logo
Listen Language Learn
thumb

Radio Ambulante - Versus vs. Versus

-
+
15
30

Un hit de verano y un sueño.

En 1996, Andrés tenía 10 años y ningún interés por la música. Pero en la radio sonó una canción que cambió algo en él. Durante años, persiguió su sueño de convertirse en estrella de rock y ese camino lo llevó hasta sus ídolos.

► En nuestro sitio web puedes encontrar una transcripción del episodio. Or you can also check this English translation.

► Si no quieres perderte ningún episodio, suscríbete a nuestro boletín y recibe todos los martes un correo. Además, los viernes te enviaremos cinco recomendaciones inspiradoras del equipo para el fin de semana.

► ¿Nos escuchas para mejorar tu español? Tenemos algo extra para ti: nuestra aplicación Lupa, diseñada para estudiantes intermedios de la lengua que quieren aprender con nuestros episodios.

Únete a Deambulantes. Con tu apoyo podremos seguir contando las historias que merecen ser contadas.

:
Esto
es
Radio
Ambulante,
desde
NPR.
Soy
Daniel
Alarcón.
La
historia
de
hoy
comienza
en
marzo
de
1996.
Andrés
Azpiri,
nuestro
queridísimo
director
de
sonido
y
compositor,
tenía
10
años
y
una
mente
hiperactiva
que
pasaba
de
una
obsesión
a
otra:
piedras
preciosas,
serpientes
–cobras,
específicamente–,
y
claro,
las
estrellas
y
los
planetas.
El
interés
le
duraba
un
par
de
meses
y
listo,
a
otra
cosa
más
novedosa.
Nada
fuera
de
lo
normal
para
un
niño,
la
verdad.
Una
de
las
cosas
que
no
obsesionaba
a
Andrés
–y
esto
puede
parecer
raro-
era
la
música.
A
pesar
de
que
su
papá
era
fanático
de
Los
Beatles
y
los
ponía
siempre
en
el
fondo.
La
música,
simplemente,
lo
aburría.
Recibió
clases
de
piano,
pero
era
más
que
nada
un
trámite,
una
actividad
extracurricular
de
un
niño
de
clase
media.
En
ese
momento
Fey,
Shakira,
Coolio
y
Celine
Dion
dominaban
las
listas
de
éxitos
en
México.
Y
Wonderwall,
de
Oasis,
ya
se
había
vuelto
un
hito
cultural
que
marcaría
a
miles
de
adolescentes
alrededor
del
mundo.
Pero
a
Andrés
no
le
interesaba
nada
de
eso.
Hasta
que
llegó
una
canción.
I’m
sitting
here
in
the
boring
room,
it’s
just
another
rainy
sunday
afternoon.La
canción
se
llama
Lemon
Tree,
de
Fools
Garden.
:
Andrés
no
recuerda
el
día
específico,
pero
tiene
grabada
en
la
memoria
una
imagen
nítida
de
la
primera
vez
que
la
escuchó.
Estaba
sentado
en
la
parte
de
atrás
de
la
camioneta
gris
de
sus
papás,
seguramente
volviendo
de
la
práctica
de
fútbol,
con
la
radio
encendida. No
puedo
explicar
de
qué
manera
fue
como
una…
como
si
mi
cerebro
estuviera
en
blanco
y
negro.
Y
de
repente
llega
así
como
todo
a
color,
¿no?
O
sea,
como
un
baño
de
agua
caliente.
O
sea,
como
una
sensación
de
estar
completo,
¿no?
I
wonder
how,
I
wonder
why,
yesterday
you
told
me
about
the
blue
blue
sky
and
all
that
I
can
see
is
just
a
yellow
Lemon
Tree…
Como
nunca
había
sentido…
las
obsesiones
y
pasiones
que
tenía
hasta
ese
momento
no
se
comparan
con
esa
emoción,
¿no?
Creo
que
lo
que
más
me
impactó
es
que
que
empieza
como
con
esta
intro
medio
intrigoso
del
verso,
¿no?
que
es
muy
simple:
Tun,
tin,
tun,
tin,
tun,
tin,
tun,
tin
y
es
como
que
una
melodía
muy,
muy
pegajosa,
pero
como
que
la
liberación
emocional
que
tiene
el
contraste
del
verso,
que
es
un
poquito
tenso,
con
el
coro,
que
es
súper
dulce
y
súper
así
como
cincuentero
como
tun
tun
tun
tun
tun
tun
tun.
O
sea,
es
como
una
fórmula
casi
perfecta
para…
para
un
niño,
¿no?Muchos
seguramente
han
escuchado
esta
canción.
Pero
tal
vez
no
recuerdan
el
nombre
de
la
banda.
Fue
una
canción
muy
popular…
En
inglés
se
llamaría
“one
hit
wonder”,
esos
éxitos
fugaces
y
únicos
de
artistas
olvidados.
Y
si
lo
piensas
bien,
es
muy
extraño
que
Fools
Garden
haya
tenido
una
canción
en
las
listas
de
éxitos
de
los
90
en
Latinoamérica.
Son
un
grupo
de
pop
rock
alemán
que
canta
en
inglés,
creado
en
la
ciudad
de
Pforzheim,
en
la
Selva
Negra.
Quiero
decir…
no
es
una
banda
que
estuvo
en
la
escena
inglesa
o
estadounidense
de
los
noventas
para
alimentarse
de
todo
el
movimiento
cultural
y
comercial
que
se
vivía
en
esos
momentos.
Lo
cierto
es
que
a
partir
de
marzo
de
1996,
Andrés
tuvo
una
nueva
obsesión
que
dejó
a
las
otras
por
el
piso:
Lemon
Tree
y
esta
desconocida
banda
de
Alemania.
Y
claro,
aquí
hay
que
precisar
un
detalle
de
la
época,
para
nuestros
oyentes
más
jóvenes.
En
aquellos
años,
si
te
gustaba
una
banda,
no
podías
simplemente
buscarlos
en
Spotify
y
ya…
No.
Estabas
condenado
a
escuchar
horas
y
horas
de
radio
de
canciones
que
no
te
interesaban,
y
estar
listo,
para
presionar
REC,
para
grabar
la
que
buscabas
en
cassette.
Eso.
Fin
de
la
lección
de
historia
del
siglo
pasado.
Entonces,
el
joven
Andrés
empezó
a
escuchar
la
radio
y
también
veía
canales
como
MTV,
para
ver
el
video
musical.
No
paraba
de
hablar
de
la
canción… Entonces,
en
algún
punto
mi
papá
me
llevó
ahí
a
Galerías
Coapa,
la
plaza
más
cercana
a
nuestra
casa,
a
Mixup,
que
es
donde
venden
hasta
la
fecha
cd
y
eso.
Y
bueno
“mi
hijo
quiere,
le
gusta
mucho
la
canción
Lemon
Tree…
¿en
qué
disco
la
tienes?”
y
el
vendedor
dijo
“la
tengo
en
dos”. Le
ofrecían,
por
un
lado,
el
disco
de
la
banda:
Dish
of
the
Day…
Pero
había
otro
que
tenía
varios
éxitos
de
diferentes
bandas.
Ese
disco
llevaba
el
nombre
inverosímil
y
a
la
vez
completamente
lógico
de
“Hits
del
Verano
Now…
Tres.”
Pues
suena
más
interesante
el
Now
Tres
porque
está
más
variado,
hay
más
bandas,
¿no?
Y
ya,
entonces,
me
compraron
ese
disco
y
pues
a
las
pocas
semanas
me
caché
no
escuchando
el
resto
de
los
veinte
hits
que
traía,
sino
solo
esa
canción
una
y
otra
vez,
una
y
otra
vez,
una
y
otra
vez. Al
año,
cuando
la
fiebre
de
Lemon
Tree
ya
había
pasado,
cuando
la
canción
ya
se
escuchaba
menos
en
la
radio
y
más
en
las
clases
de
inglés
nivel
básico
1,
Andrés
estaba
en
una
plaza
con
puestitos
de
venta
de
música,
y
descubrió,
casi
por
accidente,
que
Fools
Garden
tenía
otro
álbum.
Le
pidió
a
sus
papás
plata
para
comprarlo.
Ese
otro
álbum,
Go
and
Ask
Peggy
for
the
Principal
Thing,
era
en
general
muy
diferente
a
la
canción
Lemon
Tree. Una
onda
más
seca,
más
rockera
y
bueno,
una
carga
mucho
más
Beatlesca
pero
también
como
influencias,
como
de
Oasis. Le
atrajo
mucho
ese
sonido
más
pesado.
En
las
prácticas
de
fútbol
fantaseaba
con
llegar
a
casa,
para
por
fin
escuchar
ese
álbum.
Pero
no
solo
eso.
Se
sentaba
largos
ratos
a
observar
detenidamente
todo
lo
que
traía
el
CD.
Y
veía
las
fotos
de
la
banda,
del
booklet
del
álbum,
y
pues
a
ellos
así
como
con
una
guitarra
y
como
que
caminando
ahí
creo
que
esa
sesión
la
hicieron
en
Irlanda
y,
a
partir
de
ahí,
a
los
12
ya
empecé
como
a
soñar
como
con
tener
una
banda,
¿no?Es
extraño
esto,
porque
si
ves
a
Fools
Garden…
no
son
nada
el
estereotipo
de
los
rock
stars.
Las
fotos
de
esa
época
son
de
unos
hombres
en
sus
treinta,
un
poco
desarreglados,
como
una
versión
noventera
de
los
Beatles
pero
más
modesta.
Recordemos
que
Andrés
no
tenía
mucho
acceso
a
música,
pues,
la
información
no
circulaba
como
ahora.
Estaba
MTV
y
Oasis
y
Blur,
pero
para
Andrés
el
modelo
a
seguir
era
esta
banda
alemana
de
la
Selva
Negra.
Y
nuestro
querido
músico
los
seguiría…
casi
a
niveles
patológicos…
Una
pausa
y
volvemos.
Estamos
de
vuelta.
Para
el
año
2000,
cuando
Fools
Garden
sacó
su
nuevo
álbum,
Andrés
tenía
14
años
y
ya
era
un
fan
de
primera.
En
ese
momento
empezó
a
aprender
a
tocar
una
guitarra
acústica
vieja
Y
vieja
de
verdad,
o
sea
de
cuando
su
papá
era
niño.
Las
clases
de
piano
habían
pasado
al
olvido.
No
recordaba
nada
de
teoría
musical.
Pero
su
papá
le
enseñó
el
círculo
de
Do.
O
sea,
el
acorde
de
do
sol
re
menor,
la
menor.
Y
para
eso
fue
suficiente.
O
sea,
empecé
a
partir
de
ahí,
de
oído
a
sacar
las
canciones
de
eso,
de
Fools
Garden.También
empezó
a
componer
canciones
bastante
simples
en
guitarra
y
con
un
teclado
que
le
regalaron…
Se
dio
cuenta
que
le
salía
fácil,
y
esto
lo
emocionó.
Pero
su
trayectoria
musical
no
se
puede
distinguir
de
su
compromiso
con
la
banda.
A
los
15
años,
decidió
aprender
alemán.Yo
quería
entender
sus
entrevistas
y
leer
sus
diarios
del
tour
y
que
no
entendía
ni
una
sola
palabra
más
que
tour,
guitarra
y
tenía
como
una
inquietud
gigante
por
entenderlos,
por
poderme
comunicar
con
ellos
en
su
idioma.Soñaba
con
conocer
a
sus
ídolos,
y
pronto
se
abrió
una
oportunidad.
Sus
papás
habían
mandado
a
los
hermanos
mayores
de
Andrés
a
intercambios
a
otros
países
–querían
que
sus
hijos
aprendieran
y
vivieran
experiencias
diferentes–.
En
2002,
cuando
tenía
16
años,
le
tocó
el
turno
a
él.
Y
obviamente
no
pensó
en
otro
país
más
que
Alemania.
Por
medio
de
una
agencia
de
educación
a
distancia,
la
mamá
de
Andrés
pudo
conseguir
que
lo
aceptaran
en
una
escuela
en
Mannheim,
al
suroeste
de
ese
país.
Lo
recibiría
una
familia
grande,
de
11
hijos.
Andrés
iba
emocionado,
claro:
era
una
nueva
experiencia.
Pero
lo
cierto
es
que
su
alemán
no
era
el
mejor
y
él
estaba
consciente
de
eso.
Fue
su
primer
viaje
solo.
Lo
recibió
Sofía,
una
chica
de
20
años,
de
las
mayores
de
la
familia.
Al
saludarla
se
dio
cuenta
que
el
alemán
lento
que
había
aprendido
de
los
profesores
mexicanos,
no
le
iba
a
servir
ahí.
Como
pudo,
se
comunicó
en
inglés
y
después
de
una
hora
en
auto
llegaron
a
la
casa.
Una
familia
muy
extravagante,
muy
muy
rara
y…
pero
bueno,
súper
amables
conmigo
y
todo.
Pero
Andrés,
el
más
pequeño
de
3
hermanos
de
una
familia
tradicional
mexicana,
los
encontró
un
poco
fríos.
Y
la
verdad
el
cambio
fue
brusco. Entonces
me
fui
de
haber
terminado
el
básico
cinco,
o
sea
que
era
“Hola,
me
llamo
Andrés,
mi
color
favorito
es
el
azul”,
al
día
siguiente
estar
en
una
clase
de
física
en
Alemania,
¿no?
,
y
era
como
que
no,
o
sea,
ni
en
español
voy
a
entender
esto. Era
una
escuela
con
muchos
hijos
de
migrantes,
y,
si
bien
esto
hizo
que
Andrés
no
se
sintiera
tan
fuera
de
lugar,
lo
cierto
es
que
era
el
rezagado. Y
pues
yo
no
hacía
nada,
me
ponía
a
leer
o
lo
que
sea.
Pero
como
que
los
maestros
fueron
bastante
buena
gente,
y
me
sirvió
para
todo
el
tiempo
estar
escuchando
el
idioma. Tiempo
antes
de
ir
a
Alemania,
Andrés
había
entrado
en
contacto
con
el
club
de
fans
de
Fools
Garden,
manejado
por
una
chica
llamada
Heidi.
Escribió
para
pedir
información
sobre
cómo
conseguir
el
álbum
más
nuevo
de
la
banda,
que
no
llegó
a
México
porque
las
ventas
iban
en
decadencia.
Andrés
se
comunicaba
a
menudo,
y
Heidi
les
pasaba
los
correos
que
escribía
a
la
banda,
que
estaba
fascinada
por
tener
un
fan
mexicano.
Andrés
obviamente
les
contó
que
iba
para
allá.
Heidi
lo
invitó
a
una
reunión
de
fans
en
una
ciudad
cercana.
Se
iba
a
celebrar
en
el
segundo
piso
de
un
salón
donde
se
juega
bolos.
Pero
la
mejor
noticia
era
que
no
solo
iban
a
estar
los
fans,
sino
la
banda.
Cuando
Andrés
llegó
vio
como
a
70
personas.
Como
se
imaginarán,
casi
todos
alemanes,
salvo
una
francesa
y
unas
italianas.
Pero
latinoamericanos,
nada.
Andrés
y
punto.
Pero
lejos
de
sentirse
como
el
bicho
raro,
Andrés
era
casi
una
celebridad
por
ser
el
fan
más
exótico.
Cuando
llegó
Fools
Garden,
estaban
felices
de
finalmente
conocerlo.Igual,
o
sea
cuando
llegaron
fue
como
oh
ya
Acpirri,
acpirri,
si
Andres
Andres,
si
claro
de
México,
wow
qué
padre. :
Y
bueno,
Andrés,
ni
se
diga.
Emocionadísimo. De
un
año
de
yo
estar
como
soñando,
de
tener
una
banda
y
estar
encerrado
en
mi
cuarto
al
año
después
estar
con
ellos
en
la
fiesta
del
club
de
fans.
Fue
como,
pues,
demasiado
para
mí,
¿no? Para
estas
alturas,
Andrés
ya
sabía
que
quería
ser
músico.
La
emoción
de
conocer
a
Fools
Garden,
de
verlos
en
carne
y
hueso,
gente
normal,
solo
ratificaba
esa
decisión.
Esto
puede
sonar
un
poco
contradictorio,
pero
la
aparente
normalidad
de
estos
tipos,
gente
sin
mucha
pretensión,
gente
que
saludaba
a
su
fan
adolescente
de
México
con
una
sonrisa…
lo
hacía
sentir
que
ser
músico
no
era
tan
descabellado.
En
fin,
durante
ese
año
escolar
que
Andrés
estuvo
en
Alemania,
pudo
asistir
a
cuatro
conciertos
de
Fools
Garden.
Llegaba
yo
a
los
conciertos
en
pueblitos
que
tocaban
como
en
eventos
como
así
multiculturales,
que
había
varios
escenarios
y
así.
Entonces
ellos
generalmente
cerraban
esos
eventitos
y
yo
llegaba
temprano
mientras
no
había
nadie
en
el
centro
del
pueblito
y
este…
y
ellos
están
en
el
sound
check.
Entonces…
“Ah,
Andrés
¿Qué
onda?” Los
eventos
eran
gratis,
y
él
se
llevaba
sanguchitos
para
comer…
Todo
el
dinero
de
la
mesada
que
le
daban
sus
papás
se
iba
en
los
tiquetes
de
tren.
Eran
lugares
un
poco
alejados
de
donde
vivía,
a
unas
cuantas
horas.
Durante
esos
conciertos
le
tomaba
fotos
al
guitarrista
con
una
cámara
de
rollo,
para
ver
qué
acordes
estaba
tocando
y
así
poder
descifrar
las
canciones.
Pero,
esperen,
quiero
que
se
entienda
esto
bien.
Tomaba
la
foto
de
la
mano
izquierda
del
guitarrista,
para
luego,
revelar
ese
rollo,
y
poder
estudiar
los
acordes
que
no
había
podido
sacar
de
oído.
Ese
nivel
de
nerd.
En
la
primavera,
Andrés
fue
a
un
festival
no
muy
lleno
y,
después,
acompañó
a
la
banda
a
un
bar.
Ya
se
habían
visto
varias
veces
durante
su
estadía,
y
el
alemán
de
Andrés,
que
ya
llevaba
meses
en
el
colegio
público,
era
más
que
pasable.
Para
la
banda
todo
esto
era
casi
tan
surreal
como
para
Andrés.
Es
decir,
si
Andrés
nunca
se
hubiera
imaginado
en
un
bar
con
sus
ídolos,
contándoles
de
su
familia
y
su
vida
en
México,
para
Fools
Garden,
tener
un
fan
mexicano
de
16
años
tan
dedicado
que
los
seguía
de
pueblo
en
pueblo,
y
que
súbitamente
hablaba
alemán,
era
igual
de
bizarro.
Y
bueno,
al
final
del
año
escolar,
Andrés
regresó
a
México. Y
pues
para
todo
era
como
increíble,
¿no?
Haber
cumplido
este
sueño.
Y
mis
papás,
también
súper
orgullosos
porque
logré
conocer
a
mis
ídolos
¿no?
Y
ya
en
esta
nueva
fase
yo
estaba
mucho
más
convencido
de
querer
tocar
música…
Era
2003,
y
el
hermano
de
Andrés,
Juan,
que
es
un
año
mayor,
se
había
hecho
amigo
de
un
compañero
de
la
escuela:
Max.
Max
era
fan
de
Coldplay,
Juan
de
Oasis
y
Andrés
de
Fools
Garden.
Bandas
con
raíces
parecidas.
Además
tenían
en
común
The
Strokes
y
un
poquito
de
Radiohead.
El
problema
era
que
Max
no
tenía
instrumento.
Pero
los
papás
de
Andrés
y
Juan
vieron
el
entusiasmo
que
tenían
sus
hijos
por
formar
una
banda
y
le
compraron
un
bajo
muy
sencillo
a
Max,
de
unos
90
dólares.
Rápido,
Max
aprendió
lo
básico.
Con
Juan
en
la
batería
y
Andrés
en
la
guitarra,
empezaron
a
ensayar.
No
mucho
después
escucharon
a
otro
compañero
de
escuela
en
un
evento.
:
Cantó
la
de
Fake
Plastic
Trees
y
con
una
voz
así
super
angelical
y
como
que
le
salía
muy
parecida. Muy
parecida
a
la
versión
original
de
Radiohead.
Su
nombre
era
Alfredo
Segura.
Lo
conocían,
pero
no
eran,
digamos,
amigos.
Le
contaron
que
estaban
pensando
preparar
un
concierto
en
la
casa
de
los
papás
de
Andrés,
que
si
quería
ser
el
cantante.
Él
dijo
que
sin
pensarlo
demasiado.
Los
ensayos
eran
en
el
garaje
de
la
casa
de
Andrés
y
Juan.
Era
la
escena
típica
de
unos
adolescentes
tocando
las
canciones
que
les
encantaban.
Tocamos
Scientist,
Yellow,
Bitter
Sweet
Symphony,
como
que
todas
esas
ondas
bien
Brit,
súper,
súper
Brit,
nada
original
ahí.Brit,
o
sea
británico.
El
concierto
fue
un
9
de
enero
del
2004,
en
el
jardín
de
la
casa
de
Andrés
y
Juan.
Había
como
60
personas
entre
familiares
y
amigos
de
la
escuela.
Llovió,
entonces
tuvieron
que
mover
todo
del
jardín
al
garage.
Tocaron
empapados
y
con
mal
sonido.
Pero
fue
un
sentimiento
que
Andrés
no
olvidaría
nunca. Fue
muy
acogedor.
Un
sentimiento
muy
cálido,
con
la
gente
toda
apretada,
mojada,
pero
contentos.
Y
ahí
te
das
cuenta
de
lo
emocionante
que
es
sentir
una
conexión
con
los
amigos
al
ejecutar
las
canciones,
esa
sintonía
como
telepática
¿no?,
cada
quien
en
su
instrumento,
después
de
haber
ensayado
tanto.Así
nació
la
banda
Versus.
El
segundo
concierto
no
fue
tan
exitoso,
pero
la
banda
siguió.
Salieron
del
colegio
y
entraron
a
la
universidad.
Todos
a
carreras
distintas…
Y
el
vínculo
entre
los
miembros
de
la
banda
se
volvió
muy
estrecho. Pues
éramos
mejores
amigos,
o
sea,
jugábamos
Mario
Kart,
FIFA
y
pues
ensayábamos,
esas
eran
nuestras
actividades
sociales.Y
gracias
a
que
ganaron
un
concurso
de
bandas
de
una
universidad,
pudieron
grabar
un
demo… Nos
grabaron
tres
canciones,
entonces
ahí
empezamos
como
que
ya
pues
a
tomarnos
en
serio
eso.
O
sea,
no
era
perfecta
la
grabación
ni
nada,
pero
estaba
ahí
la
emoción
que
queríamos
transmitir.Y
en
2005,
lograron
grabar
su
primer
sencillo
en
un
estudio
de
música
norteña
mexicana.
Al
disco
le
pusieron
The
Wonderful
Loneliness.
Y
como
los
ídolos
de
Andrés,
Fools
Garden,
cantaban
todas
sus
canciones
en
un
idioma
extranjero:
el
inglés.
Después
de
eso,
Andrés
decidió
escribirle
al
guitarrista
de
Fools
Garden,
Volker
Hinkel.
Tenía
su
correo
electrónico
gracias
al
club
de
fans,
y
se
habían
escrito
antes.
Le
dijo
que
tenía
un
material
que
quería
mandarle.
Le
envió
ese
primer
sencillo
por
correo
aéreo.
No
esperaba
respuesta,
obvio.
Pero,
sorprendentemente,
Volker
le
escribió
de
vuelta.
Y
dijo
nice,
i
like
it.
Me
gusta.
Y
claro,
yo
emocionadísimo
lo
tomé
como
un
aliciente,
¿no? Andrés
empezó
a
mandarle
los
demás
demos
que
iban
grabando.
Y
Volker
siempre
le
respondía,
amable,
que
le
gustaba,
que
siguiera
haciendo
música…
Después
de
un
rato
tocando
en
bares
en
México
y
ya
con
unas
canciones
grabadas,
decidieron
que
era
el
momento
de
tomar
el
siguiente
paso.
Tenían
entre
21
y
22
años,
y
querían
profesionalizarse
más.
Cantaban
una
música
muy
influenciada
por
bandas
inglesas.
Su
sueño
era
tener
éxito
en
Inglaterra.
Y
un
primer
paso
en
ese
sueño
podría
ser
Alemania.
Tal
vez
con
ayuda
de
Fools
Garden.
Su
meta
era,
digamos…
entre
ambiciosa
y
vaga:
que
la
banda
alemana
les
ayudara
a
producir
unas
canciones
para
conseguir
un
contrato
para
un
álbum.
Dentro
de
la
insensatez
ese
plan
era
más
sensato
que
irle
a
tocar
la
puerta
a
los
ídolos
de
Max
y
Juan,
que
era
Coldplay
y
Oasis
¿No
había
manera,
no?
Y
yo
ya
conocía
Alemania.
O
sea,
como
que
era
dentro
de
todo
una
cierta
zona
de
confort.
Aún
así
era
muy
riesgoso.
Solo
Andrés
hablaba
alemán,
y
eso
era
lo
de
menos.
Significaba
que
todos
tenían
que
gastar
los
ahorros
que
habían
ganado
trabajando
aquí
y
allá,
de
a
poco.
También
era
una
inversión
económica
enorme
para
los
papás
de
todos
los
integrantes,
porque
con
el
dinero
que
tenían
ellos
no
era
suficiente.
Y
además
implicaba
dejar
atrás
la
universidad,
un
futuro
que
muchos
consideran
estable…Claro,
la
sensatez
dentro
de
la
insensatez
no
emocionó
a
todos.
Especialmente
a
los
papás
de
Alfredo,
el
cantante. O
sea
ellos
hicieron
muchos
sacrificios
para
meter
a
Alfredo
a
la
universidad
privada.
Y
pues
para
ellos
era
muy
importante
que
terminara
la
carrera.
Entonces
como
que
no
veían
propio
de
su
hijo
que
él
se
fuera
a
cantar
música
indie
a
Alemania.
Y
así
de
preocupados,
un
día,
sin
anunciarse,
los
papás
de
Alfredo
aparecieron
en
la
casa
de
Andrés.
Querían
hablar
con
sus
papás,
quienes
estaban
ayudando
a
sus
hijos
a
que
hicieran
el
viaje,
genuinamente
entusiasmados
con
la
idea
de
que
la
banda
alcanzara
sus
metas.
Pero
ese
día
no
estaban
en
la
casa.
Andrés,
sí.
En
esa
época,
estudiaba
Historia
en
la
universidad.
Y
como
todo
joven
que
ha
leído
un
par
de
libros
sobre
política
revolucionaria,
estaba
seguro
de
que
podía
convencerlos.Yo
pues
en
la
mera
época
de
esta
euforia
y
de
la
carrera
marxista
de
Historia,
de
leer
ensayos
diarios,
imagínate
mi
labia,
¿no?
Mi
afán
de…
de
yo
pensar
que…
que
era
importante
que
alguien
creyera
en
él,
o
sea
que
le
diera
esa
chance,
¿no?
y
que
había
mucha
dignidad
en
buscar
tu
sueño
y
en
buscar
una
carrera
en
la
música.
No,
no,
no
tenía
por
qué
relacionarse
con
drogas
y
alcohol
y
libertinaje.
Éramos
bien
tranquilos,
o
sea,
era
una
pasión
pura…Y
bueno…
el
discurso
no
ayudó
mucho.
Se
oponían,
especialmente
la
mamá
de
Alfredo,
que
se
fue
molesta
pero
resignada.
Total,
su
hijo
ya
era
adulto,
ya
trabajaba
y
tenía
dinero
para
comprarse
su
propio
boleto.
Así
que
en
septiembre
de
2007,
después
de
meses
de
planeación,
los
cinco
integrantes
que
formaban
Versus
en
ese
momento
tomaron
un
vuelo
a
Frankfurt,
con
sus
guitarras
y
un
poco
de
ropa,
esperando
poder
ser
estrellas
de
rock.
Claro,
llegaron
a
una
vida
muy
distinta
de
la
que
se
imaginaban.
Estaban
bastante
limitados
en
su
presupuesto.
Sus
ahorros
no
daban
más
que
para
un
par
de
meses
y
sus
familias
los
apoyaban
con
algo
de
dinero,
que
alcanzaba
para
la
renta
y
para
no
morirse
de
hambre.5
por
persona
a
la
semana
para
comida,
o
sea.
Entre
todos
juntábamos
eso
y
comprábamos
todo.
Teníamos
como
nuestro
menú
de
lo
más
básico,
¿no? Además,
no
podían
ensayar
porque
no
llevaban
todo
su
equipo.
Básicamente
su
rutina
se
resumía
a
esperar
que
el
guitarrista
de
Fools
Garden,
Volker,
les
respondiera
sus
mensajes
pidiéndole
que
los
dejara
grabar
en
su
estudio.
Pero
nada.
Volker
no
concretaba
una
fecha.
Empezaba
a
ser
frustrante,
porque
se
nos
acababa
el
dinero,
el
tiempo…
Y
no
estábamos
yendo
para
ningún
lado.
Ahora
Andrés
cree
que
Volker
probablemente
sentía
mucha
responsabilidad
y
no
quería
crearle
más
expectativas
a
unos
chicos
mexicanos
en
un
país
extraño.
Aún
así,
Peter,
el
cantante
de
Fools
Garden,
les
consiguió
oportunidades
para
tocar
con
otras
bandas
jóvenes
alemanas.
Esto
les
permitía
compartir
instrumentos.
Eran
muy
buenas
noticias.
Uno
de
los
conciertos
fue
en
el
centro
de
Stuttgart.
La
entrada
era
de
3
euros
e
iban
a
tocar
cuatro
bandas
de
rock.
Pensamos
que
iba
a
ser
un
éxito
y
no
había
nadie,
o
sea
nadie.
Bueno,
no
nadie,
pero
casi
nadie.
Al
terminar
el
concierto,
Alfredo,
el
cantante
de
Versus,
llegó
corriendo
a
donde
estaba
Andrés.
Y
dijo,
emocionado:
Dónde
hay
un
demo,
dónde
hay
un
demo,
y
yo
ahhhh
porque
ese
demo
como
que
no
me
latía,
o
sea
me
latía,
pero
ya
me
había
cansado.
Yo,
¿para
qué
lo
quieres?
¿A
quién
se
lo
quieres
dar?Le
dijo
que
un
productor
quería
un
demo.
Después
de
un
concierto
tan
terrible,
Andrés
tenía
pocas
esperanzas.
Pero
salió.
Vio
a
un
hombre
con
un
abrigo
verde.
Un
tipo
normal.
Se
presentó
como
Ralf
Mayer,
un
nombre
que
no
le
sonaba
a
ninguno
de
Versus.Y
así
el
wey
escribiendo.
Busquen
mi
estudio,
Tucan
Studio.
Me
gustó
su
música,
me
gustó
tu
voz,
este.
Escríbanme,
denme
su
demo…
chido,
¿no?Empezaron
a
hablar.
Y
una
de
las
primeras
preguntas
que
salieron
fue
qué
diablos
hacían
cinco
mexicanos
en
Alemania.
Andrés
le
dijo
que
él
conocía
a
los
de
Fools
Garden
y
le
contó
brevemente
la
historia
de
su
fanaticada
desde
niño.
Y
él
les
dijo
que
sí,
que
él
también
los
conocía.
Que
él
tenía
el
teléfono
de
Volker,
y
que
le
iba
a
escribir. Y
al
final
de
la
noche
los
de
la
banda
que
lo
había
invitado
llegaron
así,
bien
cabizbajos,
a
felicitarnos
porque
Ralf
se
acercó
a
nosotros
y
no
a
ellos.
Y
ahí
entendí
que
era
como
importante
lo
que
estaba
pasando. A
la
mañana
siguiente
investigaron
más
sobre
Ralf
Mayer
en
el
café
internet
y
ahí
se
dieron
cuenta
que
era
una
eminencia
de
la
industria
musical
alemana.
Eso
los
puso
eufóricos.
Era
la
oportunidad
que
estaban
buscando.
Ralph
les
dijo
que
les
iba
a
conseguir
equipo
para
grabar
y
prestarles
su
estudio.
Solo
les
pidió
que
rentaran
una
van
y
les
prometió
que
no
tendrían
que
pagar
nada
más.
El
plan
era
seleccionar
sus
mejores
canciones
y
producirlas,
con
la
idea
de
presentarlas
a
una
disquera.
Al
día
siguiente,
Volker,
el
guitarrista
de
Fools
Garden,
les
escribió
y
les
dijo
que
trabajar
con
Ralf
era
una
gran
oportunidad
para
Versus.
También
les
dio
una
noticia:
Ralf
lo
había
invitado
a
coproducir
el
material,
y
él
con
gusto
lo
haría.
Grabarían
las
guitarras
en
su
estudio. Entonces,
ahí
vamos
en
la
carretera
toda
típica
idílica
alemana
de
la
Selva
Negra
de
Stuttgart
a…
al
estudio
de
Volker.
Ahí
pues
a
colaborar.
Entonces
ya
llegábamos
ahí
con
Ralf
Mayer.
Y
Volker
recibiéndonos
y
yo
pues
el
estudio
de
Volker
que
siempre
lo
he
visto
en
fotos
y
donde
siempre
ha
grabado
lo
de
Fools
Garden,
entonces
que
para
mi
era
como
que
súper
chido. Era
un
sueño
hecho
realidad,
pero
Andrés
no
lo
veía
como
tal
en
ese
momento.
Estaba
concentrado
en
tocar
lo
mejor
que
pudiera.
Pero
no
estaba
nervioso.
De
hecho,
en
todo
el
viaje
a
Alemania
no
se
había
sentido
tan
tranquilo.
Lo
que
importaba
era
la
música,
y
nada
más.
Y
hubo
algo
que
lo
sorprendió: Porque
haz
de
cuenta
de
que
si
yo
estaba
grabando
la
guitarra
con
Ralph
y
hacía
como
un
bendy,
se
me
iba
un
dedazo
y
hacía
como
que
un
ruido,
medio
como
que
no
iba…
“yo
a
dejame
hacerlo
de
nuevo,
no
está
perfecto”.
Y
Ralph
me
decía
“no,
no,
no,
no,
me
encantan
esos
errores”
y
para
fue
como
que
¿what?
O
sea
que…
wow!
O
sea,
y
empiezo
a
apreciar
que
la
música
que
escuchas
hay
muchos
errores
y
que
son
parte
de
la
esencia
de
eso. Y
claro,
para
Andrés
lo
mejor
de
la
experiencia
fue
grabar
con
Volker. O
sea,
yo
con
mi
ídolo
de
la
infancia,
el
que
casi
casi
me
motivó
a
tocar
guitarra,
yo
tocando
una
canción
que
yo
escribí
y
en
una
parte
llega
como
un
puente
de
esa
canción
y
el
güey
dice
“Esa
parte
es
genial,
vamos
a
decirle
la
parte
U2”.
Dijo
“en
vez
de
que
haga
esta
figura
hasta…
na
na
na
na
na
na
na
na
na…
repite
esa
nota”.
Esa
es
la
nota
U2,
es
la
parte
U2
y
ahí
nos
vamos
al
último
coro,
entonces
como
que,
o
sea,
era
bonita
la
sensación,
pero
pues
era
un
poquito
de
que
no
te
la
crees. Grabaron
cinco
canciones.
Hicieron
varias
sesiones.
La
esperanza
era
presentar
los
demos
a
alguien
que
tuviera
dinero
para
financiar
las
grabaciones
profesionales,
que
tendrían
más
producción,
mezcla
y
masterización.
Fueron
semanas
duras,
en
realidad,
a
pesar
de
estar
cumpliendo
un
sueño.
Era
invierno.
Su
visa
de
turista
había
vencido.
Se
estaban
quedando
sin
dinero,
los
papás
no
podían
darles
mucho
más.
Un
día
de
enero,
uno
de
los
cinco
anunció
que
no
aguantaba
más
y
que
volvía
a
México.
Pero
los
otros
cuatro
se
quedaron,
tercos,
comprometidos,
hasta
más
unidos
que
nunca.
Tocaron
otros
conciertos,
pero
la
situación
económica
ya
era
inmanejable.
Casi
al
año
después
de
llegar
a
Alemania,
en
el
2008,
todos
decidieron
que
lo
mejor
era
regresar
a
México
con
la
promesa
de
seguir
enviando
demos
a
Volker
y
Ralf.
Un
domingo,
Max
y
Alfredo
llegaron
a
la
casa
para
el
ensayo
de
rutina.
Llevaban
unos
meses
de
vuelta
en
México,
ensayando
religiosamente,
componiendo
nuevas
canciones,
y
grabando
algunos
demos
con
el
poco
equipo
que
tenían.
Desanimaba
un
poco
no
estar
en
Alemania,
grabando
en
un
estudio,
pero
las
cosas
iban
bien.
O
por
lo
menos,
eso
creía
Andrés.
Pero
ese
domingo,
todo
se
vino
abajo.
Max
y
Alfredo
entraron
y,
de
la
nada,
anunciaron
que
se
acababa
la
banda.
Así
nomás.
Andrés
y
Juan
exigían
explicaciones
que
no
les
daban.
Al
contrario,
sus
compañeros
de
banda,
sus
mejores
amigos,
empacaban
sus
equipos
casi
sin
hablar.
Y
en
medio
de
todo…
Mi
mamá
se
asomó
“¿qué
pedo?”
así
de
la
ventana
y
ya
ellos
subiéndose
al
coche.
Pues
ya
mamá,
nos
dejan
y
se
van. O
sea,
se
acabó,
mamá.Y
mi
mamá,
¿cómo…?
“No,
Max.
Espérense,
oiga,
no…
”,
como
que
todavía
diciendo
eso:
no,
ya
yo
sí,
pues
como
que
no
podía
ni
a
verla
a
la
cara.
Y
pues
sí,
fue
doloroso
también
para
ella.
Muy,
muy,
muy
doloroso
¿Y
este?
Pues
imagínate,
¿no?
Apostar
a
que
es
eso
o
nada.El
carro
arrancó,
con
la
mitad
de
la
banda.
Y
nos
afectó,
cabrón,
a
mi
hermano
y
a
creo
que
fue
duro
para
los
dos. La
ruptura
los
había
agarrado
totalmente
por
sorpresa.
Y
bueno,
ese
corte
tan
repentino
aisló
a
Andrés.
Me
retraje
para
como
ya
no
molestar
a
nadie,
ya
me
quedo
aquí
encerrado.Se
encerró
en
la
sala
de
ensayo
de
la
casa
de
sus
papás,
que
pronto
se
convirtió
en
un
estudio
de
grabación:
Limonero.
Así
fue
que
lo
conocí,
con
ese
nombre
cuando
llegó
a
Radio
Ambulante,
y
muchos,
los
más
viejos
aquí,
todavía
le
decimos
así.
Limonero.
Por
Lemon
Tree,
claro.
Y
porque
había
un
árbol
de
limón
en
el
jardín.
Durante
años,
Andrés
se
dedicó
a
aprender
el
arte
de
la
grabación,
la
producción
y
la
mezcla.
Obsesionado,
como
se
obsesionó
de
niño
con
Fools
Garden.
Andrés
tardaría
casi
una
década
en
sentirse
lo
suficientemente
capaz
de
producir
un
álbum.
Al
final
lo
hizo
con
su
hermano
Juan,
pero
en
un
ambiente
más
colaborativo
y
no
tan
exigente.
El
proyecto
se
llama
Delay
lay
lay.
Graban,
pero
no
hacen
conciertos
de
manera
constante
y
no
tienen
mucho
interés
de
hacerlo.
Andrés
me
contó
esta
historia
en
medio
de
la
grabación
del
segundo
álbum.
Es
un
álbum,
que
en
ciertas
partes,
reflexiona
sobre
el
pasado.
Y
esto,
parece,
despertó
algo
en
Andrés:
un
interés
por
saber
qué
pasó
con
Versus.
¿Por
qué
murió?
O
más
bien…
implosionó.
Por
qué
nada
de
esos
tres
años,
de
ese
viaje
a
Alemania,
se
mantuvo.
Ni
el
proyecto,
ni
lo
más
importante,
las
amistades.
Y
para
esto
buscó
a
alguien
que
formaba
parte
de
esa
vida
pasada.
Una
pausa
y
volvemos.
Estamos
de
vuelta
en
Radio
Ambulante.
Soy
Daniel
Alarcón.
Entonces,
Andrés
quería
entender
qué
había
pasado
con
su
banda.
Con
Versus.
Con
sus
amigos.
Max
y
Alfredo.
Han
pasado
14
años
desde
aquella
ruptura,
y
el
contacto
ha
sido
mínimo.
Alguna
que
otra
vez
Andrés
los
ha
visto
de
casualidad.
Y
las
interacciones
nunca
han
pasado
de
un
saludo
cordial.
Pero
mientras
grababa
su
segundo
disco
con
su
hermano,
decidió
que
era
el
momento
de
confrontar
el
pasado. Alfred.
¿Qué
onda,
Chip?Qué
pedo,
Shura.
Pon
tu
cámara.Voy,
espera.Quiero
ver
tu
mostacho. Los
dejo
con
Andrés. Al
momento
de
plantearme
con
quién
conversar,
Alfredo
me
resultó
la
opción
más
accesible.
La
situación
con
Max
es
más
complicada,
ya
que
él
y
mi
hermano
Juan
eran
mejores
amigos,
incluso
desde
antes
de
formar
la
banda
y,
pues,
esa
cercanía
adicional
hizo
que
el
rompimiento
se
resintiera
más.
Pero
Alfredo
siempre
fue
uno
de
los
más
receptivos
del
grupo.
Y
bueno,
no
podemos
obviar
el
hecho
de
que
ya
ha
pasado
más
de
una
década,
y
que
ahora
tenemos
36
años…
Somos
personas
diferentes.
Lo
que
van
a
escuchar
son
fragmentos
de
una
conversación
de
dos
horas,
una
conversación
que
no
fue
tensa…
tal
vez
gracias
a
la
curiosidad
que
ambos
teníamos
por
lo
que
iba
a
decir
el
otro.
Fue
como
reencontrarse
con
un
viejo
amigo
con
el
que
dejas
de
hablar
porque
la
vida
te
lleva
por
caminos
distintos. Primero
que
nada
que
pinche
gusto
y
que
muchas
gracias
que
aceptaste.
Sí,
qué
gusto
cabrón:
Sí,
esta
está
bueno,
la
verdad.
O
sea,
entiendo
que
tú…
O
sea,
como
que
vas
a
hacer
las
preguntas,
¿no?
¿O
algo
así?Hay
algo
que
deben
saber
de
Alfredo.
Para
comenzar,
su
familia
tenía
un
negocio
en
la
central
de
abastos,
no
muy
diferente
al
de
la
mía,
pero
que
vendía
fruta
en
lugar
de
lácteos.
Y
nuestras
familias
siguieron
más
o
menos
la
misma
trayectoria
económica.
Después
de
la
crisis
del
94
vivíamos
cada
vez
más
ajustados.
Lo
menciono
porque
a
pesar
de
nuestra
situación
económica,
lo
cierto
es
que
mis
papás
apoyaron
mucho
más
el
desarrollo
musical
de
mi
hermano
y
el
mío
en
comparación
con
su
situación.
Pero
recuerda
música
en
su
juventud,
por
ejemplo
escuchar
Life
is
Life
en
el
auto
con
sus
padres
en
la
carretera
rumbo
a
Tabasco.
Y
algunas
clases.
Pocas.
]:
Fuera
de
las
clases
de
órgano.
Nunca
hubo.
Un
impulso
más
por
parte
de
mis
papás
para
seguir
explorando
la
música
o
aprendiendo
música.Oye,
¿Y
alguna
vez
soñaste
como
con
ser
estrella
de
rock?La
verdad,
nunca
lo
vi
como
“ah
quiero
ser
rockstar”,
me
acuerdo
que
me
empezó
a
llamar
mucho
la
atención
la
ingeniería
civil.O
sea,
le
gustaba
la
música,
pero
era
un
interés
entre
varios
que
tenía.
Digo
esto
porque
ahora,
ya
mayor,
me
parece
importante
dar
contexto
de
dónde
venía
Alfredo
al
momento
de
entrar
a
la
banda.
Él
describe
cómo
fue
unirse
a
la
banda
así:
Por
lo
menos
en
el
lado
de
mi
relato,
es
ingenuidad.
Me
acuerdo
de
ese
día
o
sea,
literal,
me
subo,
pido
una
guitarra
prestada
que
no
era
mía,
empiezo
a
tocar
Fake
Plastic
Trees,
se
acabó.
Nadie
me
peló,
me
bajo
y
dos
metros
adelante
me
para
Juan…
pues
como
“ay
guey,
te
salió
chido”,
y
yo,
ah
gracias,
no
sabía
ni
cómo
tomarlo.
Y
next
thing
I
know
es…no
si
te
acuerdas
que
llegaron
a
mi
casa
con
batería,
con
guitarra,
con
bajo,
creo
jajaja.
La
ingenuidad
tiene
una
mala
reputación
entre
adultos,
pero
cuántas
cosas
no
se
lograrían
sin
cierta
inocencia
adolescente.
Mi
hermano
y
yo
la
teníamos.
En
cantidades
industriales.
Pero
hasta
que
me
lo
dijo
Alfredo,
sinceramente,
me
había
olvidado
que
éramos
así
de
intensos
desde
el
día
uno.
Y
Alfredo
se
dejó
llevar,
no
lo
pensó
mucho
en
ese
momento,
y
tal
vez
a
eso
se
refiere
cuando
dice
que
fue
ingenuo. Pero
me
sonó
como
guey,
pues
tocamos,
ellos
tocan,
estamos
en
la
edad
de
hacer
amigos,
¿no?
y
seguramente
cuando
les
dije
a
mis
papás
tambiéndebe
haber
sido
así
como
“y
pues
guey,
haz
lo
que
quieras”
o
sea…
¿Qué
van
a
hacer?
¿Hacer
ruido?
.
Bueno…
¿Qué
podría
pasar?
Exacto,
¿qué
podría
salir
mal?
Jajajaja
¿Qué
podría
salir
mal?
Bueno,
pues…
Tres
años
después,
tu
hijo
abandona
la
carrera
de
ingenería
industrial,
la
promesa
de
un
futuro
estable,
por
irse
a
probar
suerte
a
Alemania
para
perseguir
el
sueño
de
ser
una
estrella
de
rock.
Y
el
momento
en
que
nos
planteamos
viajar
a
Alemania.
¿Qué
pensaste?
¿La
idea
te
entusiasmó
o
te
asustaste?
Alegría,
emoción,
susto.
Creo
que
pude
haber
sentido
todo.
Era
la
primera
vez
que
iba
a
estar
lejos
de
mi
familia
y
además
tanto
tiempo
y
además
tan
lejos
y
además
sin
un…
sin
un
objetivo
tan
claro.
Si
tu
me
preguntás
ahorita
el
recuerdo
es
como
era,
como
es
algo
que
teníamos
que
hacer,
y
obviamente
como
era
la
primera
vez
que
a
me
pasaba
algo
así,
pues
seguramente
tenía
un
montón
de
dudas,
pero
el
hecho
de
que
de
alguna
forma
lograra
comprar
el
boleto
de
avión
yo
solo….
porque
no
le
pedí
dinero
a
nadie,
fue
mío,
no
fue
ni
motivado
por
mis
papás
ni
nadie.
Entonces
fue
como
bastante
claro
que
era
algo
que
quería
hacer
a
pesar
de
que
sintiera
miedo
o
no
estuviera
el
plan
tan
claro.
Estoy
de
acuerdo
con
todo
esto
menos
un
detalle…
Según
yo,
teníamos
el
plan
claro:
Uno.
Llegar
a
Alemania.
Dos.
Grabar
un
par
de
canciones
con
Fools
Garden.
Tres.
Conseguir
un
contrato.
Cuatro.
Grabar
un
álbum
y
saltar
a
Inglaterra…
Cinco.
Llenar
el
estadio
de
Wembley.
Ok…
Se
los
juro,
sonaba
mejor
en
mi
cabeza
hace
15
años
de
lo
que
acaba
de
sonar
ahora.
Mientras
conversábamos,
me
preguntaba
qué
tanta
presión
ejercimos
mi
hermano
y
yo.
Pienso
en
esos
años,
y
no
recuerdo
que
habláramos
de
otra
cosa
más
que
de
música,
música,
música.
Sentí,
hasta
el
día
de
la
ruptura,
que
todos
compartíamos
el
mismo
sueño.
No
era
una
pregunta
cómoda,
pero
se
la
hice.No
sé,
me
gustaría
saber
eso,
si
piensas
que…
que
había
como
mucha
insistencia
mía
o
de
Juan,
que
fue
como
forzar
las
cosas.O
sea,
hubo
un
tiempo
que
llegar
a
ensayar
ahí
a
tu
casa,
era,
puta,
un
día
de
fiesta,
¿no?
O
sea,
teníamos
días
perfectos
para
jóvenes
de
cualquier
parte
del
mundo.
Éramos
demasiado
afortunados,
guey.
O
sea,
me
acuerdo
de
un
sábado:
era
llegar
a
tu
casa,
comer
quesadillas
a
más
no
poder,
prender
la
tele,
ver
algún
documental
raro,
escuchar
alguna
rola,
jugar…
¿bómo
se
llamaba?Pro
Evolution
Soccer,
el
PES….El
PES,
el
PES
o
Mario
Kart.
Salir,
a
echar
un
balonazo
allá
afuera
al
jardín
y
después
meternos
a
ensayar
y
después
irnos
a
jugar
fútbol,
y
después
regresar
y
echar
chelas
y
escuchar
música
y
seguir…
Guey,
¿qué
pedo
con
nuestra
juventud?
O
sea
era
hermosa,
cabrón.
No
era,
era
súper
buena.
Entonces
tengo
muy
buenos
recuerdos
de
eso,
de
los
más
felices
de,
de
esa
época
de
mi
vida.
Y
creo
que
sí….
cuando
hablamos
de
estos
últimos
momentos
había
un
contraste,
o
sea,
algo,
algo,
algo
se
desconectó,
no
cómo
decirlo…Y
luego
sacó
un
tema
a
relucir:
Juan,
mi
hermano.
entiendes
la
personalidad
de
Juan,
¿no?
Entiendes
que
estás
acostumbrado
a
ella
y
aquí
no
se
van
a
poner
etiquetas
ni
nada.
Yo
tenía
mi
propia
personalidad,
Max
tenía
su
propia
personalidad.Pero
la
personalidad
de
Juan,
pues,
yo
la
describiría
como
visceral.
Apasionada.
Y
según
Alfredo,
dominaba
la
banda.
No
solamente
en
la
dinámica
de
la
banda,
sino
hasta
la
composición
de
la
música…
Pues
es
que
a
Juan
se
le
ocurrió
esto,
órale
está
chido,
vamos
a
meterle
esto
bueno,
pero
¿qué
tal
si
haces
esto?
Pero
no!
Entonces
ya,
ya
eran
discusiones
de
música,
o
sea,
entre
güeyes.
Yo
me
voy
a
decir
inexperto,
yo
me
acuerdo
que
yo
me
quedaba
callado
ya
como
“güey,
ustedes
pónganse
de
acuerdo
con
la
música”.
Me
acuerdo
que
me
sentaba
con
Juan
y
me
decía
“la
letra
va
más
o
menos
así”.
O
contigo,
¿no?
“La
melodía
va
por
acá”
y
de
repente
a
también
me
daban
ganas
de
meter
mi
cuchara,
¿no?
O
sea
de
alguien,
si
esto
lo
hago
aquí
y
lo
hago
acá,
aquí
me
canso,
aquí
me
bajo
y
me
acuerdo
que
había
desacuerdos
ya
musicalmente.Lo
que
Alfredo
no
me
quiso
decir
es
que
yo
también
era
parte
del
problema
para
él.
Mientras
que
Juan
dictaba
lo
que
se
tenía
que
hacer
en
las
letras,
yo
era
el
que
tomaba
el
mando
respecto
a
la
música.
Lo
cierto
es
que
nada
más
estábamos
exigiendo
lo
que
las
circunstancias
nos
pedían:
ya
estábamos
en
Alemania,
si
queríamos
salir
adelante,
no
era
posible
manejar
las
cosas
como
si
fueran
un
hobby.
Teníamos
que
sobresalir,
mostrar
que
éramos
profesionales.
Eso
creía
yo.
Pero
ahora
veo
también
que
teníamos
una
banda
justamente
para
seguir
un
camino
profesional
menos…
formal,
o
al
menos
sin
las
tensiones
típicas
de
un
trabajo
de
oficina.
Pero
estas
tensiones
comenzaron
a
ser
más
y
más
frecuentes.
Alfredo
puso
un
ejemplo
de
una
canción
que
estuvo
fuera
de
la
norma.
Se
llamaba
Working
Class.
Ahí
todos
aportamos
ideas,
fue
un
proceso
más
colaborativo. Si
hubiéramos
seguido
yo
creo
en
ese
track
de
crear
música
todos
juntos,
creo
que
posiblemente
podría
la
historia
ser
diferente.Esto
fue
un
poco
incómodo
de
escuchar,
lo
admito.
Nunca
quieres
ser
uno
de
los
que
hizo
las
cosas
mal.
Honestamente
tal
vez
en
mi
juventud
y
mi
terquedad
de
cumplir
mi
sueño,
no
noté
estas
conductas.
O
las
asimilé
como
un
mal
necesario
para
llegar
a
la
meta.
Ahora
bien,
no
es
un
problema
único
de
nuestra
banda.
Es
algo
con
lo
que
conviven
miles
de
grupos
de
música.
El
ejemplo
que
siempre
me
viene
a
la
mente
es
el
de
Los
Strokes,
donde
Julian
Casablancas
manejaba
cada
detalle
a
nivel
microscópico.
Y
sí,
Los
Strokes
eran
uno
de
nuestros
referentes.
Un
ejemplo
de
cómo
se
debían
hacer
las
cosas.
Creo
que
sí,
la
pregunta
sería
si
no
hubiéramos
tenido
ese
estrés
de
no
saber
lo
que
estábamos
haciendo
o
de
cómo
aterrizar
el
sonido,
de
compararnos….
Igual,
un
poco
injustamente,
con
el
sonido
de
Strokes
o
de
Oasis,
con
el
sonido
que
podíamos
lograr
en
México.
Por
lo
menos
yo,
sin
ser
músico,
nadie
de
nosotros
era
productor,
nadie
de
nosotros
era
ingeniero,
¿sabes?
Entonces,
o
sea,
tal
vez
fue
un
poco,
un
poco
temprano
esa
exigencia…Sí,
fueron
un
par
de
años
de
mucha
exigencia.
Ahorita
no
parece
mucho,
pero
a
esa
edad,
tres
años
se
sentían
como
una
eternidad.
Entonces,
lo
entiendo
y
tampoco
lo
culpo.
Y
en
esta
conversación
me
di
cuenta
que,
a
diferencia
de
como
me
pareció
en
ese
momento,
para
Alfredo
no
fue
nada
fácil
romper
la
banda.
El
momento
fue
muy
duro.
Yo
me
acuerdo
que
cuando
llegamos
a
tu
casa
yo
me
bajé
del
coche,
que
Max
pasó
por
y
vomité,
así,
en
la
banqueta.
En
la
banqueta
enfrente
de
tu
casa
había
una
coladera
ahí
y
me
bajé,
de
la
impresión
vomité.No
tenía
ni
idea
de
esto.
No
sabía
que
le
había
afectado
tanto.
No
tuvimos
tiempo
de
hablarlo,
ni
ganas.
La
adrenalina
y
el
enojo
de
ese
momento
no
me
permiten
recordar
claramente,
pero
seguramente
nos
mentamos
la
madre. Pero
justamente
creo
que
es
como
el
momento
duro
que
le
toca
decidir
alguna
parte
de
la
relación
de
decir
“oye,
ya…
o
sea,
no
a
dónde
vamos,
¿no?”
Independiente
de
los
acuerdos
o
desacuerdos,
siempre
va
a
haber
alguien
que
ojalá
tome
la
decisión.
O
sea,
no
que
pienses
en
cuanto
a
si
era
un
momento
que
ameritaba,
¿sabes?,
como
esa
separación
o
si
los
acuerdos
o
desacuerdos
lo
justificaban.Pues
no,
o
sea,
porque
conociendo
a
Juan
yo
estaba
acostumbrado
a
esa
relación
visceral
y
a
los
desacuerdos,
y
yo
desde
siempre
supe
que
quería
hacer
esto,
o
sea
la
música.
Obviamente
pues
había
puesto
todos
los…
las
esperanzas
en
nosotros…
Y
sí,
fue
un
putazo
de
que
¿qué
ahora,
qué
hacemos,
no?
Porque
te
quitan
una
extremidad
y
tienes
que
aprender
a
compensarla
de
alguna
manera,
¿no?
Compensarla
me
tomó
tiempo.
Me
encerré,
literalmente,
en
nuestro
cuarto
de
ensayo
para
intentar
llenar
el
vacío
de
Max
y
Alfredo,
aprendiendo
a
producir
música.
Pero
también
fue
un
encierro
emocional.
Recuerdo
que,
durante
meses,
el
sentimiento
que
predominaba
era
la
vergüenza.
Vergüenza
de
haber
fallado.
De
haberle
fallado
a
mi
familia.
A
mi
mamá,
a
quien
le
prometí
que
a
los
24
iba
a
ser
famoso.
Y
era
una
promesa
que
sonará
como
una
broma
adolescente,
pero
yo
me
la
tomé
a
pecho.
Y
fallé.
Sentí
que
había
estado
muy
cerca
de
cumplirlo,
pero
que
volé
demasiado
cerca
del
sol.
La
idea
del
éxito
siempre
me
ha
causado
ansiedad
y
la
sensación
de
fracaso
me
acompañó
durante
mucho
tiempo.
No
soy
el
único
al
que
le
pasa
esto,
claro.
Le
pregunté
a
Alfredo
si
se
siente
exitoso
con
su
trabajo
actual,
lejos
de
la
música.
Ahorita
me
siento
exitoso,
definitivamente.
Mi
definición
de
éxito
es
tener
tiempo.
Tener
tiempo
para…
Si
me
quiero
sentar
a
hacer
una
canción
ahorita
a
las
seis
de
la
tarde,
poderme
sentar,
hacer
una
canción
a
las
seis
de
la
tarde.
Tener
tiempo
para
es
la
clave
del
éxito,
tiempo
con
paz,
o
sea
con
tranquilidad,
no
estar
pensando
que
vas
a
comer
mañana
o
de
dónde
va
a
salir
para
mañana.Además
de
Alfredo,
se
me
ocurrió
que
para
esta
historia
y,
específicamente,
para
este
tema,
tenía
que
llamar
a
alguien
más.
Ah
Mr.Peter
Freudenthaler.
How
are
you?
Mr.
Azpiri.
Thank
you.
I’m
fine.
And
you?Quién
más
sino
el
cantante
de
Fools
Garden,
uno
de
los
mentores
más
importantes
que
he
tenido.
A
él,
que
tuvo
un
hit
mundial,
algo
que
la
mayoría
de
las
bandas
no
alcanzan,
le
pregunté…
¿qué
es
el
éxito? There
are
so
many
different
definitions
of
success.
But
I
would
say
that
the
success
that
makes
you
the
most
happy
is
when
you
sit
in
in
your
chair
at
the
end
of
the
day
and
think
about
what
happened,
was
it
a
good
day
or
was
it
a
bad
day?
And
if
you
can
say
it’s
been
a
good
day,
then
it’s
a
successful
day. Dice
que
hay
muchas
formas
de
éxito.
Pero
la
que
te
hace
más
feliz
es
aquella
en
la
que
te
sientas
al
final
del
día
y
piensas
en
todo
lo
que
sucedió,
si
fue
un
buen
o
mal
día,
y
si
puedes
decir
“sí,
fue
un
buen
día”,
ese
es
un
día
exitoso.
Hablamos
sobre
cómo
impactó
su
vida
lograr
lo
que
la
mayoría
no
logra:
tener
una
canción
exitosa
comercialmente. Even
though
we
had
a
huge,
huge
hit,
a
worldwide
hit,
it
didn’t
make
me
happier
than
I
was
before.
And
when
I
look
back
now,
it’s
for
sure
it’s
a
milestone
in
my
life,
but
in
the
end
it
didn’t
change
so
much
in
my
life.Me
dijo
que
aunque
tuvieron
un
gran
hit,
eso
no
lo
hizo
más
feliz
que
antes.
Cuando
mira
atrás,
sí,
por
supuesto,
reconoce
que
fue
un
hito
en
su
vida,
pero
al
final
de
cuentas…
No
la
cambió
tanto.
Y
luego
mencionó
algo
que
mi
yo
de
20
años
no
hubiera
entendido. We
did
not
fell
into
a
hole
after
this
huge
success,
because
we
did
not
take
the
success
too
personally.¿Por
qué
no
cayeron
en
un
hueco
después
de
ese
éxito
irreplicable
de
Lemon
Tree?
Porque
no
se
lo
tomaron
de
manera
personal.
O
sea,
no
definieron
su
valor
por
el
hecho
de
tener
un
éxito
musical.
Tomárselo
muy
en
serio
implicaría
tomarse
muy
en
serio
también
los
fracasos.
Esto
último
resonó
en
mí.
And
if
you
tell
me
the
story
of
your
band
when
you
came
to
Germany,
this
was
a
great
idea.
And
you,
you
did
it.
Maybe
you
expected
too
much.
And
that’s
why
the
band
broke
off
afterwards.
But,
you
had
a
successful
time
in
Germany.
Don’t
you
think
so?Que
cuando
escucha
la
historia
de
nuestro
viaje
a
Alemania,
lo
que
oye
es
una
gran
idea.
Y
que
lo
logramos.
Lo
hicimos.
Que
tal
vez
esperábamos
demasiado
y
por
eso
fue
que
la
banda
se
acabó
después.
Me
preguntó
si
concuerdo
con
que
el
tiempo
que
vivimos
en
Alemania
fue
exitoso.
Le
dije
que
sí,
pero
confieso
que
me
tomó
un
momento
verlo,
sentirlo
de
esa
manera.
Creo
que
no
solo
me
estaba
enfocando
en
el
fracaso,
sino
que
justamente
me
lo
estaba
tomando
demasiado
personal…
hasta
ahora
me
doy
cuenta.
Pero
no
puedo
negar
que
cumplimos
varias
de
nuestras
metas.
Detrás
de
las
palabras
de
Peter
está
esta
vieja
idea
del
dejar
ir,
de
cerrar
ciclos.
Conceptos
nada
nuevos,
pero
que
necesitaba
escuchar
justo
en
esta
etapa
de
mi
vida.
Este
ha
sido
un
año
de…
emociones,
por
decirlo
de
alguna
manera.
Mi
mamá
murió
debido
a
un
accidente
repentino
y
mi
familia
está
en
proceso
de
vender
la
casa
donde
crecí,
sacando
todo
lo
de
mi
infancia…
Todo
esto
me
ha
hecho
mirar
hacia
el
pasado…
quizá
demasiado.
Y
por
otro
lado,
me
acabo
de
convertir
en
papá,
cosa
que
me
emociona
muchísimo,
claro,
pero
que
también
me
hace
mirar
hacia
el
futuro…
quizá
demasiado.
Entonces,
esta
charla
con
Peter
me
ayudó
a
ver
que
en
la
mayoría
de
los
casos,
por
las
noches,
puedo
acostarme
y
decir
que
tuve
un
buen
día,
que
fue
un
día
exitoso.
Tengo
el
gran
privilegio
de
vivir
de
la
música,
y
los
proyectos
musicales
me
han
permitido
pasar
tiempo
con
mi
familia
y
amigos.
Tal
vez
no
sea
lo
que
se
imaginaba
el
Andrés
de
16
años
que
quería
ser
una
estrella
de
rock.
Pero
estoy
seguro
que
para
él,
un
día
de
música
y
familia,
sería
un
buen
día.
Andrés
Azpiri
es
director
de
sonido
de
Radio
Ambulante,
vive
en
Ciudad
de
México.
Ahora
tiene
un
nuevo
integrante
en
su
banda…
Se
llama
Pascal,
y
nació
hace
unos
pocos
meses.
Felicitaciones
a
Pati
y
a
Andrés
por
este
nuevo
bebé
ambulante.
Produjo
esta
historia
con
Luis
Fernando
Vargas.
Luis
Fernando
es
editor
y
vive
en
San
José,
Costa
Rica.
Esta
historia
fue
editada
por
Camila
Segura,
Natalia
Sánchez
Loayza
y
por
mí.
Bruno
Scelza
y
Desirée
Yepez
hicieron
el
fact-checking.
La
música
y
el
diseño
de
sonido
son
de
Andrés
Azpiri.
El
resto
del
equipo
de
Radio
Ambulante
incluye
a
Paola
Alean,
Nicolás
Alonso,
Lisette
Arévalo,
Pablo
Argüelles,
Aneris
Casassus,
Diego
Corzo,
José
Díaz,
Emilia
Erbetta,
Camilo
Jiménez
Santofimio,
Rémy
Lozano,
Juan
David
Naranjo,
Ana
Pais,
Laura
Rojas
Aponte,
Barbara
Sawhill,
Ana
Tuirán,
David
Trujillo
y
Elsa
Liliana
Ulloa.
Selene
Mazón
es
nuestra
pasante
de
producción.
Carolina
Guerrero
es
la
CEO.
Radio
Ambulante
es
un
podcast
de
Radio
Ambulante
Estudios,
se
produce
y
se
mezcla
en
el
programa
de
Hindenburg
PRO.
Radio
Ambulante
cuenta
las
historias
de
América
Latina.
Soy
Daniel
Alarcón.
Gracias
por
escuchar.
Check out more Radio Ambulante

See below for the full transcript

: Esto es Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. La historia de hoy comienza en marzo de 1996. Andrés Azpiri, nuestro queridísimo director de sonido y compositor, tenía 10 años y una mente hiperactiva que pasaba de una obsesión a otra: piedras preciosas, serpientes –cobras, específicamente–, y claro, las estrellas y los planetas. El interés le duraba un par de meses y listo, a otra cosa más novedosa. Nada fuera de lo normal para un niño, la verdad. Una de las cosas que no obsesionaba a Andrés –y esto puede parecer raro- era la música. A pesar de que su papá sí era fanático de Los Beatles y los ponía siempre en el fondo. La música, simplemente, lo aburría. Recibió clases de piano, pero era más que nada un trámite, una actividad extracurricular de un niño de clase media. En ese momento Fey, Shakira, Coolio y Celine Dion dominaban las listas de éxitos en México. Y Wonderwall, de Oasis, ya se había vuelto un hito cultural que marcaría a miles de adolescentes alrededor del mundo. Pero a Andrés no le interesaba nada de eso. Hasta que llegó una canción. I’m sitting here in the boring room, it’s just another rainy sunday afternoon.La canción se llama Lemon Tree, de Fools Garden. : Andrés no recuerda el día específico, pero sí tiene grabada en la memoria una imagen nítida de la primera vez que la escuchó. Estaba sentado en la parte de atrás de la camioneta gris de sus papás, seguramente volviendo de la práctica de fútbol, con la radio encendida. No puedo explicar de qué manera fue como una… como si mi cerebro estuviera en blanco y negro. Y de repente llega así como todo a color, ¿no? O sea, como un baño de agua caliente. O sea, como una sensación de estar completo, ¿no? I wonder how, I wonder why, yesterday you told me about the blue blue sky and all that I can see is just a yellow Lemon Tree… Como nunca había sentido… las obsesiones y pasiones que tenía hasta ese momento no se comparan con esa emoción, ¿no? Creo que lo que más me impactó es que que empieza como con esta intro medio intrigoso del verso, ¿no? que es muy simple: Tun, tin, tun, tin, tun, tin, tun, tin y es como que una melodía muy, muy pegajosa, pero como que la liberación emocional que tiene el contraste del verso, que es un poquito tenso, con el coro, que es súper dulce y súper así como cincuentero como tun tun tun tun tun tun tun. O sea, es como una fórmula casi perfecta para… para un niño, ¿no?Muchos seguramente han escuchado esta canción. Pero tal vez no recuerdan el nombre de la banda. Fue una canción muy popular… En inglés se llamaría “one hit wonder”, esos éxitos fugaces y únicos de artistas olvidados. Y si lo piensas bien, es muy extraño que Fools Garden haya tenido una canción en las listas de éxitos de los 90 en Latinoamérica. Son un grupo de pop rock alemán que canta en inglés, creado en la ciudad de Pforzheim, en la Selva Negra. Quiero decir… no es una banda que estuvo en la escena inglesa o estadounidense de los noventas para alimentarse de todo el movimiento cultural y comercial que se vivía en esos momentos. Lo cierto es que a partir de marzo de 1996, Andrés tuvo una nueva obsesión que dejó a las otras por el piso: Lemon Tree y esta desconocida banda de Alemania. Y claro, aquí hay que precisar un detalle de la época, para nuestros oyentes más jóvenes. En aquellos años, si te gustaba una banda, no podías simplemente buscarlos en Spotify y ya… No. Estabas condenado a escuchar horas y horas de radio de canciones que no te interesaban, y estar listo, para presionar REC, para grabar la que buscabas en cassette. Eso. Fin de la lección de historia del siglo pasado. Entonces, el joven Andrés empezó a escuchar la radio y también veía canales como MTV, para ver el video musical. No paraba de hablar de la canción… Entonces, en algún punto mi papá me llevó ahí a Galerías Coapa, la plaza más cercana a nuestra casa, a Mixup, que es donde venden hasta la fecha cd y eso. Y bueno “mi hijo quiere, le gusta mucho la canción Lemon Tree… ¿en qué disco la tienes?” y el vendedor dijo “la tengo en dos”. Le ofrecían, por un lado, el disco de la banda: Dish of the Day… Pero había otro que tenía varios éxitos de diferentes bandas. Ese disco llevaba el nombre inverosímil y a la vez completamente lógico de “Hits del Verano Now… Tres.” Pues suena más interesante el Now Tres porque está más variado, hay más bandas, ¿no? Y ya, entonces, me compraron ese disco y pues a las pocas semanas me caché no escuchando el resto de los veinte hits que traía, sino solo esa canción una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Al año, cuando la fiebre de Lemon Tree ya había pasado, cuando la canción ya se escuchaba menos en la radio y más en las clases de inglés nivel básico 1, Andrés estaba en una plaza con puestitos de venta de música, y descubrió, casi por accidente, que Fools Garden tenía otro álbum. Le pidió a sus papás plata para comprarlo. Ese otro álbum, Go and Ask Peggy for the Principal Thing, era en general muy diferente a la canción Lemon Tree. Una onda más seca, más rockera y bueno, una carga mucho más Beatlesca pero también como influencias, como de Oasis. Le atrajo mucho ese sonido más pesado. En las prácticas de fútbol fantaseaba con llegar a casa, para por fin escuchar ese álbum. Pero no solo eso. Se sentaba largos ratos a observar detenidamente todo lo que traía el CD. Y veía las fotos de la banda, del booklet del álbum, y pues a ellos así como con una guitarra y como que caminando ahí creo que esa sesión la hicieron en Irlanda y, a partir de ahí, a los 12 ya empecé como a soñar como con tener una banda, ¿no?Es extraño esto, porque si ves a Fools Garden… no son nada el estereotipo de los rock stars. Las fotos de esa época son de unos hombres en sus treinta, un poco desarreglados, como una versión noventera de los Beatles pero más modesta. Recordemos que Andrés no tenía mucho acceso a música, pues, la información no circulaba como ahora. Estaba MTV y Oasis y Blur, pero para Andrés el modelo a seguir era esta banda alemana de la Selva Negra. Y nuestro querido músico los seguiría… casi a niveles patológicos… Una pausa y volvemos. Estamos de vuelta. Para el año 2000, cuando Fools Garden sacó su nuevo álbum, Andrés tenía 14 años y ya era un fan de primera. En ese momento empezó a aprender a tocar una guitarra acústica vieja … Y vieja de verdad, o sea de cuando su papá era niño. Las clases de piano habían pasado al olvido. No recordaba nada de teoría musical. Pero su papá le enseñó el círculo de Do. O sea, el acorde de do sol re menor, la menor. Y para mí eso fue suficiente. O sea, empecé a partir de ahí, de oído a sacar las canciones de eso, de Fools Garden.También empezó a componer canciones bastante simples en guitarra y con un teclado que le regalaron… Se dio cuenta que le salía fácil, y esto lo emocionó. Pero su trayectoria musical no se puede distinguir de su compromiso con la banda. A los 15 años, decidió aprender alemán.Yo quería entender sus entrevistas y leer sus diarios del tour y que no entendía ni una sola palabra más que tour, guitarra y tenía como una inquietud gigante por entenderlos, por poderme comunicar con ellos en su idioma.Soñaba con conocer a sus ídolos, y pronto se abrió una oportunidad. Sus papás habían mandado a los hermanos mayores de Andrés a intercambios a otros países –querían que sus hijos aprendieran y vivieran experiencias diferentes–. En 2002, cuando tenía 16 años, le tocó el turno a él. Y obviamente no pensó en otro país más que Alemania. Por medio de una agencia de educación a distancia, la mamá de Andrés pudo conseguir que lo aceptaran en una escuela en Mannheim, al suroeste de ese país. Lo recibiría una familia grande, de 11 hijos. Andrés iba emocionado, claro: era una nueva experiencia. Pero lo cierto es que su alemán no era el mejor y él estaba consciente de eso. Fue su primer viaje solo. Lo recibió Sofía, una chica de 20 años, de las mayores de la familia. Al saludarla se dio cuenta que el alemán lento que había aprendido de los profesores mexicanos, no le iba a servir ahí. Como pudo, se comunicó en inglés y después de una hora en auto llegaron a la casa. Una familia muy extravagante, muy muy rara y… pero bueno, súper amables conmigo y todo. Pero Andrés, el más pequeño de 3 hermanos de una familia tradicional mexicana, los encontró un poco fríos. Y la verdad el cambio fue brusco. Entonces me fui de haber terminado el básico cinco, o sea que era “Hola, me llamo Andrés, mi color favorito es el azul”, al día siguiente estar en una clase de física en Alemania, ¿no? , y era como que no, o sea, ni en español voy a entender esto. Era una escuela con muchos hijos de migrantes, y, si bien esto hizo que Andrés no se sintiera tan fuera de lugar, lo cierto es que era el rezagado. Y pues yo no hacía nada, me ponía a leer o lo que sea. Pero como que los maestros fueron bastante buena gente, y me sirvió para todo el tiempo estar escuchando el idioma. Tiempo antes de ir a Alemania, Andrés había entrado en contacto con el club de fans de Fools Garden, manejado por una chica llamada Heidi. Escribió para pedir información sobre cómo conseguir el álbum más nuevo de la banda, que no llegó a México porque las ventas iban en decadencia. Andrés se comunicaba a menudo, y Heidi les pasaba los correos que escribía a la banda, que estaba fascinada por tener un fan mexicano. Andrés obviamente les contó que iba para allá. Heidi lo invitó a una reunión de fans en una ciudad cercana. Se iba a celebrar en el segundo piso de un salón donde se juega bolos. Pero la mejor noticia era que no solo iban a estar los fans, sino la banda. Cuando Andrés llegó vio como a 70 personas. Como se imaginarán, casi todos alemanes, salvo una francesa y unas italianas. Pero latinoamericanos, nada. Andrés y punto. Pero lejos de sentirse como el bicho raro, Andrés era casi una celebridad por ser el fan más exótico. Cuando llegó Fools Garden, estaban felices de finalmente conocerlo.Igual, o sea cuando llegaron fue como oh ya Acpirri, acpirri, si Andres Andres, si claro de México, wow qué padre. : Y bueno, Andrés, ni se diga. Emocionadísimo. De un año de yo estar como soñando, de tener una banda y estar encerrado en mi cuarto al año después estar con ellos en la fiesta del club de fans. Fue como, pues, demasiado para mí, ¿no? Para estas alturas, Andrés ya sabía que quería ser músico. La emoción de conocer a Fools Garden, de verlos en carne y hueso, gente normal, solo ratificaba esa decisión. Esto puede sonar un poco contradictorio, pero la aparente normalidad de estos tipos, gente sin mucha pretensión, gente que saludaba a su fan adolescente de México con una sonrisa… lo hacía sentir que ser músico no era tan descabellado. En fin, durante ese año escolar que Andrés estuvo en Alemania, pudo asistir a cuatro conciertos de Fools Garden. Llegaba yo a los conciertos en pueblitos que tocaban como en eventos como así multiculturales, que había varios escenarios y así. Entonces ellos generalmente cerraban esos eventitos y yo llegaba temprano mientras no había nadie en el centro del pueblito y este… y ellos están en el sound check. Entonces… “Ah, Andrés ¿Qué onda?” Los eventos eran gratis, y él se llevaba sanguchitos para comer… Todo el dinero de la mesada que le daban sus papás se iba en los tiquetes de tren. Eran lugares un poco alejados de donde vivía, a unas cuantas horas. Durante esos conciertos le tomaba fotos al guitarrista con una cámara de rollo, para ver qué acordes estaba tocando y así poder descifrar las canciones. Pero, esperen, quiero que se entienda esto bien. Tomaba la foto de la mano izquierda del guitarrista, para luego, revelar ese rollo, y poder estudiar los acordes que no había podido sacar de oído. Ese nivel de nerd. En la primavera, Andrés fue a un festival no muy lleno y, después, acompañó a la banda a un bar. Ya se habían visto varias veces durante su estadía, y el alemán de Andrés, que ya llevaba meses en el colegio público, era más que pasable. Para la banda todo esto era casi tan surreal como para Andrés. Es decir, si Andrés nunca se hubiera imaginado en un bar con sus ídolos, contándoles de su familia y su vida en México, para Fools Garden, tener un fan mexicano de 16 años tan dedicado que los seguía de pueblo en pueblo, y que súbitamente hablaba alemán, era igual de bizarro. Y bueno, al final del año escolar, Andrés regresó a México. Y pues para mí todo era como increíble, ¿no? Haber cumplido este sueño. Y mis papás, también súper orgullosos porque logré conocer a mis ídolos ¿no? Y ya en esta nueva fase yo estaba mucho más convencido de querer tocar música… Era 2003, y el hermano de Andrés, Juan, que es un año mayor, se había hecho amigo de un compañero de la escuela: Max. Max era fan de Coldplay, Juan de Oasis y Andrés de Fools Garden. Bandas con raíces parecidas. Además tenían en común The Strokes y un poquito de Radiohead. El problema era que Max no tenía instrumento. Pero los papás de Andrés y Juan vieron el entusiasmo que tenían sus hijos por formar una banda y le compraron un bajo muy sencillo a Max, de unos 90 dólares. Rápido, Max aprendió lo básico. Con Juan en la batería y Andrés en la guitarra, empezaron a ensayar. No mucho después escucharon a otro compañero de escuela en un evento. : Cantó la de Fake Plastic Trees y con una voz así super angelical y como que le salía muy parecida. Muy parecida a la versión original de Radiohead. Su nombre era Alfredo Segura. Lo conocían, pero no eran, digamos, amigos. Le contaron que estaban pensando preparar un concierto en la casa de los papás de Andrés, que si quería ser el cantante. Él dijo que sí sin pensarlo demasiado. Los ensayos eran en el garaje de la casa de Andrés y Juan. Era la escena típica de unos adolescentes tocando las canciones que les encantaban. Tocamos Scientist, Yellow, Bitter Sweet Symphony, como que todas esas ondas bien Brit, súper, súper Brit, nada original ahí.Brit, o sea británico. El concierto fue un 9 de enero del 2004, en el jardín de la casa de Andrés y Juan. Había como 60 personas entre familiares y amigos de la escuela. Llovió, entonces tuvieron que mover todo del jardín al garage. Tocaron empapados y con mal sonido. Pero fue un sentimiento que Andrés no olvidaría nunca. Fue muy acogedor. Un sentimiento muy cálido, con la gente toda apretada, mojada, pero contentos. Y ahí te das cuenta de lo emocionante que es sentir una conexión con los amigos al ejecutar las canciones, esa sintonía como telepática ¿no?, cada quien en su instrumento, después de haber ensayado tanto.Así nació la banda Versus. El segundo concierto no fue tan exitoso, pero la banda siguió. Salieron del colegio y entraron a la universidad. Todos a carreras distintas… Y el vínculo entre los miembros de la banda se volvió muy estrecho. Pues éramos mejores amigos, o sea, jugábamos Mario Kart, FIFA y pues ensayábamos, esas eran nuestras actividades sociales.Y gracias a que ganaron un concurso de bandas de una universidad, pudieron grabar un demo… Nos grabaron tres canciones, entonces ahí empezamos como que ya pues a tomarnos en serio eso. O sea, no era perfecta la grabación ni nada, pero sí estaba ahí la emoción que queríamos transmitir.Y en 2005, lograron grabar su primer sencillo en un estudio de música norteña mexicana. Al disco le pusieron The Wonderful Loneliness. Y como los ídolos de Andrés, Fools Garden, cantaban todas sus canciones en un idioma extranjero: el inglés. Después de eso, Andrés decidió escribirle al guitarrista de Fools Garden, Volker Hinkel. Tenía su correo electrónico gracias al club de fans, y se habían escrito antes. Le dijo que tenía un material que quería mandarle. Le envió ese primer sencillo por correo aéreo. No esperaba respuesta, obvio. Pero, sorprendentemente, Volker le escribió de vuelta. Y dijo nice, i like it. Me gusta. Y claro, yo emocionadísimo lo tomé como un aliciente, ¿no? Andrés empezó a mandarle los demás demos que iban grabando. Y Volker siempre le respondía, amable, que le gustaba, que siguiera haciendo música… Después de un rato tocando en bares en México y ya con unas canciones grabadas, decidieron que era el momento de tomar el siguiente paso. Tenían entre 21 y 22 años, y querían profesionalizarse más. Cantaban una música muy influenciada por bandas inglesas. Su sueño era tener éxito en Inglaterra. Y un primer paso en ese sueño podría ser Alemania. Tal vez con ayuda de Fools Garden. Su meta era, digamos… entre ambiciosa y vaga: que la banda alemana les ayudara a producir unas canciones para conseguir un contrato para un álbum. Dentro de la insensatez ese plan era más sensato que irle a tocar la puerta a los ídolos de Max y Juan, que era Coldplay y Oasis ¿No había manera, no? Y yo ya conocía Alemania. O sea, como que era dentro de todo una cierta zona de confort. Aún así era muy riesgoso. Solo Andrés hablaba alemán, y eso era lo de menos. Significaba que todos tenían que gastar los ahorros que habían ganado trabajando aquí y allá, de a poco. También era una inversión económica enorme para los papás de todos los integrantes, porque con el dinero que tenían ellos no era suficiente. Y además implicaba dejar atrás la universidad, un futuro que muchos consideran estable…Claro, la sensatez dentro de la insensatez no emocionó a todos. Especialmente a los papás de Alfredo, el cantante. O sea ellos hicieron muchos sacrificios para meter a Alfredo a la universidad privada. Y pues para ellos era muy importante que terminara la carrera. Entonces como que no veían propio de su hijo que él se fuera a cantar música indie a Alemania. Y así de preocupados, un día, sin anunciarse, los papás de Alfredo aparecieron en la casa de Andrés. Querían hablar con sus papás, quienes sí estaban ayudando a sus hijos a que hicieran el viaje, genuinamente entusiasmados con la idea de que la banda alcanzara sus metas. Pero ese día no estaban en la casa. Andrés, sí. En esa época, estudiaba Historia en la universidad. Y como todo joven que ha leído un par de libros sobre política revolucionaria, estaba seguro de que podía convencerlos.Yo pues en la mera época de esta euforia y de la carrera marxista de Historia, de leer ensayos diarios, imagínate mi labia, ¿no? Mi afán de… de yo pensar que… que era importante que alguien creyera en él, o sea que le diera esa chance, ¿no? y que había mucha dignidad en buscar tu sueño y en buscar una carrera en la música. No, no, no tenía por qué relacionarse con drogas y alcohol y libertinaje. Éramos bien tranquilos, o sea, era una pasión pura…Y bueno… el discurso no ayudó mucho. Se oponían, especialmente la mamá de Alfredo, que se fue molesta pero resignada. Total, su hijo ya era adulto, ya trabajaba y tenía dinero para comprarse su propio boleto. Así que en septiembre de 2007, después de meses de planeación, los cinco integrantes que formaban Versus en ese momento tomaron un vuelo a Frankfurt, con sus guitarras y un poco de ropa, esperando poder ser estrellas de rock. Claro, llegaron a una vida muy distinta de la que se imaginaban. Estaban bastante limitados en su presupuesto. Sus ahorros no daban más que para un par de meses y sus familias los apoyaban con algo de dinero, que alcanzaba para la renta y para no morirse de hambre.5 € por persona a la semana para comida, o sea. Entre todos juntábamos eso y comprábamos todo. Teníamos como nuestro menú de lo más básico, ¿no? Además, no podían ensayar porque no llevaban todo su equipo. Básicamente su rutina se resumía a esperar que el guitarrista de Fools Garden, Volker, les respondiera sus mensajes pidiéndole que los dejara grabar en su estudio. Pero nada. Volker no concretaba una fecha. Empezaba a ser frustrante, porque se nos acababa el dinero, el tiempo… Y no estábamos yendo para ningún lado. Ahora Andrés cree que Volker probablemente sentía mucha responsabilidad y no quería crearle más expectativas a unos chicos mexicanos en un país extraño. Aún así, Peter, el cantante de Fools Garden, les consiguió oportunidades para tocar con otras bandas jóvenes alemanas. Esto les permitía compartir instrumentos. Eran muy buenas noticias. Uno de los conciertos fue en el centro de Stuttgart. La entrada era de 3 euros e iban a tocar cuatro bandas de rock. Pensamos que iba a ser un éxito y no había nadie, o sea nadie. Bueno, no nadie, pero casi nadie. Al terminar el concierto, Alfredo, el cantante de Versus, llegó corriendo a donde estaba Andrés. Y dijo, emocionado: Dónde hay un demo, dónde hay un demo, y yo ahhhh porque ese demo como que no me latía, o sea sí me latía, pero ya me había cansado. Yo, ¿para qué lo quieres? ¿A quién se lo quieres dar?Le dijo que un productor quería un demo. Después de un concierto tan terrible, Andrés tenía pocas esperanzas. Pero salió. Vio a un hombre con un abrigo verde. Un tipo normal. Se presentó como Ralf Mayer, un nombre que no le sonaba a ninguno de Versus.Y así el wey escribiendo. Busquen mi estudio, Tucan Studio. Me gustó su música, me gustó tu voz, este. Escríbanme, denme su demo… chido, ¿no?Empezaron a hablar. Y una de las primeras preguntas que salieron fue qué diablos hacían cinco mexicanos en Alemania. Andrés le dijo que él conocía a los de Fools Garden y le contó brevemente la historia de su fanaticada desde niño. Y él les dijo que sí, que él también los conocía. Que él tenía el teléfono de Volker, y que le iba a escribir. Y al final de la noche los de la banda que lo había invitado llegaron así, bien cabizbajos, a felicitarnos porque Ralf se acercó a nosotros y no a ellos. Y ahí entendí que era como importante lo que estaba pasando. A la mañana siguiente investigaron más sobre Ralf Mayer en el café internet y ahí se dieron cuenta que era una eminencia de la industria musical alemana. Eso los puso eufóricos. Era la oportunidad que estaban buscando. Ralph les dijo que les iba a conseguir equipo para grabar y prestarles su estudio. Solo les pidió que rentaran una van y les prometió que no tendrían que pagar nada más. El plan era seleccionar sus mejores canciones y producirlas, con la idea de presentarlas a una disquera. Al día siguiente, Volker, el guitarrista de Fools Garden, les escribió y les dijo que trabajar con Ralf era una gran oportunidad para Versus. También les dio una noticia: Ralf lo había invitado a coproducir el material, y él con gusto lo haría. Grabarían las guitarras en su estudio. Entonces, ahí vamos en la carretera toda típica idílica alemana de la Selva Negra de Stuttgart a… al estudio de Volker. Ahí pues a colaborar. Entonces ya llegábamos ahí con Ralf Mayer. Y Volker recibiéndonos y yo pues el estudio de Volker que siempre lo he visto en fotos y donde siempre ha grabado lo de Fools Garden, entonces que para mi era como que súper chido. Era un sueño hecho realidad, pero Andrés no lo veía como tal en ese momento. Estaba concentrado en tocar lo mejor que pudiera. Pero no estaba nervioso. De hecho, en todo el viaje a Alemania no se había sentido tan tranquilo. Lo que importaba era la música, y nada más. Y hubo algo que lo sorprendió: Porque haz de cuenta de que si yo estaba grabando la guitarra con Ralph y hacía como un bendy, se me iba un dedazo y hacía como que un ruido, medio como que no iba… “yo a dejame hacerlo de nuevo, no está perfecto”. Y Ralph me decía “no, no, no, no, me encantan esos errores” y para mí fue como que ¿what? O sea que… wow! O sea, y empiezo a apreciar que la música que tú escuchas hay muchos errores y que son parte de la esencia de eso. Y claro, para Andrés lo mejor de la experiencia fue grabar con Volker. O sea, yo con mi ídolo de la infancia, el que casi casi me motivó a tocar guitarra, yo tocando una canción que yo escribí y en una parte llega como un puente de esa canción y el güey dice “Esa parte es genial, vamos a decirle la parte U2”. Dijo “en vez de que haga esta figura hasta… na na na na na na na na na… repite esa nota”. Esa es la nota U2, es la parte U2 y ahí nos vamos al último coro, entonces como que, o sea, sí era bonita la sensación, pero pues era un poquito de que no te la crees. Grabaron cinco canciones. Hicieron varias sesiones. La esperanza era presentar los demos a alguien que tuviera dinero para financiar las grabaciones profesionales, que tendrían más producción, mezcla y masterización. Fueron semanas duras, en realidad, a pesar de estar cumpliendo un sueño. Era invierno. Su visa de turista había vencido. Se estaban quedando sin dinero, los papás no podían darles mucho más. Un día de enero, uno de los cinco anunció que no aguantaba más y que volvía a México. Pero los otros cuatro se quedaron, tercos, comprometidos, hasta más unidos que nunca. Tocaron otros conciertos, pero la situación económica ya era inmanejable. Casi al año después de llegar a Alemania, en el 2008, todos decidieron que lo mejor era regresar a México con la promesa de seguir enviando demos a Volker y Ralf. Un domingo, Max y Alfredo llegaron a la casa para el ensayo de rutina. Llevaban unos meses de vuelta en México, ensayando religiosamente, componiendo nuevas canciones, y grabando algunos demos con el poco equipo que tenían. Desanimaba un poco no estar en Alemania, grabando en un estudio, pero las cosas iban bien. O por lo menos, eso creía Andrés. Pero ese domingo, todo se vino abajo. Max y Alfredo entraron y, de la nada, anunciaron que se acababa la banda. Así nomás. Andrés y Juan exigían explicaciones que no les daban. Al contrario, sus compañeros de banda, sus mejores amigos, empacaban sus equipos casi sin hablar. Y en medio de todo… Mi mamá se asomó “¿qué pedo?” así de la ventana y ya ellos subiéndose al coche. Pues ya mamá, nos dejan y se van. O sea, se acabó, mamá.Y mi mamá, ¿cómo…? “No, Max. Espérense, oiga, no… ”, como que todavía diciendo eso: no, ya yo sí, pues como que no podía ni a verla a la cara. Y pues sí, fue doloroso también para ella. Muy, muy, muy doloroso ¿Y este? Pues imagínate, ¿no? Apostar a que es eso o nada.El carro arrancó, con la mitad de la banda. Y sí nos afectó, cabrón, a mi hermano y a mí creo que fue duro para los dos. La ruptura los había agarrado totalmente por sorpresa. Y bueno, ese corte tan repentino aisló a Andrés. Me retraje para como ya no molestar a nadie, ya me quedo aquí encerrado.Se encerró en la sala de ensayo de la casa de sus papás, que pronto se convirtió en un estudio de grabación: Limonero. Así fue que lo conocí, con ese nombre cuando llegó a Radio Ambulante, y muchos, los más viejos aquí, todavía le decimos así. Limonero. Por Lemon Tree, claro. Y porque había un árbol de limón en el jardín. Durante años, Andrés se dedicó a aprender el arte de la grabación, la producción y la mezcla. Obsesionado, como se obsesionó de niño con Fools Garden. Andrés tardaría casi una década en sentirse lo suficientemente capaz de producir un álbum. Al final lo hizo con su hermano Juan, pero en un ambiente más colaborativo y no tan exigente. El proyecto se llama Delay lay lay. Graban, pero no hacen conciertos de manera constante y no tienen mucho interés de hacerlo. Andrés me contó esta historia en medio de la grabación del segundo álbum. Es un álbum, que en ciertas partes, reflexiona sobre el pasado. Y esto, parece, despertó algo en Andrés: un interés por saber qué pasó con Versus. ¿Por qué murió? O más bien… implosionó. Por qué nada de esos tres años, de ese viaje a Alemania, se mantuvo. Ni el proyecto, ni lo más importante, las amistades. Y para esto buscó a alguien que formaba parte de esa vida pasada. Una pausa y volvemos. Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Entonces, Andrés quería entender qué había pasado con su banda. Con Versus. Con sus amigos. Max y Alfredo. Han pasado 14 años desde aquella ruptura, y el contacto ha sido mínimo. Alguna que otra vez Andrés los ha visto de casualidad. Y las interacciones nunca han pasado de un saludo cordial. Pero mientras grababa su segundo disco con su hermano, decidió que era el momento de confrontar el pasado. Alfred. ¿Qué onda, Chip?Qué pedo, Shura. Pon tu cámara.Voy, espera.Quiero ver tu mostacho. Los dejo con Andrés. Al momento de plantearme con quién conversar, Alfredo me resultó la opción más accesible. La situación con Max es más complicada, ya que él y mi hermano Juan eran mejores amigos, incluso desde antes de formar la banda y, pues, esa cercanía adicional hizo que el rompimiento se resintiera más. Pero Alfredo siempre fue uno de los más receptivos del grupo. Y bueno, no podemos obviar el hecho de que ya ha pasado más de una década, y que ahora tenemos 36 años… Somos personas diferentes. Lo que van a escuchar son fragmentos de una conversación de dos horas, una conversación que no fue tensa… tal vez gracias a la curiosidad que ambos teníamos por lo que iba a decir el otro. Fue como reencontrarse con un viejo amigo con el que dejas de hablar porque la vida te lleva por caminos distintos. Primero que nada que pinche gusto y que muchas gracias que aceptaste. Sí, qué gusto cabrón: Sí, esta está bueno, la verdad. O sea, entiendo que tú… O sea, tú como que vas a hacer las preguntas, ¿no? ¿O algo así?Hay algo que deben saber de Alfredo. Para comenzar, su familia tenía un negocio en la central de abastos, no muy diferente al de la mía, pero que vendía fruta en lugar de lácteos. Y nuestras familias siguieron más o menos la misma trayectoria económica. Después de la crisis del 94 vivíamos cada vez más ajustados. Lo menciono porque a pesar de nuestra situación económica, lo cierto es que mis papás apoyaron mucho más el desarrollo musical de mi hermano y el mío en comparación con su situación. Pero sí recuerda música en su juventud, por ejemplo escuchar Life is Life en el auto con sus padres en la carretera rumbo a Tabasco. Y algunas clases. Pocas. ]: Fuera de las clases de órgano. Nunca hubo. Un impulso más por parte de mis papás para seguir explorando la música o aprendiendo música.Oye, ¿Y alguna vez soñaste como con ser estrella de rock?La verdad, nunca lo vi como “ah quiero ser rockstar”, sí me acuerdo que me empezó a llamar mucho la atención la ingeniería civil.O sea, le gustaba la música, pero era un interés entre varios que tenía. Digo esto porque ahora, ya mayor, me parece importante dar contexto de dónde venía Alfredo al momento de entrar a la banda. Él describe cómo fue unirse a la banda así: Por lo menos en el lado de mi relato, es ingenuidad. Me acuerdo de ese día o sea, literal, me subo, pido una guitarra prestada que no era mía, empiezo a tocar Fake Plastic Trees, se acabó. Nadie me peló, me bajo y dos metros adelante me para Juan… pues como “ay guey, te salió chido”, y yo, ah gracias, no sabía ni cómo tomarlo. Y next thing I know es…no sé si te acuerdas que llegaron a mi casa con batería, con guitarra, con bajo, creo jajaja. La ingenuidad tiene una mala reputación entre adultos, pero cuántas cosas no se lograrían sin cierta inocencia adolescente. Mi hermano y yo la teníamos. En cantidades industriales. Pero hasta que me lo dijo Alfredo, sinceramente, me había olvidado que éramos así de intensos desde el día uno. Y Alfredo se dejó llevar, no lo pensó mucho en ese momento, y tal vez a eso se refiere cuando dice que fue ingenuo. Pero mí me sonó como guey, pues tocamos, ellos tocan, estamos en la edad de hacer amigos, ¿no? y seguramente cuando les dije a mis papás tambiéndebe haber sido así como “y pues guey, haz lo que quieras” o sea… ¿Qué van a hacer? ¿Hacer ruido? . Bueno… ¿Qué podría pasar? Exacto, ¿qué podría salir mal? Jajajaja ¿Qué podría salir mal? Bueno, pues… Tres años después, tu hijo abandona la carrera de ingenería industrial, la promesa de un futuro estable, por irse a probar suerte a Alemania para perseguir el sueño de ser una estrella de rock. Y el momento en que nos planteamos viajar a Alemania. ¿Qué pensaste? ¿La idea te entusiasmó o te asustaste? Alegría, emoción, susto. Creo que pude haber sentido todo. Era la primera vez que iba a estar lejos de mi familia y además tanto tiempo y además tan lejos y además sin un… sin un objetivo tan claro. Si tu me preguntás ahorita el recuerdo es como era, como es algo que teníamos que hacer, y obviamente como era la primera vez que a mí me pasaba algo así, pues seguramente tenía un montón de dudas, pero el hecho de que de alguna forma lograra comprar el boleto de avión yo solo…. porque no le pedí dinero a nadie, fue mío, no fue ni motivado por mis papás ni nadie. Entonces fue como bastante claro que era algo que quería hacer a pesar de que sintiera miedo o no estuviera el plan tan claro. Estoy de acuerdo con todo esto menos un detalle… Según yo, sí teníamos el plan claro: Uno. Llegar a Alemania. Dos. Grabar un par de canciones con Fools Garden. Tres. Conseguir un contrato. Cuatro. Grabar un álbum y saltar a Inglaterra… Cinco. Llenar el estadio de Wembley. Ok… Se los juro, sonaba mejor en mi cabeza hace 15 años de lo que acaba de sonar ahora. Mientras conversábamos, me preguntaba qué tanta presión ejercimos mi hermano y yo. Pienso en esos años, y no recuerdo que habláramos de otra cosa más que de música, música, música. Sentí, hasta el día de la ruptura, que todos compartíamos el mismo sueño. No era una pregunta cómoda, pero se la hice.No sé, me gustaría saber eso, si tú piensas que… que había como mucha insistencia mía o de Juan, que fue como forzar las cosas.O sea, hubo un tiempo que llegar a ensayar ahí a tu casa, era, puta, un día de fiesta, ¿no? O sea, teníamos días perfectos para jóvenes de cualquier parte del mundo. Éramos demasiado afortunados, guey. O sea, me acuerdo de un sábado: era llegar a tu casa, comer quesadillas a más no poder, prender la tele, ver algún documental raro, escuchar alguna rola, jugar… ¿bómo se llamaba?Pro Evolution Soccer, el PES….El PES, el PES o Mario Kart. Salir, a echar un balonazo allá afuera al jardín y después meternos a ensayar y después irnos a jugar fútbol, y después regresar y echar chelas y escuchar música y seguir… Guey, ¿qué pedo con nuestra juventud? O sea era hermosa, cabrón. No era, era súper buena. Entonces tengo muy buenos recuerdos de eso, de los más felices de, de esa época de mi vida. Y creo que sí…. cuando hablamos de estos últimos momentos sí había un contraste, o sea, algo, algo, algo se desconectó, no sé cómo decirlo…Y luego sacó un tema a relucir: Juan, mi hermano. Tú entiendes la personalidad de Juan, ¿no? Entiendes que estás acostumbrado a ella y aquí no se van a poner etiquetas ni nada. Yo tenía mi propia personalidad, Max tenía su propia personalidad.Pero la personalidad de Juan, pues, yo la describiría como visceral. Apasionada. Y según Alfredo, dominaba la banda. No solamente en la dinámica de la banda, sino hasta la composición de la música… Pues es que a Juan se le ocurrió esto, órale está chido, vamos a meterle esto bueno, pero ¿qué tal si haces esto? Pero no! Entonces ya, ya eran discusiones de música, o sea, entre güeyes. Yo me voy a decir inexperto, yo me acuerdo que yo me quedaba callado ya como “güey, ustedes pónganse de acuerdo con la música”. Me acuerdo que me sentaba con Juan y me decía “la letra va más o menos así”. O contigo, ¿no? “La melodía va por acá” y de repente a mí también me daban ganas de meter mi cuchara, ¿no? O sea de alguien, si esto lo hago aquí y lo hago acá, aquí me canso, aquí me bajo y me acuerdo que había desacuerdos ya musicalmente.Lo que Alfredo no me quiso decir es que yo también era parte del problema para él. Mientras que Juan dictaba lo que se tenía que hacer en las letras, yo era el que tomaba el mando respecto a la música. Lo cierto es que nada más estábamos exigiendo lo que las circunstancias nos pedían: ya estábamos en Alemania, si queríamos salir adelante, no era posible manejar las cosas como si fueran un hobby. Teníamos que sobresalir, mostrar que éramos profesionales. Eso creía yo. Pero ahora veo también que teníamos una banda justamente para seguir un camino profesional menos… formal, o al menos sin las tensiones típicas de un trabajo de oficina. Pero estas tensiones comenzaron a ser más y más frecuentes. Alfredo puso un ejemplo de una canción que estuvo fuera de la norma. Se llamaba Working Class. Ahí todos aportamos ideas, fue un proceso más colaborativo. Si hubiéramos seguido yo creo en ese track de crear música todos juntos, creo que posiblemente podría la historia ser diferente.Esto fue un poco incómodo de escuchar, lo admito. Nunca quieres ser uno de los que hizo las cosas mal. Honestamente tal vez en mi juventud y mi terquedad de cumplir mi sueño, no noté estas conductas. O las asimilé como un mal necesario para llegar a la meta. Ahora bien, no es un problema único de nuestra banda. Es algo con lo que conviven miles de grupos de música. El ejemplo que siempre me viene a la mente es el de Los Strokes, donde Julian Casablancas manejaba cada detalle a nivel microscópico. Y sí, Los Strokes eran uno de nuestros referentes. Un ejemplo de cómo se debían hacer las cosas. Creo que sí, la pregunta sería si no hubiéramos tenido ese estrés de no saber lo que estábamos haciendo o de cómo aterrizar el sonido, de compararnos…. Igual, un poco injustamente, con el sonido de Strokes o de Oasis, con el sonido que podíamos lograr en México. Por lo menos yo, sin ser músico, nadie de nosotros era productor, nadie de nosotros era ingeniero, ¿sabes? Entonces, o sea, tal vez fue un poco, un poco temprano esa exigencia…Sí, fueron un par de años de mucha exigencia. Ahorita no parece mucho, pero a esa edad, tres años se sentían como una eternidad. Entonces, lo entiendo y tampoco lo culpo. Y en esta conversación me di cuenta que, a diferencia de como me pareció en ese momento, para Alfredo no fue nada fácil romper la banda. El momento fue muy duro. Yo me acuerdo que cuando llegamos a tu casa yo me bajé del coche, que Max pasó por mí y vomité, así, en la banqueta. En la banqueta enfrente de tu casa había una coladera ahí y me bajé, de la impresión vomité.No tenía ni idea de esto. No sabía que le había afectado tanto. No tuvimos tiempo de hablarlo, ni ganas. La adrenalina y el enojo de ese momento no me permiten recordar claramente, pero seguramente nos mentamos la madre. Pero justamente creo que es como el momento duro que le toca decidir alguna parte de la relación de decir “oye, ya… o sea, no sé a dónde vamos, ¿no?” Independiente de los acuerdos o desacuerdos, siempre va a haber alguien que ojalá tome la decisión. O sea, no sé tú que pienses en cuanto a si era un momento que ameritaba, ¿sabes?, como esa separación o si los acuerdos o desacuerdos lo justificaban.Pues no, o sea, porque conociendo a Juan yo estaba acostumbrado a esa relación visceral y a los desacuerdos, y yo desde siempre supe que quería hacer esto, o sea la música. Obviamente pues había puesto todos los… las esperanzas en nosotros… Y sí, fue un putazo de que ¿qué ahora, qué hacemos, no? Porque te quitan una extremidad y tienes que aprender a compensarla de alguna manera, ¿no? Compensarla me tomó tiempo. Me encerré, literalmente, en nuestro cuarto de ensayo para intentar llenar el vacío de Max y Alfredo, aprendiendo a producir música. Pero también fue un encierro emocional. Recuerdo que, durante meses, el sentimiento que predominaba era la vergüenza. Vergüenza de haber fallado. De haberle fallado a mi familia. A mi mamá, a quien le prometí que a los 24 iba a ser famoso. Y era una promesa que sonará como una broma adolescente, pero yo me la tomé a pecho. Y fallé. Sentí que había estado muy cerca de cumplirlo, pero que volé demasiado cerca del sol. La idea del éxito siempre me ha causado ansiedad y la sensación de fracaso me acompañó durante mucho tiempo. No soy el único al que le pasa esto, claro. Le pregunté a Alfredo si se siente exitoso con su trabajo actual, lejos de la música. Ahorita me siento exitoso, definitivamente. Mi definición de éxito es tener tiempo. Tener tiempo para… Si me quiero sentar a hacer una canción ahorita a las seis de la tarde, poderme sentar, hacer una canción a las seis de la tarde. Tener tiempo para mí es la clave del éxito, tiempo con paz, o sea con tranquilidad, no estar pensando que vas a comer mañana o de dónde va a salir para mañana.Además de Alfredo, se me ocurrió que para esta historia y, específicamente, para este tema, tenía que llamar a alguien más. Ah Mr.Peter Freudenthaler. How are you? Mr. Azpiri. Thank you. I’m fine. And you?Quién más sino el cantante de Fools Garden, uno de los mentores más importantes que he tenido. A él, que tuvo un hit mundial, algo que la mayoría de las bandas no alcanzan, le pregunté… ¿qué es el éxito? There are so many different definitions of success. But I would say that the success that makes you the most happy is when you sit in in your chair at the end of the day and think about what happened, was it a good day or was it a bad day? And if you can say it’s been a good day, then it’s a successful day. Dice que hay muchas formas de éxito. Pero la que te hace más feliz es aquella en la que te sientas al final del día y piensas en todo lo que sucedió, si fue un buen o mal día, y si puedes decir “sí, fue un buen día”, ese es un día exitoso. Hablamos sobre cómo impactó su vida lograr lo que la mayoría no logra: tener una canción exitosa comercialmente. Even though we had a huge, huge hit, a worldwide hit, it didn’t make me happier than I was before. And when I look back now, it’s for sure it’s a milestone in my life, but in the end it didn’t change so much in my life.Me dijo que aunque tuvieron un gran hit, eso no lo hizo más feliz que antes. Cuando mira atrás, sí, por supuesto, reconoce que fue un hito en su vida, pero al final de cuentas… No la cambió tanto. Y luego mencionó algo que mi yo de 20 años no hubiera entendido. We did not fell into a hole after this huge success, because we did not take the success too personally.¿Por qué no cayeron en un hueco después de ese éxito irreplicable de Lemon Tree? Porque no se lo tomaron de manera personal. O sea, no definieron su valor por el hecho de tener un éxito musical. Tomárselo muy en serio implicaría tomarse muy en serio también los fracasos. Esto último resonó en mí. And if you tell me the story of your band when you came to Germany, this was a great idea. And you, you did it. Maybe you expected too much. And that’s why the band broke off afterwards. But, you had a successful time in Germany. Don’t you think so?Que cuando escucha la historia de nuestro viaje a Alemania, lo que oye es una gran idea. Y que lo logramos. Lo hicimos. Que tal vez esperábamos demasiado y por eso fue que la banda se acabó después. Me preguntó si concuerdo con que el tiempo que vivimos en Alemania fue exitoso. Le dije que sí, pero confieso que me tomó un momento verlo, sentirlo de esa manera. Creo que no solo me estaba enfocando en el fracaso, sino que justamente me lo estaba tomando demasiado personal… hasta ahora me doy cuenta. Pero no puedo negar que cumplimos varias de nuestras metas. Detrás de las palabras de Peter está esta vieja idea del dejar ir, de cerrar ciclos. Conceptos nada nuevos, pero que necesitaba escuchar justo en esta etapa de mi vida. Este ha sido un año de… emociones, por decirlo de alguna manera. Mi mamá murió debido a un accidente repentino y mi familia está en proceso de vender la casa donde crecí, sacando todo lo de mi infancia… Todo esto me ha hecho mirar hacia el pasado… quizá demasiado. Y por otro lado, me acabo de convertir en papá, cosa que me emociona muchísimo, claro, pero que también me hace mirar hacia el futuro… quizá demasiado. Entonces, esta charla con Peter me ayudó a ver que en la mayoría de los casos, por las noches, puedo acostarme y decir que tuve un buen día, que fue un día exitoso. Tengo el gran privilegio de vivir de la música, y los proyectos musicales me han permitido pasar tiempo con mi familia y amigos. Tal vez no sea lo que se imaginaba el Andrés de 16 años que quería ser una estrella de rock. Pero estoy seguro que para él, un día de música y familia, sería un buen día. Andrés Azpiri es director de sonido de Radio Ambulante, vive en Ciudad de México. Ahora tiene un nuevo integrante en su banda… Se llama Pascal, y nació hace unos pocos meses. Felicitaciones a Pati y a Andrés por este nuevo bebé ambulante. Produjo esta historia con Luis Fernando Vargas. Luis Fernando es editor y vive en San José, Costa Rica. Esta historia fue editada por Camila Segura, Natalia Sánchez Loayza y por mí. Bruno Scelza y Desirée Yepez hicieron el fact-checking. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Lisette Arévalo, Pablo Argüelles, Aneris Casassus, Diego Corzo, José Díaz, Emilia Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Juan David Naranjo, Ana Pais, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Ana Tuirán, David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa. Selene Mazón es nuestra pasante de producción. Carolina Guerrero es la CEO. Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

Translation Word Bank
AdBlock detected!

Your Add Blocker will interfere with the Google Translator. Please disable it for a better experience.

dismiss