro,
quedarse
en
la
van,
con
ese
calor
y
esa
humedad,
bajo
el
sol,
era
demasiado
peligroso.
Sin
ventilación,
con
una
temperatura
ambiental
de
27
grados
Celsius,
el
termómetro
dentro
de
un
carro
cerrado
puede
subir
a
46
grados
en
solo
media
hora.
Puede
ser
mortal.
Pero
los
vecinos
no
solo
pensaron
en
el
aire
acondicionado,
se
encargaron
también
en
proveer
bebida
y
alimento.
Una
de
las
vecinas
de
Felishadae
se
encargó
de
la
comida…
She
made
grilled
cheese
sandwiches
and
she
gave
me
oranges
and
yogurt
and…
and…
and
water
and
whatever
she
could
give.
Dice
que
hizo
sándwiches
de
queso,
que
se
los
dieron
al
hombre
y
al
niño
junto
con
naranjas,
yogur
y
agua.
Ya
llevaban
alrededor
de
tres
horas
en
la
van
y…
The
little
boy,
he
was
thirsty.
He
was
hot.
He
was
sweating.
Sweat
was
dripping
off
his
forehead,
you
know.
So
he
was
hungry
too.
He
was
hungry
so
he
started
eating
snacks
and
things
that
we
gave
him.
“El
niño
tenía
sed,
tenía
calor,
estaba
sudando”,
dice
Felishadae.
Y
tenía
hambre,
así
que
se
comió
lo
que
le
llevaron.
Pasó
una
hora
más
sin
incidente.
La
gente
seguía
ahí
tratando
de
ganar
más
tiempo,
grabando,
mostrando
su
apoyo,
bajo
el
calor,
con
hambre
y
sed.
Y
de
repente…
Vimos
que
los
de
ICE
empezaron
hablando
con
la
policía
y
se
metieron
a
sus
carros
y
en
cuanto
a
inmigración
se
fue,
la
policía
también
se
fue.
En
ese
momento,
Verónica
Salcedo,
la
periodista
que
escuchamos
al
inicio,
ya
estaba
en
el
lugar
transmitiendo
en
vivo
por
Facebook
Live,
como
varios
otros.
¡Se
fueron!
Se
fueron,
se
fueron.
Están
de
aquel
lado…
Se
retiraron
del
lugar
que…
Esto
es
lo
que
estamos
viendo
en
este
momento.
Ellos
se
fueron
por
su
propia
voluntad,
porque
nadie
los
corrió,
nadie
les…
nadie
les
insultó
de
manera
de
que
ellos
se
sintieran
como
en
riesgo,
¿no?
Ellos
simplemente
se
dieron
la
media
vuelta
y
se
fueron.
Pero,
claro,
todos
se
hacían
una
misma
pregunta:
O
sea,
¿realmente
esto
estos
señores
se
fueron?
¿O
están
viendo
la
forma
de
regresar
por
otro
lado
o
hacer
otras
cosas,
no?
Empezamos
a
asegurarnos
que
alguien
esté
mirando
si
es
que
iban
a
regresar,
si
estaban
dando
la
vuelta
o
qué.
Porque
sabemos
que
en
Atlanta
habían
hecho
eso:
que
fingen
que
se
van
y
en
verdad
están
ahí
nomás
a
la
vuelta.
Entonces
nos
aseguramos
de
que
había
alguien
mirando.
Empiezan
a
decir
hay
que
hacer
una
cadena
humana.
Hay
que
hacer
una
cadena.
Vamos.
Hay
que
hacer
una
cadena.
Están
haciendo
una
cadena
aquí
en
este
momento.
Y
en
ese
momento
ya
se
toman
de
las
manos
por
si
acaso
llegan
ellos
caminando
y
tratando
de
detenerlos
Nos
tomamos
de
las
manos
alrededor
de
la
camioneta
en
ambos
lados.
Eran
vecinos
organizadores,
toda
la
gente
que
estaba
ahí
presente
Entonces
dijimos:
“No,
si
ahorita
es
el
momento,
metémoslos
ahorita”.
Entonces
como
no
estaban,
formamos
la
cadena
humana
por
si
acaso
y
contamos
hasta
diez.
Esto
es
lo
que
está
pasando
1,
2,
3,
4,
5,
6,
7,
8,
9,
10.
Avancen,
vayan
a
la
casa…
¡Vamos!
Está
saliendo
el
niño,
está
saliendo
el
niño
en
este
momento,
está
saliendo
también
el
señor,
y
bueno,
ya
están
a
salvo.
Están
aplaudiendo
porque
defendieron
a
esta
familia…
El
niño
sale
primero
y
luego
sale
el
papá
por
la
otra
puerta
y
ya
pues
entran
a
la
casa,
¿no?
En
ese
momento
es
muy
emotivo
porque
sentimos
que
ellos
ya
están
seguros.
Era
la
culminación
de
horas
de
angustia
en
las
que
fácilmente
habría
perdido
el
primero
en
cansarse.
Habían
logrado
lo
impensable,
lo
casi
imposible:
habían
evitado
que
ICE
se
llevara
a
un
inmigrante.
Habían
logrado
mantener
a
una
familia
unida.
Era
una
victoria
en
medio
de
tantas
derrotas.
En
cuanto
se
metieron,
me
caí
llorando.
Yeah,
me
caí
llorando
porque
después
de
tantos
años
haciendo
esto,
una
familia
se
salvó.
Ya
volvemos.
Mientras
dormías,
un
montón
de
noticias
estaban
pasando
alrededor
del
mundo.
Up
First
es
el
podcast
de
NPR
que
te
mantiene
informado
sobre
los
grandes
acontecimientos
en
un
corto
tiempo.
Comparte
10
minutos
de
tu
día
con
Up
First,
desde
NPR,
de
lunes
a
viernes.
Estás
escuchando
este
podcast
de
NPR
porque
quieres
estar
informado,
porque
quieres
aprender
algo,
¿cierto?
Bueno,
¿qué
tal
si
necesitas
un
pequeño
descanso?
Para
eso
querrás
oír
Wait
Wait
Don’t
Tell
Me,
el
quiz
de
noticias
de
NPR.
Es
el
show
que
deja
que
tu
cerebro
reptiliano
se
divierta
por
una
vez
en
la
vida.
En
todo
caso,
puedes
volver
a
ser
serio
más
tarde.
Wait
Wait
Don’t
Tell
Me,
desde
NPR.
Escúchalo
todos
los
viernes.
Estamos
de
vuelta
en
Radio
Ambulante.
Soy
Daniel
Alarcón.
Antes
de
la
pausa,
conocimos
a
varios
vecinos
y
activistas
de
Hermitage,
Tennessee,
que
se
juntaron
de
manera
casi
espontánea
para
proteger
a
un
hombre
y
a
un
niño
de
ICE.
La
noticia
de
este
evento
se
hizo
viral
y
a
muchos
les
llamó
la
atención
el
gesto
de
solidaridad,
como
ejemplo
de
una
comunidad
uniéndose,
para
apoyar
a
los
inmigrantes.
Un
detalle
que
sorprendió
fue
que
la
mayoría
de
los
que
se
arriesgaron
no
eran
latinos,
sino
blancos
o
afroamericanos
que
vivían
cerca.
Nuestra
productora,
Andrea
López
Cruzado,
conversó
con
varios
de
ellos
que
le
dijeron
que
lo
hicieron
porque
sentían
que
era
lo
correcto,
porque
se
trataba
un
vecino
tranquilo
y
trabajador
y,
claro,
porque
había
un
niño
involucrado.
En
el
caso
de
los
activistas
latinos,
como
Cathy,
el
evento
tenía
un
significado
un
poco
diferente.
Más
personal.
Andrea
nos
sigue
contando.
En
el
2009,
cuando
Cathy
era
una
adolescente
de
13
años,
en
Nashville
se
aplicaba
el
programa
conocido
como
287g.
Este
crea
alianzas
entre
ICE
y
los
departamentos
de
policía
para
que
estos
actúen
prácticamente
como
agentes
de
inmigración.
Y
aunque
ya
no
está
vigente
en
Nashville,
dos
condados
que
abarcan
ocho
municipios
en
Tennessee
mantienen
el
programa
al
día
de
hoy.
Un
día
de
marzo,
el
papá
de
Cathy
la
recogió
de
la
escuela
para
llevarla
a
otro
colegio,
a
una
competencia
de
atletismo
para
la
que
Cathy
se
había
estado
preparando
durante
todo
un
año.
Si
ganaba
o
quedaba
en
segundo
lugar,
avanzaría
a
la
competencia
estatal.
Pero
en
el
camino…
Pararon
a
mi
papá.
Y
él
tenía
licencia.
Tenía
la
seguridad,
tenía
su
registración.
Pero
algo
pasó.
Se
demoró
demasiado
la
policía
y
él
salió
del
carro
para
preguntar
si
había
algo,
si
había
un
papel
equivocado.
Cuando
se
acercó
al
carro
de
la
policía,
uno
de
ellos
le
apuntó
con
su
pistola
y
lo
arrestó.
Cathy
recuerda
la
escena
perfectamente,
hasta
la
hora:
4:15
de
la
tarde.
Cuando
vio
lo
que
estaba
pasando,
ella
también
se
bajó
del
carro
y
se
enfrentó
a
la
policía.
A
gritos
les
dijo
que
dejaran
a
su
papá,
pero
le
dijeron
que
si
ella
no
se
callaba,
también
la
arrestarían
y
la
llevarían
a
una
cárcel
juvenil.
Y
que
lo
que
no
sabía
mi
familia
y
ni
mi
papá,
ni
yo,
era
que
él
tenía
una
orden
de
deportación.
Se
lo
llevaron.
Y
yo
me
quedé
sola
al
lado
de
la
calle.
Cathy
nunca
llegó
a
la
competencia
de
atletismo
y
su
papá
nunca
volvió
a
casa.
Él
pasó
más
de
dos
meses
en
un
centro
de
detención
en
Tennessee.
Durante
su
encierro,
el
papá
de
Cathy
bajó
55
kilos
de
peso
por
el
estrés,
la
angustia,
y
falleció
su
mamá
—la
abuela
de
Cathy.
Fue
todo
muy
complicado,
hasta
que
no
aguantó
más
y
terminó
firmando
una
orden
de
deportación
a
Perú,
su
país
de
origen.
Cathy
y
su
hermano
menor
viajaron
a
verlo
dos
veces,
pero
los
pasajes
son
caros
y
no
es
tan
simple
conseguir
el
dinero
para
visitarlo.
Hoy
mantienen
contacto,
pero
no
lo
han
vuelto
a
ver
en
ocho
años.
Lo
que
pasó
en
Hermitage
era
una
situación
muy
similar
a
la
que
había
vivido
con
su
papá,
pero
con
un
resultado
diferente.
Una
familia
se
salvó
de
la
separación.
Al
menos
una.
Me
di
cuenta
de
que
la
niña
que
se
quedó
al
lado
de
la
calle
hace
diez
años
todavía
sigue
en
mí,
con
miedo,
con
mucha
tristeza.
Pero
la
mujer
que
salió
de
esa
trauma,
que
salió
de
ese
miedo,
tiene
mucho
poder,
mucha
rabia
y
por
esa
razón,
para
poder
proteger
a
esa
niña
dentro
de
mí,
voy
a
seguir
haciendo
esto.
Porque
que
yo
no
soy
la
única
que
lo
he
vivido.
Y
que
no
voy
a
ser
la
última
y
de
que
esta
familia
no
va
a
ser
la
última
familia
a
la
que
le
pase.
Y
tal
vez
solo
sea
uno
por
uno,
pero
así
empezamos.
Vamos
a
empezar
uno
por
uno.
Estuve
varios
días
en
Nashville
intentando
entender
no
solo
el
incidente
en
Hermitage,
sino
también
lo
que
la
amenaza
de
ICE
representa
para
la
comunidad
latina
de
la
zona.
Estando
ahí
me
topé
con
la
historia
del
único
concejal
latino
de
Nashville.
Se
llama
Fabián
Bedne
y
es
de
origen
argentino.
Él
también
estuvo
en
Hermitage
aquel
día.
Cuando
se
despertó,
poco
antes
de
las
nueve
de
la
mañana,
se
dio
cuenta
de
que
tenía
varios
mensajes
de
texto
de
distintas
personas
contándole
lo
que
estaba
ocurriendo
en
la
comunidad.
Me
dijo
que
sin
perder
tiempo
se
vistió
y,
sin
desayunar,
salió
para
allá.
Es
que
lo
que
estaba
sucediendo
ese
día
activó
recuerdos
de
su
pasado.
La
idea
de
que
en
este
país
puedan
arrestar
a
alguien
sin
una
orden
judicial
inmediatamente
me
hizo
acordar
de
mi
niñez
en
Argentina.
Fabián
se
crió
en
medio
de
la
dictadura
militar
de
los
años
setenta.
Una
dictadura
brutal,
violenta,
cruel,
donde
los
muertos
y
los
desaparecidos
eran
cosa
de
todos
los
días.
Cuando
Fabián
tenía
16
años…
Los
militares
desaparecieron
a
mi
hermano
mayor.
Entonces,
fue
toda
una
época
de
mucho
miedo
para
mí.
Pero
al
crecer
Fabián
tomó
una
decisión…
Que
no
iba
a
dejar
que
el
miedo
me
gobernara,
¿no?
Entonces
empecé
a
participar
en
marchas
de
Derechos
Humanos
y
de
las
marchas
de
las
Madres
de
Plaza
de
Mayo
y
todo
eso.
Y
fue
muy
duro.
Al
principio
era
el
miedo
que
yo
tenía
el
pánico
era
abrumador,
pero
es
como
que
cuando
uno
da
ese
paso
es
como
medio
irreversible
una
vez
que
elegí
estar
del
lado
de
la
justicia
es
como
que
ya
no
había.
There
was
not
going
back.
No
había
marcha
atrás.
Y
con
esa
motivación
y
esos
recuerdos,
llegó
a
Hermitage.
Había
hablado
con
alguien
y
que
teníamos
una
reunión,
más
tarde
le
dije:
“Mirá,
no
si
voy
a
llegar
a
la
reunión
porque
por
ahí
me
arrestan”.
Y
aquí
Fabián
se
emocionó
un
poco….
Así
que…
en
mi…
ah,
perdón…
En
mi
cabeza
había
decidido
que
iba
a
hacer
lo
que
tuviera
que
hacer
para…
si
trataban
de
violar
los
derechos
constitucionales
de
esta
persona.
Al
final
todo
salió
bien.
No
fue
arrestado,
ni
tuvo
que
enfrentarse
a
la
policía,
pero
la
situación
lo
afectó
bastante…
Me
enoja
la
idea
de
que
me
vine
a
este
país
hace
29
años
para
vivir
sin
miedo,
para
sentir
que
no
tenía
que
tener
miedo
al
gobierno
ni…
ni
a
la
policía,
ni
a
los
militares,
que
era
igual
a
todos
los
demás.
Y
de
repente
eso
se
está
erosionando,
¿no?
Como
que
estamos
entrando
en
una
situación
que,
si
bien
es
muy
lejos
de
la
dictadura
que
yo
crecí,
que
empieza
a
tener
como
una
similitud
que
me
traumatiza,
que
me
pone
muy
mal.
[00:07:29][37.1]
Y,
bueno,
si
bien
el
desenlace
de
ese
día
fue
un
alivio,
no
se
puede
decir
que
fue
una
victoria.
O
por
lo
menos
no
una
victoria
definitiva.
ICE
podía
volver
en
cualquier
momento
y
la
familia,
que
se
había
salvado,
supo
que
tenía
que
dejar
la
casa
y
el
barrio
que
fue
su
hogar
durante
14
años.
Quedarse
era
demasiado
arriesgado.
Todo
el
mundo
tenía
fotos
de
su
casa.
Todo
el
mundo
sabía
la
calle
donde
vivían.
Entonces,
no
solo
por
el
temor
de
migración,
pero
también
por
el
temor
de
racistas.
Hoy,
la
familia
por
su
seguridad
no
quiere
revelar
su
paradero.
Los
vecinos
los
volvieron
a
ver
días
después,
solo
por
un
momento,
cuando
fueron
a
su
casa
a
recoger
sus
cosas.
Cuando
estuve
allí
vi
muebles,
un
trampolín
y
las
bicicletas
de
los
niños
que
permanecían
afuera
de
la
vivienda.
Eran
recuerdos
de
una
vida
tranquila
y
feliz
bruscamente
interrumpida.
Las
flores
bien
cuidadas
que
adornaban
el
frente
de
la
casa
seguramente
ya
se
marchitaron.
La
policía,
por
su
parte,
dijo
después
en
un
comunicado
que
los
oficiales
solo
estuvieron
ahí
para
mantener
la
tranquilidad
en
caso
de
que
las
cosas
se
salieran
de
control.
Tres
días
después
de
librarse
de
ICE,
el
hombre
anónimo
que
protagonizó
este
incidente
desde
su
van
grabó
este
audio
que
fue
publicado
por
MIX:
Mi
mensaje
es
hacia
la
comunidad
hispana,
indocumentada,
es
de
que
le
echen
ganas,
no
se
rindan
por
nada
del
mundo.
Y
pues,
que
conozcan
sus
derechos,
¿verdad?
Y
pues
también
muchas
gracias
por
toda
la
gente
que
me
apoyó,
por
mis
vecinos,
muchas
gracias,
por
toda
la
gente
que
estuvieron
ahí.
que
no
es
el
final,
pero
es
una
victoria
por
ahora.
Y
que
luchen
todas
las
familias
que
pasan
por
esos
momentos
así.
En
el
audio,
el
hombre
anima
a
los
inmigrantes
a
que
conozcan
sus
derechos.
Y
es
que
esto
marcó
la
diferencia
en
el
incidente
de
Hermitage.
Sin
una
orden
firmada
por
un
juez,
ICE
no
tiene
derecho
a
sacar
a
una
persona
indocumentada
de
su
auto,
como
pretendió
hacer
con
él,
ni
mucho
menos
de
su
casa.
Para
decirlo
de
manera
más
directa:
si
el
hombre
se
hubiese
bajado
del
auto,
es
muy
probable
que
hoy
estuviese
detenido,
esperando
su
deportación.
Traté
de
hablar
con
el
hombre
directamente,
pero
después
de
lo
que
pasó
tiene
mucho
miedo
de
exponerse.
Unos
días
después
del
incidente
en
Hermitage,
un
joven
mató
a
22
personas
en
El
Paso,
Texas,
en
el
peor
ataque
contra
la
comunidad
latina
en
la
historia
reciente
de
Estados
Unidos.
También,
por
esos
días
ICE
detuvo
a
casi
700
trabajadores
en
Mississippi
en
la
mayor
redada
en
un
solo
estado
en
la
historia
del
país.
Cuando
estuve
en
Nashville,
conversé
con
varios
residentes
hispanos
de
Hermitage
que
me
dijeron
que
después
de
la
visita
de
ICE
y
la
reacción
de
la
comunidad,
se
sentían
contentos
y
agradecidos
por
la
muestra
de
solidaridad
de
sus
vecinos.
Lamentablemente,
para
Nashville,
las
noticias
de
persecución
de
inmigrantes
continúan.
El
5
de
septiembre,
mes
y
medio
después
del
incidente
en
Hermitage,
ICE
volvió
a
sacudir
a
la
comunidad
inmigrante
de
la
ciudad.
Alrededor
de
las
7
de
la
mañana,
en
el
estacionamiento
de
una
tienda
a
solo
20
minutos
de
Hermitage,
ICE
intentó
detener
a
otro
inmigrante
mexicano
indocumentado
que,
según
la
agencia
federal,
había
sido
deportado
cuatro
veces.
En
la
escena
estaban
los
mismos
agentes
de
Inmigración
que
quisieron
arrestar
al
hombre
en
Hermitage.
Según
la
Coalición
por
los
Derechos
de
los
Inmigrantes
y
Refugiados
de
Tennessee,
en
esta
ocasión
tampoco
había
una
orden
de
detención,
por
lo
que
el
inmigrante
tampoco
se
bajó
de
su
van.
Pero
esta
vez,
la
situación
pasó
a
mayores
y
el
resultado
fue
muy
distinto.
En
el
momento
en
que
el
hombre
intentó
irse,
los
agentes
de
ICE
dispararon
contra
su
vehículo.
El
ciudadano
mexicano
logró
dejar
el
lugar,
pero
horas
más
tarde
—herido
en
el
estómago
y
en
un
hombro—
se
entregó
a
las
autoridades.
Días
después,
el
inmigrante
fue
acusado
de
volver
a
ingresar
a
Estados
Unidos
a
pesar
de
que
ya
había
sido
deportado
varias
veces.
Poco
antes
de
publicáramos
esta
historia,
el
alguacil
del
condado
que
incluye
Nashville
anunció
que
dejaría
de
albergar
inmigrantes
detenidos
en
su
cárcel
para
ser
procesados
por
ICE.
Además
dijo
que
limitaría
su
interacción
con
la
agencia
inmigratoria
a
solo
lo
que
la
ley
estatal
le
exige.
La
decisión
fue
aplaudida
por
los
defensores
de
los
inmigrantes
de
la
ciudad.
Andrea
López
Cruzado
es
periodista
y
fact-checker
en
Radio
Ambulante.
Vive
en
Nueva
Jersey.
Este
episodio
fue
editado
por
Camila
Segura,
Luis
Fernando
Vargas
y
por
mí.
La
música
y
el
diseño
de
sonido
son
de
Andrés
Azpiri.
El
resto
del
equipo
de
Radio
Ambulante
incluye
a
Lisette
Arévalo,
Gabriela
Brenes,
Jorge
Caraballo,
Victoria
Estrada,
Miranda
Mazariegos,
Rémy
Lozano,
Patrick
Moseley,
Laura
Rojas
Aponte,
Barbara
Sawhill,
Luis
Trelles,
David
Trujillo
y
Elsa
Liliana
Ulloa.
Carolina
Guerrero
es
la
CEO.
Radio
Ambulante
es
un
podcast
de
Radio
Ambulante
Studios
y
se
produce
y
se
mezcla
en
el
programa
Hindenburg
PRO.
Radio
Ambulante
cuenta
las
historias
de
América
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Daniel
Alarcón.
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Este mensaje es para ti. Sí, para ti. El que escucha Radio Ambulante en el auto. La que nos escucha en la universidad. El que escucha mientras cocina, o mientras dobla la ropa, o después de acostar a los niños. Para ti. Si nos escuchas y aprecias lo que hacemos, considera unirte a nuestro programa de membresías. Recibirás varios beneficios al convertirte en miembro —desde stickers en WhatsApp hasta pósters o llamadas con nuestro equipo—. Pero lo más importante: con tu apoyo garantizarás la sostenibilidad y el crecimiento de Radio Ambulante. Desde ya, muchas gracias. Hazte miembro en radioambulante.org/donar Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Estados Unidos. Nashville, Tennessee. Un barrio llamado Hermitage. El vecindario se llama así por The Hermitage, la hacienda de Andrew Jackson, el séptimo presidente de Estados Unidos, ese que sale en los billetes de 20 dólares. The Hermitage ahora es un museo, pero en el tiempo de Jackson era una hacienda enorme de más de 170 hectáreas con un área verde gigante que era donde trabajaban los esclavos. Ella es Andrea López Cruzado, fact-checker de Radio Ambulante. Visitó Hermitage en agosto. Y no es por nada que queremos comenzar la historia aquí, con la finca del expresidente. Es un lugar con mucho significado histórico, que para muchos recuerda la opresión y segregación bajo las cuales se fundó Estados Unidos. Y que lo hace a uno pensar sobre el tenso ambiente político y social que vive el país hoy en día. Pero Hermitage no solo es el museo de la hacienda de Jackson… Es un lugar de contrastes. Una zona está llena de casas grandes y jardines inmensos que parecen diseñados para personas que no quieren a nadie cerca. Y también tiene su zona menos ostentosa, donde los residentes son en su mayoría afroamericanos o inmigrantes latinos. Abundan las casas modestas, de una sola planta, envejecidas, típicas casas de clase trabajadora… Esta parte de Hermitage es como muchos lugares en Estados Unidos. Restaurantes de comida rápida, pequeñas tiendas, negocios para mandar remesas o cobrar cheques. Aparte de ese último detalle, no es un barrio que a primera vista parezca una zona latina. Pero durante unos días, ocupó los titulares de los noticieros acá en Estados Unidos y el incidente que todos reportaban tenía como protagonistas a una familia mexicana. Andrea nos cuenta. Ocurrió el 22 de julio de 2019. Poco antes de las siete de la mañana, un hombre y su hijastro de 12 años salieron de su casa y se subieron a su camioneta. El niño iba a acompañar a su padrastro a su trabajo de construcción. Encendieron el auto y, justo cuando estaban por partir, una camioneta blanca les cerró el paso. Dos agentes de Immigration and Customs Enforcement —la agencia federal de Inmigración conocida como ICE— se acercaron a la ventana y le pidieron al hombre que se bajara. Él era un inmigrante indocumentado. Sin salir de su camioneta, le pidió al niño que grabara y a través de la ventana le dijo a los agentes que estaba esperando a su abogado. I’m waiting for somebody. Let’s go! I’m waiting for somebody. Mi abogado is come. Your lawyer is coming here? For what? El hombre tal vez había visto videos de detenciones y sabía que si no se bajaba de la van, podría ganar tiempo para que viniera alguien a ayudarlo. El agente de ICE le preguntó que para qué iba a ir su abogado… Y luego le dijo: So we’ll just call the cops and they’ll arrest you. And when they are done with you in the jail, then we’ll get you. You understand? And then, we’ll probably come back and talk to your wife… No se escucha muy bien, pero el agente de ICE le dice que van a llamar a la policía para que lo arresten. Y que cuando “acaben con él en la cárcel” van a detenerlo. Y que luego, muy seguramente, vendrán a hablar con su esposa. Mientras los agentes de ICE estaban hablando con el hombre, adentro de la casa, su esposa llamó a la periodista Verónica Salcedo, de Nashville Noticias, un medio digital dedicado a la comunidad hispana. Verónica tiene su número de teléfono público en la página en Facebook del medio para situaciones como esta. Me marca llorando. Me dice: “Vero, se están llevando a mi esposo y a mi hijo. Está aquí Inmigración”. Dice: “Yo estoy en contacto con mi esposo por… por el teléfono y me está diciendo que le están diciendo que se baje o que se salga de la camioneta porque si no, pues mal se van a llevar también al niño que tiene 12 años”. Verónica llamó de inmediato a Cathy Carrillo. Cathy es una activista de 24 años. Forma parte de MIX, una organización de jóvenes que busca mejorar las leyes migratorias y combatir el racismo en las cortes y el abuso policial, entre otras cosas. Desde hacía un mes, cuando el presidente Donald Trump anunció vía Twitter que ICE empezaría a deportar, y cito, “a millones de extranjeros ilegales”, Cathy y otros de MIX… Empezamos una lista donde la gente se podía inscribir para defender a su comunidad y si querían ser parte de lo que nosotros llamamos Migra Watch, cuando pueden ir a verificar si en verdad… si migración que está presente en las comunidades o haciendo una… un paro de carros. Cathy vive a tan solo diez minutos de Hermitage. Entonces, apenas Verónica le contó, se preparó para irse para allá. Antes de salir, le pidió a su esposo que llamara a más gente de la lista, para que también fueran al lugar a apoyar. Y me metí en el carro y estaba llamando a personas y como eran las siete de la mañana nadie me contestaba. Y yo estaba como: “Ay, ¿qué voy a hacer?, ¿qué voy a hacer?”. Cathy ha hecho estos viajes varias veces, pero normalmente llega cuando ICE ya se ha llevado a la persona y lo que encuentra es el caos… De lo que acaba de pasar la madre y los niños, la tristeza. Y… y estoy acostumbrada a eso. Pero esta situación era nueva para Cathy. El hombre todavía estaba ahí, y también los agentes de ICE. Entonces yo estaba llamando a un montón de personas. Estaba llamando a otro organizadores, a abogados, a los recursos que tenían y me chocó porque muchas personas me dijeron: “Cathy, no hay nada que puedas hacer. Es el trabajo que hacen no hay nada que se pueda hacer”. Y me acuerdo que le dije a una persona, dije: “Te voy a colgar porque voy a hacer algo. No sé qué, pero voy a… voy a hacer algo”. Cuando Cathy llegó, cerca de las siete y media de la mañana, la policía ya estaba ahí junto con los agentes de ICE. Los mismos agentes habían llamado a la policía dándoles otra versión de los hechos: que habían intentado detener al hombre mientras manejaba pero que este no había obedecido su orden sino que, por el contrario, se había ido a su casa. Pero según contó la familia, el inmigrante no había alcanzado a salir de casa cuando ICE llegó. Cathy lo encontró dentro de su camioneta junto con el niño y empezó a grabar por medio de Facebook Live. Hello, everyone. I’m in Hermitage. Today is Monday, July 22nd. It’s 7:35 a. m. We have a father and a son who are in the van right now. This is immigration, they have identified themselves as ICE. And they are trying to get the person out of the van. Y empecé a decir simplemente lo que eran los hechos: qué fecha, qué día, qué hora, en dónde estaba. Y anuncié que la policía estaba ahí presente antes de que yo había salido del carro, que al otro lado sí había migración y cuando salí del carro, yo dije: “OK, déjame sentirme bien, déjame sentirme confidente en lo que voy a hacer”. Entonces empecé a grabar la escena. No habló con los agentes de inmigración ni con la policía. Solo grabó esperando a que llegaran más personas. Y en cinco minutos llegó una persona de nuestra lista. Y de ahí como cada cinco minutos llegó otra persona, llegó otra persona, otra persona de la lista. Cathy se acercó a la camioneta del hombre y le hizo saber que estaba ahí para ayudarlo. Se veía que tenían ansiedad. El niño se veía que estaba triste, con miedo. No hay manera de cómo esconder eso cuando eres un niño en tu cara. El señor sí se veía que estaba como tratando de mantener la calma. Pero era difícil para el niño. ¿No le han dado ningún tipo de papel? No. No. OK. So he is saying that he has not received any kind of paper or order or anything like that. Dije: “Pues él no tiene un papel. No tiene una orden judicial”. Y la policía nos dijo en ese momento de que, pues, los agentes lo tienen y si él lo quiere se tiene que bajar del carro. Y yo le dije al señor: No tiene que salir del carro puede nomás pedirle por la ventana que le enseñen una orden de arresto, ¿sí? Porque yo les pedí el papel y no me los querían dar, me dijeron: “No sólo vamos a hablar con él y sólo le vamos a dar el papel a él y… pero él se tiene que bajar del carro”. Ya llevaban más de una hora en la van y Cathy seguía pidiendo una orden judicial tratando de ganar tiempo. Y en eso, una vecina se acercó… Y ella es afroamericana y me dijo: “¿Qué está pasando?”. Y yo le expliqué, le dije: “El señor… estos agentes están tratando de llevárselo”. Y ella dijo: “No. No, no pueden llevárselos. Yo los conozco. Ellos viven acá ya desde hace años. Yo conozco al bebé, yo conozco a… ese niño yo lo he visto cuando era bebé”. El nombre de esta vecina es Felishadae Young. Fue hasta la van y les dijo al hombre y al niño que todo iba a estar bien, que ella se haría cargo. Y en unos cinco o diez minutos empecé a ver más vecinos. Ella fue a avisar avisó a los otros vecinos que estaban bajando a la calle que también vinieron a preguntar qué es lo que estaba pasando. Y en algún momento, según los testigos, llegaron a haber unas 25 o 30 personas presentes. Esta es Felishadae. A lot of different activists came. Attorneys came. Translators came. So the family could understand what was going on. Llegaron activistas, dice Felishadae. Abogados. Intérpretes para la familia. Y empezaron a traer carteles y había un cartel que decía: “Estamos contigo. Te queremos”. Y las voluntarias que estaban ahí ya todos estaban grabando empezaron a enseñarle al señor eso y empezaron poco a poco tomar como más espacio, más espacio alrededor del van para que los agentes no estén como ahí a la ventana tratando de… de decirle que se baje. Era un ambiente tenso, pero también lleno de solidaridad. Las vecinas estaban dispuestas a hacer todo para ayudar a la familia. Esta es Stacey Farley. I ain’t got nothing on my record. If I was going to take me in jail, I was gonna take me to jail. “Si me iban a llevar a la cárcel, me iban a llevar a la cárcel”, dice. Nicole Tyler, que vive al lado de Stacey, vio a mucha gente con miedo y confusión, pero… At that particular time a lot of us didn’t really care about what was… at that point, we just wanted to help. We just wanted to get them free. Dice: “En ese momento a muchos de nosotros no nos importaba. En ese momento, solo queríamos ayudar. Solo queríamos verlos libres”. Pero el tiempo pasaba. El hombre y el niño en la van, los agentes de ICE en la ventana, los policías cerca y personas de dentro y afuera de la comunidad iban y venían. Era un día en pleno verano y, como ocurre en el sur de Estados Unidos, además de hacer mucho calor, también había mucha humedad. El termómetro llegó a marcar 90 grados Fahrenheit en Nashville, unos 32 grados Celsius. Era un calor sofocante. Ya llevaban más de una hora cuando Stacey Farley se acercó a hablar con los agentes de ICE. Les dijo: Well, I hope you packed your lunch because we’re gonna be here a while. And he’s, “What do you mean?” I said: “Well, we are paying gas in this vehicle. They’re not going to lose their AC.” “Espero que hayan traído almuerzo”, les dijo Stacey, “porque vamos a estar aquí por un buen rato”. Uno de los dos agentes de ICE le preguntó qué quería decir. Y ella le dijo que iban a comprar gasolina, para que pudieran mantener el aire acondicionado de la van encendido. Sin aire, claro, quedarse en la van, con ese calor y esa humedad, bajo el sol, era demasiado peligroso. Sin ventilación, con una temperatura ambiental de 27 grados Celsius, el termómetro dentro de un carro cerrado puede subir a 46 grados en solo media hora. Puede ser mortal. Pero los vecinos no solo pensaron en el aire acondicionado, se encargaron también en proveer bebida y alimento. Una de las vecinas de Felishadae se encargó de la comida… She made grilled cheese sandwiches and she gave me oranges and yogurt and… and… and water and whatever she could give. Dice que hizo sándwiches de queso, que se los dieron al hombre y al niño junto con naranjas, yogur y agua. Ya llevaban alrededor de tres horas en la van y… The little boy, he was thirsty. He was hot. He was sweating. Sweat was dripping off his forehead, you know. So he was hungry too. He was hungry so he started eating snacks and things that we gave him. “El niño tenía sed, tenía calor, estaba sudando”, dice Felishadae. Y tenía hambre, así que se comió lo que le llevaron. Pasó una hora más sin incidente. La gente seguía ahí tratando de ganar más tiempo, grabando, mostrando su apoyo, bajo el calor, con hambre y sed. Y de repente… Vimos que los de ICE empezaron hablando con la policía y se metieron a sus carros y en cuanto a inmigración se fue, la policía también se fue. En ese momento, Verónica Salcedo, la periodista que escuchamos al inicio, ya estaba en el lugar transmitiendo en vivo por Facebook Live, como varios otros. ¡Se fueron! Se fueron, se fueron. Están de aquel lado… Se retiraron del lugar que… Esto es lo que estamos viendo en este momento. Ellos se fueron por su propia voluntad, porque nadie los corrió, nadie les… nadie les insultó de manera de que ellos se sintieran como en riesgo, ¿no? Ellos simplemente se dieron la media vuelta y se fueron. Pero, claro, todos se hacían una misma pregunta: O sea, ¿realmente esto estos señores se fueron? ¿O están viendo la forma de regresar por otro lado o hacer otras cosas, no? Empezamos a asegurarnos que alguien esté mirando si es que iban a regresar, si estaban dando la vuelta o qué. Porque sabemos que en Atlanta habían hecho eso: que fingen que se van y en verdad están ahí nomás a la vuelta. Entonces nos aseguramos de que había alguien mirando. Empiezan a decir hay que hacer una cadena humana. Hay que hacer una cadena. Vamos. Hay que hacer una cadena. Están haciendo una cadena aquí en este momento. Y en ese momento ya se toman de las manos por si acaso llegan ellos caminando y tratando de detenerlos Nos tomamos de las manos alrededor de la camioneta en ambos lados. Eran vecinos organizadores, toda la gente que estaba ahí presente Entonces dijimos: “No, si ahorita es el momento, metémoslos ahorita”. Entonces como no estaban, formamos la cadena humana por si acaso y contamos hasta diez. Esto es lo que está pasando 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10. Avancen, vayan a la casa… ¡Vamos! Está saliendo el niño, está saliendo el niño en este momento, está saliendo también el señor, y bueno, ya están a salvo. Están aplaudiendo porque defendieron a esta familia… El niño sale primero y luego sale el papá por la otra puerta y ya pues entran a la casa, ¿no? En ese momento es muy emotivo porque sentimos que ellos ya están seguros. Era la culminación de horas de angustia en las que fácilmente habría perdido el primero en cansarse. Habían logrado lo impensable, lo casi imposible: habían evitado que ICE se llevara a un inmigrante. Habían logrado mantener a una familia unida. Era una victoria en medio de tantas derrotas. En cuanto se metieron, me caí llorando. Yeah, me caí llorando porque después de tantos años haciendo esto, una familia se salvó. Ya volvemos. Mientras dormías, un montón de noticias estaban pasando alrededor del mundo. Up First es el podcast de NPR que te mantiene informado sobre los grandes acontecimientos en un corto tiempo. Comparte 10 minutos de tu día con Up First, desde NPR, de lunes a viernes. Estás escuchando este podcast de NPR porque quieres estar informado, porque quieres aprender algo, ¿cierto? Bueno, ¿qué tal si necesitas un pequeño descanso? Para eso querrás oír Wait Wait Don’t Tell Me, el quiz de noticias de NPR. Es el show que deja que tu cerebro reptiliano se divierta por una vez en la vida. En todo caso, puedes volver a ser serio más tarde. Wait Wait Don’t Tell Me, desde NPR. Escúchalo todos los viernes. Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa, conocimos a varios vecinos y activistas de Hermitage, Tennessee, que se juntaron de manera casi espontánea para proteger a un hombre y a un niño de ICE. La noticia de este evento se hizo viral y a muchos les llamó la atención el gesto de solidaridad, como ejemplo de una comunidad uniéndose, para apoyar a los inmigrantes. Un detalle que sorprendió fue que la mayoría de los que se arriesgaron no eran latinos, sino blancos o afroamericanos que vivían cerca. Nuestra productora, Andrea López Cruzado, conversó con varios de ellos que le dijeron que lo hicieron porque sentían que era lo correcto, porque se trataba un vecino tranquilo y trabajador y, claro, porque había un niño involucrado. En el caso de los activistas latinos, como Cathy, el evento tenía un significado un poco diferente. Más personal. Andrea nos sigue contando. En el 2009, cuando Cathy era una adolescente de 13 años, en Nashville se aplicaba el programa conocido como 287g. Este crea alianzas entre ICE y los departamentos de policía para que estos actúen prácticamente como agentes de inmigración. Y aunque ya no está vigente en Nashville, dos condados que abarcan ocho municipios en Tennessee mantienen el programa al día de hoy. Un día de marzo, el papá de Cathy la recogió de la escuela para llevarla a otro colegio, a una competencia de atletismo para la que Cathy se había estado preparando durante todo un año. Si ganaba o quedaba en segundo lugar, avanzaría a la competencia estatal. Pero en el camino… Pararon a mi papá. Y él tenía licencia. Tenía la seguridad, tenía su registración. Pero algo pasó. Se demoró demasiado la policía y él salió del carro para preguntar si había algo, si había un papel equivocado. Cuando se acercó al carro de la policía, uno de ellos le apuntó con su pistola y lo arrestó. Cathy recuerda la escena perfectamente, hasta la hora: 4:15 de la tarde. Cuando vio lo que estaba pasando, ella también se bajó del carro y se enfrentó a la policía. A gritos les dijo que dejaran a su papá, pero le dijeron que si ella no se callaba, también la arrestarían y la llevarían a una cárcel juvenil. Y que lo que no sabía mi familia y ni mi papá, ni yo, era que él tenía una orden de deportación. Se lo llevaron. Y yo me quedé sola al lado de la calle. Cathy nunca llegó a la competencia de atletismo y su papá nunca volvió a casa. Él pasó más de dos meses en un centro de detención en Tennessee. Durante su encierro, el papá de Cathy bajó 55 kilos de peso por el estrés, la angustia, y falleció su mamá —la abuela de Cathy. Fue todo muy complicado, hasta que no aguantó más y terminó firmando una orden de deportación a Perú, su país de origen. Cathy y su hermano menor viajaron a verlo dos veces, pero los pasajes son caros y no es tan simple conseguir el dinero para visitarlo. Hoy mantienen contacto, pero no lo han vuelto a ver en ocho años. Lo que pasó en Hermitage era una situación muy similar a la que había vivido con su papá, pero con un resultado diferente. Una familia se salvó de la separación. Al menos una. Me di cuenta de que la niña que se quedó al lado de la calle hace diez años todavía sigue en mí, con miedo, con mucha tristeza. Pero la mujer que salió de esa trauma, que salió de ese miedo, tiene mucho poder, mucha rabia y por esa razón, para poder proteger a esa niña dentro de mí, voy a seguir haciendo esto. Porque sé que yo no soy la única que lo he vivido. Y que no voy a ser la última y de que esta familia no va a ser la última familia a la que le pase. Y tal vez solo sea uno por uno, pero así empezamos. Vamos a empezar uno por uno. Estuve varios días en Nashville intentando entender no solo el incidente en Hermitage, sino también lo que la amenaza de ICE representa para la comunidad latina de la zona. Estando ahí me topé con la historia del único concejal latino de Nashville. Se llama Fabián Bedne y es de origen argentino. Él también estuvo en Hermitage aquel día. Cuando se despertó, poco antes de las nueve de la mañana, se dio cuenta de que tenía varios mensajes de texto de distintas personas contándole lo que estaba ocurriendo en la comunidad. Me dijo que sin perder tiempo se vistió y, sin desayunar, salió para allá. Es que lo que estaba sucediendo ese día activó recuerdos de su pasado. La idea de que en este país puedan arrestar a alguien sin una orden judicial inmediatamente me hizo acordar de mi niñez en Argentina. Fabián se crió en medio de la dictadura militar de los años setenta. Una dictadura brutal, violenta, cruel, donde los muertos y los desaparecidos eran cosa de todos los días. Cuando Fabián tenía 16 años… Los militares desaparecieron a mi hermano mayor. Entonces, fue toda una época de mucho miedo para mí. Pero al crecer Fabián tomó una decisión… Que no iba a dejar que el miedo me gobernara, ¿no? Entonces empecé a participar en marchas de Derechos Humanos y de las marchas de las Madres de Plaza de Mayo y todo eso. Y fue muy duro. Al principio era el miedo que yo tenía el pánico era abrumador, pero es como que cuando uno da ese paso es como medio irreversible una vez que elegí estar del lado de la justicia es como que ya no había. There was not going back. No había marcha atrás. Y con esa motivación y esos recuerdos, llegó a Hermitage. Había hablado con alguien y que teníamos una reunión, más tarde le dije: “Mirá, no sé si voy a llegar a la reunión porque por ahí me arrestan”. Y aquí Fabián se emocionó un poco…. Así que… en mi… ah, perdón… En mi cabeza había decidido que iba a hacer lo que tuviera que hacer para… si trataban de violar los derechos constitucionales de esta persona. Al final todo salió bien. No fue arrestado, ni tuvo que enfrentarse a la policía, pero la situación lo afectó bastante… Me enoja la idea de que me vine a este país hace 29 años para vivir sin miedo, para sentir que no tenía que tener miedo al gobierno ni… ni a la policía, ni a los militares, que era igual a todos los demás. Y de repente eso se está erosionando, ¿no? Como que estamos entrando en una situación que, si bien es muy lejos de la dictadura que yo crecí, que empieza a tener como una similitud que me traumatiza, que me pone muy mal. [00:07:29][37.1] Y, bueno, si bien el desenlace de ese día fue un alivio, no se puede decir que fue una victoria. O por lo menos no una victoria definitiva. ICE podía volver en cualquier momento y la familia, que se había salvado, supo que tenía que dejar la casa y el barrio que fue su hogar durante 14 años. Quedarse era demasiado arriesgado. Todo el mundo tenía fotos de su casa. Todo el mundo sabía la calle donde vivían. Entonces, no solo por el temor de migración, pero también por el temor de racistas. Hoy, la familia por su seguridad no quiere revelar su paradero. Los vecinos los volvieron a ver días después, solo por un momento, cuando fueron a su casa a recoger sus cosas. Cuando estuve allí vi muebles, un trampolín y las bicicletas de los niños que permanecían afuera de la vivienda. Eran recuerdos de una vida tranquila y feliz bruscamente interrumpida. Las flores bien cuidadas que adornaban el frente de la casa seguramente ya se marchitaron. La policía, por su parte, dijo después en un comunicado que los oficiales solo estuvieron ahí para mantener la tranquilidad en caso de que las cosas se salieran de control. Tres días después de librarse de ICE, el hombre anónimo que protagonizó este incidente desde su van grabó este audio que fue publicado por MIX: Mi mensaje es hacia la comunidad hispana, indocumentada, es de que le echen ganas, no se rindan por nada del mundo. Y pues, que conozcan sus derechos, ¿verdad? Y pues también muchas gracias por toda la gente que me apoyó, por mis vecinos, muchas gracias, por toda la gente que estuvieron ahí. Sé que no es el final, pero es una victoria por ahora. Y que luchen todas las familias que pasan por esos momentos así. En el audio, el hombre anima a los inmigrantes a que conozcan sus derechos. Y es que esto marcó la diferencia en el incidente de Hermitage. Sin una orden firmada por un juez, ICE no tiene derecho a sacar a una persona indocumentada de su auto, como pretendió hacer con él, ni mucho menos de su casa. Para decirlo de manera más directa: si el hombre se hubiese bajado del auto, es muy probable que hoy estuviese detenido, esperando su deportación. Traté de hablar con el hombre directamente, pero después de lo que pasó tiene mucho miedo de exponerse. Unos días después del incidente en Hermitage, un joven mató a 22 personas en El Paso, Texas, en el peor ataque contra la comunidad latina en la historia reciente de Estados Unidos. También, por esos días ICE detuvo a casi 700 trabajadores en Mississippi en la mayor redada en un solo estado en la historia del país. Cuando estuve en Nashville, conversé con varios residentes hispanos de Hermitage que me dijeron que después de la visita de ICE y la reacción de la comunidad, se sentían contentos y agradecidos por la muestra de solidaridad de sus vecinos. Lamentablemente, para Nashville, las noticias de persecución de inmigrantes continúan. El 5 de septiembre, mes y medio después del incidente en Hermitage, ICE volvió a sacudir a la comunidad inmigrante de la ciudad. Alrededor de las 7 de la mañana, en el estacionamiento de una tienda a solo 20 minutos de Hermitage, ICE intentó detener a otro inmigrante mexicano indocumentado que, según la agencia federal, había sido deportado cuatro veces. En la escena estaban los mismos agentes de Inmigración que quisieron arrestar al hombre en Hermitage. Según la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados de Tennessee, en esta ocasión tampoco había una orden de detención, por lo que el inmigrante tampoco se bajó de su van. Pero esta vez, la situación pasó a mayores y el resultado fue muy distinto. En el momento en que el hombre intentó irse, los agentes de ICE dispararon contra su vehículo. El ciudadano mexicano logró dejar el lugar, pero horas más tarde —herido en el estómago y en un hombro— se entregó a las autoridades. Días después, el inmigrante fue acusado de volver a ingresar a Estados Unidos a pesar de que ya había sido deportado varias veces. Poco antes de publicáramos esta historia, el alguacil del condado que incluye Nashville anunció que dejaría de albergar inmigrantes detenidos en su cárcel para ser procesados por ICE. Además dijo que limitaría su interacción con la agencia inmigratoria a solo lo que la ley estatal le exige. La decisión fue aplaudida por los defensores de los inmigrantes de la ciudad. Andrea López Cruzado es periodista y fact-checker en Radio Ambulante. Vive en Nueva Jersey. Este episodio fue editado por Camila Segura, Luis Fernando Vargas y por mí. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Victoria Estrada, Miranda Mazariegos, Rémy Lozano, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Trelles, David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Studios y se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

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